Un lider se hace, no nace


¿Cómo se ve Javier Prieto de la Fuente a sí mismo?

Me considero una persona muy activa, promotora de ideas, que se identifica con el trabajo en equipo, no como jefe sino como un coordinador de inquietudes. Yo estudié ingeniería en el Tecnológico de Monterrey, becado por el futbol americano, lo que me inculcó una disciplina que me permitió cumplir con los estudios y el deporte, además de participar muy activamente en la vida estudiantil. Había actividades que realizar, como organizar inscripciones, eventos, promover propuestas. Entre los proyectos recuerdo uno muy importante, el de la eliminación del examen profesional, al que veíamos como un agravio. También hice una maestría en la Universidad de Carnagie Melon, en la ciudad de Pittsburg, becado por la Fundación Rotaria.A mi regreso, me integré a un grupo industrial en el que el enfoque internacional era muy importante. Hace 20 años, esto era muy novedoso para el ámbito mexicano, y me hizo involucrar con el comercio exterior.

En un ambiente que proyecta el orden y el dinamismo de quien lo dirige, el ingeniero Javier Prieto de la Fuente, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos(Concamin), externa su punto de vista de líder y de constructor.

Desde siempre, mi carrera ha estado vinculada con algún organismo que tiene que ver con la globalización y el comercio exterior. He trabajado en la compra y fusión de empresas de corte internacional, y actualmente tengo la oportunidad de prestar mis servicios, desde hace 15 años, en la empresa global de primer nivel más grande en México: Cemex.

¿Quién es su personaje inolvidable?

Puede parecer algo obvio, pero es mi papá, una persona apasionada y comprometida. Su ejemplo fue muy importante para mí en muchos aspectos. Él tuvo una posición muy importante como director corporativo de recursos humanos en uno de los grupos más importantes de Monterrey en su tiempo, y si bien hubiera podido conformarse con disfrutar de ese entorno y de la vida familiar y social, prefirió comprometerse también con la sociedad, con proyectos de carácter religioso, social e inclusive político. Fue primer alcalde de San Nicolás de los Garza, el quinto municipio industrial de México; le ganó al PRI cuando esto era casi imposible. La sociedad regiomontana lo recuerda por el bien que hizo.

Esta visión nos la dejó a mí y a mis hermanos, nos enseñó que cuando se hacen cosas que van más allá de la familia o de la empresa es cuando realmente se empieza a cumplir con los objetivos que valen la pena en la vida. Él fue ingeniero graduado de la primera generación del Tecnológico de Monterrey. Sin duda, Luis J. Prieto es la persona que marcó mi vida, y desde arriba, estoy seguro -dice Prieto de la Fuente, levantando el pulgar al cielo- me da la pauta de lo que estoy haciendo.

¿Piensa que el lugar en que se nace en la familia es determinante para el carácter?

No, esta sería una buena excusa para cartabonar a las personas y a mí no me gusta hacerlo; todos tenemos posiblidades y capaciadades de desarrollo. En el caso de mi familia, a los ocho hermanos nos formaron prácticamente igual, sin diferencias y con la oportunidad de desarrollar las propias aptitudes. Y esto me lleva al tema del liderazgo. Estoy convencido de que el líder se hace, no nace. La sociedad tiene la facultad de propiciar las circunstancias para que los niños y jóvenes desarrollen sus habilidades, quizá en unos mejor que en otros, pero la capacidad de liderazgo está en todos, lo importante es despertarla lo antes posible, para convertir muchas de esas características en hábitos de vida positivos, de orden, responsabilidad y respeto. Esta disciplina le dará al líder la posibilidad de influir en la sociedad a partir de ser una persona confiable.

Cuando tiene tiempo libre, ¿a qué lo dedica?

Mi pasión es el tema del liderazgo. Hace ya 15 años creé una fundación que se llama Seguir, dedicada a los jóvenes, para que desarrollen o sigan desarrollando sus habilidades. Es un grupo que nació en Monterrey y hoy está en 15 ciudades de la república, en Estados Unidos y en Lima, Perú. Le dedico mucho tiempo a la fundación; aunque hay una directora, estoy muy al pendiente, siento que en realidad vale la pena.

¿Cuándo se debe escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo?

Tengo un libro que se llama Piel de líder; es una compilación de experiencias de personalidades muy importantes que han estado en los seminarios que hemos desarrollado con los muchachos a lo largo de 15 años. Revisando sus conceptos, observé que tienen en común cinco principios: la visión, que se puede llamar también pasión; metas de vida muy claras hacia las que se dirigen con paso firme; una actitud positiva, que es fundamental en los líderes exitosos; persistencia, fallan pero se vuelven a levantar porque saben que la vida es eso, fallar y levantarse, y la acción, no se quedan con el ''rollo'' sino que meten las manos y hacen. Esta es la radiografía de cualquier persona exitosa.

Tomando en cuenta tales características, generé otro libro que profundizara en el tema, y luego me entrevisté con personalidades tales como el presidente de España Felipe González, el presidente de Filipinas Fidel Ramos, empresarios como Lorenzo Zambrano, de Cemex, Alejando Junco, de los periódicos Del Norte y Reforma, Gary Tucker, el chairman de Motorola en el nivel mundial, personas que son un ejemplo de cada uno de los temas que trato.

Pero también hay personas que no son conocidas, pero que a la hora de leer sus conceptos, lo menos que puede uno decir es: "este es un liderzaso"; y estoy hablando de jovencitos que en su vida reflejan estas cinco actitudes aunadas a un proceso de cambio. Para mí, lo relevante no es escribir el libro, sino inmortalizar una idea de ese libro, y esto sucede cuando las acciones tienen congruencia con el actuar; esas son las historias que valen. Esto es lo que trato de hacer en mi vida personal: ser congruente y ver que quien me conoce me tenga confianza. Plantar un árbol, no es lo importante, sino cosechar el fruto de hacer las cosas con ganas, con entrega, con pasión. Tener un hijo, lo hace cualquiera, lo que vale es hacerlo crecer, estar orgulloso de él. Tengo ya otro libro, que se está revisando en la editorial y que todavía no tiene nombre; son reflexiones que quiero transmitir a los jóvenes.

Escribo para ellos, para que tomen conciencia de que todo lo que están recibiendo, alguien lo hizo por ellos, y que por lo tanto lo tienen que merecer, y tienen que potenciarlo. Por ejemplo, hoy se habla de la democracia, pero deben saber que hace 25 años y más hubo gente que llegó a la cárcel, que sufrió represión, que tuvimos que hacer muchas cosas para que se respetara el voto; que esa democracia que están recibiendo y de la que disfrutan tiene mucho que mejorar, y que depende de ellos que esto suceda; es ponerlos en esa confrontación con una realidad que los haga comprometerse.

¿Piensa que el ser "regio" influyó en su personalidad?

Claro que influyó; el entorno puede potenciar esas actitudes de liderazgo. Lo más cercano es la familia; si la familia es un promotor, eso se va a apotenciar, pero si lo es la sociedad, mucho mejor. Aunque hay excepciones, y una es Xóchitl Gálvez, que tuvo la capacidad de ser líder a pesar de haber nacido en un medio que no la ayudó en nada, ella se quedó ahí e hizo sus oportunidades. El mensaje es: tú eres único, eres responsable, y a tus 15 años puedes hacer algo por México.

¿Qué piensa hacer en el futuro, cuando termine su vida activa?

Muchas de las cosas que he platicado, las hago y las vivo en familia; mis hijos participan en todo. Este grupo es un proyecto que a mí me ha tocado dirigir. Me visualizo, cuando termine mi vida profesional en activo, regresando a la academia: yo fui maestro y me gusta el contacto con los jóvenes. Siento que en México no se hace caso de la experiencia de la gente grande, y creo que compartir una hora a la semana esta experiencia con los jóvenes en las universidades no sólo transformaría la vida del viejo, sino que a los jóvenes les haría ver el mundo de otra manera.

Y, ¿la construcción?

La construcción está pasando por un momento crítico, que es producto de muchas circunstancias, de falta de confianza, de un sistema político que utilizó arreglos y componendas para controlar. La construcción es la actividad que más impacto ha sufrido de las crisis recurrentes de los últimos años, porque todo el equipamiento es muy caro. Quien tenía una perspectiva para la amortización del equipo, cuando llegaban esas recesiones, cada cinco o seis años, terminaba no pagando, y no podía comprometerse a incorporar tecnología moderna porque no sabía si en cinco o seis años no iba a pasar lo mismo.

Esa cautela ha golpeado; hoy por hoy, las más grandes constructoras están en venta, no por falta de capacidad, sino a causa de la metodología que en 71 años se construyó. Luego, una apertura rapidísima que nos colocó en circunstancias muy complicadas al ponernos a competir con las grandes firmas constructoras del mundo, que tienen todas las ventajas de sus economías desarrolladas. En esas condiciones, la industria de la construcción no puede competir porque no tiene los mismos créditos, los montos, los intereses.

Así, de la noche a la mañana se ve obligada a competir, no en términos de una empresa constructora contra otra, sino contra una constructora que cuenta con el respaldo de toda una sociedad. Los grandes proyectos de México se siguen construyendo con firmas extranjeras y con productos prácticamente traídos del extranjero, sin la posibilidad de darle a la industria mexicana la oportunidad de desarrollarse, porque faltan los créditos y la tecnología.

Este artículo le pareció: