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En la actualidad, cada vez más mujeres ocupan cargos de gran responsabilidad para la toma de decisiones de amplia repercusión social en diversos ámbitos de la administración pública mexicana, lo cual hace evidentes los síntomas de un cambio progresivo en la mentalidad de sus dirigentes.
Entre éstas, se encuentra la arquitecta Laura Itzel Castillo Juárez,
secretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda del gobierno del Distrito Federal
desde fines de 2000, en cuyas manos están no pocas de las acciones
determinantes para el presente y el futuro inmediato de nuestra compleja
urbe, una de las mayores del mundo.
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Con sonrisa afable y, tal vez un poco tímida, la arquitecta Castillo nos recibe para esta entrevista de Construcción y Tecnología en su despacho, a unos pasos de la avenida Reforma, en un piso 11 desde el cual es posible observar, en los días claros, una hermosa vista de la ca-pital, pero que sin dudas también constituye un constante recordatorio del reto cotidiano al cual se enfrenta.
¿Qué cualidades le han ayudado a asumir un cargo
de esta índole? ¿Cómo conciliar, además, su vida personal con la profesional?
Sabemos que como mujeres debemos cumplir una doble tarea. Soy madre y
tengo a mi cargo dos hijos, una de 20 y uno de 17. ¿Cuáles son los retos principales en el corto y el mediano plazo? Por supuesto, lo primero es cumplir con las metas de la Secretaría a mi cargo y las tareas encomendadas, como son la construcción de vivienda de interés social y la aplicación de la política de desarrollo urbano con vistas a evitar el crecimiento extensivo del Distrito Federal. Para esto último se ha estimulado el crecimiento intensivo en el área central de la ciudad y se ha asegurado un repoblamiento bien estructurado. Son aspectos cuantificables, y a dos años de gobierno es mucho lo que se ha alcanzado. ¿Ejemplos? La autorización, con certificados únicos de zonificación y uso del suelo, para construir alrededor de 40 mil viviendas en cuatro dele-gaciones –en Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Cuauhtémoc y Venustiano Carranza–. Pueden ser de cualquier nivel, interés social, medio o alto, todo para obra nueva, que involucra a FOVISSTE, FOVI e INFONAVIT, pues aparte están los programas de mejoramiento o remodelaciones. También, a través del Instituto de Vivienda del Distrito Federal (INVI) se ha impulsado bastante la creación de vivienda de interés social, así como las labores de mejoramiento. Asimismo, entre mis retos está la aprobación del Proyecto de Programa General de Desarrollo Urbano del DF, que considera básicamente los aspectos de “la ciudad sustentable”, tomando en cuenta que la consolidación de una propuesta de desarrollo urbano debe ir unida con el desarrollo económico y el social como factores esenciales dentro de una visión integral de ciudad. ¿Qué o quiénes influyeron de manera determinante en su vida profesional? De manera determinante, debo destacar las actividades de mi padre como ingeniero-constructor y los intereses creativos de mis hermanos. Por eso, me incliné hacia la arquitectura, con sus vertientes artísticas y culturales, así como sus aspectos técnicos, y también despertaron en mí las inquietudes sociales.
Ejercí mi carrera en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería
y Arquitectura, donde fui subdirectora y tuve ¿Extraña el ejercicio de la arquitectura? No, pues gracias al cargo doy continuidad a toda mi experiencia. En este ámbito uno tiene la oportunidad de proyectar y evaluar una amplia serie de propuestas, además de proponer alternativas de solución, en las que se incluye además el criterio urbanístico. Por otra parte, he buscado ampliar mis conocimientos en cuestiones de medio ambiente, coordinando trabajos vinculados con este tema. Cada vez más, entiendo que la planeación integral es un elemento básico que debe retomar el Estado, para no supeditar el desarrollo de la ciudad y del país a los intereses del mercado o de algunos grupos. ¿Qué
opina acerca de la supuesta “habitabilidad” de los espacios
habitables en la capital,
Me parece muy interesante esta pregunta y, justamente, toca el punto en
el cual debe generarse un debate En mi opinión, uno de los mayores problemas del siglo XX está relacionado con estos espacios multifamiliares que no tienen una escala humana y generan una serie de conflictos por la forma en la que se habitan. De hecho, hay estudios en torno a lo que significan estas grandes unidades y las repercusiones de la masificación y la falta de identidad al respecto. Por esa razón, la política del gobierno del Distrito Federal propugna el desarrollo de proyectos con escala verdaderamente humana, con un número no elevado de departamentos, que de alguna manera puedan ser zonas colectivas donde la comunidad disponga de un mayor control. Por eso, nos preocupa la discusión del proyecto de Ley de Vivienda presentada a la Cámara de Diputados, un documento donde se categorizan una serie de aspectos, hasta el llamado pie de casa, que en no pocos edificios ha llegado a mínimos de 30 m 2 , algo irrisorio para un departamento.
Puede ser aceptable en las viviendas progresivas, para crecer a futuro,
pero no en conjuntos habitacionales. Esta es una de las principales preocupaciones del INVI, por lo que el mínimo aceptable son 60 m 2 y el crédito otorgable asciende a 150 mil pesos para construcción. Creemos que un área menor de 60 m 2 difícilmente puede ser conveniente para los habitantes de la ciudad. Hoy más que nunca recordamos lo que decía Le Corbusier sobre los proyectos urbanos: que deben conjugar “espacios habitables, con áreas verdes, buena ilu-minación y ventilación”. ¿Qué actividad o proyecto le ha despertado un interés especial? Me
motiva mucho el proyecto conceptual de la Casa de la Covadonga, antiguo
Beaterio de Niñas, ubicado en Belisario Domínguez 44 a 50,
dentro del perímetro A del Centro Histórico. Construido
en 1775 y fundado
¿Qué le gusta hacer en sus tiempos libres?
¿Cómo se ve a sí misma en 20 años?
¿Qué mensaje daría a los jóvenes profesionales? |
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