En fase de reactivación
Por Jesús Rodríguez Vargas*

No hay duda de que estas naciones y el conjunto de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) están en una fase de reactivación.
Estados Unidos tuvo una de las recesiones productivas y comerciales más moderadas, en comparación con el promedio de las seis últimas recesiones, y muy similar a la ligera y breve crisis anterior. Mientras que México pasó también por una crisis suave, poco profunda, aunque fue bastante larga; es la recesión más duradera en relación con las cuatro anteriores.
Ambos países sufrieron una crisis cualitativa y cuantitativamente diferente a las comprendidas en el periodo 1970-1995, en donde no sólo disminuía la producción y el comercio sino que eran precedidas por crisis inflacionarias y cambiarias -devaluaciones que llevaban inevitablemente a una recesión, en la mayoría de los casos grave y amplia, con altas tasas de desempleo y pérdida del poder adquisitivo.
En el periodo 2000-2002, desde el momento de gestación de la última recesión y la actual fase de recuperación, se presentó un desinflamiento gradual de la burbuja bursátil de Estados Unidos que tuvo impacto en la producción y en el comercio, pero nada espectacular. Los ataques terroristas del 11 de septiembre deprimieron la confianza y la economía momentáneamente, para retomar luego una tendencia ascendente que llevó al fin de la crisis productiva; finalmente, en la fase de recuperación, después de un ascenso del mercado de valores de Nueva York, la volatilidad y las turbulencias del mundo bursátil, los escándalos por fraude de los directivos de grandes corporativos y las quiebras de algunos de ellos han puesto en duda la contundencia y la continuidad de la recuperación.

La recesión económica de Estados Unidos y de México fue superada.
La recuperación empezó desde fines de 2001 para el primer país y a partir de Marzo de 2002 para México.

Estados Unidos
Hasta el 30 de julio del presente año, los datos oficiales reflejaban que la economía de Estados Unidos había tenido una recesión de un solo trimestre negativo (2001-III); por lo tanto, hubo quienes, como el Secretario del Tesoro y algunos connotados economistas, dudaron de la existencia de la recesión.
Sin embargo, la revisión oficial de los datos productivos del periodo 1999-2002 arrojó nuevas cifras que modifican en parte la apreciación inicial. Hoy sabemos con más precisión que la larga fase expansiva de la economía estadunidense, que empezó en marzo de 1991, llegó a su punto más alto en el tercer trimestre de 2000 con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 4.8% en relación con el trimestre anterior, para enseguida desacelerarse (1.1%) y posteriormente caer en tres trimestres negativos (-0.6, -1.6, -0.3) (gráfica 1).
La duración de la crisis de 2001 es similar a la del periodo de julio de 1990 a marzo de 1991, con tres trimestres negativos del PIB, aunque la caída de la producción total fue más profunda en la de 1990-1991 (gráfica 1); la producción industrial y las ventas tocaron fondo en el mismo número de meses, 10 y 6 respectivamente; el empleo alcanzó el punto mínimo en 19 meses en la primera recesión y en 12 meses en la más reciente. En tanto que el ingreso disponible no tuvo disminución en la última recesión, en la anterior tocó fondo en el octavo mes (cuadro 1). Después de tocar fondo empieza la fase de expansión para cada indicador, aunque en el conjunto el fin de la recesión haya sido desde meses anteriores.

México
Para el caso de México, la recesión empezó en el pico de la anterior fase de expansión y terminó (aún no oficial) en el valle o punto mínimo del Indicador Compuesto Coincidente (ICC). Este Indicador refleja un comportamiento similar al de los ciclos económicos en su conjunto, por tanto, fue en septiembre de 2000 cuando alcanzó el punto máximo, 120.5, y fue en marzo de 2002 cuando tocó fondo con 109.7; los dos meses posteriores, hasta hoy reportados, son mayores. Si la tendencia continúa en ascenso, como es previsible, entonces la recesión habrá durado 19 meses.
Al utilizar el PIB desestacionalizado y medido con relación al trimestre anterior, como se acostumbra en la contabilidad de Estados Unidos, la recesión tuvo seis trimestres ligeramente negativos; mientras que en la de Estados Unidos fueron tres. La recesión mexicana empezó desde el cuarto trimestre de 2000 y concluyó en el primero de 2002 (gráfica 2); el segundo trimestre arrojará un PIB positivo y marcará el principio de la fase de recuperación.
Si empleamos la metodología más usual en México -medir la tasa de variación del PIB con relación al mismo trimestre del año anterior y sin ajuste estacional- encontramos que la producción alcanzó el pico en el tercer trimestre de 2000 y después se desaceleró durante dos trimestres, estancándose en el segundo de 2001, para decrecer en los siguientes tres trimestres. En el 2002-II se estima que crecerá cerca de 2%, en comparación con el mismo periodo del año anterior, lo que reflejaría el fin de la recesión (gráfica 3).
Al comparar la última recesión con la anterior, que oficialmente empezó en noviembre de 1994 y terminó en julio de 1995, se observa que es muy amplia pues la excede en 11 meses, pero también muy ligera o poco profunda, ya que tuvo una caída de 9% con relación al punto máximo y mínimo del ICC, mientras que la crisis previa registró una caída de 21% (gráfica 4).

Conclusiones
El diagnóstico es claro: las dos últimas crisis económicas de México son distintas; las de Estados Unidos son más similares. En el caso de México, la primera es una depresión y la última es una recesión; en las de Estados Unidos, ambos califican para una recesión suave y breve. La crisis de 1995 no sólo fue una depresión, de acuerdo a la caída del producto, sino fue acompañada por una grave crisis inflacionaria, cambiaria, crediticia y social, que no es comparable con la recesión del 2000-02. Ésta fue una recesión productiva, con pérdida de empleos, pero con estabilidad monetaria, con salarios reales positivos y con apreciación cambiaria.
Estados Unidos se enfrentó a la previsible y anunciada recesión con una política monetaria relajada, reduciendo las tasas de interés, y con una política fiscal expansiva. Ambas con el objetivo de provocar primero un "aterrizaje suave", y después del 11 de septiembre, para evitar un agudizamiento de la crisis. La política económica estimulante no pudo evitar trimestres negativos aunque sí los atenuó; también el fuerte gasto en defensa y el consumo privado evitaron que lo que tenía visos de convertirse en una mayor caída, debido a los ataques, se transformara inmediatamente en una fuerte recuperación del PIB en el último trimestre de 2001 (2.7%) y en un crecimiento más acelerado en el primer trimestre de 2002 (5%) (gráfica 1).
En México, el déficit público -en contraste con el alto superávit de Estados Unidos- evitó adoptar políticas antirrecesivas con gasto público, a pesar de los llamados de algunas fuerzas para hacerlo. En tanto que el Banco de México continuó con una política antiinflacionaria que logró por tercer año consecutivo alcanzar las metas propuestas y, por tanto, tasas cada vez menores, que influyen en la disminución de las tasas de interés y en estabilidad monetaria; condiciones necesarias para el crecimiento de la producción. Es decir, que sin este tipo de políticas, consideradas sanas y responsables, la situación hubiera sido peor. Estados Unidos pudo llevar a cabo políticas anticíclicas porque previamente había logrado la estabilidad, con inflación de 2% y superávit público.

Perspectivas
No obstante, la volatilidad y el decrecimiento del mercado bursátil, las quiebras y los fraudes contables de empresas norteamericanas han creado desconfianza y pesimismo en las posibilidades de la actual recuperación, incluso hay quienes predicen una nueva recesión. Las pérdidas accionarias con respecto al pico de marzo de 2000 son considerables, pero la mayor parte sucedió durante el periodo 2000-2001; las caídas recientes del mercado de valores no anuncian una nueva recesión, sino la fase última de la descapitalización bursátil que empezó hace más de tres años.
El efecto inmediato de los altibajos bursátiles recientes es el desaceleramiento de la recuperación, como ya se reflejó en el débil crecimiento de 1.1% en el PIB del segundo trimestre de 2002, y no una recaída productiva. La particularidad de la crisis bursátil última es que se produjo gradualmente a lo largo de varios años y no estalló como un crack, una pérdida considerable en un lapso pequeño, por lo que fue asimilable; tampoco fue la causa de la recesión, aunque haya influido.
Por otro lado, la economía estadunidense muestra signos vitales mejores que hace un año, o incluso que hace seis meses: las ganancias empresariales reales y verdaderas, las que se presentan para el pago de impuestos y no las declaraciones falsas que reciben los accionistas, aumentaron considerablemente en los dos últimos trimestres (2001-IV, 2001-I) para remontar una tendencia descendente que empezó a fines de 1999 y tocó fondo en el 2001-III. Este cambio de inflexión en las ganancias es un fuerte aliciente para las inversiones futuras.
La actividad industrial continúa creciendo gradualmente a una tasa semestral de 3%; se recuperó fuertemente la inversión privada en el último semestre, después de mantenerse en tasas negativas desde 2000-III; se están agotando los inventarios; se mantiene el ritmo positivo del consumo privado y del gasto público; las exportaciones y las importaciones tuvieron altas tasas de crecimiento en la primera mitad del año, después de cinco trimestres negativos (gráfica 5); la tasa de desempleo se ha mantenido en los últimos cinco meses en 5.9%, lo que significa una estabilización en el piso; el número total de reclamaciones de seguros de desempleo disminuyó en 6% en el primer semestre, comparado con el mismo periodo del año anterior; se está creando empleo neto -en julio fueron 6 mil-, aunque en cantidades menores que las previstas; el ingreso real de los trabajadores aumentó en el último año en 2.2%; la productividad laboral creció a tasas de 8.3%, y en la manufactura, de 9.4% en el primer trimestre; los costos laborales disminuyeron en 5.4%; la inflación es sólo de 1.1% anualizada en el mes de junio.
Con base en los fundamentos productivos, las perspectivas en Estados Unidos son continuar con la recuperación para lograr un PIB entre 2.5% y 3.5%, con estabilidad monetaria. Lo más probable es que el mercado accionario esté tocando fondo y que se recobre la confianza en el valor real y en la administración de las empresas. Lo importante es que hoy ya hay mejores condiciones para hacer negocios. Para México, fuertemente vinculado y dependiente con el principal socio comercial, significará una recuperación débil, comparada con la anterior de 1996, pero segura, con un PIB de alrededor del 2% y una inflación de 4.5 por ciento.

*Doctorante de Economía en la Universidad Autónoma de México
Fuente: El análisis económico fue elaborado con datos de: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), National Bureau of Economic Research, US Departament of Commerce-Bureau of Economic Analysis

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HERRAMIENTAS DE LECTURA

PRODUCTO INTERNO BRUTO (PIB)
Es el valor total de la producción de bienes y servicios de un país en un determinado periodo
TRIMESTRES
Los trimestres se denotan con los números romanos: I, II, III, IV
CICLOS ECONÓMICOS
Son las fluctuaciones de la producción, el ingreso y el empleo nacionales totales, que suelen durar entre 2 y diez años y que se caracterizan por la expansión o la contracción simultánea de muchos sectores de la economía.
Expansión: incluye la recuperación y el auge y se manifiesta con el aumento de la producción.
Crisis o decrecimiento: incluye la recesión que es la disminución del PIB real durante dos o más trimestres sucesivos; la represión es una recesión grave.
TIPO DE CRISIS: productivas, monetarias, financieras, comerciales. Se pueden presentar simultáneamente o sólo algunas.
CRACK BURSÁTIL: una caída considerable en el precio de las acciones en el Mercado de Valores en un lapso pequeño.
DATOS DESESTACIONALIZADOS O AJUSTE ESTACIONAL: Es un procedimiento estadístico para realizar comparaciones datos sin la influencia de variaciones estacionales o coyunturales.
PICO: El punto máximo de un índice.
VALLE, FONDO, PISO: El punto mínimo de un índice.

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