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Curriculum |
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Nuestro invitado especial:
Augusto Quijano Axle nació en Mérida, Yucatán,
en 1955. Estudió Arquitectura en la Universidad Iberoamericana.
Al finalizar su carrera regresa a su ciudad natal donde establece
Domínguez y Quijano Arquitectos. En 1980 construye en
Mérida la casa Espinosa Aguiar y el hotel Los Aluxes.
Como director de diseño de Domínguez y Quijano
Arquitectos, desarrolla alrededor de 250 proyectos entre los
que destacan —como obras concluidas— el salón
de eventos del Club Campestre de Mérida (1981) y la Universidad
del Mayab, (1982-1984). En 1984 se desliga de Domínguez
y Quijano Arquitectos, convertida en Constructora Domínguez,
Quijano, López y Asociados SA de CV desde 1982. Algo
que reafirma la importancia de sus primeras obras fue la I Bienal
de Arquitectura Mexicana en la que obtiene Mención de
Honor por la casa Espinosa Aguiar y Medalla de Plata por la
Universidad del Mayab. En 1988 fue Presidente del Colegio Yucateco
de Arquitectos. En 1991 establece Augusto Quijano Arquitectos,
SCP.
En 1995 concluye la construcción de la Torre Confía
en Mérida por la que recibe el Premio Especial de Diseño
(PCI Awards) del Precast and Prestressed Concrete Institute
de Chicago, por el manejo y empleo del concreto aparente. En
el 2000 es candidato al Premio Mies van der Rohe de Arquitectura
Latinoamericana por el Centro Cultural de Mérida
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El Olimpo.
En 2001, recibe el Premio Obras CEMEX —en la categoría
de Usos Innovadores del Concreto— por la Torre de Control
del Aeropuerto Internacional de Chichén Itzá. En
2002 lo nombran Académico Emérito de la Academia
Nacional de Arquitectura. Ese mismo año obtiene el Primer
Premio por el Corporativo Bacsa que otorga el Precast and Prestressed
Concrete Institute de Chicago, Illinois, y recibe por segunda
ocasión el Premio CEMEX en la categoría de Edificio
Institucional por la Reordenación de espacios del Centro
Universitario Montejo.
En 2005 participa en el concurso para el Teatro del Poliforum
Cultural en la ciudad de León, Guanajuato, obteniendo el
primer lugar, en colaboración con los arquitectos Jorge
Carlos Zoreda Novelo y Javier Muñoz Menéndez. En
2006 gana el concurso por invitación para la ampliación
y cambio de imagen del edificio corporativo de CEMEX en la Av.
Constitución, en Monterrey. Actualmente desarrolla el proyecto
del Museo de la Civilización Maya y el Plan Maestro para
el Centro de las Artes, en Mérida, que contempla una Sala
de Conciertos, una Biblioteca de la Cultura Maya y una reestructuración
de la Escuela Superior de Artes del Instituto de Cultura de Yucatán,
junto con los arquitectos Jorge Carlos Zoreda Novelo y Javier
Muñoz Menéndez. |
Creo que la buena arquitectura es la que parte de que ésta tiene
un valor universal y plantea una perspectiva de actuación desde
un lugar específico. Retoma y reinterpreta conceptos, espacios
y no formas. Arquitectura fresca pero ligada al cimiento de la historia,
ligada al sentido de lugar pero de continuidad para sus siguientes realizaciones.
Parte desde un punto que contiene sentido de lugar, de pertenencia,
de tradición y sentido de patrimonio. No podemos negar que existen
varias tecnologías, pero tampoco podemos negar el lugar donde
construimos.
La presencia del concreto
En Yucatán, el empleo de elementos prefabricados existe desde
1960, con el empleo de sistemas de techado a base de vigueta pretensada
y bovedilla de concreto vibrocomprimida, sobre muros de block de concreto
hueco, debido a que en la zona no existe actividad sísmica, lo
que permite solucionar estructuralmente las construcciones sin nodos
ni amarres, apoyados libremente unos sobre otros. Lo anterior es resultado
también de los materiales propios del lugar. La península
de Yucatán es pedregosa y calcárea, conformada por lajas
de piedra prácticamente a flor de tierra, por lo que los materiales
e insumos para su construcción están basados en el empleo
de la piedra y sus derivados como grava, gravilla, cal, y polvo en diferentes
granulometrías en sustitución de arena, que no se maneja
por su salinidad, muy alta en la región.
El empleo de concreto, por lo tanto, es la base de la construcción
moderna y contemporánea en Yucatán, tanto en la arquitectura
popular como en la residencial y comercial; una tecnología basada
en el block y el aplanado, con estructura ciones a base de castillos
y cadenas de concreto, con sistema de vigueta y bovedilla, sobre cimentación
a base de mampostería de piedra.
El progreso y el crecimiento de la ciudad capital, Mérida, ha
impulsado más aún el explorar y usar el concreto de un
modo más arquitectónico que constructivo o estructural
y ha permitido desarrollar proyectos más ambiciosos estéticamente
hablando y con tiempos de ejecución más cortos con beneficios
financieros más interesantes para los inversionistas.
Asimismo, el control de la calidad de los edificios, utilizando concreto
prefabricado, ha abatido la mano de obra no muy calificada en la región
y menos en edificaciones que sobrepasan la escala residencial. En mi
experiencia profesional he descubierto que los prefabricados pueden
adaptarse a los proyectos en los requerimientos específicos de
cada uno, sacándole el máximo provecho tanto en la estructura
como en los recubrimientos, armando un proyecto único con cada
uno de los componentes, con estructura de diferentes claros según
las necesidades de espacio y con requerimientos formales y estéticos
muy determinados, en contra de la idea que anteriormente los constructores
tenían de que los proyectos utilizaban prefabricados únicamente
cuando tenían grandes extensiones de modulaciones y dimensiones
iguales, para sacarles su
máximo potencial. Incluso hemos llegado a implementar cimentaciones
prefabricadas, postensadas directamente a la roca firme.
Cada proyecto tiene una manera propia de enfrentar el uso del prefabricado
de concreto, y su empleo depende de las condiciones de obra, ambiente,
clima, contexto urbano y presencia. Así, por ejemplo, la Torre
Confía (1994) —hoy Torre Banamex— una edificación
esbelta de 54 metros de altura, debería resistir los vientos
de hasta 240 km por hora a la que pudiera estar sometida en caso de
un huracán. La estructura, en este caso de acero, debería
estar recubierta de materiales pesados para lograr esa resistencia al
viento y no con materiales como laminados y cristal que ofrecían
poca resistencia. El empleo de paneles de concreto de 15 cm. de espesor,
fijados de entrepiso a entrepiso, logró esa posibilidad y resolvió
el problema. Cabe decir que los agregados al concreto —como el
polvo y la grava— son todos provenientes del mismo material, que
es la piedra. En otras circunstancias, El Centro Cultural de Mérida
El Olimpo (1998), localizado en el Centro Histórico de la ciudad
de Mérida —en la Plaza Principal, junto al Palacio del
Ayuntamiento— tiene un vocabulario formal propio, producto del
estudio tipológico y que nace de la descomposición de
los volúmenes en planos ya que con ellos se ensamblan las distintas
piezas que componen el edificio; hunde sus raíces en la historia
y reinterpreta contemporáneamente a sus antecesores.
Los materiales usados, tanto en piso como en muros, son de concreto
aparente liso con polvo de piedra de la región acentuando todo
con un solo material. Se eligió el concreto aparente por su aspecto
neutro y por ser un material con el espíritu de la época:
para simbolizar una intervención nueva, diferenciando lo antiguo.
La intención básica era resolver el proyecto de manera
que mostrara con claridad el material y el sistema constructivo utilizado,
permitiendo con esto que se reflejara el sistema constructivo con base
en elementos prefabricados de concreto, acabado aparente “pulido”
que se utilizaron en la totalidad de la edificación, y que le
brindan al edificio una imagen de sencillez, elegancia y austeridad,
acordes al contexto histórico donde se ubica. Así, la
función cultural asignada al proyecto, nos remite a pensar en
un edificio que se expresa de acuerdo a la cultura contemporánea,
de tal modo que manifieste el momento actual, abarcando simultáneamente
los usos contemporáneos y el respeto al sitio.
Otro ejemplo del uso del concreto fue la Parroquia de Cristo Resucitado,
un templo para 900 fieles, donde este material es el elemento distinto
de la composición, el que identifica al conjunto y le otorga
el carácter. La obra fue resuelta en concreto aparente, con estructura
de concreto postensado con vigas cajón de 1.80 de peralte que
logran salvar el claro de 30 metros evitando así el uso de columnas
interiores, en la que se apoyan placas de concreto prefabricado para
producir la cubierta.
El perímetro que configura el cono truncado está conformado
por paneles de concreto prefabricado y columnas de forma de L abierta
que al empotrarse en la cimentación postensada a la roca, sobresale
únicamente la inclinación para producir la figura cónica.
En el caso de la Torre de control del Aeropuerto Internacional de Chichén
Itzá 2000) —construido en apenas tres semanas— se
trata de un edificio de 22.50 metros de altura, totalmente prefabricado
en concreto. Su volumetría está fincada en dos planos
verticales paralelos, que contienen las escaleras igualmente prefabricadas
y que conducen al remate poligonal que albergan los equipos la sala
de control acristalada.
En el edificio de oficinas de la Constructora Bacsa (1999), toda la
imagen, tanto interior como exterior fue resuelta con paneles de concreto
prefabricado de acabado aparente y pulido, que proporciona un uso escultural
del concreto prefabricado en una forma tradicionalmente no asociada
con el material, creando un diseño libre y fluido. Por su parte,
el Centro Universitario Montejo Campus Cordemex, 2000-2002) construido
hace 30 años con elementos prefabricados tipo trabelosa y columnas
de acero, requirió de una remodelación y adaptaciones
a los nuevos tiempos.
La primera etapa se desarrolló en apenas dos meses —durante
el periodo vacacional— y constituyó el arranque de las
demás adaptaciones que se fueron sucediendo cada período
de vacaciones, razones por la cual el empleo de materiales prefabricados
fue relevante.
El manejo del concreto aparente fue la clave lograr los objetivos de
nueva imagen, rapidez y limpieza en la ejecución. Otra obra,
el Mercado de San Benito (2004) —insertado en pleno Centro Histórico
de la ciudad de Mérida— permitió con un solo lenguaje,
cartelas de concreto, la variación en el ritmo, generando diferentes
manejos dependiendo del asoleamiento y de las visuales. La estructura
es el lenguaje formal del conjunto. La forma parte de la estructura
logrando unidad arquitectónica y constructiva, configurando la
estructura formal.
El empleo de concreto aparente fue definitivo por su bajo mantenimiento
y desarrollado por medio de elementos prefabricados que aportaron rapidez
en la ejecución y por contar con poco patio de materiales para
una zona de poco espacio y mucho tráfico. Por su parte, el Corporativo
Dicas (2004), tomó algunas de las consideraciones ya vertidas
anteriormente como rapidez en la ejecución, imagen contemporánea
y atemporal del concreto, actitud escultórica y empleo del concreto
como material estético más allá de lo meramente
constructivo y eficaz, en una propuesta arquitectónica que responde
al clima y al asoleamiento.
Sin duda alguna, el empleo del concreto y en particular del concreto
prefabricado, nos ha dado como diseñadores una gran variedad
de posibilidades para enfrentar los retos de cada uno de los proyectos
plantea. Nos permite la libertad de diseño y propuesta y nos
permite explorar soluciones.
La arquitectura de Yucatán y de esta región responde a
una forma de vida y uso, cuyo resultado formal y sus relaciones espaciales
se construyen con tecnologías apropiadas a su medio ambiente
y en ello, pienso que el manejo de un material como el concreto, está
siendo fundamental para nosotros como investigación
y como exploración para abrir a los usuarios de la arquitectura
a nuevas sensaciones espaciales, estéticas
y visuales usando el concreto no sólo como material constructivo
sino como material plástico.
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