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La Ciudad de México en 35 mm.
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Andando
el tiempo, al inicio de la década de los cincuenta, el género
cinematográfico de las rumberas mostraba la vida en los barrios
pobres de la ciudad, a la vez que reflejaba el fenómeno de la creciente
urbanización del país y hacía evidente que en una
década la población de la ciudad de México había
aumentado más que en toda su historia. Pero también dejaba
ver que el orden y la autoridad tenían límites bien definidos,
como consta en el inolvidable filme de Luis Buñuel (1953) La ilusión
viaja en tranvía, en el que se observan algunas tomas hechas en
Insurgentes (amplia y espaciosa), y otras de la Avenida México-Coyoacán
(que aún tenía cierto aspecto rural). Es difícil
expresar en unas cuantas líneas todo lo que se puede observar en
el celuloide, pero no debe quedar fuera de esta reflexión la mención
de Viento Negro (1964) de Servando González, película que
es todo un homenaje a la ingeniería y a los ingenieros, o de Los
Caifanes (1966), en donde quizá se sentaron las bases de los festejos
futboleros, ni tampoco, ya muy recientemente, de Amores Perros, que muestra
el hacinamiento y una violencia citadina que llega a los extremos. Luis
Martínez Argüello |
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