Concreto, sensibilidad, arquitectura
Arquitectas Isaura González Gottdiener y Aldara Chaos Cador
PRESENTACIÓN:
Esta reflexión, hecha desde la perspectiva de la arquitectura, parte de los inicios del concreto como material de la modernidad para desembocar en las posibilidades que hoy le abre la innovación tecnológica. Destaca la variedad de recursos que la prefabricación y el precolado ponen en manos del diseñador, permitiéndole lograr resultados estéticos y obtener a la vez beneficios económicos gracias a la simplificación del proceso constructivo.
"Mediante el uso de materiales inertes y partiendo de condiciones más o menos utilitarias,
habéis establecido ciertas relaciones que han suscitado mis emociones. Esto es
ARQUITECTURA." Le Corbusier
Vivir la arquitectura, escucharla con los ojos y habitarla, deja en sus espacios las huellas de miles de vidas, buscando entre el ruido de las ciudades trozos de materia que hablan en distintos lenguajes y bajo cielos diversos.
El presente artículo, como todos, como la vida, se puede leer de muchas maneras distintas, haciendo recorridos que son complementarios, como acercamientos parciales a una realidad que es siempre mucho más extensa y más rica.
La utilización del concreto en la arquitectura es resultado de una estricta y moderna ingeniería que contiene las virtudes absolutas y eternas de una tradición arquitectónica anterior. Producto de la evolución, el material, en vez de hablar sólo de sí mismo, empezó a hablar de ideas sobre escala, presencia y expresión, estructura convincente como hecho más que como idea.
Desde el punto de vista histórico, esto resultaba de lo más provocativo y prometedor en formas rectangulares vacías interrumpidas sólo por columnas, una claridad en la desnuda geometría de la estructura; espacios abiertos e ideales en todos los sentidos de la palabra: ideal para las necesidades de amplitud, limpieza, claridad, ausencia de decoración, etcétera. Es decir, un sistema fundamental de líneas horizontales y verticales de cargas y soportes, separadas de la manera más racional y económica posible.
Le Corbusier lo había aclamado como "los primeros frutos de la Nueva Era". Las imágenes de las fábricas y los elevadores de concreto constituían una iconografía utilizable, un lenguaje formal, por medio del cual se podían hacer promesas, mostrar adhesión al credo del movimiento moderno y señalar el camino hacia algún tipo de utopía tecnológica. El concreto representaría más que ningún otro los métodos constructivos del siglo XX.
Uno de los más destacados pioneros en el empleo del concreto fue Ernest L. Ransome, durante la última parte del siglo XIX. Nacido en 1852, Ransome procedía de una conocida familia inglesa de fundidores de hierro e ingenieros, que dejaron una importante huella en el nivel mundial como fabricantes de productos tan diversos como apisonadoras y máquinas para cortar el césped, entre otros. La energía de Ransome, su inventiva y, sobre todo, su astucia, le aseguraron un puesto permanente en los anales de la construcción con concreto.
Durante las primeras etapas de gestación de la modernidad, hasta alrededor de los años cuarenta, los autores tendieron a dar gran importancia al empleo pionero de "nuevos" materiales tales como el hierro fundido, el cristal, el acero y el concreto. Cualquier ingeniero o arquitecto que hubiera utilizado alguno de éstos en una fecha suficientemente temprana, por muy poco definido o dudoso que fuera el trabajo realizado, tenía todas las probabilidades de asegurarse un puesto respetable en el panteón de la modernidad.
El concreto ha sustituido al ladrillo o a la piedra de la tradición anterior. Material muy versátil, capaz de asumir cualquier forma según el encofrado en que se lo vierta, no pasó mucho tiempo sin que se investigara su plasticidad para elaborar efectos arquitectónicos de gran trascendencia.
Sin embargo, el sentido de las construcciones está atenuado por una relación inseparable con un parámetro especial, que tiene una importancia decisiva: ellas no adquieren ese aspecto monumental y "tallado" más que cuando se las ve de lejos, para convertirse en algo efímero pero acomodaticio. Es evidente el signo de una condición acomodaticia, cuya estructura simbólica refleja la diversidad de las vidas de los hombres y mujeres en el momento actual y revela, que en realidad, forman parte de la vida secreta de los edificios, y también un gran deseo de que sean al mismo tiempo iconos urbanos reconocibles.
El concreto hacia el siglo XXI
"El ingeniero, inspirado por la ley de la economía, y llevado por el cálculo, nos pone de
acuerdo con las leyes del universo. Logra la armonía.
El arquitecto, por el ordenamiento de las formas, obtiene un orden que es pura
creación de su espíritu. Por las formas, afecta intensamente nuestros sentidos
provocando emociones plásticas. Por las relaciones que crea, despierta en nosotros
profundas resonancias, nos da la medida de un orden que se siente de acuerdo con
el del mundo, determina reacciones diversas de nuestro espíritu y de nuestro corazón.
Y entonces percibimos la belleza." Le Corbusier
La belleza en la arquitectura, como en toda concepción estética, encarna el terreno de lo subjetivo. Sin embargo, al ser materia, la arquitectura depende no sólo de la estética de las proporciones sino también de los materiales. De la correcta aplicación de éstos depende en gran parte el resultado final, lo que conlleva un proceso de aprendizaje, tanto para el diseñador como para el constructor.
El concreto es un material plástico que, junto con sus propiedades estructurales, ofrece enormes posibilidades de empleo como acabado final. Su versatilidad permite tener superficies pulidas o agresivas; el uso de agregados tales como grava, mármol y ónix lo dotan de texturas diversas que al ser modificadas con sopletes abrasivos, técnicas de esmerilado, desescamado neumático y gran variedad de otras técnicas, producen infinidad de epidermis. De tono grisáceo o café, según el tipo de cemento con que se haga la mezcla, el color del concreto puede obtenerse por medio de pigmentos.
Dadas su economía y manejabilidad, el concreto es un popular material de revestimiento. Ya sea colado en sitio, prefabricado o precolado, ofrece cada día nuevas posibilidades gracias al avance de la tecnología.
La prefabricación
El concreto prefabricado evoluciona constantemente; es una herramienta poderosa para el diseñador. Las innovaciones tecnológicas en su composición, moldes y acabados, han incrementado de tal modo su calidad que puede competir con los recubrimientos de fachada más exclusivos.
El tamaño de los elementos prefabricados está en estrecha relación con la conveniencia de su manejo, transporte y montaje. Estas condiciones están dadas por el fabricante, quien puede variarlas de acuerdo con los requerimientos del diseñador, siempre que exista una lógica entre el proceso de diseño y el proceso de producción y construcción. Conjugar dentro de nuestra realidad la aplicación de la tecnología y el diseño creador es la pauta para lograr resultados óptimos.
El buen diseño de estos elementos resuelve desde el carácter plástico del edificio hasta factores prácticos y funcionales tales como juntas, goteros, drenes y conexiones, lo cual, aunado al correcto proceso de producción y construcción, resulta en beneficios económicos.
Claro está que la prefabricación y el empleo de componentes no constituyen una respuesta a todos los problemas del diseño y la construcción. Del análisis de cada caso particular y del resultado estético que se pretenda lograr, dependerá la elección del proceso constructivo que se utilizará. Por lo regular, la elección de productos prefabricados está en directa relación con los tiempos y costos de obra. A estos factores debemos agregar el del mejoramiento del control de calidad que se refleja en el aspecto visual de las obras.
Hacer uso de los procesos industrializados no debe ser sinónimo de encasillamiento en un modelo de proyecto arquitectónico. Muchas construcciones de nuestro siglo han caído en la repetición de esquemas al utilizar elementos prefabricados, mas ello no implica que deba limitarse la libertad de diseño. Existen excelentes obras en las que el uso de estos elementos conforman un lenguaje estético que las dota de una identidad particular.
El precolado
Además de los elementos prefabricados, que son los que se hacen fuera de la obra, existen los elementos precolados, que son los que se fabrican dentro de la misma obra pero fuera de su destino final de servicio. Elementos de diseño especial que no sean productos de línea comercial dentro del rubro de los prefabricados entran en esta clasificación. Este procedimiento abre una extensa gama de posibilidades al diseñador y facilita el proceso de construcción, redundando nuevamente en beneficios económicos. La flexibilidad de que puede ser objeto el concreto lo sitúa como un material plástico, cambiante, escultórico, del que pueden obtenerse resultados estéticos ilimitados que distan mucho de ser tristes, monótonos y aburridos, calificativos con los que se lo relaciona tradicionalmente.
El empleo del concreto arquitectónico juega un papel predominante en la actualidad, dada la gama de posibilidades que ofrece. Para que su aplicación sea correcta y exitosa, es sumamente importante el trabajo conjunto de diseñadores, fabricantes y constructores ya que permite obtener ventajas no sólo en el aspecto estético sino también en cuanto a lo funcional, lo constructivo y lo económico. De cara al siglo XXI, el concreto continuará siendo, gracias al avance de la tecnología, un material sumamente versátil que, además de ser económico, puede ser hermoso, como lo demuestran muchas obras que son imagen de nuestro tiempo.