El
proceso de restauración iniciado en aquel momento evitó
las demoliciones de múltiples inmuebles corroídos por el
salitre, algunos ya deshabitados, y otros, sobrepoblados por inquilinos
de dudosos recursos, que habían incentivado la peligrosidad de
la zona. Así mismo, se aseguró su posterior restauración
con vistas a habilitar los edificos como hoteles, condominios, boutiques,
clubes o restaurantes, que generaron fuentes de trabajo a los habitantes
locales. Por otra parte, se viabilizó el otorgamiento de créditos
blandos para remodelar sus casas, además de atraer a múltiples
inversionistas y desarrolladores interesados en convertir la zona, en
uno de los emporios turísticos más importantes de la actualidad.
La MDPL, liderada por una decena de visionarios como Bárbara Baer
o Leonard Horowitz, logró que en sólo tres años,
en 1979, el área de casi tres km2 localizada entre la peatonal
Lincoln Road, Sixth Street, Ocean Drive y Alton Road, se incorporara al
Registro Nacional de Lugares Históricos.
Desde hace 25 años, además, se celebra uno de los encuentros
de difusión arquitectónica y artística más
relevantes del mundo, el Art-Deco Weekend festival, que en sus tres días
de incesantes actividades en las calles incluye programas culturales y
recorridos guiados por especialisas.
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El
distrito Art-Deco de Miami Beach, al sur de La Florida, pasó del
esplendor de las décadas del 30 al 40 del siglo XX, al abandono
casi total hasta que, a mediados de los 70, algunos conservacionistas
fundaron la Liga para la Preservación del Diseño de Miami.
(MDPL, por sus siglas en inglés).
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Una
mirada atrás
A los tres meses de arribar el primer tren a la pequeña estación
del norte del río Miami se fundó la ciudad en 1896. Diez
años más tarde, se contabilizaron tres mil habitantes, pero
el crecimiento demográfico fue lento hasta la década del
20, cuando sus playas se popularizaron y se volvieron un sitio idóneo
para las vacaciones invernales aunque un devastador huracán en
1926 y la crisis económica de 1929 frenaron esta prometedora expansión
turística.
Como estilo, internacionalmente el Art-Deco se manifestó con fuerza
entre las dos guerras mundiales, con un eclecticismo que rompía
todos los parámetros establecidos y en Miami, se concentró
un pequeño grupo de arquitectos provenientes de Europa oriental,
del Medio Oeste y de Nueva York.
El Deco tropical se planeó originalmente en el sur floridano -que
prosperó de nuevo a partir de mediados de los 30- en una combinación
de construcciones modestos con otras más llamativas. En principio,
sus inmuebles de tres a cinco pisos se erigieron frente al mar, en la
denominada Ocean Drive -corazón vital de la zona en la actualidad-
y en las calles transversales, a un ritmo aproximado de cien anuales.
Posteriormente, ya en los 40, se erigieron algunos hoteles del estilo
tardío, casi todos costeros, ubicados en la avenida Collins, entre
los que destacan el Ritz Plaza. -L. Murray Dixon, 1940, restaurado en
1990 por Les Bellinson-, el SurfComber -MacKay & Gibbs, 1948- y el
Delano -Swartburg, 1947-.
Métodos e imágenes
Con un enorme despliegue de actividad constructiva, que requirió
la participación e, incluso, la mano de obra directa de múltiples
arquitectos, restauradores, artistas, diseñadores de interiores,
albañiles, y gracias al impulso de la MDPL, paulatinamente fue
resurgiendo el Deco tropical, plasmado en más de medio millar de
edificaciones, sobre todo con métodos y acabados tradicionales.
Muchas obras, ya sean pequeñas o de notorias dimensiones, conjugan
una singular geometría, con colores vibrantes y materiales exóticos,
realizados con esquemas constructivos simples, escasos prefabricados y
ajenos a estructuras complejas.
No obstante, en su rescate se han aplicado materiales contemporáneos
y, por ejemplo, se han aprovechado sistemas de formación de concreto
para paredes curvas, consistentes en paneles flexibles de acero que siguen
la forma de una costilla rodada en ángulo y se aseguran a los refuerzos
del panel para elaborar con seguridad dicha forma al radio. Estos sistemas
producen una excelente superficie de concreto que no requiere normalmente
ningún acabado adicional.
Otro elemento destacable es la simbología mítica exhuberante
en las paredes de diversos edificios de Miami Beach, donde resaltan los
bajorrelieves con reminiscencias mitológicas, motivos vegetales
o marinos. También, la profusión de aves exóticas,
ninfas y rayos solares o flora tropical, cual exaltación del poder
de la naturaleza, ocupa preponderantemente el concepto visual de vitrales
y fachadas. Así mismo, en algunos inmuebles destaca el estuco rugoso,
mientras en otros prevalece el liso, de gran uniformidad, junto con los
pisos de terrazo, la elaborada cerámica, los ornamentos metálicos
y los techos de tejas curvas, todo en inusual armonía.
Los hoteles y departamentos de la zona, tanto en sus exteriores como en
los interiores, comparten muchos de los elementos intrínsecos que
caracterizan la composición en el diseño moderno: las combinaciones
de paredes planas con otras curvas, el uso de bloques de vidrio, las luces
de neón, las ventanas redondas con sorprendentes marcos rectangulares
o los frisos y molduras multicolores. Un material frecuentemente relacionado
con estas obras es una piedra caliza denominada oolita, abundante en el
estado, con la cual están hechas muchas de las columnas o balaustradas,
al ser dœctil para su talla y bastante absorbente de las tinturas.
Miami Beach exhibe su Art Deco renovado, con la vitalidad de un museo
interactivo de arquitectura en plena calle, propiciando en quienes visitan
la zona una experiencia inigualable.
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