Las innovaciones tecnológicas en general, han generado una verdadera
mutación en las relaciones internacionales de la producción,
contribuyendo a formar un contexto de globalización que se rige,
principalmente, por razones económicas. Esto ha permitido realizar
procesos que antes eran impensables por su elevado costo, o bien por
el largo tiempo que requerían para su realización. Ahora
se pueden desarrollar gracias a estos avances de flujos de bienes y
servicios; pero sobre todo de información. Elemento considerado
como de mayor importancia para el desarrollo del nuevo sistema mundial,
ya que se basa en complejas redes de intercambio. En concreto, con estos
avances se logra acortar distancias y que las barreras tiendan a desaparecer.
Todo ello ha permitido una nueva forma de organizar la producción,
tanto interna como externamente a las fábricas.
Las ventajas aportadas por el nuevo sistema de producción de
características flexibles y el desarrollo de un mercado cada
vez más globalizado tienen, en la localización o relocalización
de procesos productivos, completos o de ciertas fases, una de sus estrategias
más eficientes.
Actualmente, el mundo se debate en la urgente necesidad de modernizarse
con eficiencia, innovación y equidad. La globalización,
la apertura económica, la competitividad son fenómenos
nuevos a los que se tiene que enfrentar nuestra contrastante economía,
pues como sabemos oscila entre las perspectivas de ser considerada como
nación del primer mundo pero a su vez mantiene rasgos propios
de país tercermundista. La dinámica del sistema obliga
a mantener mínimamente niveles de productividad que generen ganancias
para atraer a los inversionistas tanto nacionales como extranjeros.
En México, no obstante su apresurada apertura comercial, se ha
intentado la aplicación de esquemas supuestamente probados con
éxito en otras sociedades, en algunas ramas de la actividad económica,
mientras que en otras se ha manejado la idea de que hay que esperar
a que la actual etapa de transición madure para formar una verdadera
doctrina empresarial. Las dos alternativas tienen sus pros y contras,
pero es necesario definir cuál es la más viable en la
actual coyuntura.
En esta etapa, ningún método de cambio organizativo en
particular se impuso, pero la convicción generalizada fue que
los manuales y las recetas no sirven. El diseño debe ir precedido
de un análisis de lo que se quiere cambiar, donde deben estar
implicadas las diferentes competencias empresariales, que es necesario
tener en cuenta la opinión de los trabajadores, que no es posible
cambiar de un sólo golpe sino que hay que preparar a la gente
para el cambio continuo.
De esta manera, los países industrializados transformaron aquellas
empresas que operaban con ineficiencia y con inaceptación social,
generadoras de malas condiciones de trabajo en estructuras grandes pero
internamente articuladas y diferenciadas, cuyos componentes son aptos
para ser flexibles y económicos al mismo tiempo que viables para
las personas.
El concreto
EI sector de la construcción no se caracteriza por la necesidad
de tecnologías altamente especializadas, y las estrategias de
las empresas de este sector no se basan a menudo en una capacidad competitiva
gracias a la innovación.
La exitosa introducción de una nueva tecnología –en
cierto modo de cualquier tecnología– debe estar unida a
un sistema de gestión de calidad eficaz que defina las instrucciones
de trabajo, las directivas de control y
los procedimientos que se pueden emplear para llevar a cabo la introducción
de un concreto, por ejemplo, el concreto autocompactable.
Los avances en el diseño del concreto generan nuevas aplicaciones
estructurales y arquitectónicas que sesuman a las construcciones
tradicionales con este material. Se destaca, entre ellos, las recientes
tecnologías para el concreto y a otros materiales elaborados
con cemento Portland. Su empleo en elementos estructurales y en pavimentos
permite lograr una mayor integración de las construcciones con
el medio circundante.
A la hora de introducir una nueva tecnología en diversos países
se deben considerar numerosos procesos y factores, y cada uno de ellos
adquiere relevancia y tiene sus efectos propios en el éxito o
fracaso de la introducción de una nueva tecnología como
el concreto autocompactable.
Proceso de mezclado, equipos de mezclado, cimbras, técnicas de
colado, organización de la planta, laboratorio de ensaye y formación
del personal de la planta. Factores como: normatividad; estado de la
tecnología; materiales: agregados, cemento, aditivos; clima atmosférico;
actitud del personal directivo; actitud de los trabajadores de la fábrica,
así como competencia, mercado e investigación científica.
Los nuevos conocimientos necesitan de una estimación de los recursos
humanos y las inversiones en material necesarios para introducir la
nueva tecnología como el concreto autocompactable en la planta.
No
obstante, el proceso de introducción es diferente en cada fábrica
y estará caracterizado por retos y contratiempos individuales.
El concreto autocompactable constituye uno de los más recientes
desarrollos de la tecnología del concreto. Es capaz de fluir
en el interior de las cimbras, pasar a través de las armaduras
de refuerzo, llenar el molde y compactarse por la acción de su
propio peso, sin que se produzca la segregación de sus materiales
componentes. Dos elementos a tener en cuenta son que las propiedades
de los elementos construidos con este material dependen de sus características
en estado fresco y que las variaciones en el tipo y proporciones de
sus componentes afectan la calidad final. Por estos motivos, se debe
tener una matriz (mortero) con elevada fluidez para permitir el llenado
de los moldes y, al mismo tiempo, obtener una viscosidad suficiente
para evitar la segregación de los agregados gruesos. Para obtener
el concreto autocompactante se emplean superfluidificantes de alta eficiencia
combinados con materiales finos que se incorporan en contenidos mayores
a los habitualmente utilizados en un concreto convencional. Dado que
existe una amplia variedad y disponibilidad de materiales, el técnico
debe optar entre diversos tipos de cemento y adiciones minerales, y
verificar su compatibilidad con diferentes aditivos químicos.
Uno de sus principales campos de aplicación es la construcción,
donde su uso puede propiciar un considerable aumento de la productividad,
facilitar el diseño de elementos de formas complejas y eliminar
la etapa de vibrado economizando los tiempos de construcción,
mano de obra y mejorando la calidad del ambiente laboral. Además
de reducir la contaminación sonora, como una ventaja adicional.
La introducción de una nueva tecnología en una organización
de este tipo debe estar coordinada en cualquier caso por un equipo de
investigación y desarrollo. El proceso de introducción
se divide en dos fases principales: el desarrollo y la introducción
propiamente dicha. La primera fase es la misma para toda la empresa,
mientras que la fase de introducción en las fábricas se
debe adaptar a las distintas necesidades.
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Los
aditivos
Los
aditivos químicos son una parte fundamental en la fabricación
del concreto, ya que gracias a ellos se consigue una serie de características
que hoy en día son casi imprescindibles en el diseño y ejecución
de estructuras de concreto. Los aditivos químicos contribuyen a
la constante evolución de los concretos, y se usan cuando se desea
modificar favorablemente alguna de sus características, comportamiento
o propiedad habitual del concreto, ya sea en su estado fresco o endurecido,
mejoran la durabilidad, facilitan su puesta en obra o refuerzan alguna
de sus características También se usan para solucionar situaciones
difíciles, problemas de bombeo, desarrollo rápido de resistencias
o exigencias de muy baja relación agua/cemento.
En el diseño de concretos autocompactantes es imprescindible emplear
un aditivo superplastificante de tercera generación que sea capaz
de dispersar las partículas de cemento con mayor efectividad que
los aditivos superplastificantes tradicionales, ya que el contenido de
finos de ese concreto es mucho mayor que en los concretos convencionales,
además de ser necesaria mucha mayor fluidez para colocarse y compactarse
sin medios externos. El aditivo debe dar la reducción de agua y
la fluidez requeridas. Es importante que las propiedades del concreto
se mantengan durante un tiempo determinado, contando el tiempo de transporte
y el de ejecución. EI tipo de aditivo para la realización
de concreto autocompactante debe ser seleccionado en función del
tiempo abierto de trabajabilidad necesario, así como del poder
reductor deseado: en concreto autocompactante para elementos prefabricados
la trabajabilidad no es un parámetro tan crítico como el
concreto autocompactante fabricado en planta, donde los tiempos de transporte
son mayores. Si analizamos la evolución tecnológica del
concreto, podemos afirmar que en un futuro se ejecutarán obras
con concretos y morteros que tendrán propiedades especiales.
El mortero
El mortero de albañilería se ha preparado
tradicionalmente a pie de obra, haciendo acopio de los materiales y con
procedimientos de mezclado que no siempre han sido los más adecuados.
Estos barros,
arcillas y cales fueron los precursores de los actuales morteros. En esencia,
la forma de aplicar estos materiales no ha evolucionado demasiado, ya
que hoy en día, a pesar de disponer de herramientas que facilitan
el trabajo, sigue haciéndose manualmente.
Es bien conocido el empleo de conglomerantes, en obras que se remontan
a más de dos milenios, para unir bloques, piedra y mampostería.
Los romanos dejaron testimonios de la elaboración de morteros que
hasta la fecha presentan propiedades que mejoran, en muchos casos, la
resistencia al paso del tiempo que han ofrecido las propias rocas constitutivas
de la mampostería. Hasta la aparición del cemento Portland,
los morteros de caliza, arcilla y cal han tenido preponderancia en la
construcción, con el principal inconveniente de su lentísimo
fraguado y endurecimiento y el de no ofrecer propiedades resistentes destacables.
En lo que si se ha progresado mucho es en los conocimientos científicos
y técnicos de los morteros y sus componentes. De esta forma pueden
seleccionarse las materias primas y sus proporciones para fabricar morteros
que cumplan con los resultados esperados. Hoy en día, la tendencia
ha cambiado y es menos frecuente esta práctica ya que tiende a
un control exhaustivo de todos los materiales y de su puesta en obra como
garantía de calidad final. De igual manera, los aspectos medioambientales
y económicos han de prevalecer a la hora de evaluar la utilización
de morteros en las obras de construcción.
Los morteros secos presentan una serie de ventajas genéricas desde
el punto de vista logístico, económico, técnico y
medioambiental, ocupan poco espacio en obra y no generan desperdicio de
material, además de ofrecer una puesta en servicio rápida
y limpia. La utilización de un tipo u otro, depende del volumen
de obra, las condiciones meteorológicas, la ubicación y
la distancia desde el centro productor.
Podemos encontrar principalmente tres tipos de morteros preparados en
instalaciones industriales. En primer lugar, para el mortero seco en silo
se tiene por un lado el espacio que va a ocupar el cemento y por otro
lado la arena para elaborar el mortero. Estos silos tienen dosificadores
automáticos instalados que regulan las cantidades de cemento, agregado
y agua a emplear, y el mismo silo incorpora un mezclador de estos elementos.
En segundo lugar, hallamos morteros estabilizados, que están listos
para su uso, pero al ser un material perecedero, requiere que se calculen
con precisión previamente las cantidades que se van a utilizar
en obra. Son los morteros más sensibles, en cuanto al tiempo abierto
se refiere, a la temperatura y la humedad relativa, pudiéndose
desecar o congelar si no se toman las medidas pertinentes para su conservación.
Por último, tenemos los morteros secos premezclados en planta industrial,
que acaparan una mayor flexibilidad y especialidad de dosificaciones,
y en los que se pueden incluir mayor variedad de
aditivos, como aireantes, plastificantes, retenedores de agua, hidrofugantes,
reguladores de consistencia, etcétera.
El mortero estabilizado es un mortero industrial húmedo con un
determinado tiempo de vida abierto, que por lo general puede oscilar entre
8 y 72 horas. El mortero se mantiene trabajable durante determinados periodos
de tiempo, en los cuales conserva todas sus características técnicas.
Es decir, el mortero puede ser entregado en la obra un viernes por la
tarde y puede ser utilizado en la obra un lunes por la mañana.
Una vez aplicado en obra, su comportamiento es similar al de un mortero
convencional.
Con el mortero estabilizado se consiguen acabados perfectos y riesgo mínimo
de fisuración, debido a su alto grado de trabajabilidad. Este es
un mortero húmedo de alta calidad que requiere para su fabricación
de instalaciones con un alto nivel tecnológico y estrictos controles
de sus materias primas: Mismo que dotan al mortero estabilizado de garantía
de calidad y confianza. c
Referencias:
José Antonio Vieyra Medrano, Reconversión industrial
del sector automotriz en México.
“Introducción del Concreto Autocompactante en diferentes
culturas y países”,
en PHI Internacional, 4, 1, 2008.
“Últimos desarrollos de aditivos para mortero seco”,
Cemento Hormigón, núm. 922, 2008
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