La capital del estado de Baden-Wurttemberg, Stuttgart, no puede alejarse
de su cercana y constante influencia a la que está sometida por
parte de la industria automovilística: al margen de albergar
la sede de
Mercedes-Benz, acoge las instalaciones de otra de las referencias del
automovilismo mundial: Porsche.
El gran constructor alemán de coches deportivos tiene la sede
central en Stuttgart y también cuenta con un museo donde se exponen
los modelos más icónicos de la marca, como el famoso 911.
Por ello, debemos imaginar el contexto histórico en el cual se
definió el carácter arquitectónico del flamante
edificio, porque más allá de ser la nueva imagen de la
empresa, este espacio resultaría ser la imagen moderna de una
tradición e historia que, poco a poco, se ha convertido en añeja
tradición, dentro de la cual la competitividad y diferenciación
con otras marcas fueron y han sido pautas importantes para el desarrollo
del proyecto arquitectónico. Así, una vez más la
arquitectura es solución segura a las demandas de la mercadotecnia.
El contexto
En la actualidad, este icono de la arquitectura se observa franqueado
por la autopista B14 que atraviesa los terrenos, justo enfrente de la
fábrica principal, completando categóricamente el concepto
de industria monumental y puerta urbana a la ciudad. El terreno está
inmerso en las praderas industriales propiedad de Daimler-Chrysler en
el barrio de Unyertürkheim. Justo al oriente se observan las más
grandes fábricas y oficinas centrales de la famosa marca Mercedes-Benz.
El corte e imagen de diseño no podía prescindir de las
evocaciones tecnológicas y formales que son empleadas en el desarrollo
de un automóvil, por lo que se recurrió al notable UN
Studio para realizar uno de los más ambiciosos proyectos sobre
el tema que además ha transformado la concepción arquitectónica
de este tipo de recintos culturales.
El edificio es actualmente un excelente ejemplo de las nuevas condiciones
que rigen los espacios museísticos del siglo XXI; aquí,
se han sustituidos los espacios-bodega que tradicionalmente acumulan
arte para introducir un discurso en el que se profundice en los antecedentes,
personajes y retos de nuestro tiempo, con el fin de incrementar la cultura
de diversos temas del visitante a través de la comunicación
de una identidad propia.
Un Studio
Ben van Berkel y Caroline Bos ejercen la arquitectura
desde 1988, luego de haber realizado estudios en Ámsterdam
y Londres. En 1998 establecieron la firma UN Studio (United
Net), que se presenta como una red de especialistas. Sus trabajos
varían entre infraestructuras, diseño urbano,
ingeniería, edificación comercial e industrial,
vivienda y diseño interior. Entre otros proyectos, UN
Studio ha realizado el Puente Erasmus, en Rótterdam (pieza
clave de la renovación del área sur de la ciudad),
la muy difundida Casa Moebius (Holanda), presentada en la exposición
UN-Private House en el Museo de Arte Moderno de Nueva York,
entre otros edificios de mayor escala.
Los nuevos medios de producción que se han asumido a
nivel global en la industria de la construcción, la actual
condición trasnacional de la arquitectura, las nuevas
técnicas de diseño y la cambiante y compleja naturaleza
del proyecto los han llevado a desarrollar nuevas estrategias
de trabajo que aspiran a obtener una visión holística
de la arquitectura: "tiempo, uso, circulación y
todos los otros sistemas materiales y virtuales o sus valores
subyacentes son estudiados, visualizados, relacionados entre
sí, y finalmente se reúnen en una organización
estructural inclusiva".
La obra de UN Studio puede clasificarse dentro del poderoso
grupo de holandeses influyentes en la arquitectura contemporánea,
sus esquemas funcionales o soluciones formales hacen una constante
celebración de las formas ideales, espacios fluidos y
formas de matriz biológica, que en algunos casos distinguen
las obras de Rem Koolhaas o MVRDV.
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El nuevo museo —considerado una verdadera joya del diseño—
sustituye al viejo, originalmente edificado en 1961, con motivo de los
75 años de la invención del automóvil, mismo que
fue clausurado en Marzo de 2006. De esta manera con algo más
de doce décadas posterior al acto histórico en el que
Karl Benz hizo rodar el primer coche, se han abierto al publico los
16, 500 metros cuadrados de espacio expositivo que alberga la colección
histórica de la marca, formada por 175 vehículos.
La concurrencia de varias influencias arquitectónicas radicales
generó una nueva tipología que deja de lado las normas
tradicionales, pero que al mismo tiempo hace una reinterpretación
de alto nivel de las mejores soluciones empleadas en espacios tan reconocidos
como el Museo Guggenheim —de Frank LLoyd Wright— en New
York, el Museo Pompidou en Paris —de Renzo Piano y Richard Rogers—
y la Nacional Galerie, del mítico Mies van der Rohe, en Berlín.
Al interior
El edificio posee un intricado sistema espacial que resulta fácil
de comprender en el primer recorrido; sin embargo, el mismo concepto
de continuidad espacial permite la imposibilidad de perderse garantizando
un recorrido fluido y accesible. UN Studio empleó, por un lado,
la superficie inclinada como estimulante de la movilidad y condicionante
de recorridos y, por otro lado, las curvaturas sólidas para generar
una asimetría profunda que se refleja en el interior y en el
exterior del edificio. La fusión de estos sistemas geométricos
produce pliegues que han permitido combinar las dos líneas expositivas
en que está organizado el museo: colección y mitos. Desde
ahí, los visitantes van recorriendo la exposición a lo
largo de rampas. El espacio expositivo se extiende a más de 16,000
metros cuadrados y se complementa con tiendas, restaurante, cine e incluso
taller de reparación de automóviles antiguos.
Definido por sus autores como un trébol tridimensional, la silueta
del conjunto, en forma de hélice, quiere hacer referencia a la
doble espiral del ADN. Para ello, el interior, dividido en nueve niveles
diferentes, pretende mostrar integralmente la historia de los automóviles
de la marca, mediante dos rutas diferenciadas organizadas en forma de
esa doble espiral, comenzando desde la estructura superior; así,
el visitante recorre el museo de arriba abajo. Tras llegar y subir al
patio central ubicado en el nivel de acceso, sube en uno de los tres
ascensores en los que se proyecta un video de introducción hasta
una plataforma en el punto más alto del museo. Allí tienen
su origen dos rampas helicoidales de concreto entrelazadas que descienden
en toda la altura del edificio y generan espacios continuos para alojar
cada una de ellas una línea de contenidos.
La primera gran rampa alberga la colección, modelos y las fachadas
acristaladas que aportan iluminación natural y contacto visual
con el contexto; mientras que la segunda es una sucesión de espacios
escenográficos —dispuestos detrás de los paneles
continuos de aluminio— iluminados artificialmente, que narran
los mitos, personas, momentos históricos, decisiones empresariales,
etcétera, de la marca.
“El contraste es
contundente
y es uno de los
temas de mayor
presencia en
el edificio."
La trayectoria helicoidal de ambos recorridos, que se contrarresta
con plataformas horizontales semicirculares de concreto con 15 centímetros
de espesor, ayuda a conseguir una experiencia visual intensa, en la
búsqueda de un nuevo tipo de espacio museológico que relacione
la obra con el movimiento a su alrededor. Cabe subrayar que el espectador
tiene la posibilidad de cambiar de helicoide en cada instante, creando
una circulación compleja que pudiera llegar a confundir la orientación.
El contraste es contundente y es uno de los temas de mayor presencia
en el edificio; por dentro éste se presenta como una sólida
masa de concreto de grandes cualidades plásticas que permiten
resolver su función sin ningún problema, ya que columnas,
cubos de circulación vertical, rampas y muros fueron construidos
por piezas monolíticas coladas in situ o elementos prefabricados
que bajo supervisión calificada fueron ubicados en la obra.
La presencia del concreto es notable; su manejo para resolver la forma
ideada (un trébol ) y llevarla a la realidad constructiva, es
excepcional. Habría que mencionar que para controlar todos y
cada uno de los procesos de construcción y diseño fueron
empleados diversos programas del más alto nivel en soluciones
de realidad virtual, con ello se garantizó y controló
cada una de las fases de este proyecto.
Construcción
En el proceso de concepción de este museo participaron casi 250
oficinas de ingenierías que han producido cerca de 40,000 planos;
se usaron 120,000 toneladas de concreto, 850 pilotes en la cimentación,
100 kilómetros de tubo de polietileno, 630,000 metros de armado
o acero estructural, 120,000 lámparas y 14,000 metros cuadrados
de vidrio; el museo, proyectado, como ya se dijo, por el estudio de
arquitectos holandés UN Studio, se ha construido en un tiempo
récord: tan sólo dos años y medio. También
de récord fue el costo final de la obra, que se elevó
a casi 150 millones de euros. En total, las nueve plantas del edificio
suman 16,500 metros cuadrados de exposición, que reúnen
la historia del automovilismo a través de modelos que ya son
leyenda para los amantes del automóvil.