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El fondo para la Vivienda de Interés Social (Fovi) ha sido, a lo largo de 38 años, un puntal firme para el desarrollo de la habitación popular en México. Así lo manifestó el arquitecto Gonzalo Mucharraz, jefe de la oficina de Proyectos del Fondo de Operación y Financiamiento Bancario a la Vivienda del Banco de México, en entrevista exclusiva para la revista Construcción y Tecnología. A la fecha, el Fovi ha financiado un millón 700 mil viviendas, entre nuevas y de uso, agregó. La oportunidad del tiempo de crisis |
El Fovi, como base del desarrollo habitacional en México, ha financiado un millón 700 mil viviendas, entre nuevas y usadas. |
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«La totalidad de las actividades del Fovi se desarrollan en el país –explica Mucharraz–; el único contacto internacional que se tiene es el Banco Mundial (BM), con el que desde 1988 se ha trabajado para obtener créditos favorables para la vivienda de interés social, y, en este sentido, actualmente se ha insistido en aumentar el número de financiamientos.» Pero no ha sido un camino fácil. En 1994, cuando México vivió una de las crisis más severas que ha tenido que afrontar en los últimos años, y todos los bancos se retiraron del financiamiento de la vivienda para poder equilibrar y sanear sus finazas, el Fovi autorizó varias Sociedades Financieras de Objeto Limitado (Sofoles), las que, por decirlo así, son pequeños bancos constituidos con capital mexicano, son empresas privadas. «En este momento –precisa el funcionario–, se han autorizado 15 Sofoles y está por autorizarse la número 16. Gracias a ellas, en el momento crítico salió adelante el programa financiero de viviendas, ya que, mientras los bancos se retiraron para atender sus problemas de liquidez y de carteras vencidas, estas sociedades financieras ofrecieron un apoyo de primer piso a la vivienda de interés social. »En la actualidad, mediante estas sociedades estamos ubicando nuestros recursos en todo el país. Por otra parte, estos organismos crediticios han demostrado, además de su eficacia para financiar la vivienda, una gran habilidad para investigar a los adquirentes y para cobrar, lo que repercute en un porcentaje bajo de cartera vencida. »Incluso tienen sus oficinas muy cerca de los adquirentes para facilitarles el pago, y ello también ha hecho que no se deterioren los conjuntos habitacionales, ya que las Sofoles están al pendiente del mantenimiento y de que los condóminos hagan sus pagos y mantengan el conjunto en un estado agradable.» El mantenimiento de las unidades habitacionales es un rubro por demás importante, puesto que sin una voluntad de preservar y cuidar, cualquier bien material se deteriora. Así, el adquirente también tiene la obligación de cuidar el bien que se le ha procurado. Por lo anterior, el Fovi y la Procuraduría Social, a través de las Sofoles, han tratado de que los vecinos se organicen de tal manera que los colonos sean responsables del mantenimiento de su casa y de la administración del bien común. En opinión del entrevistado, es importante analizar el número de viviendas que permita un buen mantenimiento y un proceso de administración eficaz –que en promedio es de 50 casas–, y así evitar los problemas de inseguridad y vigilancia que se tienen, por ejemplo, en la unidad del Rosario, que cuenta con 17 mil viviendas. Conciencia de concreto En cuanto al tamaño de la vivienda que se ofrece, a causa de la insuficiencia de los recursos se han tenido que hacer malabares para que conserve la dignidad. Buscando soluciones, se llegó al hoy muy conocido «Pie de casa», que es un principio tangible con posibilidades de crecer conforme las condiciones económicas de la familia lo permitan. «A efectos de este crecimiento, también hemos otorgado facilidades para ampliar la vivienda a tres o cuatro recámaras, de manera que no sea una vivienda transitoria sino definitiva, y que la familia consolide su casa y la mejore.» Con el objeto de dar una vivienda de calidad, el Fovi se asegura de que los materiales de los sistemas constructivos empleados tengan una durabilidad mínima de 30 años, mediante una garantía que da el fabricante. En este sentido, el organismo ha otorgado más de 107 opiniones técnicas favorables a sistemas constructivos nuevos. Durante los 38 años de existencia del Fovi –comenta Mucharraz–, se ha tenido la experiencia de que, dentro de los nuevos sistemas constructivos que han presentado lo mejores estándares, 90% de las viviendas están hechas con derivados del cemento y del concreto. Por lo anterior, el Fovi solicitó al Instituto Mexicano del Cemento y del Concreto (IMCYC) que le presente materiales que permitan mejorar la calidad de los concretos y, por consiguiente, de la vivienda. Con esta visión, el IMCYC ha participado inclusive en la autoconstrucción dirigida y ha sacado a la luz nuevos materiales con los que se pueden crear mejores ambientes amables, más habitables. Un ejemplo claro de estos materiales es el policreto, un agregado artificial patentado oficialmente que sustituye a los naturales y está hecho a base de polímeros. Pensado para aligerar concretos, proporciona a las obras excepcionales propiedades de ligereza, durabilidad, resistencia y aislamiento. «Esto es lo que buscamos en las casas, que sean resistentes, ligeras, y que estén aisladas del ruido y de los elementos naturales –continúa el ejecutivo del Banco de México–. Nuestro país está ubicado entre dos grandes océanos: el Atlántico, donde se forman los ciclones a partir del mes de mayo, y el Pacífico, donde estos fenómenos son mayores del grado tres y se presentan con vientos de hasta 300 o 400 kilómetros por hora, destruyendo todo lo que encuentran a su paso, con un área de afectación que comprende desde las costas del istmo de Tehuantepec hasta Baja California.» Otro fenómeno natural que causa también inquietud en México son los sismos. Sólo los estados de Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí no están sujetos a este peligro, pero hay que estar prevenidos: basta recordar que en 1985, cuando se destruyeron más de mil viviendas –aunque la vivienda de interés social fue la que menos problemas presentó–, gracias a que el Fovi tenía un stock de 500 mil viviendas, pudo ayudar a los damnificados. «Ahora bien, volviendo al tema –concluye Mucharraz–, el mantenimiento adecuado y la organización de los propietarios son vitales, puesto que al mejorar la propiedad común, los parques, los centros comunitarios, mejora el nivel de vida y se evita tener que reemplazar viviendas en mal estado, con lo que los recursos se pueden utilizar en ayudar a resolver el problema habitacional» |
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