Recuerdo laberíntico
2711 bloques
de concreto de distintas alturas conforman el dramático monumento
que el arquitecto norteamericano Peter Eisenman realizó hace unos
años en Berlín, Alemania. Se trata, a decir de su autor, de
un laberinto desde el interior, en el cual el visitante, puede llegar a
sentir la angustia y desorientación que vivieron los prisioneros
en los campos de concentración nazis. Ubicado entre la Puerta de
Brandeburgo y la Potsdamerplatz –muy cerca de donde se localizaba
la Cancillería del Tercer Reich y el búnker donde Hitler se
suicidó– el impresionante conjunto conmueve por su rotunda
contundencia; por esa denuncia silenciosa que Eisenman logró transmitir
a través del concreto. Quienes visitan la obra pueden tocar los bloques
de concreto –que pesan un promedio de ocho toneladas cada uno–,
sentarse sobre ellos o charlar largo rato ya que fueron recubiertos con
un protector especial para facilitar su limpieza. No obstante ser símbolo
de una época trágica y difícil en la historia de la
humanidad, en la actualidad, se han convertido en uno de los lugares más
visitados de la capital alemana.c
Por: Gabriela Celis Navarro
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