Situación de la industria de la construcción

 

 Los años noventa significaron una etapa de transformaciones en la estructura económica del país, y la industria de la construcción no estuvo ajena a esos cambios. Dejó de desempeñar el papel de actividad con importante efecto multiplicador que incluso le permitió en algunos momentos actuar como motor del resto de la economía. A juicio de muchos, ahora es un sector relevante, pero con un efecto de menor magnitud para el conjunto.

El sector formal de la construcción sigue lejos de alcanzar los niveles de actividad y generación de valor registrados hasta 1994; los factores que inciden son diversos, entre ellos, la grave descapitalización y baja la competitividad.

Según las empresas constructoras, esta situación ha sido propiciada por aspectos tales como el pago de impuestos sobre ingresos que no han generado flujo de efectivo; el incremento desproporcionado del costo financiero que las empresas han pagado sobre sus pasivos; el rescate de concesiones de infraestructura; la facultad que otorga la Ley de Adquisiciones y Obras Públicas (sujeta a revisión según se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 4 de enero de este año) a los funcionarios para determinar si una licitación adquiere carácter nacional o internacional, y la carencia de incentivos en investigación y desarrollo tecnológico mediante la desgravación.

La industria ha mostrado su preocupación y ha dado a conocer propuestas para la reactivación del sector cuya inversión en el periodo 1994-1999 fue de 4.2 por ciento , cuatro veces menor que los montos de inversión nacional.

«La industria de la construcción aún esperará algún tiempo para entrar a una fase de fuerte crecimiento (probablemente hacia finales de año 2000 e inicios del 2001) pues ello está condicionado a que se detone la inversión pública y se vuelva a abrir el financiamiento privado», dijo Manuel Somoza Alonso, ex presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, actualmente director general de Apolo Operadora de Sociedades de Inversión.

 
Infraestructura, inversión pública y privada

En mayo de 1999, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) organizaron el seminario «El Sector Privado en la Infraestructura». Allí, Carlos Ruiz Sacristán, secretario de Comunicaciones y Transportes, mencionó que ante la participación de la inversión privada en los rubros de las comunicaciones y los transportes se ha generado un cambio estructural muy importante que acelera el desarrollo de la infraestructura del país.

Por lo anterior, se han hecho importantes modificaciones al marco jurídico que rige al sector, y el Estado a su vez fortalece sus funciones de planeación, regulación y supervisión. «Hoy, gracias al proceso de apertura en el sector, se invierte más que antes», mencionó.

Se tienen grandes retos en lo económico, dijo, y agregó que la infraestructura debe atender las crecientes necesidades de nuestras industrias y de nuestras empresas, para que éstas sean más eficientes y competitivas, para que puedan exportar más y, también, satisfacer las necesidades de nuestro mercado interno.

«Pero también tenemos enormes necesidades en lo social. Debemos seguir construyendo la infraestructura que necesitamos para llevar más bienes y mejores servicios a muchas comunidades y a muchos mexicanos que aún no cuentan con ellos» finalizó.

Pedro Strassburger, presidente de la CMIC, quien también ocupa la presidencia de la Comisión de Infraestructura del CCE, manifestó que deberá fortalecerse la cultura del mantenimiento y de la modernización, ya que existe infraestructura deteriorada y obsoleta que puede recuperarse e integrarse al sistema productivo.

Por ello, agregó, es imperativo que se instrumente una política de Estado que fomente la inversión productiva, que dé a las empresas certidumbre y libertad para operar y desarrollar sus actividades, con un marco regulatorio definido y transparente que agilice los procesos productivos y la desregulación en los sectores que generen inversiones en construcción de infraestructura.

Strassburger aseguró que si se conoce y analizma la situación que guarda la infraestructura de México y su posición respecto a otros países, especialmente con los socios comerciales, se podrán ofrecer soluciones realistas y oportunas.

De acuerdo con un estudio del World Economic Forum en el que se analizó la infraestructura de 59 países del mundo, México ocupa el lugar número  40 en infraestructura general, en tanto que EU tiene el segundo y Canadá el octavo; en caminos, México ocupa el lugar 37, EU el 4 y Canadá el 10; en vías férreas, nuestro país tiene la posición 44, EU la 12 y Canadá la  5; en puertos, en el mismo orden de presentación, estos países se encuentran en los lugares 44, 6 y 3, respectivamente; en financiamiento,  las posiciones son 54, 1 y 3, en tanto que en inversión privada son 17, 6 y 9.

En este contexto, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Eduardo Bours Castelo, advirtió que debido al rezago en infraestructura es necesario que en los próximos 20 años se duplique la planta física del país, para lo que se requieren inversiones anuales de 30 mil millones de dólares durante el próximo lustro. Afirmó que la inversión en infraestructura en el país «no puede ni debe ser responsabilidad exclusiva del Estado», y anunció la conformación de una comisión del sector privado que coadyuvará en ese renglón.

«Es indispensable la participación del capital privado, pero bajo reglas claras y transparentes, sin cortapisas ideológicas ni intereses político-electorales», resaltó.

 Propuesta de recuperación 

En diversos foros, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) reconoció a la apertura comercial como un proceso conveniente y necesario para lograr una mayor competencia y garantizar al Estado las mejores condiciones disponibles en cuanto a precio, calidad, reducción de los períodos de construcción y acceso a tecnología de punta; sin embargo, la crisis económica desatada en 1994 provocó que su rentabilidad cayera, a tal grado que quedó en posición de creciente desventaja por la inexistencia de continuidad de trabajo en las empresas, los créditos bancarios limitados, las tasas de interés muy elevadas, la apertura indiscriminada a la competencia  internacional y la asignación de las obras bajo un criterio presupuestal de precio como prioridad.

Ante ese panorama, los empresarios del sector manifestaron que se encontraban dispuestos a enfrentar el reto de competencia que planteaba la consolidación del proceso de inserción de nuestro país en la economía globalizada, en la medida en que se hiciera efectivo el período que permitiera eliminar sus principales rezagos, esto es, que se establecieran condiciones competitivas con equidad y en igualdad de circunstancias para recuperar gran parte de la solidez financiera y tecnológica perdida durante los últimos años, y que se eliminaran los vicios normativos de la ejecución de obra pública, que sólo hubieran podido resolverse con la ayuda gubernamental, y así continuar siendo una herramienta al servicio del desarrollo productivo y social del país.

En un documento enviado al presidente de la República, secretarios de Estado, gobernadores y directores de empresas paraes-tatales, la CMIC indicó que en la actualidad, en la industria de la construcción, la falta de cabal entendimiento del valor del trabajo que se va a desarrollar presenta problemas particulares que difícilmente se encuentran en otro tipo de transacciones, lo que aunado al hecho de que ninguna otra industria tiene una proporción tan alta de su trabajo y de sus gastos determinados por el precio más bajo, hace que el actual sistema con el que opera la construcción resulte un obstáculo difícil de vencer.

«La hostilidad es tal que puede representar un alto costo para el cliente y bajas utilidades o pérdidas para el constructor, que se ve obligado a realizar importantes esfuerzos adicionales para obtener buenos resultados. En resumen, el entorno de la industria nacional se volvió más difícil y complejo en cuanto a la competitividad y eficacia operativa de las empresas, de una estructura financiera con mayor nivel de capital y astringencia de crédito, con un incremento en el número y calidad de los competidores, y con una mayor especialización y mejor segmentación de los mercados», se expuso en el documento.

Tomando lo anterior como marco de referencia se consideraron propuestas para la reactivación de la industria:

l Integrar un grupo con los principales clientes para encabezar las reformas y formular conjuntamente un plan de acción. El diálogo entre este grupo de clientes y la industria puede tomar la forma de una serie de proyectos, cada uno relacionado con un asunto de interés común, por ejemplo, el análisis del riesgo comercial de los diversos sistemas de proyectos de inversión efectivos utilizados o a utilizar por las dependencias.

En este sentido, el Gobierno, como regulador y cliente, explican, puede mostrar el camino reformando las cosas que están en gran parte dentro de su propia esfera de actividades, sobre todo, lo que se refiere al criterio de asignación a la propuesta solvente más baja, participación de extranjeros, marco fiscal, anticipos y procedimientos de pago.

 

l Regir la actividad de la industria dentro de un marco legal moderno, de aliento y con visión de largo alcance, que incorpore aspectos de la realidad que vive el país en el contexto de la globalización económica y que deben ser considerados en la aplicación del mismo. Un marco legal orientado a la obtención de la mayor calidad en las obras públicas y en los servicios ofrecidos. Un marco legal promotor, no fiscalizador ni coercitivo.

l Contratar y pagar con oportunidad, fijándose plazos más agresivos para el monto y pago de anticipos, estimaciones, revisiones de costos y alcance del proyecto y costos financieros.

l Licitar únicamente proyectos que estén planeados y soportados en estudios de factibilidad social, técnica, ecológica y económica, que minimicen las desviaciones y permitan a los empresarios planear y ejecutar los trabajos con menor grado de riesgo.

l Perfeccionar el sistema de valoración de las propuestas solventes que coadyuve a que las dependencias y los constructores cumplan con los objetivos de la inversión pública. Los clientes necesitan ser capaces de hacer una selección adecuada de las empresas que ejecutarán las obras. Excepto donde sea lógico mantenerlo, el criterio de asignar a la «propuesta solvente más baja» debería sustituirse por ofertas de «mejor calidad al menor precio en el menor tiempo», debido a que «compensar el precio bajo, afectando al cliente con reclamaciones», genera una cultura de confrontación.

Al tomarse en cuenta lo anterior, refieren, la productividad se mejoraría si los niveles de precios no se obligaran a bajar más allá de un punto que impide a las empresas invertir en mejores procesos y técnicas, en investigación y desarrollo y en encontrar lo que se está haciendo en el extranjero, y por otros competidores, para mejorar sus propuestas económicas.

l Promover ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la revisión del marco fiscal regulatorio de la industria de la construcción, que evite el pago de impuestos que se causan sobre ingresos que no han generado flujo de efectivo.

l Que el gobierno apoye el esfuerzo para recapitalizar a las empresas del sector construcción promoviendo financiamientos para el desarrollo de proyectos, para la adquisición de maquinaria y equipo y, finalmente, para incrementar el capital de trabajo.

l Que el gobierno establezca mecanismos que permitan avalar los servicios prestados por empresas nacionales en el extranjero, especialmente cuando estos servicios abran nuevos mercados o impliquen una transferencia de tecnología a favor de la parte mexicana.

l Acelerar el finiquito del rescate de concesiones en infraestructura con equidad.

l Aprovechar lo negociado y pactado en los tratados de Libre Comercio, a través de la aplicación de la Ley en beneficio de la industria nacional en cuanto a la participación de empresas extranjeras en el mercado de licitación pública, reservas, contenido nacional y umbrales establecidos.

Para lograr lo anterior, los agremiados a la cámara expresan que reforzarán las gestiones que se han venido realizando para eliminar el exceso de normatividad y regulación al que se encuentra sujeta la industria, y continuarán promoviendo la creación de tercerías que proporcionen una mayor equidad a las partes.

También, refieren que alentarán la cooperación de empresas mexicanas con extranjeros, sean inversionistas, contratantes o contratistas, para obtener gradualmente una mayor presencia en el mercado exterior y orientar a sus afiliados acerca de los concursos de obra pública en los países con los cuales México tiene tratados comerciales.

«Fortaleceremos la imagen de la industria desarrollando su fuerza de trabajo. No obstante que el marco legal se ajuste a las necesidades actuales y la recuperación de inversión doméstica se vaya dando, el punto crucial es sin embargo, que la industria todavía tiene que alcanzar de manera rutinaria, normas de clase mundial en cuanto a costo, calidad y entrega oportuna, pues reconocemos que gran parte del futuro de la industria depende de la competencia exitosa de acuerdo con las reglas de la competencia de clase mundial. Estas reglas se refieren cada vez más a la calidad y consistencia del desempeño de gente, sistemas y componentes», expone Strassburguer.

A pesar de los problemas, como el hecho, menciona Strassburguer, de que 42 por ciento de los concursos más importantes realizados en 1999, cuyo monto total fue de 42 mil 574 millones de pesos, fueron ganados por empresas extranjeras  además de los recortes presupues-tales que siempre afectan el crecimiento de la infraestructura, las constructoras y frabricantes de insumos esperan estar en mejores condiciones que el año pasado para aprovechar el crecimiento de entre 4  y 5 por ciento que se estima habrá.

Según analistas del sector, serían muchos los elementos favorables: el impulso a la obra social en periodo preelectoral, las tareas de reconstrucción de las zonas afectadas por los fenómenos naturales, la culminación de los programas de saneamiento financiero de las constructoras, un mayor financiamiento para vivienda y, quizá, la consolidación de una relación más estrecha entre empresas proveedoras y constructoras como una forma de ganar mercados.

«En la medida en que podamos participar de la obra financiada, cuyo monto en el 2000 será de 79 mil 890 millones de pesos, y cuanto más logremos asociarnos entre empresas, conseguiremos para este año un repunte moderado de 4.7 por ciento en promedio y generaremos 30 mil empleos más, es decir, 10 por ciento de los que se tuvieron en 1999», concluye Pedro Strassburguer mientras espera respuesta a las propuestas de recuperación del sector.

La inversión privada toma la delantera

  Para César Ortega Gómez, director general de Bimsa, Construction Market Data Group, empresa de investigación de mercado fundada hace 30 años, se han registrado cambios de forma y de fondo en la industria de la construcción. Ante las dificultades económicas en el sector público, la cancelación de obras y reducción de presupuesto, el sector privado se ha convertido en el salvador de la industria ya que contribuye actualmente con cerca de 65 por ciento de la inversión.

De acuerdo con información contenida en el Perfil Bimsa 2000 de la Industria de la Construcción, dentro de la obra privada, la construcción de vivienda de interés social ha tenido un crecimiento considerable debido a las modificaciones que se han dado en las relaciones entre los contratistas y los promotores inmobiliarios.

«El contratista ya no está esperando a que lo llame un grupo de inversionistas para construir un desarrollo habitacional. Ahora al asociarse con inmobiliarias, se han convertido en promotores que detectan necesidades no satisfechas de vivienda de interés social en determinadas áreas y adquieren el terreno, a cuyo dueño también hacen socio, y realizan el proyecto, y lo interesante es que comienzan a vender antes de construir», señala Ortega.

Agrega que este nuevo tipo de promotores inmobiliarios está aprovechando los créditos del Infonavit y Fovi para desarrollar líneas de crédito importantes: «en Bimsa estimamos que en este año se construirán cerca de 280 mil viviendas de interés social, 105 mil unifa-miliares y 145 mil multifamiliares. También se edificarán mil 600 casas de lujo y 14 mil de nivel medio».

En tanto, las obras de reconstrucción, reparación y mantenimiento están previstas en un millón 371 unidades. Dice al respecto Ortega «este renglón adicionado al de la autoconstrucción, que son 122 mil viviendas urbanas y 50 mil en el medio rural en el año 2000, se convierte en un segmento importante para la industria de la construcción».

En las obras de tipo industrial se ha detectado la construcción de 42 plantas y 74 ampliaciones por valor de 74 mil 400 millones de pesos; también se han detectado 37  proyectos para oficinas medias, 80 plazas comerciales, 12 supermercados, 47 edificios de reunión social, 12 clubes deportivos, 95 escuelas, 10 proyectos de universidades, 100 cines, 96 iglesias, 7 edificios hospitalarios grandes (de los llamados de primer nivel), 26 clínicas, 21 hoteles de lujo, 33 hoteles de tipo medio y 48 moteles.

Según el perfil Bimsa, la distribución de la obra es la siguiente: construcción industrial de San Juan del Río hacia el norte del país, Tijuana, Reynosa, Mexicali, Ensenada, Nogales, Hermosillo, Chihuahua, etc. Y, obviamente, la vivienda de interés social está en los sitios que se están industrializando, además de las ciudades Juárez, Saltillo, Monterrey y Aguascalientes.

Reacomodos en el sector de la construcción

  En la industria de la construcción se han registrado cambios en todos sentidos. Las grandes constructoras enfrentan problemas de solvencia económica y ello ha conducido a una recomposición del universo del sector.

El derrumbe en la inversión para obra pública, que afectó la contribución de la industria en el PIB (en 1994 el Producto Bruto de la industria se colocaba por arriba del PIB nacional, en la crisis de 1995 cayó -23.5 por ciento y en l999 cerró en 5.5 por ciento), también deterioró la posición de las constructoras.

Al destinar el gobierno federal pocos recursos para la creación de obras de infraestructura, las grandes constructoras enfrentaron problemas económicos, tanto que las tres principales están llevando a cabo diversos programas de reestructuración financiera.

En julio de 1999, Bufete Industrial se declaró en moratoria de pago de cien millones de dólares en Euronotas, por lo que fue suspendida la cotización de sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores.

Trituradores Basálticos y Derivados (Tribasa) reestructuró aspectos operativos y financieros para hacerse de recursos líquidos y disminuir sus niveles de deuda.

Ingenieros Civiles Asociados (ICA) también llevó a cabo un proceso de reestructuración. Al primer trimestre de 1999 ya había logrado la desincorporación de 67 por ciento de los activos que tenía en su lista, lo que le significó concretar ventas por 134.7 millones de dólares. Además, consiguió pagar y recomprar deuda por 1,316 millones de pesos.

De acuerdo con los informes de Bimsa, ya hay varias constructoras mexicanas que trabajan en Estados Unidos, «son empresas realmente jóvenes», dice César Ortega Gómez. Añade que son compañías medianas que no tenían enormes compromisos en pasivos y encontraron nichos en la edificación de obra de tres o cuatro niveles en Florida, California y Texas.

«De las mil constructoras más importantes, de acuerdo con la investigación nuestra, en el año 1999, ICA ya no es la número uno, tampoco Tribasa, sino GEO; su posición es por la obra de vivienda que también ha realizado ARA, la cual ocupa el segundo lugar, para dejar el tercero a Ingenieros Civiles Asociados», dice ortega, y considera que la industria está repuntando en este tipo de obra de interés social, renglón que no desprecia la CMIC, por lo cual ya ha presentado un esquema de financiamiento para la construcción de viviendas.

 

 

 

Instituto Mexicano del Cemento y del Concreto, A.C.
Revista Construcción y Tecnología 
Marzo 2000
Todos los derechos reservados

ARTICULO
ANTERIOR
ARTICULO 
SIGUIENTE