Según
explican los ingenieros Roberto Esquivel Parra –director comercial–
y Francisco Sánchez Espinoza –gerente de Ingeniería
de Servicio–, ambos de Siderúrgica Tultitlán, las
plantas de producción en el país disponen de maquinaria
y procesos con tecnología de calidad universal, pues los equipos
de acería y laminación son de los mismos fabricantes de
Europa y de otras partes del mundo.
Añaden que lo importante del buen desempeño entre el acero
y el concreto para cualquier construcción está en el cumplimiento
de todos los aspectos de la norma mexicana NMX-C-407-ONNCCE-2001 (de la
industria de la construcción / varilla corrugada de acero proveniente
de lingote y palanquilla para refuerzo de concreto / Especificaciones
y métodos de prueba), entre cuyos rubros destacan la clasificación,
las especificaciones de composición química, las propiedades
mecánicas, las dimensiones, los requisitos de corrugaciones y acabado,
así como las dimensiones y el marcado. Esta norma y su antecesora
NMX-B-006 han demostrado ser adecuadas en las últimas cinco décadas
y se han utilizado como guía para las fábricas donde se
produce acero mediante horno eléctrico o similar.
Cabe destacar que, en el caso de México, la norma NMX-C-40 considera
tres grados de acero (30, 42 y 52), según su resistencia máxima
y límite elástico. Entre los productos más utilizados,
por ejemplo, está el acero de refuerzo calibre dos, conocido como
alambrón de construcción, que se aplica para amarres, anillos
y estribos, es liso, no lleva corrugas.
Al opinar sobre el papel desempeñado por el acero de refuerzo en
su relación con el concreto, los ingenieros Oscar de la Garza –director
comercial– y Ezequiel Sánchez Ordóñez –jefe
de Ingeniería Civil–, de HYLSA, División Varilla y
Alambrón, destacan que no debe olvidarse que dentro de los cálculos
de cualquier estructura se toman factores de carga y resistencia para
absorber efectos más graves en el proceso de fabricación
de los materiales y en la construcción.
Especifican entre las características esenciales del código
de calidad, que el proyectista debe tener en cuenta al diseñar
bajo las normas establecidas de cálculo, que la varilla de refuerzo
muestre entre otras propiedades su capacidad a la ruptura, la elongación,
la tenacidad, su límite de fluencia y su ductilidad. Éstas
no se reducen linealmente con la velocidad de corrosión. Otras
propiedades físicas son la separación y el tamaño
de las corrugas que proporcionan la adherencia entre el concreto y el
acero.
Por supuesto, en el caso de las varillas –quizá el producto
más utilizado como acero de refuerzo–, su resistencia no
sólo depende de su diámetro, sino también de la composición
del acero en su fabricación, advierten los representantes de HYLSA.
En casas también pueden aplicarse varillas de diámetros
mayores de seis octavos, y su presentación de venta puede responder
a la solicitud del cliente en el tamaño que requiera, no sólo
de nueve o 12 metros como piensan algunos.
Sánchez Ordóñez añade que las varillas de
refuerzo laminadas, según indica la norma NMX-C-407-ONNCCE, son
las que se prescriben con más frecuencia para la construcción
con concreto, pues pueden hacer las funciones de refuerzo principal, longitudinal
o transversal, en elementos como losas, columnas o vigas de refuerzo por
temperatura, evitando el agrietamiento por cambios volumétricos
del concreto, para transmitir esfuerzos en dos elementos de concreto,
como en el caso de pasajuntas de losas de piso.
La norma NMX-B-457 considera las varillas corrugadas de baja aleación
–sólo grado 42– que se emplean en aplicaciones especiales
en las que la soldadura o el doblaje, o ambos, son importantes, sobre
todo para estructuras de concreto reforzado ubicadas en regiones de alto
riesgo sísmico, en donde se requieren mayores detalles de armado
en cuanto a doblez, así como un grado de flexibilidad y ductilidad
determinado.
Óxido o corrosión,
un tema
para debatir
El ingeniero Roberto Márquez Hiriart, director comercial de SICARTSA,
comenta que en los productos siderúrgicos de uso general las propiedades
mecánicas son esenciales, pues los clientes exigen garantías
sobre su cumplimiento.
Como ejemplo, señala que la varilla corrugada, por su proceso de
laminación en caliente, está protegida por una cascarilla
u óxido de fierro que cubre la superficie, la cual se forma por
la reacción del acero caliente con el oxígeno del agua de
enfriamiento. Esta cascarilla sirve como protección a la varilla
en la intemperie, y se presenta una oxidación superficial, por
un tiempo, sin la llamada corrosión –identificada por porosidades
en el núcleo del acero–, lo cual nos permite diferenciar
la oxidación de la corrosión, que aparece en el largo plazo
y varía dependiendo del medio oxidante, la atmósfera, el
agua y el tipo de suelo.
Los ingenieros de Tultitlán plantean que se ha especulado en múltiples
publicaciones acerca de que la capa de óxido brinda una mayor adherencia
entre el acero y el concreto. Sin embargo, nunca deben confundirse los
principios electroquímicos de la oxidación con los de la
corrosión. El grado de oxidación es producto de la reacción
química y depende de la cantidad de humedad en el medio ambiente,
más que del lapso de exposición. Es una reacción
normal con el concreto.
Por ejemplo, como la varilla corrugada de refuerzo para concreto es un
acero al carbono, no inoxidable, está sujeta a diferentes etapas
de oxidación, como Fe0, Fe3O4, Fe0O3. Mientras sea superficial
y no alcance el grado de corrosión, no perjudica sus propiedades
de resistencia, pues cualquier agente externo que la afecte mientras no
disminuya su área nominal no modificará sus propiedades
de resistencia, independientemente del tiempo.
Añaden que, aun cuando haya manchas por oxidación, éstas
podrán eliminarse con un cepillo de alambre, tal como lo estipula
la norma NMX-C-407-ONNCCE-2001, en su apartado 6.6, y no será motivo
de rechazo. Además, existe un tratamiento térmico, llamado
envejecimiento artificial, cuyo propósito es mejorar las propiedades
físicas y mecánicas del acero, un concepto similar al proceso
natural del paso del tiempo, que provoca oxidación superficial.
Al respecto, De la Garza y Sánchez Ordóñez, de HYLSA,
aclaran que las varillas corroídas no deben emplearse en ningún
elemento estructural o no estructural.
La varilla para refuerzo de concreto no es la excepción, pues la
corrosión perjudica la superficie, disminuyendo el diámetro
efectivo de este elemento, y su capacidad de resistencia empieza a reducirse
desde su salida del molino. Esta baja en la resistencia equivale a 0.0023%
mensual o un decrecimiento aproximado de 1% en cuatro o cinco meses. No
debemos olvidar que la velocidad de corrosión de los metales depende
de su exposición a la intemperie y varía de un medio a otro,
pudiéndose tomar como media una velocidad de cinco milésimas
de pulgada por año, equivalente a 1/16 cada doce años.
Otro criterio especializado es el del ingeniero Mario Zepeda Cruz, jefe
de Ingeniería de Producto Proceso de la planta de HYLSA en Puebla,
quien advierte que para comprender mejor la interrelación acero
+ concreto, en principio debe entenderse la diferencia entre oxidación
y corrosión, pues la primera es un fenómeno químico
en el cual el acero, al estar expuesto al medio ambiente, interactúa
con el oxígeno –humedad, aire y agua– formando una
película de óxidos sobre la superficie de la varilla.
La oxidación sobre la varilla es totalmente inofensiva –considera
Zepeda Cruz–. Más bien, los trabajadores de la construcción
saben por experiencia que la varilla con óxido tiene mejor adherencia
al concreto. De igual forma, en la fabricación del cemento se añaden
óxidos de hierro en forma de escamas finamente molidas para dar
mayor adherencia a la varilla y mejorar propiedades del concreto.
Por su parte, la corrosión es un fenómeno físico-químico
que implica una pérdida de materia a lo largo del tiempo, mucho
después de la oxidación. En HYLSA, los lotes de varillas
no están expuestos más allá de tres meses; para que
inicie el fenómeno de corrosión en este tipo de acero medio
carbono, se requiere una exposición constante al medio ambiente
superior a los 18 meses.
Por otro lado, el decremento de propiedades mecánicas de la varilla
existiría sólo si la pérdida de material por corrosión
estuviera por encima de 3%, y se vería reflejado principalmente
en la prueba de doblez o pérdida de ductilidad. De hecho, en la
norma NMX-C-407–ONNCCE– se menciona que el óxido (rust)
no es causa de rechazo mientras se cumpla con las propiedades mecánicas,
y este óxido puede quitarse con un cepillo o carda al realizar
las pruebas a la varilla, concluye Zepeda Cruz.
Usos y abusos
Otro aspecto para tomar en cuenta en el binomio son los agrietamientos
de muros o losas, que en opinión de los especialistas tienen distintas
causas, no produciéndose sólo por un mal cálculo
en el acero de refuerzo. Estos problemas pueden deberse a la mala calidad
del concreto, a secciones estructurales escasas, a efectos de temperatura,
a asentamientos diferenciales de la estructura, a movimientos por fuerzas
accidentales o, simplemente, a no haberse revisados los estados límite
de servicio.
Cabe señalar que algunos constructores se preocupan porque las
varillas truenen –comentan De la Garza y Sánchez Ordóñez–.
Sólo sucede si llegan a su límite de ruptura y si las estructuras
se calculan con un desbalance entre concreto y acero. Entonces, probablemente
los efectos de temperatura provoquen que la elongación o contracción
de los dos materiales sea diferente, originándose la fluencia entre
éstos y los llamados truenos.
Esquivel Parra y Sánchez Espinoza reafirman cuán relevantes
son las especificaciones de composición química y los requisitos
mecánicos, la resistencia a la tensión, las técnicas
de doblado y corrugaciones, así como sus funciones. Habilitar el
acero de refuerzo de manera correcta es básico. Lamentablemente,
en ocasiones, por falta de supervisión y hasta por desconocimiento
de arquitectos e ingenieros, se permite a los maestros realizar prácticas
de doblado erróneas. Por eso, es recomendable que el habilitado
se haga en talleres especializados y no en el campo, sobre todo cuando
se trate de varillas números 5, 6, 8, 10 y 12.
PUNTUALIZANDO
El acero de refuerzo
incluye:
• Varilla corrugada
del núm. 3 al 12 (refuerzo longitudinal de losas)
• Alambrón (amarre de uniones)
• Malla electrosoldada (base de refuerzo en cimentaciones)
• Castillos armados (refuerzo vertical de columnas)
• Escalerilla
• Lámina de acero tipo deck (losacero / cimbra ahogada en
losas)
Grados de dureza:
Atendiendo a su resistencia a la tensión y, por consiguiente, a
su fatiga de trabajo, los aceros de refuerzo se clasifican en tres grados
de dureza: Estructural, intermedio y duro, con límites de ruptura
entre los 3,900 kg/cm2 y los 6,300 kg/cm2 y límite elástico
de los 2,300 kg/cm2 mín. a los 3,500 kg/cm2 min.
Principales productores
nacionales:
SICARTSA
HYLSA
Deacero
Aceros San Luis / Aceros DM
Siderúrgica Tultitlán
También, participan en menor proporción Talleres y Aceros,
Compañía Siderúrgica
de California y ATLAX.
PROCESOS DE FABRICACIÓN
En México,
más de dos tercios del acero de refuerzo que se consume se fabrica
en hornos eléctricos, ya sea combinando hierro esponja y chatarra,
o empleando únicamente acero reciclado chatarra seleccionado y
clasificado para obtener un producto de alta calidad. El resto de este
tipo de acero se elabora mediante alto horno y convertidor al oxígeno
BF / BOF, que también emplea chatarra en la fase de aceración.
Proporciones por tipo
de proceso:
SICARTSA: Alto horno y convertidor básico al oxígeno + chatarra
30%
HYLSA: Hierro esponja + chatarra 20%
El resto: Horno eléctrico, 100% chatarraproducción.
SIDERÚRGICA TULTITLÁN
RECONMIENDA
PARA EL HABILITADO
• Doblar a temperatura
ambiente no menor
a 16 grados centígrados.
• Asegurarse
de que la varilla esté en contacto
con el mandril correspondiente a su calibre o
número de designación durante el doblado.
• Aplicar fuerza
uniforme y continua durante
la operación de doblado
• Nunca enderezar
y volver a doblar sobre
el mismo punto.
• No doblar
sobre la costilla.
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