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Uno de los arquitectos más importantes de México, Antonio Attolini Lack, abrió a Construcción y Tecnología las puertas de su despacho en Contreras, en el pueblo de San Nicolás Totolapan, un sitio difícil para dar con él. Ofreció
así a nuestros lectores su punto de vista sobre el concreto, el
diseño arquitectónico y las nuevas tendencias en arquitectura.
Para algunos críticos, Attolini Lack es heredero, al igual que
Ricardo Legorreta, de lo que se dio en llamar la “Arquitectura Emocional”
de Luis Barragán. Desde
1955, al término de su carrera, se ha dedicado a diseñar
y levantar sin pausa toda clase de edificios; desde casa-habitación,
su especialidad, hasta edificios comerciales y religiosos “de excepcional
calidad”. |
El concreto me gusta mucho. Lo he usado en casi todas mis obras, sobre
todo en las primeras. Sin embargo, su empleo ahora es universal. El
concreto aparente, tal como se emplea en este país, repellado,
me gusta porque le da mucha fuerza a los materiales. El concreto permite
dar un acento al proyecto porque ayuda a enfatizar. |
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En busca de una expresión propia
En sus inicios, Attolini se sumó al estilo internacional, caracterizado
por el empleo de grandes ventanales en sustitución casi completa
de muros en las fachadas. Bajo esa concepción erigió numerosas
casas en el DF, en León y en Cuernavaca. Más tarde, desarrolló
su propio estilo, una mezcla de regionalismo tomado de la arquitectura
vernácula, con el empleo de materiales rústicos, pisos
de barro, largos troncos, aplanados rugosos en los muros, todos los
elementos apegados a la naturaleza.
Los interiores son su territorio favorito, en donde conjuga lo mejor
de su trabajo; de hecho, el propio arquitecto se pone otra cachucha,
la de alfarero, o la de constructor de muebles, de tal manera que todo
quede integrado; él mismo diseña el mobiliario y los accesorios
que completan su trabajo arquitectónico. ¿Cómo lo conceptúa y cómo ha armonizado con sus trabajos más importantes, por ejemplo, la iglesia de la Santa Cruz del Pedregal, el monasterio de Jesús María, en San Luis Potosí o los comercios de Lumen? “El concreto me gusta mucho. Lo he usado en casi todas mis obras, sobre todo en las primeras. Sin embargo, su empleo ahora es universal. En el caso de su manejo, siento una admiración especial por los trabajos de Richard Neutra y por los edificios levantados por Francisco Artigas. El concreto aparente, tal como se emplea en este país, repellado, me gusta porque le da mucha fuerza a los materiales. El concreto permite dar un acento al proyecto porque ayuda a enfatizar”. Se habla de una fuerte influencia de Barragán en su obra. ¿Aparte de ésta cuáles han sido las mayores influencias en su trabajo como creador?
“Ha habido influencias de Louis Kahn, por lo menos, eso es lo
que creo. La considero muy clara, sobre todo me ha permitido acercarme
a la calidad de su trabajo. Su obra se caracteriza por la armonía
compositiva, el acento en los detalles y una creatividad que lleva de
sorpresa en sorpresa: ¿qué es la creatividad en la arquitectura?
¿Se puede enseñar o ya viene en los genes de cada persona? ¿Cómo han sido sus clientes? Han respetado los fundamentos de su diseño o lo han distorsionado? “No, les satisface lo que he construido. Me han dado la libertad absoluta para poder llevar a cabo la idea arquitectónica a la realidad y a buen término. ¿Por qué me han permitido eso? Yo les he pedido una libertad absoluta para poder manejar y exaltar los espacios. Sin embargo, considero que ellos son los que la van a vivir, por lo que me remito a sus costumbres”. Recientemente, en octubre pasado, recibió el Premio Nacional de Arquitectura por parte de la Federación de Colegios de Arquitectos, un reconocimiento más en su larga trayectoria. Si pudiéramos desplazarnos en el tiempo, de reconocimiento en reconocimiento, ¿cómo ha sido su evolución en la arquitectura?
“He evolucionado porque me propongo hacer cosas nuevas en cada
proyecto. Siempre ofrezco algo nuevo, más esencial que lo anterior.
El arquitecto no debe estacionarse nunca. Estacionarse es entorpecerse,
es autoplagiarse; y autoplagiarse lleva a la muerte del mismo arquitecto. Al
buscar datos sobre su trabajo, la palabra calidad está muy asociada
a su nombre. ¿Qué significa para usted
ese término?
Entre sus colegas ha ganado fama como “arquitecto
integral”, pues ha incorporado al diseño todos los elementos
suplementarios. ¿Qué entiende por arquitectura
“No, la arquitectura integral es todo el proyecto. El maestro
Manuel Martínez Páez me decía, como buen artista,
que el uso del espacio interior era integral y que todo iba hacia una
gran concordancia: lámparas, sombras, vajillas, alfombras, hasta
las sillas, para que la casa quede como una gran unidad. Desde la atalaya de la universidad usted ha sido testigo del desarrollo de distintas corrientes arquitectónicas. Seguramente muchos de sus alumnos pertenecen de manera destacada a muchas de estas; ¿cuál es su visión de la arquitectura contemporánea? La que se ha montado sobre los lomos de este nuevo siglo. Y de las diferentes corrientes, ¿con cuáles simpatiza: posmodernismo, minimalismo, ecoarquitectura, o Ecotech? ¿Con cuál preceptiva estética comulga? “Creo que son muchos nombres, pero que en el fondo todo es lo mismo…”
Del total de su obra, ¿cuál define mejor su
pensamiento como arquitecto? |
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