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2001, el señor Dino Cineri —nuevo
alcalde de Firminy— decidió reactivar el proyecto de conclusión
de la Iglesia de Saint-Pierre y, el 13 de abril de 2002, es reconocido
oficialmente “de interés comunitario” debido a un nuevo
plan global de desarrollo que pretendió dar una imagen de marca
europea a la ciudad de Firminy, misma que alberga varios edificios del
famoso arquitecto: una unidad habitacional, un centro cultural, y un estadio,
los cuales a su muerte aún se encontraban en construcción. Sin lugar a dudas para el genio de Le Corbusier no le fue difícil resolver la volumetría final de su forma: una clara evocación geométrica de las montañas lejanas dieron por resultado un enorme cono asimétrico que se |
En este sentido, el principal
espacio de trabajo en el segundo piso es en sí el centro de representaciones
artísticas. Asimismo, aunque la construcción en concreto
se realizó a lo largo de casi 18 meses sin contratiempos importantes,
fue necesario adaptar el diseño original para dar cabida a sistemas
de calefacción y ventilación exigidos por los actuales códigos
de construcción locales. Las modificaciones realizadas —para
los críticos más conservadores— no son un cambio menor,
significaron según ellos, la pérdida de paneles de ventilación
que habrían permitido el flujo de aire fresco en el interior, algo
esencial en la visión de Le Corbusier de una arquitectura a tono
con el ritmo de la naturaleza. |
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eleva desde una imponente base de concreto como un extraño
templo “pagano”, que sólo se abre hacia el sol en su
parte superior trunca y sesgada. Cabe decir que no obstante lo atractivo
del proyecto, el principal promotor de la obra, el obispo de Lyons, no
se sintió cautivado por el diseño y su ubicación,
que según él parecía “enterrada” en el
fondo del valle. Con el tiempo, retiró su promesa de costear la
construcción de la iglesia. |
Los retractores a la obra actual ven
en estas modificaciones una contundente traición al genio de Le
Corbusier. Sin embargo, el edificio mantiene el carácter propio
de las formas geométricas de su periodo purista, tal como lo revelan
sus primeros bosquejos del lugar, que muestran una sencilla composición
en la estructura monumental en la cual destaca el uso de |
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Sin embargo, esta osadía del
arquitecto más influyentedel siglo XX, superó barreras tales
como el tiempo y los avances tecnológicos; revalorada y limitada
en su uso original debido a que las leyes francesas prohíben destinar
fondos municipales a iglesias, José Oubrerie —el principal
socio de Le Corbusier— fue llamado a intervenir el proyecto original
en 2001. Transformó la planta baja —una tercera parte de
todo el proyecto—, destinada originalmente para la residencia de
un sacerdote y una escuela dominical, en un espacio para exhibiciones
actualmente en uso por el Museo de Arte Moderno, en St. Etienne.
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líneas
oblicuas en vez de los trazos tradicionales verticales u horizontales.Según
Jean-Louis Cohen, historiador de arquitectura y especialista en Le Corbusier,
“el proyecto hizo frente a varios desafíos desde un punto
de vista puramente técnico, por ejemplo, al transformar el programa
arquitectónico de un lugar pensado originalmente como un lugar
de adoración a un centro de artes y adaptarlo para cumplir con
las regulaciones actuales, pero utilizando las innovaciones y tecnologías
más avanzadas”. Consecuentemente para él, el edificio
adquirió líneas más suaves que quizá ni el
mismo Le Corbusier habría podido imaginar. |
Construcción y Tecnología® |
Enero 2007 |
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