Kenzo
Tange,
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Resumen: El tránsito desde la tradición oriental hacia la modernidad internacional en la obra de este maestro del diseño tuvo por sustento una aguda percepción de los elementos comunes entre ambas y expresa en la creación arquitectónica el camino recorrido por el pueblo japonés en el último siglo. Hablar
de Kenzo Tange es hablar de concreto, porque una gran parte de la obra de
este magnífico arquitecto japonés está basada en diseños en los que el
concreto es el componente medular de la geometría de sus proyectos.
Ahora bien, para entender a
Kenzo Tange debemos comprender primero el momento histórico en que nace y
se desenvuelve, pues muchos de sus diseños expresan la situación que
vive Japón, país cuyas ciudades reflejan en su fisonomía la historia,
las raíces y la posición política mundial del milenario imperio
oriental.
Hacia finales del siglo XIX, Japón
había experimentado un cambio sustancial en sus tradiciones, a partir de
hechos tan importantes como la apertura de los puertos marítimos al mundo
en 1854, fecha significativa que marcó el inicio del cambio y la relación
con Occidente.
Estos hechos repercutieron también
en Europa, cuyos habitantes vieron penetrar poco a poco en sus países
algunos elementos de la cultura nipona que ampliaron su horizonte de
conocimiento: en 1859 descubrieron los grabados japoneses y en 1866
tuvieron en sus manos la primera publicación sobre la arquitectura de ese
país.
Tal fue la influencia japonesa
en las artes europeas que artistas de la talla de Mondrian la dejarían
sentir en su producción pictórica, como puede comprobarse en su obra Composición en rojo, amarillo y azul, realizada en 1928.
Frank Lloyd Wright, uno de los
maestros de la arquitectura moderna, hipnotizado por el arte japonés,
declaraba: “En mi despacho de Oak Park analicé y revisé con mucho
cuidado los grabados japoneses hasta descubrir en ellos la eliminación de
lo insignificante, el proceso de simplificación, confirmando así lo que
tanto estaba buscando para mis obras”.
Como contraparte, la llegada de
la influencia americana y europea al país oriental también se hizo
sentir y desde 1869 se generaron cambios tan radicales como fueron la
nueva constitución política, la enseñanza obligatoria en las escuelas,
el servicio militar obligatorio, la libertad de cultos, el calendario
gregoriano, el descanso semanal obligatorio, un nuevo código penal y un
nuevo código civil, reformas muchas de ellas tomadas de países europeos.
Para 1870 se creó una comisaría
de obras dependiente del ministerio de ingeniería y se invitó a
arquitectos extranjeros a participar en la construcción de nuevos
edificios para las diferentes oficinas del gobierno.
En 1875 se inauguró en la
facultad de ingeniería un curso sobre arquitectura y se promocionaron
viajes de estudiantes a Europa para que adquirieran conocimientos in
situ sobre proyectos y sistemas constructivos.
El primer edificio con
estructura de acero que se edificó en Japón, en 1912, resultó ser la
sede de una compañía de seguros cuyos directivos, incitados por el
movimiento europeo, habían solicitado un diseño moderno.
A principios de siglo, los
conceptos tradicionales en materia de arquitectura no lograban tener una
correspondencia con la mentalidad japonesa; de hecho, no existía la
palabra arquitectura como tal, por lo que finalmente se encontró en el
lenguaje tradicional la palabra Zoka,
que se refiere a la construcción de casas, y el término Fushin,
que alude a la recolección de fondos para la construcción o reconstrucción
de templos. Finalmente se creó un nuevo vocablo que identificó a la
arquitectura en Japón, Kenchiku.
El vasto programa de
reconstrucción luego del terremoto que sufrieron Tokio y Yokohama obligó
a los arquitectos a tomar medidas más estrictas en el diseño de las
estructuras, y tal vez esto contribuyó a la difusión del uso del
concreto.
Otro hecho muy significativo
para los diseñadores japoneses fue la participación del país en la
segunda guerra mundial, ya que los bombardeos enemigos arrasaron prácticamente
ciudades enteras, como fue el caso de Hiroshima y Nagasaki.
Así surgió una generación de
arquitectos modernos japoneses que se vieron envueltos en los
acontecimientos de las guerras mundiales y fueron los iniciadores de un
estilo que influyó en el desarrollo de la arquitectura de ese país.
Entre sus filas se mencionan nombres como K. Tatsuno, T. Yokogawa y Kunio
Maekawa, fundador de la Asociación Japonesa para el diseño industrial y
maestro y tutor de Kenzo en el comienzo de su carrera.
Kenzo Tange nace en Osaka en el
año 1913, estudia en la Universidad de Tokio en 1938 y trabaja con
Maekawa hasta el año 1941. Estudia una maestría en planeación urbana,
al término de la cual es aceptado como profesor asistente en la misma
escuela. Recibe un grado en ingeniería en el año de 1959. Dos años
después abre su despacho junto con un colega llamado Urtec y así nace la
firma KenzoTange+Urtec, pero años después se forma la firma Kenzo Tange
y Asociados. Funge como profesor de Ingeniería Urbana en la universidad
de Tokio durante nueve años hasta que es nombrado profesor emérito en
1974.
Sus primeros trabajos muestran
una fuerte influencia japonesa, pero para los años sesenta se convierte
en uno de los mayores impulsores del estilo internacional, basando sus
diseños en un concepto de orden estructural muy claro y definido.
Entre los maestros que influyen
en su desarrollo profesional está Le Corbusier, de quien toma los
conceptos de diseño urbano y de planificación de ciudades y barrios,
además de la combinación de diseños sencillos y racionales en los
edificios. Vamos a encontrar cierta similitud en los diseños de Tange y
Le Corbusier, especialmente en el uso de los elementos de concreto
aparente de fachadas y el uso estético de las azoteas como quinta
fachada. El maestro Tange ha recibido cuatro de los premios más importantes que cualquier arquitecto puede obtener en su carrera profesional: la medalla de oro de la RIBA, la medalla de oro de la AIA, la medalla de oro de la Academia Francesa de Arquitectura y el premio Pritzker, que es considerado el premio Nobel de la arquitectura. Hiroshima
Peace Center, Japón, 1949 a 1956
Este
complejo arquitectónico muestra la simplicidad a la que se puede llegar
en un diseño. El edificio principal está apoyado por una estructura de
concreto esbelta, delgada, finamente terminada, que deja ver el color del
cemento y la transparencia de los interiores, aun cuando se aprecia una
fuerte influencia del diseño japonés tradicional en la retícula de sus
ventanales y la disposición de la estructura. Como
un bloque perfectamente definido, el remate del mismo es tan fino que sólo
marca una ligera línea que rompe con el fondo del cielo. El
balance formal que existe entre la masa superior y los pilares permite
sentir que el concreto aparente hace su trabajo de manera eficiente al
mostrarle al público la estructura y su labor al sostener esa gran masa. En
cierta forma, el diseño muestra al espectador la fortaleza del pueblo
japonés ante la adversidad y su poder para erigirse de nuevo. Está
situado en una explanada que puede albergar más de 50 mil espectadores,
la cual sirve actualmente para realizar la conmemoración anual
tradicional de los muertos por la bomba atómica. Desde
la plaza se puede observar el conjunto principal y los dos edificios
anexos, logrando con ello el objetivo buscado por el arquitecto. El
conjunto es rematado por un monumento de concreto armado con la forma de
una parábol hiperbólica que sirve como recordatorio de la desgracia que
sufrió el pueblo y su renacer al mundo. Este proyecto fue ganado en concurso por el maestro y de alguna forma lo lanzó a la fama en el ámbito internacional, no sin antes haber experimentado con formas más tradicionales del diseño japonés. Kurashiki,
City Hall, Japón, 1960.
Este
edificio es una muestra de la máxima expresión del concreto aparente en
los proyectos de Kenzo Tange, especialmente por los parasoles propuestos
en una de las fachadas, elementos que van a ser incluidos como parte intrínseca
de la geometría del edificio. Declara
el maestro: “La arquitectura moderna y la arquitectura tradicional
japonesa tienen características comunes; simplicidad, claridad,
brillantez, apertura y luz”. Y también: “El pueblo japonés desea
sentir en su arquitectura la durabilidad eterna y mis diseños buscan
eso”. Por
su ubicación dentro de la zona, logra romper con el entorno urbano
existente; sin embargo, por su monumentalidad se incrusta en el paisaje
como elemento distintivo del mismo. Otro
de los aciertos es el manejo conceptual de la azotea, al lograr un
elemento formal que se integra a la masa de la construcción logrando con
ello una quinta fachada, algo que Le Corbusier venía proponiendo en sus
diseños en Francia. De
nuevo se repite el concepto formal de apoyar el edificio de concreto sobre
un grupo de columnas, logrando con ello transparencia y ligereza en el
diseño. La
fachada muestra en sus cuatro lados un diseño geométrico formado con los
elementos de concreto aparente, lo cual le da una brillantez estupenda.
Esta obra causó una gran polémica dentro de los críticos de la
arquitectura japonesa debido a su monumentalidad. Tan grande fue su
impacto, que las autoridades se sentaron a discutir el futuro de la
arquitectura y sus efectos sobre la población. Saint
Mary´s Cathedral en Tokio, Japón, 1963
Un
diseño que se adelantó a su época fue este de la catedral de Santa María.
Visto desde su planta, el
proyecto se concibe en forma de cruz romana, con lo cual los muros de
concreto aparente de gran altura confirman el diseño de planta. Además,
el despliegue de cuatro parábolas hiperbólicas permite soportar el techo
de la catedral. Entre
los muros de concreto aparente, y dejando un espacio entre ellos, se
ubican cuatro grandes vitrales a través de los que pasa la luz natural.
El efecto de luz ámbar que se logra en el interior de la iglesia es algo
muy usado en iglesias europeas. Un
basamento de concreto aparente con muros al estilo de la iglesia de
Romchaps de Le Corbusier permite inducir al feligrés hacia los accesos. De
nuevo el concreto aparente deja ver sus propiedades y cualidades estéticas,
combinando el material con un juego de vanos y macizos al más puro estilo
internacional. El
campanario de 60 metros de altura, dispuesto a unos metros de la catedral,
se yergue majestuoso con su concreto aparente y logra unirse al conjunto
tanto de la catedral como del baptisterio y la fuente bautismal. No
cabe duda de que el maestro Tange, siendo japonés y no católico, logra
con este diseño mostrar sus grandes dotes creativas al definir el
concepto de una manera excepcional. El manejo del concreto aparente como parte de la estética del proyecto lo hace resaltar y logra con ello que el material sea parte del mismo y no sólo una consecuencia tecnológica. Complejo deportivo, Tokio,
Japón. 1964-1966.
Durante los años
sesenta y con la asignación de la organización de los juegos olímpicos,
el gobierno japonés invita al maestro Tange a desarrollar el proyecto
para las piscinas olímpicas y el gimnasio, lo cual le permite consagrarse
como uno de los arquitectos mas connotados del país. El proyecto está
basado en dos semicírculos entrelazados y desfasados entre sí, con
extremos de los edificios terminados en puntos que no se encuentran, pero
que siguen una línea de composición. El gimnasio se une al conjunto sólo
por su forma de caracol, lo que hace que se amarre a las formas de las
piscinas. Este diseño será la
pauta para muchos arquitectos de otros países, debido al uso de los ejes
axiales que rompen con la simetría de los objetos. Las entradas se
encuentran en la parte cóncava de la forma y los techos están soportados
por dos enormes columnas de concreto aparente reforzado, las que sirven
como mástiles y portatensores de la techumbre. Las cubiertas están
sostenidas por cables de acero trenzados y soportados por placas soldadas
que permiten la tensión necesaria para cargar su propio peso debido a la
pretensión a que fueron sometidos y logran que soporte el empuje del
viento, que particularmente en esa zona puede ser huracanado en ciertas épocas
del año. Algo característico
del proyecto es, de nuevo, la planta baja, que permite la transparencia y
al mismo tiempo hacer sentir un soporte visual debido a la utilización de
los elementos de concreto verticales y repetitivos, lo que permite crear
una banda perfectamente definida. Visto a la distancia, nos recuerda las viejas pagodas japonesas. Embajada de Japón en México
La
embajada de Japón en México es una muestra de la concepción de
proyectos conjuntos que logran reunir dos culturas tan diferentes y al
mismo tiempo tan representativas en el medio arquitectónico. El maestro
Tange lo desarrolló en colaboración con Rosen Morrison y Pedro Ramírez
Vázquez. Los
niveles del edificio son soportados por cuatro grandes columnas que
albergan los servicios generales. Espacios abiertos rodean la oficina del
embajador y los dos niveles superiores se encuentran en cantiliver, lo que
permite jugar con las formas de las fachadas. Una
característica del diseño sigue siendo el concreto aparente como
elemento recurrente en todos los proyectos del maestro o la utilización
de las entrecalles para marcar los entrepisos. Este
edificio vino a marcar una tendencia arquitectónica muy fuerte entre los
arquitectos mexicanos y sirvió de ejemplo para muchos edificios que aún
se conservan en magnificas condiciones en la ciudad, aportando el manejo
de las formas y el manejo del
concreto aparente como parte de nuestra cultura y como aceptación de las
tendencias estilísticas del momento en el medio.
Hemos hecho un breve recorrido
por la vida y obra de Kenzo Tange, quien gracias a su creatividad ha
dejado huella en la arquitectura mundial y con sus diseños ha fomentado
el uso del concreto aparente, no sólo como material estructural, sino
como elemento decorativo y formal.
No debemos olvidar que el
maestro Tange es, además de arquitecto, un gran urbanista, como lo ha
demostrado en el proyecto de una nueva ciudad de Tokio, que por desgracia
no se ha podido llevar a cabo por considerarse utópico.
Una de las virtudes de sus diseños
fue y seguirá siendo la herencia conceptual que deja para ingenieros y
arquitectos al mostrar de forma contundente que el concreto aparente puede
ser utilizado como parte del edificio, es decir, como la piel del mismo.
La forma de modular las
secciones, la masividad y monumentalidad, la textura del pulido, el color
y su apariencia, hacen que el concreto aparente siga siendo muy utilizado
por los proyectistas, especialmente cuando se trata de enmarcar ciertos
aspectos del diseño. El maestro Tange ha empleado el concreto no sólo
para fachadas sino también en columnas, torres, tanques elevados, muros
divisorios, pavimentos, monumentos, etcétera.
Otro de los aciertos es el
manejo de los espacios en planta baja, que logra mostrar los apoyos de
concreto de los edificios sin miedo a la crítica, balanceando la masa del
bloque construido con las columnas y al mismo tiempo dejando pasar la luz
y al aire por debajo del edificio, como intentado hacer flotar esa gran
masa.
Kenzo Tange vive actualmente en
Japón. A sus 87 años es considerado, según la tradición japonesa, un
monumento viviente al que se debe respeto y admiración por su aportación
a la cultura y a la humanidad. Continúa trabajando en su oficina, donde
desarrolla sus proyectos de arquitectura. Una de sus últimas obras
registradas es un museo de arte moderno en Italia, inaugurado en el año
de 1998 y que sigue teniendo el sello de su estilo.
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Instituto Mexicano
del Cemento y del Concreto, A.C. |
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