¿Cómo
se decide por la ingeniería?
La
decisión la tomé desde muy pequeño, seguramente
influido por el ambiente familiar. Mi padre, quien no tuvo la suerte de
poder estudiar, pero sí la capacidad para construir, se dedicaba
a vender terrenos en la ciudad de México en la zona que hoy se
llama la Romero Rubio, y daba una servicio completo: vendía los
lotes y construía la casa de sus clientes.
Eso
despertó, tanto en mí como en mis hermanos, la vocación
por la ingeniería, uno es ingeniero mecánico, el otro químico,
y yo civil. También tengo una hermana, que no se inclinó
por la ingeniería porque en aquel tiempo era un campo difícil
para las mujeres.
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Con
sencillez y mucha amabilidad, rodeado de gran cantidad de información
y de un ambiente impregnado de la tranquilidad de quien lo habita, el
maestro Luis Esteva Maraboto accedió a la entrevista que propuso
CONSTRUCCIÓN Y TECNOLOGÍA.
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¿Como
ingeniero civil ha tenido alguna experiencia en la construcción?
Recién titulado tuve mi única experiencia; no tuve problemas
con la obra, pero sí muchas dificultades para cobrar, así
que decidí dedicarme a otra cosa.
¿Algún
maestro inolvidable?
Sin duda, el que más influyó en mí fue el ingeniero
Oscar de Buen, con quien tomé la clase de estabilidad, que era
la materia más difícil de la carrera.
Él no era precisamente lo que llaman un “barco”, pero
me fue bien, y cuando terminó el curso escolar me invitó
a trabajar en la empresa de la que formaba parte como socio. Esa oportunidad
fue lo que decidió mi futuro.
Trabajé con el ingeniero De Buen desde que terminé el tercer
año de la carrera; también él me dirigió la
tesis, que fue un cálculo que hicimos en
la empresa. De no haber sido así, creo que me hubiera decidido
por la ingeniería hidráulica, ya que en el momento de terminar
la carrera, el ingeniero Antonio Coria, un buen amigo de mi familia, ocupaba
un cargo importante en la Secretaría de Recursos Hidráulicos,
y cuando uno es jo-ven y no sabe para dónde ir, piensa en los amigos.
¿Cuándo
realizó sus estudios de maestría?
Seis meses después de haberme recibido, presenté la solicitud
para una beca de maestría en el Instituto Tecnológico de
Massachussets.
¿Recuerda algún trabajo con especial satisfacción?
Mi siguiente maestro en la vida profesional en cuestiones relacionadas
con riesgos sísmicos fue nada menos que el ingeniero Emilio Rosenbluth,
líder en el tema, y recuerdo mucho de este tiempo –los años
setenta–, por ejemplo, el haber preparado el primer mapa de regionalización
sísmica de México para fines de ingeniería, basado
en procesos muy modernos de probabilidades.
Yo me he desempeñado durante muchos años, tanto en esta
área como en la de la confiabilidad estructural, pero ese trabajo,
por haber sido uno de los primeros del tipo en el ámbito mundial,
tuvo una repercusión internacional. Pero recuerdo también
con satisfacción otros trabajos e investigaciones, porque mi ventaja
es el estar enamorado de mi profesión.
¿En
qué área trabaja actualmente?
Los temblores son un área que ha recibido mucho más interés
en vista de las ventajas que ofrece para el desarrollo de las nuevas normas
con los enfoques que se están planteando en todo el mundo, normas
que se basan más en un concepto de desempeño, en un concepto
de resistencia. Antes, para diseñar en caso de sismo se hacía
hincapié en la resistencia lateral, cuántas veces o qué
fracción de la gravedad debería tener la estructura para
resistir los temblores. Ahora se pone más énfasis en la
respuesta que dan las estructuras de distintas características;
vamos a medir el diseño o las características de una construcción
por su desempeño esperado, lo cual implica también conocer
mejor los temblores. Para este fin tenemos herramientas más avanzadas
para estimar, pero estamos más conscientes de las incertidumbres
que se presentan, tanto respecto a las acciones como en las predicciones,
y, por lo tanto, de la necesidad de usar herramientas que empleen la teoría
de las probabilidades, es decir, la teoría de la confiabilidad
estructural, así que la mayor parte de los últimos años
he estado orientado en esa dirección.
¿Cuáles
serán las aplicaciones prácticas de estos conocimientos?
En las próximas generaciones de normas, los requisitos de diseño
se planearán utilizando los conceptos de estas disciplinas, pero
no es que los ingenieros los van a tener que usar directamente en la práctica
de todos los días, muchos de ellos no conocen en forma detallada
los conceptos de la confiabilidad estructural, ni necesitan conocerlos,
sería muy complicado tener que utilizarlos en la práctica
diaria.
En los planteamientos que se están haciendo se utilizan esos conceptos,
pero no desde ahora y no solamente en la ciudad de México, esto
se hace de tiempo atrás con el fin de establecer el mejor criterio
y diseño. Por ejemplo, para una presa tenemos que empezar por un
análisis de riesgo sísmico, manejamos toda la información
estadística
y probabilística de las fuentes sísmicas en la vecindad,
hacemos determinaciones del peligro sísmico expresado en términos
probabilísticos, utilizamos el criterio de optimización
de cuáles serían los riesgos que tenemos que tomar de una
u otra forma y tratamos de llegar a la mejor solución, en la que
también se equilibren los costos, puesto que no podemos darnos
el lujo de poner riesgos aceptables que sean demasiado bajos porque no
tenemos la capacidad económica suficiente.
Todo esto ya se ha aceptado durante varias décadas en el país
y ya se está aplicando de manera más específica para
la reglamentación sísmica en la generación de reglamentos
que están por salir.
¿Qué
le gusta disfrutar en sus tiempos libres?
Me gusta la música, no puedo decir cuándo o cómo
la descubrí, pero me gusta y la disfruto mucho, principalmente
la que llaman clásica, pero que en realidad abarca varios periodos.
Una de mis actividades semanales
es asistir con mi esposa a un grupo que se reúne para escuchar
música.
¿Alguna vez ha estado en la docencia?
Empecé de muy joven a dar clases, antes que en ingeniería,
en la escuela de arquitectura, como ayudante del ingeniero Luis Correa
González, allá por los años cincuenta, antes de irme
a la maestría. A mi regreso también di clases de mecánica
y de estructuras hiperestáticas
en la Facultad de Ingeniería. Casi enseguida lo hice en la división
de posgrado, principalmente en diseño estructural de concreto reforzado,
y durante la mayor parte de los años, en confiabilidad estructural
e ingeniería sísmica. Ahora, mi tiempo en las aulas es menor,
pero estoy supervisando a muchos estudiantes.
¿Qué
perfil tiene actualmente el estudiante de ingeniería?
Hay estudiantes magníficos, y otros que tienen muchas ganas pero
no el talento. Sin embargo, los estudiantes que vienen al posgrado llegan
porque tienen alguna meta en especial, no es el estudiante de licenciatura
que muchas veces está ahí y no sabe ni por qué. En
posgrado todos son buenos, hay algunos que destacan y otros que están
en el promedio o les cuesta más trabajo, pero meda mucho gusto
estar con ellos.
¿De
la ingeniería y el concreto qué me podría decir?
Gracias al arduo trabajo de investigación experimental que se ha
realizado, hemos aprendido mucho sobre lo que tenemos que hacer para explotar
mejor las cualidades del concreto. Hoy somos capaces de hacer estructuras
con un mejor comportamiento dúctil, lo que es muy importante ante
los sismos. En general, hemos avanzado en hacer concretos de mayor resistencia
con un mejor control de calidad, ha mejorado mucho el conocimiento de
los detalles del armado que tenemos que emplear para lograr el comportamiento
dúctil, de tal manera que estamos aceptando niveles de utilidad
del concreto con mucha mayor confiabilidad y conocimiento que hace algunos
años.
Todo esto nos lleva a construir estructuras de concreto de gran altura,
no necesariamente en nuestro medio. Se construyen estructuras por arriba
de los 20 o 30 niveles, lo que antes ni siquiera se podía pensar,
y esto no es posible por audacia excesiva sino por conocimiento.
¿Qué
podría decir a los jóvenes de su experiencia profesional?
Que hagan lo que les guste; deben estar convencidos de lo que hacen y
deben hacer. Me gustaría transmitir el sentido de responsabilidad
social del que me hizo heredero el doctor Rosenbluth, el convencimiento
de que, estemos en el lugar que estemos, tenemos grandes responsabilidades
ante la sociedad y nuestro éxito no debe medirse por las maravillas
que construyamos o el dinero que hagamos, sino en función de lo
que estemos haciendo para apoyar a la sociedad. Debemos tener una actitud
de servicio y ser rigurosos con nosotros mismos y con lo que hagamos,
buscar caminos diferentes, lo que se logra sólo cuando se entiende
a plenitud lo que se hace; entonces alcanzaremos el éxito y disfrutaremos
cada día plenamente lo que hagamos.
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