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De acabado perfecto

EL CONCRETO PROFESIONAL Autocompactado de CEMEX se recomienda para estructuras de acabado aparente, columnas y muros con mucho acero de refuerzo donde el acceso para vibradores es difícil, así como para losas de cimentación, estructuras coladas continuas, elementos de sección irregular y superficies estrechas o inclinadas. Este concreto tiene la propiedad de fluir fácilmente y consolidarse bajo su propio peso.
Entre sus ventajas se mencionan que mejora el acabado, reduce los costos asociados a reparaciones
derivadas de una mala compactación, no necesita vibrado alguno, la calidad final del colado no depende de la compactación, incrementa la velocidad del colado y no se segrega.

Informes:
Ciudad de México

www.cemexconcretos.com.mx

Pisos de uso rudo

UCRETE ES UN SISTEMA de pisos de poliuretano formalmente
patentado, que protege los pisos de concreto en ambientes industriales
severos y a cualquier superficie expuesta a ataques corrosivos o tráfico
pesado.
El sistema se puede exponer diariamente a prácticas de limpieza profunda, incluyendo vapor, agua caliente, detergentes agresivos y desinfectantes, pues no le afectan los ciclos de hielo y deshielo, y soportan rangos extremos de temperatura. El acabado superficial se puede ajustar a distintos niveles de rugosidad, absorbe directamente el impacto, la adherencia es excelente, reduce el número de juntas, y por tanto, el substrato queda protegido contra la penetración de líquidos corrosivos.
Entre los campos de aplicación están la industria química, la farmacéutica, la de transformación de metales y la de textiles. Está disponible en los colores crema, gris, rojo, verde y carbón..

Informes:
En Cd. de México/M. Ávila Camacho 80-3
CP 53390, Naucalpan, Edo.Mex. Tel:(01) 2222 2200
En Guadalajara. Tel: (013) 811 7335
En Monterrey. Tel: (018) 333 2492
En Mérida. Tel: (0199) 263 194

www.mbt.com.mx

Para evitar incendios en las instalaciones

LA FIRMA HOLANDESA BEELE ENGINEERING ofrece un sellado ignífugo que se compone de pequeñas placas de Actifoam, una espuma que al producirse el incendio inmediatamente se activa expandiéndose hasta sofocar las llamas.
Por su constitución la espuma se presta también para actuar como aislante de las instalaciones, y para su colación basta con rellenar los espacios en los ductos.
El material tiene una estructura celular cerrada, por lo que no absorbe la humedad y le da características termoaislantes. Su peso específico es de 350kg/m3, y ha sido sometido con éxito a ensayos de incendios de dos horas, conforme lo marcan los reglamentos del país de origen.

Informes:
E-mail: info@beele.com
www.rise-systems.com

 

* Informes y ventas

Lic. Diana Rueda
Insurgentes Sur 1846, Col. Florida Tel.: 56 62- 06 06 ext. 10
e-mail: drueda@mail.imcyc.com
Fondo Editorial IMCYC
 

Punto de fuga
Por Mafer

Primeros pasos del concreto en México

En 1925 la “Fabrica de Piedra” elaboraba vigas de concreto armado fines del siglo XIX en saco y en barriles se vendía en México el cemento inglés Gibbs y el belga Hammer, y en menor escala, el cemento importado de Estados Unidos. Antes de 1900 en nuestro país dos fábricas producían cemento mediante hornos verticales: la de Santiago Tlaltelolco, en la capital, y la de Dublán, en Hidalgo. Ambas instalaciones se clausuraron por la competencia del cemento extranjero y por el bajo consumo, que hacía incosteable su producción.

El cemento se utilizaba entonces sólo en las industrias de mosaico y piedra artificial. Las principales fábricas de mosaico eran la de Granada, en Guadalajara; las de Quintana y Tallesi, en la capital, y la de Rivero, en Monterrey.
Las primeras con hornos rotatorios fueron la de Hidalgo, en Nuevo León (1903), cuyo principal promotor fue el señor Juan F. Brittingham, un estadounidense radicado en la ciudad de Torreón, hombre de gran visión e iniciativa; la Cruz Azul, establecida en Jasso, Hidalgo (1907) por los señores Enrique Gibbsons y Jorge Watson, a la sazón dedicados a la manufactura de cal grasa; la Tolteca, también en Hidalgo, montada por un grupo de cementeros estadounidenses encabezados por William E. Burk, quienes luego vendieron esta instalación a un grupo de cementeros ingleses representados por Douglas H.
Gibbs, quien había importado al país el cemento del mismo nombre. Durante años se producen en México dos marcas de un mismo cemento: Gibbs y La Tolteca. Naturalmente, los consumidores preferían el primero.
La fundación de estas fábricas de cemento coincidió con la introducción del concreto en obras de importancia. Ya en 1911 la demanda de cemento se elevó a 75 mil toneladas por año, impulsada por el abaratamiento del material, y por la creciente actividad de nuestros ingenieros y arquitectos. Con la revolución que seguía vigente en esa fecha, la demanda se vino abajo. Incluso, Cementos Hidalgo tuvo que suspender sus trabajos durante diez años consecutivos.
Las pérdidas de la Cruz Azul se acumularon, pasando esta empresa a manos del Banco Nacional de México, años en los que su balance fue negativo.
Para dar una idea de la catástrofe, basta decir que en 1915 la Tolteca vendió escasamente cuatro mil toneladas, es decir, necesitó un año para vender lo que ahora hace en menos de un día. Uno de los problemas que llevaron a esta situación es que en las cementeras, para que hacer costeable su producción, los hornos deberían trabajar continuamente de día y de noche. De esta forma, para evitar que se paralizaran los hornos por falta de una demanda continua, la Tolteca inició desde 1919 una campaña de publicidad para dar a conocer las múltiples aplicaciones del concreto, así como la mejor manera de confeccionarlo y colocarlo.
En 1923 se fundó el Comité para propagar el uso del cemento, el cual un año después se unió a la conmemoración que se celebraba en todo el mundo con motivo del centenario de la invención del Cemento Pórtland, hecha por Aspdin en 1824 en Leeds, Inglaterra.