Asediado por la vocación
“Mi suerte, mi gran suerte, ha sido el ser asediado, desde niño, por una vocación vehemente. He amado este arte de la construcción que he concebido, tal y como hicieron mis ancestros artesanos, como modo de reducir al mínimo el trabajo humano necesario para lograr un objetivo útil”.
La
frase que nos sirve de entradilla, así como ésta que dice:
“Nací constructor. Era para mí no sólo una necesidad
ineludible, sino también una fuente inagotable de felicidad imponer
al material en bruto esas formas y estructuras que surgían de mi
imaginación”, fueron expresadas por Eugène Freyssinet
–pionero del pretensado en las estructuras de concreto–. Ambas
sirvieron como modelo a seguir para el ingeniero René Carranza y
Aubry, quien desde 1958 ha marcado la pauta en este rubro de la industria
de la construcción en México. Así, en un soleado sábado,
el ingeniero nos brindó unos minutos de su tiempo para charlar de
su trabajo. Acompañado de su encantadora esposa y teniendo como lugar
de la entrevista la terraza del IMCYC, nos enteramos cómo este personaje
de la ingeniería mexicana llegó a ser lo que es: uno de los
grandes especialistas de la prefabricación.
Contemporáneo de grandes ingenieros civiles, Carranza y Aubry denota en cada una de sus palabras la tranquilidad de haber cumplido con su deber; algo que agradece a Dios ya que, comenta, “me ha bendecido y me permitió hacer algo por este país en el terreno de la prefabricación y presfuerzo de estructuras de concreto”.
Nuestro
entrevistado, catedrático respetadísimo por muchas generaciones
de ingenieros, fue uno de los primeros especialistas que se enrolaron en
las filas del Instituto Mexicano del Cemento y del Concreto, AC (IMCYC),
trinchera desde la que empezó a organizar los trabajos de la Asociación
de Industriales del Presfuerzo y Prefabricación AC, antecedente de
la actual ANIPPAC, organismo que dirige en estos momentos su sobrino Octavio
Rodríguez Carranza.
Pasión por la ingeniería
Un “caballero de fina estampa”, como reza la canción,
es la imagen que queda en la memoria luego de conocer al propietario de
Servicios y Elementos Presforzados SA de CV. (SEPSA), quien rememora como
si hubiera sido ayer, la época en la que asistía al IMCYC
y charlaba con el ingeniero don Óscar González Cuevas acerca
de sus proyectos e ilusiones.
La carrera de Carranza y Aubry estuvo influenciada en gran medida por el citado ingeniero francés Eugène Freyssinet, quien pasó a la historia como el inventor de la técnica para endurecer el concreto armado. En 1961, un año antes de la muerte de Freyssinet, se constituyó SEPSA, empresa que se instaló por los rumbos de Legaria, (en el DF), justo en el lugar en que se encuentra actualmente la Casa de Moneda.
Pionero de la prefabricación, junto con la empresa Viguetas y Bovedillas SA (VIBOSA), propiedad del ingeniero Caire, la empresa de Carranza y Aubry empezó a difundir lo que era la prefabricación y el presfuerzo así como a conseguir clientes que creían en su novedosa técnica constructiva. Fue así como, en esos años, SEPSA se hizo cargo de techar las tres plantas del prestigiado Colegio Williams, obra que le abrió las puertas de un mercado sumamente desconfiado.
Una gran obra
Un proyecto por demás representativo es el que se relaciona con la
colocación de las gradas del Estadio Azteca (Ver en este mismo número
la sección “50 años recuento”), las cuales fueron
instaladas en un tiempo récord de cuatro meses. Sobre esta obra,
Carranza y Aubry recuerda cómo, cuando se enteró del proyecto
del denominado “Coloso de Santa Úrsula”, pensó
de inmediato en tomar parte de él.
“Ya habíamos hecho la plaza de toros de Santa María de Querétaro –que sigue teniendo una vigencia impresionante–, y es por ello que no me asustaba cumplir con el reto del Estadio. A los 27 años, sin duda, se tiene la suficiente audacia para enfrentar cualquier reto, aunque debo reconocer que nos costó mucho trabajo”, relata.
“Un
calculista se negaba a aceptar que las cosas se hicieran como nosotros las
planteábamos y la verdad es que tuve que poner el pie para que no
me cerraran la puerta. Los argumentos que manejaba nuestra empresa estaban
basados en la calidad de la obra; pero también en el ahorro que se
tendría en tiempo y dinero, cosa que al ingeniero con el que tratábamos
no le importaba. Yo sabía que los dueños pensarían
diferente y es por ello que busqué entrevistarme con don Emilio Azcárraga
Vidaurreta y con su hijo, Emilio Azacárraga Milmo, quienes al ver
las fotografías que llevaba conmigo empezaron a creer en el asunto.
Todo se resolvió cuando el ingeniero Leopoldo Lieberman intervino
(los Azcárraga lo buscaron para saber su opinión) y dio su
aprobación. Así las cosas, empezamos la obra en agosto de
1964 y la terminamos cuatro meses después, algo que mereció
que el ingeniero Lieberman dijera que era la obra más ingenieril
que había visto. Y continúa: “Para hacer las gradas
usamos un cable vía accionado por malacates de tractolina, que era
un sobrante de la Segunda Guerra Mundial. Yo les adapté un malacatito
eléctrico para tener dos tambores (eran de un solo tambor) y con
esos dispositivos fue posible montar las gradas en ese lapso”.
Reconocimientos a SEPSA
• 1993 Premio Nacional del Presfuerzo y la Prefabricación,
por el puente "Entronque Santa Bárbara", en Querétaro,
Qro.
• 1993 PCI Reconocimiento por el puente "San Pablo", en
Querétaro, Qro.
• 1994 PCI Design Award por el puente "Peñuelas",
en Querétaro, Qro.
• 1995 PCI Reconocimiento por el Distribuidor Vial "Cuesta China",
en Querétaro, Qro.
• 2000 Premio Nacional del Presfuerzo y la Prefabricación por
el puente "Ayuntamiento 2000", en Cuernavaca, Mor.
• 2000 Premio Nacional del Presfuerzo y la Prefabricación a
la Trayectoria. ing. René Carranza y Aubry, Dir. General SEPSA. (El
ing. Dejó la dirección de SEPSA en el año 2000).
Cinco lustros de avances
El avance tecnológico y científico no es ajeno al rubro de
la industria de la construcción y testigo de ello es el ingeniero
Carranza y Aubry. “En el año en que nació el IMCYC ocupábamos
el cloruro de calcio –la sal común– como aditivo para
acelerar la resistencia del concreto, un proceso que también requería
que tapáramos la zona de trabajo con yute y que regáramos
diariamente para que en cuatro días obtuviéramos el 80% de
la f´c que buscábamos; sólo entonces podíamos
transferir el presfuerzo. Pero existe el otro lado de la moneda, –dice
el entrevistado– toda vez que las computadoras han dañado a
la ingeniería en algún sentido. Ahora son pocos los que quieren
estudiar ingeniería civil y es por ello que muchos de los trabajos
que deberían hacer especialistas mexicanos los hacen norteamericanos
o europeos”.
Campo desaprovechado
Si hablamos específicamente de la prefabricación, dice el
experimentado especialista, es innegamucho, ble que no ha sido aprovechada
como debiera. “Asumo que esto se debe a que se considera que este
tipo de obras son inseguras, pero nada más falso que ello. La mejor
muestra de lo que digo son los puentes que existen alrededor
del mundo y que se realizaron en los años treinta del siglo pasado;
los cuales resistieron, incluso, el terrible embate de la Segunda Guerra
Mundial”.
Una larga secuela de éxitos y proyectos de toda índole es la herencia que el ingeniero Carranza y Aubry dona para el mundo de la ingeniería mexicana. Ahora, con la tranquilidad que da el deber cumplido, dedica la mayor parte de su tiempo a disfrutar de la vida en compañía de su esposa.
“Creo que ha sido más complicado ser empresario
que ingeniero; ahora estoy gozando de esas aventuras que experimenté
en el pasado. Hoy descanso y disfruto de la vida, aunque tengo un proyecto
que pronto verá la luz”. Al
respecto, nos confiesa que se trata de una plaza cultural y comercial, “tal
vez la última de mis obras”, que se llamará Plaza Lumínica,
la cual se construirá en unos terrenos que poseo en el estado de
Morelos.
La
historia comenzó no hace innegamucho, cuando el propietario de la
compañía de autobuses Pullman de Morelos me pidió que
le vendiera una parte de esa propiedad, charla que derivo en una sociedad
y en el acuerdo de construir entre ambos el centro comercial. En la actualidad,
los trámites ante el cabildo del municipio de Jiutepec ya están
muy avanzados, por lo que pronto empezaremos la construcción. Será
un espacio cultural ante todo –dice el entrevistado– que contará
con una concha acústica y un ágora donde se presentarán
todo tipo de artistas. También habrá salas de cine, tiendas
departamentales y, por supuesto, las instalaciones de Pullman de Morelos.
Tras la construcción de la plaza entraré a un medio merecido
descanso”, dice Carranza y Aubry, quien enfatiza que Dios lo ha bendecido
y le ha permitido hacer algo por este país en el terreno en la prefabricación
y presfuerzo de estructuras de concreto.
Para concluir, deja una reflexión para las nuevas generaciones: “Espero que los jóvenes que estudian ingeniería tomen en cuenta esta área porque no creo que haya algo más interesante y valioso que el concreto prefabricado pretensado y postensado”. c
Por: Juan Fernando González G.
Retrato: A&S Photo/Graphics
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