Fortaleza Espiritual


José María Arantes

En ocasiones, basílicas, catedrales, parroquias y capillas alrededor del mundo, comparten tres factores esenciales: el dominio técnico, la audacia de formas y su sentido de monumentalidad. En esta obra, el cuerpo monolítico —de apariencia acorazada— guarda en su interior un espacio libre de apoyos con agradable temperatura, donde la luz envuelve todo.

    

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Con la aparición del concreto armado y la teoría plástica de diseño, ahora las iglesias quizá no sean tan grandes como antes, pero han adquirido formas sin precedentes tal es el caso de la Parroquia de Cristo Resucitado —obra del arquitecto Augusto Quijano— cuya planta emula una ostia desde la cual se eleva un cono trunco que mira al cielo con su gran ojo inclinado. En entrevista concedida a CyT, el arquitecto emeritense señala que “el templo está dispuesto como un elemento de reunión, sin ángulos, que abraza a las personas”.

Génesis
El proyecto —realizado años atrás, entre 1997 y 1998— fue presentado a partir de una convocatoria de la Arquidiócesis de Yucatán para diseñar una parroquia en una de las zonas más exclusivas de Mérida. De entre 11 despachos yucatecos invitados directamente, Augusto Quijano Arquitectos (AQA) resultó el ganador. Destaca el hecho de que, con esta obra Quijano diseña por primera vez un templo religioso, y encuentra el equilibrio entre estructura, función y economía en un concepto fundamental: el cuerpo es el templo del alma. Sería un edificio de concreto prefabricado, climatizado natural y artificialmente, iluminado de igual manera y formado de afuera hacia adentro en un ademán de unión y sujeción de lo terrenal a lo divino.
En la búsqueda de una perspectiva urbana bajo la cosmogonía maya, el arquitecto meridano decidió aprovechar la confluencia de dos avenidas para encontrar un eje compositivo y uno visual; propuso acomodar el templo de oriente a poniente, de acuerdo con el canon, y lo hizo coincidir con el remate de la Avenida 4.

El atrio fue resuelto mediante peraltes de 13 centímetros y rampas peatonales muy suaves. Entre las plataformas aparecen franjas de jardín con palmeras asemejando pequeños oasis. El acceso principal, de moderada escala, es producto de la intersección virtual de un cilindro con el cono y ostenta un vitral policromático que representa la Patria Celestial. Por su parte, la nave tiene capacidad para 980 personas sentadas y visibilidad total en 30 metros de claro libre.
Los espacios complementarios, como son las oficinas, la biblioteca y la casa cural quedaron ubicados al fondo en una serie de módulos ortogonales de 6 x 6 metros, a una altura afín con las residencias vecinas. Un amplio estacionamiento se extiende al norte y colinda con un deportivo.
FICHA TÉCNICA

Nombre de la obra:
Parroquia de Cristo Resucitado.
Ubicación:
Avenida 5 # 111 x Avenida 4,
Fraccionamiento Montecristo, Mérida, Yucatán.
Superficie construida actual: 2,500 m²
Proyecto:
Augusto Quijano Arquitectos, SCP, Augusto Quijano Axle,
Enrique Cabrera Peniche.
Obra civil y coordinación general:
Kambul, SA de CV, ing. Ramón Vallado, ing. Jorge Sierra.
Ingeniería de concreto prefabricado:
Predecon, S de RL, ing. Enrique Escalante Galaz.
Instalaciones hidrosanitarias:
IIPSA, ing. Carlos Ceballos Losa.
Iluminación: GA Iluminación, arq. Georgina Salazar Solís;
333 Luxes, SCP, arq. Elías Cisneros Ávila.
Fotografía: Roberto Cárdenas Cabello, Javier Correa Encalada.

Cuestión de fe
Augusto Quijano sostiene que “proyectar un templo es básicamente un acto de fe. Es el desafío de crear un continente para que los hombres más tarde lo llenen de significados”. La fe de que nos habla puede transportarse al plano material y técnico al idear la estructura que daría vida al concepto. Con este fin, AQA trabajó hombro a hombro con Predecon, galardonada compañía yucateca que dirige el ingeniero Enrique Escalante Galaz desde hace 15 años. Acostumbrados a realizar grandes obras como la Torre Confía (el segundo edificio más alto de Mérida), Quijano y Escalante colaboraron desde el principio en una labor interdisciplinaria e integral. Cabe decir que el experimentado ingeniero civil es miembro del Precast/Prestressed Concrete Institute (PCI), con sede en Chicago, EUA. y de la Asociación Nacional de Industriales del Presfuerzo y la Prefabricación (ANIPPAC). Tiene en su haber tres premios Obras Cemex por “Uso Innovador del Concreto”, “Edificación Institucional” y “Edificación Industrial”.
En 2002, fue co-ganador del premio PCI en la categoría “Edificios de Oficinas” por el corporativo BACSA, y ganador del PCI en 2005 con las oficinas de Grupo Dicas, ambas obras de Quijano.

El barro del siglo XXI
La obra por sí misma debía ser rentable ya que ha sido realizada mediante aportaciones de la comunidad. Además del financiamiento que suponía la venta de criptas, era necesario elegir un sistema constructivo que permitiera avances paulatinos para ajustarse a un presupuesto fluctuante. Al respecto, Enrique Escalante comentó pa- ra CyT: “estas obras tal vez no sean típicas para un prefabricador. Trabajamos con arquitectos que se sienten apoyados porque las piezas tienen la calidad para un proyecto que debe lucir como en los renderings o mejor. La iglesia de Cristo Resucitado, construido con block, no tendría la apariencia esperada y estaría lleno de castillos y cadenas”, asegura.


EL CRISTO
Como sabemos, en la punta del Corcovado, en Río de Janeiro, Brasil, se encuentra la representación escultórica de Cristo quizá más conocida a nivel mundial por sus dimensiones y la sensibilidad de su gesto redentor que lo inscriben en los finalistas para ser una de las siete maravillas del mundo moderno. Sin embargo, al hablar de récords, pocos saben que el Cristo crucificado de la Catedral de Mérida —el Cristo de la Unidad— se considera el más grande del mundo bajo techo. La diferencia de este último con el de la Parroquia de Cristo Resucitado, además del tamaño, reside justo en el nombre. Al igual que el brasileño, conmemora la redención de la humanidad.
Colocado asimétricamente, sobre el atril de la palabra, esta gran pieza que representa a un Cristo moreno es obra del reconocido escultor y maestro grabador mexicano Lorenzo Rafael.

La cimentación fue resuelta por medio de “candeleros” aislados colados en sitio y anclados a terreno duro con torones de varilla de 1/2”, postensados para garantizar su fijación. Para introducirlos perforaron la roca y después colaron con grout. Al hincar las columnas en los candeleros, las anclas asegurarían que los momentos actuantes no los desprendieran.

Para desarrollar con precisión la geometría quebrada de los fustes, los proyectistas recurrieron a modelos tridimensionales. Por la naturaleza del encargo contaron con tiempo suficiente para diseñar, obteniéndose resultados satisfactorios con elementos de gran resistencia. Así, la envolvente quedó resuelta con marcos compuestos por columnas, trabes y paneles. Estas caras curvas contienen cuatro zonas de criptas que llevan el nombre de cada uno de los evangelistas. El cono guarda en su interior la nave que es una estructura rectangular con base en columnas y trabes tipo cajón, con corazón de poliestireno. Éstas miden en promedio 41.38 m de largo x 90 cm de ancho, y 1.50 m de peralte y vuelan cinco metros a ambos lados; fueron coladas en sitio y posteriormente postensadas, alcanzando un f’c=450 kg/cm2. Para elevar la cubierta hacia el altar, las trabes reciben tapas de losa en forma escalonada. En total, fueron empleados 1,402 m3 de concreto de 350 y 450 kg/cm2, así como 798 piezas prefabricadas precoladas, presforzadas o postensadas.
Y se hizo la luz
Durante el día —dada la claridad que prevalece en Mérida la mayor parte del año—, el sol baña profusamente al edificio que está protegido de temperaturas extremas gracias a su coraza de concreto. Para aprovechar este aporte lumínico hacia el interior de la nave, surgen franjas abiertas entre las trabes que captan la luz en forma perpendicular, atenuando la incidencia solar y a la vez evitando el deslumbramiento.
De noche, la iluminación indirecta baja por columnas y muros esparciéndose con gran uniformidad. La intensidad luminosa es alta pero amable a la vista, aumentando la amplitud del espacio mayormente blanco. Para evitar las sombras, los intercolumnios fueron acentuados con empotrados de piso.
Por fuera, un arillo de luz rodea la tapa del cono produciendo una aureola visible a gran distancia. El atrio es iluminado mediante esbeltas balizas dispuestas junto a las jardineras, mientras que en las rampas peatonales se instalaron marcapasos fluorescentes para seguridad. Asimismo, el arco de acceso recibe luz desde equipos de piso que la dispersan por su dintel estriado. Por último, en los jardines perimetrales fueron colocados reflectores que circundan el cono, haciéndolo legible al visitante y al observador más lejano.
La mano del hombre
La Catedral de San Ildefonso en Mérida —segunda más antigua en América después de la de Santo Domingo, República Dominicana— es una obra maestra del dominio de las nervaduras, las cúpulas y los arcos que poseían los constructores franciscanos; No obstante su imponente altura interior y la presencia de la piedra, carece de ventilación debido a lo cerrado de su estructura, y sólo es posible percibir alguna brisa a través de los portones. Así, si algo ha traído la experiencia de siglos es el estudio del medio ambiente como determinante de un proyecto.
En la Parroquia de Cristo Resucitado, un buen diseño climático permite vivir el espacio sin sofocamiento. El caparazón curvo forma áreas vestibulares que funcionan como trampas de ambiente entre puertas. Estos gajos son ventilados por louvers fijos y su doble altura disipa el calor con mayor eficiencia. Para inducir el cruce del aire, la nave lleva unas troneras de cristal giratorias colocadas a norte y sur. En paralelo, instalaron un sistema acondicionado con el fin de incrementar el confort durante las celebraciones, especialmente en días muy calurosos sin lluvia ni viento.

La cruz
Si bien es un elemento ornamental en la arquitectura de tiempos pasados utilizado como coronamiento de torres, bóvedas y campanarios, la cruz sigue siendo un símbolo a destacar que en las expresiones modernas se desprende del cuerpo principal de los templos. Aislada y monumental, resulta síntesis o premisa en la cual radica la fe católica.

El arquitecto Quijano explica que concibió la cruz de la parroquia pensando en “una representación de Cristo con los brazos abiertos, como el del Corcovado; fue colada en sitio con una altura de 23.50 metros, que pudiera convertirla en un hito urbano”, concluye. Respecto a las dimensiones de su obra, Quijano cita al finlandés Alvar Aalto quien opinaba que “Negar el concepto de monumentalidad en la arquitectura, sería como negar el concepto del cielo en cualquier religión” y añade que “no es lo mismo que grandiosidad o presunción”.

Reflexión final
La Parroquia de Cristo Resucitado lleva en obra, como muchas más que viven de donaciones, los últimos siete años y continúa.

UNA GRAN TRAYECTORIA
Augusto Quijano nació en Mérida, Yucatán en 1955; Viajó a la Ciudad de México y estudió en la Universidad Iberoamericana titulándose en 1980. De esos años formativos, recibe la filosofía de Louis Kahn y Le Corbusier que son fuente de sus profesores Mario Schetjnan, Francisco Serrano y Félix Sánchez. En su ciudad natal funda Domínguez y Quijano Arquitectos, y de 1980 a 1984 realiza al menos 250 proyectos para oficinas, residencias en la costa yucateca, y especialmente, La Universidad del Mayab y el hotel Los Aluxes en la capital de ese estado. En 1991, crea Augusto Quijano Arquitectos, SCP, que encabeza hoy día. Ha sido dos veces Medalla de Oro en la Bienal de Arquitectura Mexicana con el Taller de Arquitectura (1994) y la Casa de huéspedes en Cholul (2000); suma una treintena de galardones estatales, nacionales e internacionales. Destacado en muy diversas modalidades, sobresalen en su extraordinario curriculum Plaza Dorada, Torre Confía (hoy Banamex) —con 54 metros de altura— el Centro Cultural de Mérida “El Olimpo”, Corporativo Bacsa, Centro Universitario Montejo, Casa Larga, Corporativo Dicas, Casa Rivas e Icon Towers, todas ellas obras de referencia innegable en el panorama cultural y social del sureste.
Bienales, exposiciones, conferencias y concursos han reconocido su trabajo en España, Suiza, Italia, Chile, Brasil, China y Estados Unidos, entre otros. Ha llevado su cátedra a la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma de Yucatán y a la Universidad Marista en donde imparte Taller de Proyectos.
Fue presidente del Colegio Yucateco de Arquitectos en el periodo 88- 90; está señalado como uno de los 10 arquitectos más importantes del país. Profesional de convicciones, incorpora a sus proyectos la geometría, tecnología y conceptos necesarios para materializar soluciones de lo más diversas. A la fecha trabaja en proyectos de gran dimensión asociado con los también yucatecos Javier Muñoz Menéndez y Jorge Carlos Zoreda Novelo.

Ejemplo de modernidad en muchos sentidos, cuenta con sitio en internet (www.cristoresucitado.org.mx) y un logotipo basado en su cruz. La obra enorgullece a sus creadores quienes guardan un álbum fotográfico muy detallado. Hoy, el objetivo del templo está alcanzado y su forma única ya ocupa un lugar privilegiado entre los emblemas urbanos y sociales de la Ciudad Blanca.

www.augustoquijano.com

www.cristoresucitado.org.mx

www.predecon.com