Voces y pensamientos
En este artículo presentamos, por un lado,
los pensamientos que de manera directa, nos enviaron personalidades del
sector. Por otro, algunas anécdotas recopiladas de diversas fuentes,
en especial de la revista del IMCYC cuyos orígenes datan de 1963.
Voces directas (en orden alfabético).
José
Calavera
Presidente honorario del Instituto Técnico de Materiales
y Construcciones de España
El IMCYC cumple 50 años. Me enteré cuando asistí –invitado
por la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural– al XVI
Congreso Nacional celebrado en Veracruz en noviembre del 2008. Cincuenta
años es una antigüedad importante para cualquier Institución.
El IMCYC desde su fundación vio pronto y largo. El primer acierto
es haber unido los mundos del cemento y del concreto; dos mundos que habitualmente
andan por caminos separados. El segundo acierto es, desde el primer momento,
haber apostado por la formación no sólo a través de
sus cursos, sino también a través de sus publicaciones. Todo
lo que no es formación, no es auténtico. Y sólo lo
auténtico perdura.
¡Enhorabuena por los 50 años!.
Enrique
Escalante
PREDECON
Recuerdo que en los libros de apoyo del IMCYC había información
valiosa (traducciones, por ejemplo), de gente como el arq. Heraclio Esqueda,
quien fuera director general del IMCYC, a quien tuve el gusto de conocer
en la ANNIPAC posteriormente. No existían muchos libros en la Facultad
de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Yucatán
y el acervo del IMCYC me sirvió para generar mi tesis profesional.
Recuerdo que en el momento de hacer mi monografía con el tema de
productos de concreto, nunca pasó por mi mente que años estaría
no sólo ligado al material sino que iba a ser la manufactura de Productos
Prefabricados de Concreto (PREDECON).
José
Miguel Guevara Torres
CONAGUA
La Coordinación General de los Proyectos de Abastecimiento de Agua
Potable y Saneamiento del Valle de México de la CONAGUA reconoce
la labor que ha realizado el IMCYC durante sus 50 años de existencia
al agrupar a las empresas más prestigiadas del ramo. Destacamos la
representatividad que el Instituto ha tenido ante los sectores público
y privado, para impulsar esta actividad industrial que genera un importante
número de empleos y beneficios económicos para el país.
Ken Hanssen
Ex presidente Portland Cement Association While with the Portland
Cement Association
I was working with Donato Figueroa on building a roller compacted
concrete pavement (RCC) test section at the toll booths in Mexico City for
the toll road to Cuernavaca. While Donato was driving us there, we had an
auto accident, a fender bender. Although we were not hurt, it shows you
should not have an IMCYC engineer drive you anywhere in Mexico City. During
my PCA period I agreed to give two day-long seminars on RCC dams in Mexico
City and also Chihuahua. At the one in Mexico City, I had very good professional
interpreters, but not so experienced ones in Chihuahua. In the afternoon
session in Mexico City, I decided to tell a joke. Those who understood english
laughed right away. Then, others laughed later after the joke was translated.
In Chihuahua, no one laughed. The joke was lost in translation.
Bernardo
Hinojosa
Arquiplan
Me llamó la atención que, sin haber hecho ningún trámite,
me hablaron de la Revista IIC –L’ industria italiana de Cemento–
(publicación del Instituto Italiano del Cemento y del Concreto),
que tiene difusión en toda la Unión Europea, pidiéndome
que le enviara datos técnicos de mi edificio para la Rectoría
de la Universidad de Monterrey, el cual fue publicado como Artículo
de Portada. Ellos se enteraron de mi obra a través de Construcción
y Tecnología en donde anteriormente había sido publicada,
lo que da idea de la penetración que tienen a nivel mundial.
Raúl
Huitrón Riquelme
Biomah
El cemento y el concreto han sido reveladores de la transformación
del concepto al edificio, del pensamiento convencido de su próxima
existencia para convertirse en parte de nuestra historia. Una cálida
felicitación a quienes han mostrado continuamente los resultados
asertivos de la arquitectura mexicana que pretende permanecer: IMCYC y la
revista Construcción y Tecnología, binomio comprometido con
estas premisas.
Juan
José Howland
Ministerio de la Construcción de Cuba
Mis relaciones con el IMCYC iniciaron en 1971, cuando cursaba la carrera
de Ingeniería Civil en La Habana. En una búsqueda de información
para dar respuesta a una tarea docente para la asignatura “Tecnología
del hormigón”, me encontré por primera vez con la revista
del IMCYC, en el entonces Centro de Información de la Construcción
ubicado, en la antigua Sociedad de Ingeniería Civil, en La Habana.
Fue amor a primera vista. Había ido a buscar una solución
a una tarea docente que me ocuparía no más de 1 hora y estuve
más de 6 horas revisando toda la colección de las revistas
del IMCYC existentes en la biblioteca.
Una vez graduado, cuando comprendí en toda su magnitud la grandeza del más importante material de construcción, de este increíble material que es el concreto, y decidí finalmente convertirme en un especialista en su tecnología, se fortaleció entonces mi relación con el IMCYC a través de cartas mediante el correo ordinario.
Recuerdo que siempre recibí de esta querida institución, una respuesta inmediata, amable, cordial, oportuna y eficiente a todas mis solicitudes. En 1994 gracias a las relaciones entre El Colegio de Ingenieros de México y la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba (UNAICC), participé en la primera versión de The World Of Concrete in Latin America, junto al Tercer Congreso Nacional del Concreto de México. En ese entonces la Dirección del IMCYC me dio todas las facilidades para participar como único delegado cubano y ponente invitado a esos eventos. Asimismo, al IMCYC le ofrecí la primera versión de mi libro Tecnología del hormigonado; entonces probaba suerte con un texto que me había tomado cinco años en escribir a partir de mi experiencia de campo, pero con tan mala suerte, que de ninguna manera podía competir con la edición al español que el IMCYC preparaba entonces del magnífico libro de Adam Neville Tecnología del Hormigón.
En noviembre de 1996 tuve el honor de ser invitado por el Presidente del IMCYC, Luis Martínez Argüello, a participar como conferencista del curso internacional “Durabilidad, patología y reparación de las estructuras de concreto”, junto a personalidades como José Calavera y Manuel Fernández Cánovas de España; Mohan Malhotra, de Canadá; Bryan Matter, de los Estados Unidos, y Paulo Helene de Brasil y Raymundo Rivera Villareal de México. Tuve la dicha de que a mi conferencia sobre la influencia de la Tecnología del hormigonado en la durabilidad de las estructuras de hormigón armado, asistiera Bryan Matter. Sus opiniones y recomendaciones fueron tan oportunas y brillantes, que marcaron el derrotero de mis futuras investigaciones.
Ya como representante de Cuba ante la Federación Iberoamericana del Hormigón Premezclado (FIHP), organización en la que el IMCYC tuvo la primera representación de México como país, he tenido la oportunidad de visitar México en variadas ocasiones. En todos los casos he mantenido una estrecha comunicación con esta Institución que tanto aprecio. He visitado sus instalaciones y conocido a muchos de sus más destacados profesionales y directivos. Me siento orgulloso de mantener las mejores relaciones de colaboración con esta Institución que tanto ha aportado a los profesionales de la construcción de México y Latinoamérica.
Jorge
López Guitrón
Director general ODESA
El IMCYC siempre ha tenido respuesta para los problemas técnicos
que surgen a diario para los que trabajamos principalmente en estructuras
de concreto. Asimismo, el acopio de publicaciones técnicas que ha
editado y que utilizamos como medio de consulta y de conocimiento, ayudan
importantemente a la formación de técnicos capaces de realizar
obras, buscando economía y calidad a los trabajos que se nos han
encomendado.
Nuestra empresa fue comisionada tiempo atrás con
mpoco más del 50% de la obra de estructura de concreto del
Centro Banamex del DF, por lo cual, recurrimos a sus servicios para que
nos auxiliaran en esta obra con el diseño de los proporcionamientos
para el concreto que utilizamos, el cual tenía resistencias mayores
a los 500 kg/cm2. El apoyo que nos brindó el IMCYC fue fundamental,
ya que participó con nosotros desde la selección de los materiales
en su sitio natural (banco de material o mina) hasta la supervisión
final y pruebas de los concretos instalados en obra con la finalidad de
llevar a cabo una obra 100 % segura y durable.
José
Miguel Paz
ASOCRETO
En una visita a Ixtapa para asistir a un evento de la industria de concreto,
como había un stand de IMCYC, me acerqué a visitarlo y a ver
sus publicaciones, cuando me encontré con el representante del Instituto,
al que había conocido brevemente en otra oportunidad. Me mostró
las actividades y libros disponibles. Posteriormente, cuando terminó
el congreso, se acercó y me obsequió varias publicaciones
para nuestra organización en Colombia. Agradecí su gesto,
muy de nuestro temperamento Latinoamericano. Sirvió esto para que
en el futuro formalizáramos la relación para distribuir nosotros
publicaciones del IMCYC y viceversa.
Su cordialidad y calidez fueron lo más importante. Sin duda, el reconocimiento internacional y la vasta trayectoria que tiene el IMCYC, es muy valorado por ASOCRETO en una relación de colaboración mutua en la divulgación de los diversos temas relacionados con el concreto. Desde hace muchos años es admirado su profesionalismo y dinamismo. Cuando se piensa en México y el concreto, el IMCYC está muy presente.
Mario
A. Peniche López
Mario Peniche Arquitectos
Recuerdo particularmente mi primer contacto con el IMCYC siendo estudiante.
Nuestra formación como primera generación de la Escuela de
Arquitectura en Yucatán en 1973 tenía muchas limitaciones,
sobre todo en publicaciones. Recuerdo que en ese año tuvimos contacto
con el IMCYC y recibimos nuestro primer libro de texto, Forma Color y Textura
en el Concreto, de Raúl Díaz Gómez –investigador
del Instituto– publicado en 1973-1974. El libro era modesto; de hecho,
estaba escrito a máquina. Con pocas fotos y croquis a mano. Pero,
para nosotros que comenzábamos nuestra formación, fue valioso
documento que nos permitió entrar en el mundo del concreto y de todas
sus posibilidades. Lo guardamos como un tesoro. Lo conservo hasta hoy. También
destaco el hecho de que el IMCYC se acercó a nosotros, lo cual fue
muy valioso cuando uno está en etapa de formación.
José
A. Nieto Ramírez
Ex director general del IMCYC
En mayo de 1985, estaba a punto de iniciar un año sabático
como investigador de la UNAM y tenía interés en escribir un
libro sobre temas relacionados con la enseñanza del concreto. Lo
comenté con mi amigo Cutberto Díaz Gómez (qepd), entonces
Director General del IMCYC. Me invitó a pasar el año sabático
en el Instituto y me comentó que allí tendría tiempo
para hacer mi libro, pues las actividades eran “bastante tranquilas”.¡Qué
equivocados estábamos!
Recién ‘desempacado’, en septiembre de 1985 tuvieron
lugar los terremotos del 19 y 20 de ese mes y se acabó la tranquilidad.
La inspección de edificios dañados; la actualización
de reglamentos de construcción; la creación de un nuevo Padrón
de Directores Responsables de Obra, etcétera –actividades en
las que el IMCYC fue parte fundamental junto con el Instituto de Ingeniería
de la UNAM y los colegios de profesionistas afines– absorbieron nuestro
tiempo. Poco después Cutberto falleció, por lo que me invitaron
a tomar la dirección del Instituto. Ahí permanecí ocho
años… Por supuesto, el libro nunca se escribió.
Por otro lado, recuerdo que junto con José Treviño Salinas, quien presidía el IMCYC en esa época, fuimos a Washington para dar información técnica a los abogados que defendían el caso de la industria cementera mexicana que acababa de ser acusada de dumping por parte de los cementeros estadounidenses. Se había establecido un impuesto compensatorio altísimo y era necesario echarlo abajo. Nos hospedamos en un elegante hotel en Georgetown con una tarifa altísima. Ante mi sugerencia a Pepe Treviño de movernos a un hotel más modesto me dio razones importantes por cuestión de imagen y de negociación ante funcionarios y cabilderos del Congreso de Estados Unidos. Al final me dijo: "¿sabes que lo que pagamos de hotel es menos que lo que perdería la industria cementera mexicana cada minuto, si fracasamos en nuestro intento de echar abajo la ley antidumping?".
Horacio Ramírez de Alba
Profesor de la Facultad de Ingeniería UAEM
En
1973 estudiaba la maestría en Estructuras en la UNAM. Se presentó
la oportunidad de trabajar en el Departamento Técnico del Instituto
Mexicano del Cemento y del Concreto pues su entonces director, Cutberto
Díaz Gómez, era, como yo, egresado de la UAEM.
La primera época del IMCYC, que contó con la presencia de gente como Roger Díaz de Cossío, Juan Casillas García de León, Francisco Robles y Óscar M. González Cuevas, había quedado atrás. Don Cutberto le dio un giro que toca ahora comentar mas no juzgar. Creyó conveniente perseguir sus metas con jóvenes profesionistas que iniciaran desde la elaboración de sus tesis, la mayoría de licenciatura, pero otros de maestría, así como alentarlos a proseguir hasta el doctorado. Dada la ascendencia de don Cutberto con los egresados de la UAEM, varios llegamos de Toluca al DF de esta manera, hasta formar un grupo numeroso, iniciando por Raúl Álamo Neidhart, que había terminado su maestría en Ciencias en la Universidad de California en Berkeley. Así, cuando llegábamos no faltaba que los demás colaboradores del IMCYC dijeran algo así como: “¡Aguas, ya llegaron los Tolucos!” De los que recuerdo están: Emilio Zamudio Cíntora, René Muciño Castañeda y Emmanuel Ontiveros.
Don Cutberto tenía carácter fuerte y determinaciones claras. Sus miras siempre fueron hacia lo alto y exigía a sus colaboradores que también las tuvieran. Se propuso fortalecer la enseñanza y la práctica de la ingeniería relacionada con el concreto a través de cinco estrategias: Llevar los conocimientos más recientes a provincia por medio de cursos itinerantes; realizar seminarios y eventos internacionales de alto nivel con la participación de investigadores e ingenieros de prestigio mundial; impulsar la investigación y la vinculación; publicar en la revista y en otros medios la información técnica de vanguardia, así como lograr una mayor vinculación externa por medio de instituciones similares como el ACI y el CEB.
En esa época, el Departamento Técnico estaba compuesto de dos personas, el maestro Álamo y yo. El Departamento de Arquitectura contaba con los arquitectos Raúl Díaz Gómez, Jorge García Bernardini y Jenny Tardán. Se hacía de todo: preparar el material de soporte para los cursos itinerantes; impartirlos en programas anuales en más de 20 ciudades del país y varias de países hermanos de América Central y el Caribe; colaborar en la organización y realización de los seminarios internacionales; investigar, publicar e involucrarse en asesorías externas. También se daban programas de capacitación en idiomas, dirección y administración, redacción y otros temas. Recuerdo que se contrató a una persona para que ayudara a pulir el lenguaje escrito, la señorita Huacuja, que entre las muchas críticas positivas que hacía a sus pupilos decía: “¡Ay! Ustedes los ingenieros hacen sus escritos; luego toman un puñito de comas y otro de puntos y los echan al azar”.
Por su parte, en los seminarios internacionales había que hacer marcación personal de los conferencistas. Tuve la oportunidad de conocer a personajes como Chester P. Siess, Phil M. Ferguson, T.Y.Lin, Alfred E. Yee, Ned Burns y John Breen, entre otros. Pero también se contaba con personajes nacionales como Emilio Rosenblueth, Luís Esteva, y Leonardo Zeevaert. Recuerdo que el dr. Rosenblueth, cuando se sentía relajado, era gran conversador y muy sencillo en su trato.
En cuestiones de investigación, se incursionó
en la resistencia de elementos de mampostería reforzada. El maestro
Álamo dirigió el proyecto y juntos realizamos los primeros
ensayos en México de elementos de mampostería sometidos a
flexión. Los resultados se dieron a conocer en diferentes foros,
uno de ellos fue en Monterrey donde conocí a Raimundo Rivera Villareal
así como a algunos de sus colaboradores; relación que sería
muy productiva y honrosa pues siempre valoré la amistad con que me
distinguió. Otro tema de investigación por iniciativa de Cutberto
Díaz Gómez, fue la de estudiar estructuras de concreto
antiguas. En particular, me comisionó para hacer estudios del concreto
del Acueducto de Xochimilco y de los Depósitos de Agua de Dolores
–obra del Porfiriato–. Las muestras de concreto al ensayarlas
señalaron que fue un concreto muy bien hecho con alta resistencia
y durabilidad, pues en la época de ese estudio el concreto tenía
70 años de haberse fabricado. Los resultados fueron presentados en
una de las convenciones anuales del ACI. Toda esta actividad realizada en
el IMCYC se interrumpió al realizar mis estudios de doctorado. Al
término de éstos, debería reincorporarme al IMCYC,
pero resultó que Raúl Álamo había sido electo
para hacerse cargo de la Dirección de la Facultad de Ingeniería
de la UAEM y me ofreció una plaza de tiempo completo. La disyuntiva
entre el IMCYC y la UAEM fue causa de crisis personal y familiar. Finalmente,
tomé la decisión de salir de la capital con la ilusión
de vivir en un lugar más tranquilo. Terminé participando como
asesor externo en trabajos de consultoría para el Instituto. Trabajé
en coordinación con varios ingenieros del IMCYC, no recuerdo todos
los nombres pero puedo mencionar a Armando Meza y a Héctor Urquijo.
Con el tiempo y con la muerte de Díaz Gómez, cerré
un ciclo en esta Institución a la que siempre recordaré con
agradecimiento. No me resta más que reafirmar mi afecto y agradecimiento
para todos los que han laborado y laboran en el IMCYC.
Gerardo
Recoder
Director de Rec Arquitectura
Agradecemos la oportunidad que nos dio el IMCYC al publicar en Construcción
y Tecnología nuestro proyecto de “La estadía”
y explicar los sistemas pasivos que utilizamos con el concreto. Gracias
a ello podemos narrar como anécdota que posteriormente nos llegó
la invitación de la Associazione Italiana Técnico Económica
Cemento (AITEC), para conocer y publicar más a fondo el proyecto.
Ello representó para la oficina una oportunidad de ampliar contactos
y dar a conocer una arquitectura contemporánea consiente de las realidades
mexicanas y de las posibilidades del concreto como captador de energía
en climas fríos.
David
Felipe Rodríguez Díaz
Gerente de Proyectos, Calidad y Desarrollo Tecnológico SEPSA
Estimados miembros del IMCYC: Me da gusto saber que la labor que desarrollan
en México dentro de la industria del concreto ha sido fructífera
estos 50 años, les deseo más éxitos en el futuro. A
título personal he contribuido como expositor en los eventos del
IMCYC representando a SEPSA, con temas de puentes prefabricados, así
como en la revista. Agradezco la oportunidad y el espacio para contribuir
con aportaciones tecnológicas que puedan servir a México.
Roberto
J. Sánchez Dávalos
Consejero vitalicio del IMCYC
En 1979 y 1980, siendo presidente de la Cámara Nacional del Cemento
(Canacem), me tocó encabezar la implementación del Programa
de Fomento de la Industria del Cemento. Fue entonces cuando la empresa que
yo representaba, Cementos de Acapulco SA, ingresó como asociada al
IMCYC (1979), donde desempeñé por algunos años el puesto
de Tesorero. Posteriormente, a partir de marzo de 1986, he venido ocupando
hasta la fecha el cargo de secretario del Consejo Vitalicio, así
como el de Consejero Vitalicio del Instituto. He sido testigo del desarrollo
y evolución del IMCYC, a través del esfuerzo y dedicación
de las siempre muy acreditadas administraciones a los largo de sus 50 años
de existencia, contando en las distintas áreas estratégicas
de operación del Instituto, como son las de Enseñanza, Publicaciones,
Acervo documental, y particularmente la de Tecnología, que le han
hecho lograr no sólo el reconocimiento de la industria del cemento,
sino de la sociedad en general, por su valiosa aportación en los
campos en lo que opera tanto en el país, como a nivel internacional.
Javier
Senosiain
Arquitecto
En mis años de estudiante, casi al término de mi carrera,
comenzaba a realizar formas libres y recurrí innumerables horas a
la biblioteca del IMCYC dada la valiosa colección de volúmenes
sobre el tema que posee. Para mí fue un lugar que me brindó
un conocimiento invaluable. Ahí descubrí entre muchos libros,
artículos y otras investigaciones al ferrocemento, el cual es la
materia prima de muchas de mis obras. c
Recopilación de testimonios directos: Gregortio B. Mendoza.