Evangelista de los costos
Por Mireya Pérez Estañol

Después de medio siglo de práctica profesional, ¿cómo se ve a sí mismo?
Soy el resultado de la simpatía que me prodigan muchos profesionales, clientes y amigos, quienes me han permitido desarrollarme en la consultoría y la docencia. Incluso, debo agradecer el haber contado con excelentes oportunidades de superación cuando he tenido adversarios o competidores de buen nivel.

¿Ha alcanzado las metas deseadas?
Sí, en lo personal. Sin embargo, siento que no hemos impactado a la sociedad en la medida de lo necesario. Por ejemplo, doy un curso o una ponencia en un congreso a 300 asistentes, y comparado con las cien mil personas que trabajan en costos, el número se pierde, apenas he tocado la epidermis. Hay demasiado trabajo. A lo anterior, se suma el daño que hacen algunas prácticas de la Ley de Obra Pública o los libros hechos con cartabón. Ante esto, debo confesar que me siento impotente.

¿Qué se puede hacer?
Quisiera tener la oportunidad para hacer una campaña muy fuerte de conferencias, de dar pláticas, de preparar libros, para llegar a una mayor cantidad de personas, en lugares más apartados, y combatir al adversario. Siento un compromiso técnico con la sociedad para dar conocimiento y prácticas.

El Ingeniero Jorge Luis Castillo Tufiño un profesional que hace cincuenta años, con visión de futuro, inició su carrera en un campo que era "muy visitado por los constructores", pero poco explorado a profundidad, el de los costos.". Hoy celebra sus Bodas de Oro con la profesión y por este motivo publica el libro Máximas de Costos, en el que de nueva cuenta -cabe recordar el volumen La Vida Diaria de los Costos- transforma los números en letras y nos comparte su experiencia, a través de aforismos..

¿Quién es el adversario?
Son los hábitos, las costumbres que no van de acuerdo con la realidad, el tirar dinero por mala planeación, el dejar obras inconclusas, la quiebra de empresas, en tanto los costos bien llevados son un aliado inigualable, pero de la misma manera "nos pegan" cuando no se les conoce, ni se les lleva bien.

¿Cómo nace la necesidad por estar en favor de una buena utilización de los recursos?
Primeramente, siendo el primogénito mi madre, que había sido tenedora de libros, me brindó una gran atención y como entendía de números me transmitió, casi jugando, otra visión de esas sencillas operaciones tan necesarias en la vida diaria, como son la suma, la resta, la multiplicación y la división.
Por otra parte, mi padre era herrero, aprendió a costear bien sus propuestas, supo cuantificar las chambranas, los perfiles Z y los T, así como a estandarizar los ángulos y medir correctamente sus tiempos y las actividades. Y si ponemos atención podemos darnos cuenta de que los conceptos de la obra se componen de muchos procesos similares. Así, fue él quién me dio la primera lección de la valorización de los recursos, Y esto me fue empujando hacia los números,
Ahí empezó mi vocación o "el llamado", como la nombra el arquitecto Jesús Aguirre Cárdenas, y se reforzó en la facultad y en el trabajo.

¿Dónde tuvo la primera oportunidad de trabajar con los números?
En la Secretaría de Obras Públicas, con el ingeniero Mariano García Cela cuando a la sazón como jefe de departamento ingeniero Enrique Dune como mi jefe inmediato. Me asignaron para llevar los costos de conservación de carreteras, así como registrar los diferentes trabajos. En resumen, se hacían sumatorias, se sacaban los saldos contra el presupuesto aprobado y se realizaban las transferencias.
Posteriormente, trabajé con el ingeniero Roque Félix Valdés, quien nos enseñaba a evaluar el concepto de trabajo y "me metió de lleno a los costos". Recuerdo que él, refiriéndose a las imprecisiones decía "... en un costo no vale lo análogo o lo similar, se tiene que ser preciso".
Más tarde, el propio desarrollo profesional me llevó a encargarme del costeo de los hospitales en el ISSSTE. hasta ahí tuve un conocimiento empírico y mucho de práctica, en donde la palabra esencial es la ética.

¿Cuál fue el siguiente paso?
Esa parte empírica la reordeno y la reaprendo con la creación de la Sociedad Mexicana de Ingeniería de Costos. Después de trabajar en proyectos importantes, en los que participé como contralor y de encargarme de la vigilancia y del dinero, me doy cuenta de que hay un vacío en la consultoría de costos, y el 23 de abril de 1969, con un grupo de arquitectos, abogados y contadores constituimos CONTEO, la primera firma para ofrecer asesoría de costos en el país.
Por coincidencia, a escasos tres meses, leo en el periódico la formación de la Sociedad Mexicana de Ingeniería de Costos, de la que soy miembro fundador, aunque no organizador, y comienzo a trabajar con ésta.
Entonces, tuve que estudiar y sentarme con gente muy informada sobre estos temas, entre ellos, importantes funcionarios de PEMEX, de Bufete Industrial y de otras dependencias gubernamentales, con una gran experiencia en los proyectos de plantas de procesos, de costos en instalaciones industriales o en edificación. Contaban con un nivel de conocimiento en la materia muy alto. Por ejemplo, puedo citar a Carlos Rivero, de la Cámara de la Industria de la Construcción, quien dirigía un comité de índices de costos asunto sobre el que yo tenía una percepción muy lejana y aprendo de mucho de ellos.
Por otra parte, me asocié con los americanos, participé en comités, fui director de congresos y me di cuenta de que el organizador es quien más aprende, pero se necesita tener apertura de criterios y no atarse a ideas de fijas, sino saber que todo puede cambiar.
La Sociedad fue una cantera extraordinaria, que agrupó a personas del sector público y privado, de primer nivel. Esta institución se desarrolló fuertemente y ascendí hasta llegar a la presidencia de la misma -fui el cuarto en ese cargo- y con el conocimiento que tenía y con las personas que me rodeaban organizamos un congreso en Brasil, en el que se constituyó la Sociedad Panamericana de Costos , y promovimos la maestría económica y de costos en la Universidad La Salle.

En tanto, ¿qué sucedía en CONTEO?
En principio, surgió de la inquietud de los trabajos durante la construcción del Hotel Camino Real, en la ciudad de México.
Pero, era un concepto que en momento se conocía y se comprendía poco. Incluso, en alguna ocasión me dijeron "por hacer lo mismo que yo hago, ¿me quieres cobrar?". A lo que yo respondía que si bien es lo mismo hay un enfoque diferente, porque un consultor hace una propuesta en base a un estudio de lo que se va a gastar, da apoyo y asesoría, lo cual dista mucho de la simple aplicación de los aranceles.
CONTEO empezó a trabajar más cerca de "Chema Gutiérrez" y a finales de 1969 el IMSS nos da 20 o 30 presupuestos base, lo que permitió "tomar oxígeno". Luego, Mexicana de Autobuses es el primer proyecto importante en el que se nos asigna toda la propuesta de costos y la hacemos a precio alzado, lo que fue todo un triunfo, porque la ley de obra pública no permitía este tipo de contratos.
Hicimos la obra con buen tiempo y con una desviación de 3% de lo presupuestado, pero nos encontramos con que a CONTEO le faltaba personal, contratar a arquitectos era caro y no saben hacerlo.
Así las cosas, se presenta una ponencia sobre la figura de los auxiliares de costos y la Cámara de la Industria de la Construcción apoya la propuesta y se abre una línea de cursos en colaboración para capacitación con el Instituto CONTEO, por lo que nos transformamos en una cantera de aprendizaje y para saber como se hacen las cosas en otros lados trajimos maestros norteamericanos, dimos los primeros seminarios en los que los costos se vincularon con la computación en 1973, con expositores de EU y Brasil.
En estos años hemos capacitado más de mil muchachos como cuantificadores de obra, una figura carente en México, y que en otras sociedades, como la inglesa, el cuantitie surveyor está tan institucionalizado, como en México los notarios.

¿Cuáles son sus planes?
Antes había costos de corrupción, en la actualidad hay costos de ineficiencia. Y si en un proyecto hay ineficiencia y corrupción, no hay ingeniería de costos que pueda servir para parar y justificar intereses turbios, cifras maquilladas, pero se tiene hacer algo. Hay que retomar esto y hacer presencia.
Me gustaría continuar en la enseñanza en la capacitación y en la preparación, volver a los valores éticos, hacer la docencia con dignidad, dejar atrás aquéllo de que muchos profesores están por la supervivencia, más que por la superación.
Pero esto cuesta mucho trabajo, pues en las crisis lo primero que se cancela es la capacitación. Aunque debería ser al revés, capacitarse con el fin de prepararse para lo que viene. Me interesa dar cursos de formación, más que de información. Sin duda, hay mucho que hacer y los trabajadores somos pocos....

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