Del siglo XIX al 2003,
una obra para el ALCA

La obtención de la sede del Área de Libre Comercio de las Américas permitió el rescate de un conjunto fabril del siglo XIX en el estado de Puebla

Se escogió este inmueble para reforzar un programa de intervenciones en un conjunto fabril del siglo XIX, que es parte de un proyecto de grandes alcances iniciado por el gobierno estatal en 1993. La finalidad de éste era revitalizar un área de Puebla, que hasta esa fecha presentaba un deterioro considerable, reflejado en el abandono de buena cantidad de inmuebles que representaban una muestra estratigráfica del desarrollo
y crecimiento urbano, y que como tales debían ser rescatados para testimoniar un periodo significativo de la historia de la ciudad

A partir de marzo de 2003, México recibió la sede de la presidencia del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la que mantendrá durante los próximos cuatro años. El gobierno federal propuso que esta sede se instalara en la ciudad de Puebla, lo cual aceptó con beneplácito el gobierno estatal, que destinó para ese fin uno de los edificios localizados en la zona actualmente conocida como Paseo de San Francisco –en la parte oriente del antiguo Río de San Francisco, hoy Boulevard 5 de Mayo– la cual ha sido objeto de transformaciones diversas en cuanto a su uso.

Un atractivo adicional de este sitio es su inmediata cercanía con el Centro de Convenciones. Antecedentes El valle de Huitzilapan, ubicado entre los antiguos señoríos de Cholula, Tlaxcala, Teotimehuacán y Tepeaca, fue el paraje lacustre seleccionado por un grupo de monjes franciscanos para edificar la que, con el tiempo, se convertiría en la majestuosa Puebla de los Ángeles. Una de las primeras zonas que se poblaron fue el barrio actualmente conocido como de San Francisco.

Este singular espacio ha presenciado a lo largo de su historia diversos hechos constructivos de importancia, entre los más relevantes la edificación en el siglo XVI del magnífico convento de las Llagas de San rancisco, y posteriormente la creación de diversos tívolis, que aprovechaban los manantiales locales, los cuales a su vez fueron poco a poco cediendo terreno para dar cabida a la colonia Industrial de finales del siglo XIX, y después al deterioro y abandono de la zona.

El gobierno del estado de Puebla se ha preocupado en años recientes por rescatar esta zona histórica, mediante el Fideicomiso del Paseo de San Francisco, el cual se desarrolla tomando como elementos básicos el aprovechamiento de los sitios históricos y de las edificaciones más importantes. Con esta iniciativa han surgido instalaciones destinadas a usos turísticos, culturales, de equipamiento urbano y áreas de esparcimiento, como apoyo para la reactivación económica de esta parte del Centro Histórico.
El antecedente general de la zona de San Francisco es que el sitio nace como una fundación indígena española, cuya importancia se aprecia en la continuidad – desde el siglo XVI hasta la fecha– de tradiciones, cultura y arte, por lo que cualquier elemento extraño en este sitio puede deteriorar la imagen urbana y cambiar el sentido e historicidad del conjunto.

Entre los sitios monumentales que se encuentran en el área se incluyen El Estanque de los Pescaditos, antiguo cuerpo de agua alimentado por los escurrimientos del volcán “La Malinche”; La Curtiduría, también conocida como El Predio de Armenta, donde se encontró la cimentación de una caldera antigua que funcionaba en lo que fue la curtiduría “La Piel del Tigre”, fundada en 1885; y Los lavaderos de Almoloya. Desde 1754, y quizá antes, existían, cerca del paraje del Calvario, adjunto al paseo viejo, baños y lavaderos servidos por manantiales que fluyen en dos corrientes, ambas descargando en el río Almoloya, que fueron demolidos en 1863, para luego construir los Lavaderos Públicos de Almoloya, los cuales subsisten en la actualidad.
Pero, con mucho, el sitio más interesante es el complejo del ex-convento de las Llagas de San Francisco, cuya imponente iglesia se remonta a 1550. En los predios aledaños al conjunto de la iglesia se han localizado restos del convento original, que abarcaba el actual Jardín de Trinitarias, anteriormente ocupado por un convento de monjas que incluía una casa de comunidad, un noviciado, una enfermería y un total aproximado de 150 celdas; también, se encuentran las ex-fábricas de “La Violeta”, de “Hilaturas y Cobertores” y parte de “La Oriental”, en la cual se realizan actualmente trabajos de habilitación para albergar la sede del ALCA.

Del siglo XIX al 2003
El inmueble seleccionado está ubicado en el callejón de los Pescaditos, sobre terrenos que formaron parte del huerto del convento de San Francisco. Cercana al actual Centro de Convenciones hay una pequeña plaza, al frente de la cual se instaló originalmente la Fábrica “La Iberia”, que en 1928 cambió su nombre por “La Oriental”, y estuvo en funcionamiento hasta 1950.

Descripción del edificio original
Está desplantado sobre una pequeña ladera, debido a lo cual la superficie de la planta alta es mayor que la de la inferior. Bajo ese excedente de superficie del piso superior hay vestigios históricos de construcciones
del siglo XVI.

Es un inmueble de concreto armado, en dos niveles estructurados con marcos rígidos en dos sentidos ortogonales. Se distinguían tres cuerpos constructivamente ligados entre sí: la zona de escaleras, una de conservación de vestigios históricos de un solo nivel y otra rectangular principal de 48 ¥ 17 m, constituida por ocho y tres crujías, respectivamente.

Programa arquitectónico
El edificio del ALCA es un recinto donde se llevarán a cabo negociaciones comerciales y encuentros de alto nivel entre los países que lo conforman. Requiere espacios de reunión de diversos tamaños, de nego
ciación y comunicación, equipados con alta tecnología y apoyo de áreas administrativas específicas, traductores e intérpretes.
Una característica importante de este edificio es que, a excepción del área administrativa, el resto de los espacios deben ser “anónimos” pues serán utilizados por distintas personas a la vez, dadas la rotación y la versatilidad de los participantes; por ello, deben ser iguales y equitativos.

El programa arquitectónico requerido puede agruparse en las siguientes áreas:

• Salas plenarias (3)
• Salas no plenarias (5)
• Centro de negocios y de comunicación telefónica
• Oficinas de los comités, tripartitas y de presidencia
• Cabinas de traducción
• Área administrativa (documentos, conferencias, traducción e intérpretes)
• Dirección general administrativa
• Área de informática
• Comedor y área de descanso
• Servicios

Proyecto arquitectónico
La superficie requerida por el programa arquitectónico es semejante a la del edificio, y la distribución de los espacios se planeó de la siguiente manera.

• En planta baja:
• El vestíbulo principal control
• Las salas no plenarias
• El centro de negocios y cabinas telefónicas
• En planta alta:
• Las salas plenarias
• Las oficinas administrativas de apoyo específico
• Cabinas de traducción
• La dirección general

Esta distribución obedece básicamente al funcionamiento, a la relación de los espacios, a las áreas del edificio (es mayor el primer nivel que la planta baja) y al análisis de la nueva estructuración.
Puesto que el programa arquitectónico considera tres salas plenarias con capacidad para cien personas cada una, se proyectó ubicar éstas en la planta alta, ya que se requería eliminar dos entre ejes estructurales a todo lo largo, y esto era posible realizarlo solamente en ese nivel.

De ahí que se diseñó un gran marco estructural que permitiera, sin demoler las losas existentes, reforzar el nivel intermedio y “colgar” el superior.
Por razones de espacio y del diseño estructural que se explican más adelante, las áreas de apoyo administrativo quedaron ubicadas en la planta alta (atrás de las salas plenarias), sobre los espacios de “vestigios arqueológicos”, con la ventaja de tener “vista” e iluminación del exterior a través del museo contemporáneo, localizado en la parte posterior del inmueble

Se dejó un patio techado para que a su alrededor se disfruten las zonas de descanso de los intérpretes y el comedor del área administrativa. Este patio tiene el piso de vidrio, para poder ver los “vestigios arqueológicos” existentes y, a través de un gran ventanal, “ligar visualmente” éstos con los existentes en el museo.

Para las áreas de servicio (sanitarios y cuarto de máquinas) se construyó un edificio anexo. En la azotea del inmueble principal se ubicaron el área de comedor y la de descanso general. Aprovechando esta localización, se propuso en la terraza un mirador con vista al poniente, para disfrutar una espectacular panorámica que incluirá el perfil de los edificios, las cúpulas y las torres de las iglesias de la ciudad y, como fondo, los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl

La fachada principal, por estar orientada al poniente, tiene las ventanas remetidas y celosías “corta sol” para controlar el asoleamiento.

Además, se buscó en ésta una proporción de “macizos” y “vanos” acorde con la escala del entorno, y también destacar el inicio y el final del marco estructural existente.

La fachada sur tiene como basamento un muro antiguo con mucha textura; el muro del edificio está montado sobre éste y carece de ventanas, por lo que simplemente se aplanó para contrastar y resaltar el muro antiguo.

Al oriente se abrieron ventanas para las oficinas, y un gran ventanal en el patio techado para lograr visualmente la integración del edificio con el entorno.

Proceso de análisis y diseño estructural
Como ya se explicó, básicamente es un edificio en dos niveles, estructurados con marcos rígidos de concreto armado en dos sentidos ortogonales. Se distinguían tres cuerpos constructivamente ligados entre sí: zona de escaleras, zona de vestigios, de un solo nivel y una zona rectangular principal de 48 ¥ 17 m, constituida por ocho y tres crujías respectivamente.
Hay dos muros cabeceros de tabique, de 17 m de longitud y 28 cm de espesor; la cimentación estaba constituida por un sistema de contratrabes y zapatas.
Para conocer las características reales de los elementos de concreto reforzado, se procedió a obtener corazones de elementos principales, además de hacer calas en puntos importantes, con el fin de determinar
geometría, resistencias y armados.
Los resultados de esta etapa fueron los siguientes: el concreto tiene una resistencia f ’c = 150 kg/ cm 2 , el acero longitudinal es escaso y lo más preocupante se observó en el espaciamiento de los estribos en trabes y columnas, que era del orden de 50 cm. Las secciones de las trabes eran de 30 ¥ 40 cm, y las co-lumnas
de 25 ¥ 25 cm y cinco m de altura.
El sistema de piso en los dos niveles consiste en una losa maciza de 20 y de 12 cm de peralte para el primero y segundo niveles, respectivamente. Los tableros eran de 6 ¥ 6 m.
Cabe destacar que las cargas en azotea eran muy altas, pues tenía un relleno de tierra que transmitía mucho peso a la estructura. Tenía un relleno promedio de 0.30 cm en toda la azotea .

Con el fin de adaptar la estructura antigua al proyecto arquitectónico y a las nuevas solicitaciones de carga, y en virtud de requerirse una estructura del grupo A, que por otra parte quedará situada en la zona sísmica de terreno intermedio en la ciudad de Puebla, se consideró adecuado tomar las siguientes provisiones sísmicas:

• Separar los tres cuerpos del edificio, resultando así tres cuerpos regulares.
• Reforzar las zapatas mediante la adición de nuevos dados y contratrabes, cuyos armados se integrarán a la cimentación existente. Para el caso de dados interiores se podrían embeber anclas para ofrecer condiciones de empotramiento a las columnas encofradas.
• Reforzar el edificio principal mediante la incorporación de columnas rígidas de concreto en los extremos largos, para controlar los desplazamientos relativos de entrepiso.
• Reforzar los muros cabeceros y hacerlos participar de la rigidez, para lo cual se repellaron, fijando previamente malla electrosoldada, de acuerdo con la recomendación del Cenapred.
• Encofrar las columnas interiores de planta baja mediante la adi-ción de cuatro ángulos de acero en las esquinas, unidos mediantesoleras metálicas en cantidad suficiente para confinar y tomar 50% del cortante basal que deben tomar estos elementos, conforme a lo señalado por el Reglamento de Construcciones del Municipio de Puebla.
• Adicionar a las trabes de entrepiso actuales, trabes armadas de acero de tres placas y vigas laminadas con el fin de tomar parte de la nueva carga viva y participar en la rigidez lateral del nuevo edificio, permitiendo además el paso de ductos.
• Eliminar el material de relleno en azotea y formar una cubierta ligera con pendiente de 10% a un agua, con el fin de tener un drenaje adecuado, especialmente ante un caída importante de granizo.
• Empotrar en azotea las trabes principales de acero de alma abierta, de 17 m de claro. El diseño de estas trabes debería tomar en cuenta que en el entrepiso se eliminarían las columnas intermedias; además, deberían tener rigidez la suficiente para evitar el pandeo lateral.
• Diseñar adecuadamente las conexiones para soporte de las losas de azotea, además de lograr una integración correcta en las conexiones mixtas.
En suma, se trató de un ejercicio interesante de adecuación de una estructura existente, asentada a su vez “sobre” otras estructuras más antiguas, las cuales fueron adaptadas a las especificaciones técnicas vigentes y a las nuevas necesidades del edificio, lográndose al mismo tiempo adecuarlas al entorno del sitio

 

 

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