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Poseedor de una gran sencillez, el arquitecto Augusto Quijano Axle habla
desde su ciudad natal, Mérida, en Yucatán, del significado
de la arquitectura y del Premio Precast Concrete Institute (PCI), ganado
por el edificio de oficinas de la constructora BACSA.
¿Qué premios ha ganado? |
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¿Cómo nace este amor por la arquitectura?
“Tenía como 11 o 12 años cuando mi papá construyó
una ampliación de la casa. Recuerdo que llegaba el ingeniero a
supervisar la obra, se subía a ver el tablado y yo pensaba lo bonito
de poder construir cosas. En aquel entonces tenía una visión
más bien como constructor. ¿Recuerda a algún maestro que le haya dado un criterio especial que normara su arquitectura?
“Yo estudié en la Universidad Iberoamericana, en la ciudad
de México, y tuve mucha afinidad, en cuanto a los principios de
como producir un proyecto, con el entonces director de la Facultad de
Arquitectura, José Renava y con Francisco Serrano. ¿Por que regresó a Yucatán? “Fui a estudiar arquitectura en la capital, pero me gusta donde vivo, y pensé que había más oportunidades de experimentar y hacer nuevas cosas aquí, que en una selva de competencia. Además en otros sitios, fuera del DF, también hay un futuro”. ¿Qué le dejó vivir en la ciudad de México?
“Uno regresa a su ciudad con cierto bagaje, experiencias que desea
compartir, ciertas cosas que quiere incluirlas en su ciudad. En ese sentido
se me abrió la perspectiva, descubrí que la arquitectura
moderna, la contemporánea puede coexistir con tu medio ambiente
y estar de acuerdo con el clima, a las costumbres y su Al igual que el hombre moderno, las ciudades también tiene que “vestirse” de acuerdo con la época, adaptarse a lo que yo llamo espíritu de la época, el espíritu del lugar, sin perder su esencia”. ¿Cuál es la experiencia de trabajar en una ciudad tan tradicional en su arquitectura como Mérida?
“Alguien me preguntaba si como arquitectos teníamos un estilo,
y más que un estilo una manera de pensar y de hacer, tenemos el
oficio, así como una búsqueda constante. Por ejemplo, cuando
en el Paseo Montejo diseñamos la sede de banca Confía como
un edificio vertical, lo que queríamos no era hacernos notar, sino
destacar la arquitectura en sí.
¿Ha sido difícil mantener una comunicación
en el nivel nacional e internacional estando en Yucatán? ¿Cuál considera su mejor obra? “Espero que sea la última. En ocasiones, hay profesionales que cuando muestran sus proyectos presentan obras de 20 y 30 años atrás con un gran orgullo, y poco o nada de lo último. Yo veo esto como un proceso inverso, la última es la primera y la mejor la que ya estoy proyectando, porque en esta estoy poniendo toda mi experiencia, pero siempre habrá una que la supere”. ¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre? “No tengo pasatiempos, pero me gusta, ver televisión, películas, ir al cine, jugar tenis, salir a comer, a cenar, además de leer mucho sobre arquitectura. Durante un tiempo dibujé, dibujaba en abstracto. Me gusta observar, soy visual, hay gente auditiva o le place conversar. Yo soy visual, veo todo, si estoy en el cine escucho el diálogo. Veo la escena y el escenario, la silla en el fondo, el cuadro, la cortina, lo que está en la pantalla y me agrada imaginar las cosas que están adentro”. ¿Qué cualidades cree que le han hecho llegar al nivel de desarrollo que se encuentran?
“Diría que trabajo y constancia. Todos los días vengo
a la oficina con gusto, es muy difícil decir un día ¡hoy
no quiero ir! En 21 años en esto vengo con cierta ilusión
para resolver desde un baño o una fachada, un edificio o unas instalaciones,
pero todos los días son de trabajo, de sudor... Es como un golpeteo
continuo, siempre estoy golpeando, un poco todos los días. A esto
muchas veces se le llama constancia, dicen que soy muy perseverante y,
sin duda, soy terco, aunque no soy muy organizado... ¿Le gusta la docencia? “Sí, impartí clases en la autónoma de Yucatán durante 17 años, y hace tres doy clases en el CUM, de Administración de Proyecto. También, he dado clases fuera del país, en Panamá, en Chile, en Cartagena, Colombia. Me han invitado a talleres, incluso pronto debo ir a uno en Montevideo”.
¿Qué le diría a un alumno que le preguntara
cómo llegar a ser un buen arquitecto? ¿Cómo ha influido su esposa en esto?
Muy positivamente. Siendo arquitecta ha tenido la virtud de entender qué
pasa cuando uno continúa trabajando a las dos de la mañana,
y como hay veces que igual uno puede dedicarle todo un día completo
en aparentemente no hacer nada porque todo está en marcha. |
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