La
Sagrada Familia Gabriela Celis Navarro/Gregorio
B. Mendoza |
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Una de las piezas urbanas más famosas de España, el Templo de la Sagrada Familia –obra de Antonio Gaudí–, como sabemos, quedó inconclusa a la muerte del maestro. A lo largo de su construcción, el concreto ha resultado magnífica respuesta a las necesidades de la obra. Así, se ha usado concreto en masa, armado, prefabricado y, desde 1998, concreto de alta resistencia. El concreto usado depende de la importancia estructural del elemento, pero oscila desde el HA (Hormigón Armado)-35, para elementos prefabricados no estructurales, hasta HA-60 o HA 80, para elementos sustentadores de relevancia estructural. No es de extrañar –se lee en la página web dedicada a ese templo– el uso de concreto armado, dado que Gaudí ya lo había previsto. Fue de los primeros arquitectos en usar este material dado que Eusebio Güell –mecenas del arquitecto– fue el propietario de la primera fábrica de cemento Pórtland en ese país. El concreto armado, por ejemplo, está en las terminales de las torres de la Fachada del Nacimiento, construidas directamente por Gaudí. De visita en Barcelona uno de los ingenieros a cargo de las obras del AVE –que incluyen un túnel cercano a la catedral– expresó a CyT sobre la importancia de las nuevas tecnologías en la edificación. “Aquí está el genio y el trabajo de un catalán que ha perdurado más de un siglo; los tiempos avanzan y el nuevo uso de materiales es señal de que hasta los grandes iconos se modernizan. No es fortuito que ahora se usen piezas prefabricadas de concreto para acentuar todo el trabajo de ornamentación que exige su arquitectura; en tiempos, y costos es mucho más rentable”. c
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