Cuando se recorre el campus de la Ciudad Universitaria de México
llega un sólido sentimiento de magnificencia. Es posible notar
cómo cada una de las piezas arquitectónicas realizadas
concuerdan con la manifestación férrea del paisaje pleno
de roca volcánica, esculturas y por supuesto, de la dinámica
universitaria: profesores, estudiantes e investigadores dando vitalidad
a un complejo que sorprende de tal manera que fue declarado Patrimonio
de la Humanidad en el 2007, no sólo por su sentido estilístico
sino por el destacado equilibrio que lo hace ser una obra moderna donde
el pasado está presente. Este es el marco de referencia de una
obra de escala pequeña pero enorme alcance arquitectónico.
Si bien ésta se encuentra fuera del polígono protegido,
el respeto y evocación de cada una de sus líneas la hacen
ser parte integral de la visual de una pieza maestra.
Inaugurada en el 2007, la Tienda Puma y el Salón de trofeos mantienen
una génesis conceptual que inevitablemente se refleja. En primer
lugar, su proximidad al monumental Estadio Olímpico Universitario
y particularmente al llamado “Palomar” –usado como
pabellón de prensa– con el cual se corona la tribuna poniente.
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Datos de interés |
Ubicación: Circuito
del Estadio Olímpico, Ciudad Universitaria de México.
Área total: 518 m2.
Período de realización: 2006-2007.
Proyecto arquitectónico: Felipe Leal,
René Caro.
Colaboradores: Antonieta Samaniego Teyssier.
Proyecto estructural: Ing. Carlos Arroyo.
Construcción: CAFEL Construcciones,
Ing. Carlos Arroyo.
Supervisión: Ing. Antonio Coyoc.
Realización: Coordinación de
Proyectos Especiales de la UNAM.
Proveedor de concreto: CEMEX Concretos SA de
CV.
Resistencia a la compresión en muros y losas:
300 Kg/cm2.
Clasificación: Clase 1.
Revenimiento: 10-14 cm.
Tamaño máximo de agregado: 20
mm.
Volumen total de concreto: 276 m3.
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En segundo término, la claridad geométrica con la cual
se resuelve a nivel funcional y simbólico la dualidad del programa
arquitectónico. En este punto, la obra destaca por su cualidad
de sintetizar en lo contemporáneo la herencia de la arquitectura
propia de la Ciudad Universitaria por medio de la utilización
de taludes de piedra volcánica sobre los que se desplantan pabellones
de concreto, acero y cristal en perfecta armonía y sin protagonismos
excesivos.
Sin duda, se trata de un proyecto esencial en su forma que aspira a
definir una nueva manera de convivir con la arquitectura del sitio,
potencializar su ubicación y su entorno. La obra se organiza
geométricamente mediante dos volúmenes básicos
de características totalmente diferentes, suspendidos a 1.45
metros: un prisma horizontal y un cilindro vertical relacionados entre
sí mediante un puente de cristal transparente.
Mientras el cuerpo rectangular se presenta como el principal escaparate
viendo hacia el Estadio en sus zonas de exhibición, cafetería,
vestidores y caja; bajo nivel esconde al sótano que contiene
la bodega y al cilindro en contrapunto, que se abre al cielo –con
poco más de siete metros de altura– que funciona para que
la luz ilumine constantemente la historia del equipo de fútbol
de la Universidad a quien se le brinda un pequeño homenaje a
través de la exhibición de trofeos, medallas, fotografías
o reconocimientos obtenidos a lo largo de más de 50 años.
El acceso –aledaño al estacionamiento de la Dirección
General de Actividades Deportivas– a este edificio se realiza
a través de una rampa de concreto reforzado de 13 cm de espesor,
apoyada sobre muretes del mismo material, los cuales llegan hasta el
volado de la rampa sostenido por un tensor oculto en la puerta metálica
de acceso principal; un barandal metálico y un acceso discreto
color negro, son los medios para introducirse a este espacio concebido
como un recinto emblemático donde pueden converger los aficionados,
público en general, y la comunidad estudiantil que gusta de presenciar
los partidos del equipo. Esta fue la idea original del patronato del
equipo. Al interior la visual dominante se dirige al Estadio Olímpico;
no hay distractores. Una solución elegante en blanco hace uniforme
tanto el mobiliario fijo como el tratamiento de muros o plafones y por
momentos, el ventanal atrae poco más que los productos que ahí
se ofertan.
Construcción azul y oro
La cimentación de los dos cuerpos es superficial. Está
constituida por un conjunto de zapatas corridas y aisladas, desplantadas
a un metro de profundidad; de mampostería en la zona de bodegas
del cuerpo rectangular y de concreto reforzado para los demás
apoyos. Una diferencia importante es que la Sala de trofeos se desplanta
sobre una zapata corrida de forma circular que sustenta el muro perimetral
de concreto reforzado que sube desde la cimentación hasta la
azotea. Éste tiene un espesor de 25 cm de la planta baja al nivel
de la Sala de trofeos, pues fue necesario dejarle una muesca exterior
perimetral a 70 cm del nivel de piso terminado de la bodega por necesidades
del proyecto arquitectónico. Así, del nivel de la Sala
de trofeos hasta la azotea el muro reduce su espesor a sólo 18
cm.
En el esquema estructural, el arquitecto Felipe Leal –Coordinador
de Proyectos Especiales de la UNAM– explica que “los elementos
que no forman parte de la estructura, tales como muros de fachada o
cancelería, se desligaron adecuadamente de la estructura. De
tal modo que la estructuración de la Tienda Pumas se realizó
con muros de concreto reforzado en el sentido longitudinal que apoyan
la losa reticular aligerada y en el sentido transversal trabajan como
muros de cortante que proporcionan la rigidez necesaria al edificio”.
Es importante mencionar que en el caso del muro de concreto reforzado
de la fachada poniente (concreto reforzado de 30 m de longitud por 4
m de altura), se desligó de la losa de azotea convenientemente
para disminuir los efectos de torsión sobre la estructura.
La rigidez de los volados depende exclusivamente del peralte de las
losas reticulares, por ello la longitud de los volados medidos radialmente
es de cuatro metros. Así estas dos estructuras están unidas
por un puente de losa maciza de concreto reforzado de 20 cm de espesor.
Dada la rigidez de cada uno de los dos cuerpos que, por su ubicación
en el DF. (terreno firme) y por sus dimensiones no fue necesario realizar
una junta constructiva. Los apoyos de las columnas de la tienda son
rectangulares ahusados de concreto reforzado; en total se tienen seis
para soportar el nivel de tienda, pero de nivel de tienda a azotea se
interrumpen alternadamente los apoyos, para que sólo suban tres
apoyos, de tal manera que se tienen claros en la losa de azotea de 10
y 12 m. En este punto, las losas de entrepiso y azotea son reticulares
aligeradas con casetones de poliestireno de 30 y 50 cm de espesor respectivamente,
excepto los volados perimetrales que tienen un espesor de 20 cm de losa
maciza de concreto reforzado.
Proceso
Esta obra fue sumamente cuidada en su creación. Los detalles
así lo demuestran por lo cual su proceso constructivo es digno
de mencionar. Podemos señalar en términos generales que
en la primera etapa de construcción, se realizó la cimentación
de la estructura con las consideraciones comentadas. Se construyó
el muro aparente de mampostería perimetral de la bodega de la
tienda con un junteo de piedras de mampostería interior y, para
finalizar estas partidas se colaron las columnas de concreto de forma
rectangular limitando el procedimiento hasta el lecho bajo de la losa
de planta baja.
Posteriormente iniciaron los trabajos de colocación de cimbra
y el armado de la losa reticular donde se dejaron ancladas varillas
del muro perimetral poniente y se realizó el colado de toda el
área de la losa de entrepiso con la finalidad de evitar las juntas
frías provocadas por la demora en el vaciado del concreto, lo
cual impide una unión del material y provoca una discontinuidad
visible.
Teniendo en cuenta lo anterior, se armaron, cimbraron y colaron las
tres columnas rectangulares ahusadas
de concreto aparente, las cuales son el apoyo de la losa de azotea.
El acabado aparente del muro de concreto de la fachada poniente se realizó
con tarimas de 1.22 m por 2.44 m, con duela horizontal de 10 cm, a diferencia
del cilindro que fueron tarimas de igual medida pero cerchadas y dispuestas
en sentido vertical. Finalmente, se habilitaron los armados y se cimbró
la losa aligerada de azotea; se coló toda el área junto
con sus apoyos e inició el curado de los elementos estructurales
de concreto con curacreto. Para el arquitecto Felipe Leal –uno
de los más orgullosos universitarios– es un verdadero honor
aportar una obra tan distinguida y peculiar influenciada por la arquitectura
de la década de los 50, la cual ya tiene eco en el campus universitario
con obras como el Bicicentro, un pabellón de 1,925 m2 que permite
albergar las bicicletas de la comunidad estudiantil en su recorrido
por la ciclopista local. Sin duda alguna, con la Tienda Puma: El concreto
se tiñe de azul y oro.