Una postura social
Uno de los ingenieros más importantes de México nos concedió una cálida entrevista llena de historia, anécdotas y charla amena.
Descendiente
de una familia de ferrocarrileros a la que vio crecer dentro de la institución
como mecánicos o telegrafistas, el ing. Cesar Buenrostro Hernández
(Hidalgo, 1933), –mayor de los cinco hermanos de su hogar– estuvo
a punto de realizar estudios de Leyes. Afortunadamente, como él lo
indica superó la seria duda sobre su capacidad para las matemáticas
y escogió la carrera de Ingeniería civil para su formación
profesional, verdadera pasión de su vida.
El ing. Buenrostro nos brindó la oportunidad de conocer las múltiples
facetas que ha vivido, sorteando obstáculos entre la función
pública, la gestoría, la planeación y su actividad
privada que aún es constante. Nos deja claro que para él “la
ingeniería no sirve de nada si no está puesta al servicio
de la sociedad”, y acota que esto puede ser su filosofía de
trabajo y la base que ha regido su desempeño profesional.
Formación
Su primer trabajo le trae recuerdos fundamentales sobre la relación
con el concreto, material que como él mismo señala lo ha acompañado
a lo largo de toda su vida y lo ha conocido bien porque se le ha presentado
en múltiples formas. Cuando era pasante en 1955, comenzó a
trabajar como calculista estructural de un edificio ubicado en la calle
de Veracruz 111, en la Ciudad de México. “Recuerdo que cuando
ocurrió el sismo de 1957, lo primero que hice fui a ver el edificio;
pensé en lo peor pero me tranquilicé al ver que la estructura
no sufrió daño alguno”.
Se trataba del primer edificio que se construyó en el país
con el sistema de losas aligeradas. Como maestro y jefe contaba en ese tiempo
con el ingeniero Pascual Nogueda, “quien era un excelente profesional
y tenía la cualidad de enseñar con gran claridad los esfuerzos
de las estructuras ante los sismos a la generación de jóvenes
pasantes y egresados que se formaban en las filas de su oficina”.
Buenrostro se tituló en 1957 en la Escuela Nacional de Ingenieros
con una tesis ligada al desarrollo de la región del bajo Balsas.
Años más tarde proyectaría, bajo el mismo tema, una
presa para la misma región trabajando con un equipo integrado por
Cuauhtémoc Cárdenas, Rafael Santoyo, Eugenio Laris, todos
compañeros de clase en su alma mater la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM).
Se trataba
del proyecto hidráulico La Villita. Cuatro años más
tarde, en 1961, realizó un diplomado en Francia relacionado a la
hidráulica agrícola, hídrica y el desarrollo regional.
Sin embargo, entre ese periodo de su término académico y sus
estudios en el extranjero viajó a Camargo, Chihuahua a trabajar como
superintendente en un puente del Río Conchos en la Carretera Panamericana.
Un día estando en la obra, le llegaría la invitación
para ocupar el cargo de Secretario Técnico del General Lázaro
Cárdenas del Río, quien en ese momento fungía como
Vocal Ejecutivo de la Comisión del Tepalcatepec en la Secretaría
de Recursos Hidráulicos. “Al contestarle la invitación
a Cuauhtémoc le dije: 'mañana mismo me reporto'. La admiración
que sentía por la calidad personal, respolítica social y capacidad
como estadista de su padre me obligaba a integrarme a su equipo; era un
orgullo enorme”.
A partir de ahí su vida profesional estuvo muchos años vinculada
al desarrollo y aprovechamiento de recursos naturales de esta zona del país.
Tuvo la oportunidad conocer y apasionarse por la nación, viviendo
entre los ocho estados que conforman la región del Balsas: Michoacán,
Veracruz, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Jalisco y Guerrero. “Recorrí
todas las zonas a pie, con mulas o con jeep en compañía de
los equipos de trabajo; era algo difícil porque en ese entonces no
había caminos y se complicaba la accesibilidad a estas zonas. Sin
embargo, me di cuenta que la gente del medio rural era noble y comprensiva,
algo que nunca se me ha olvidado”.
Este tipo de experiencias lo formó no sólo en el área
profesional, sino en el ámbito personal. “Entendí en
la 'Universidad del Balsas'–como yo le llamo– que toda la vida
han existido dos formas de crecer: una, a través de la
capacidad personal y haciendo las cosas legalmente y por otro lado, de una
forma ilegal procurando sólo el beneficio particular. Sin duda, hoy
en día me preocupa mucho encontrar la corrupción con más
frecuencia que lo deseable en el ámbito de la ingeniería,
y eso es muy triste. No obstante, es evidente, que se identifican más
fácilmente aquellos que sobresalen por sus corruptelas que aquellos
que han ganado su prestigio honorablemente. Al respecto, muestra su inconformidad
y afirma que desafortunadamente en México la honestidad cala y estorba
en muchas partes.
Responsabilidad social
“Concibo las obras sólo como un medio para lograr un fin social.
Por ello creo que cuanto más se comprenda e incluya a los grupos
marginales, lo que íntimamente uno se lleva como profesional siempre
es demasiado. Por ello hay que actuar con responsabilidad”. Destaca
que en esta profesión se debe aprender a escuchar a los jóvenes
porque como él dice, con frecuencia estas opiniones aportan.
Dentro de su experiencia asumió puestos en Nacional Financiera, SA
como Director General de Minerales No Metálicos Mexicanos en 1975;
asesor del arq. Pedro Ramírez Vázquez en la Secretaría
de Asentamientos Humanos y Obras Públicas; director general de la
Comisión Nacional de Fruticultura, entre 1982 y 1984 y en la Presidencia
de la República participó en la Coordinación de Proyectos
de Desarrollo como Gerente de proyectos silvícolaindustriales en
el periodo 1980- 1982. Años más tarde se integró al
Gobierno del Distrito Federal actuando como Secretario de Obras y Servicios
de 1997 a 2006. Al término de este periodo como funcionario público
regresó a la iniciativa privada como director general de la empresa
Consultoría Interdisciplinaria en Planeación y Desarrollo,
SC, especializada en gerencia de proyecto, supervisión de obra y
auditoria técnica, de la
cual a partir de 2007 es el presidente ejecutivo.
“Sin duda mis años como Secretario de obras me agotaron, eran
jornadas intensas en las que nos encontrábamos trabajando a las doce
de la noche con los trabajos que se hacían por la ciudad, fue una
intensidad bárbara pero muy satisfactoria”, nos confiesa.
Recuerdos de ciudad
Buscando entre sus recuerdos destacan con todas estas experiencias compartidas
dos sucesos: el primero cuando su padre estando en el Parque Mariscal Sucre,
en la Colonia del Valle le dijo que su carácter no era para estar
entre abogados y le pidió que reflexionará su inscripción
a la carrera de Leyes. El segundo, cuando viajó a China con el gral.
Lázaro Cárdenas del Río y vivió de primera mano
enseñanzas históricas y reflexiones profundas con personajes
históricos durante ese viaje como Mao Tse-Tung. “Me di cuenta
que lo mío era ver cómo las ideas se transformaban en algo
concreto, y así las cosas se dieron poco a poco hasta tener experiencias
tan significativas que me enseñaron a dar lo mejor. Sobre el viaje
recuerdo que le dijeron a Lázaro Cárdenas que viajara como
funcionario, lo rechazó y pago de su bolsa sus gastos e incluso los
míos, así se manejaba de forma honrada”.
Dentro de su vínculo más reciente con el concreto, Buenrostro
ha tenido participación en el cambio de asfalto por concreto hidráulico
en el Paseo de la Reforma y el Centro Histórico de la Ciudad de México,
algo que comenzó a realizarse en el año 2001 y que detonó
la transformación reciente de vialidades como el Circuito Interior.
Ambas estrategias mencionadas realizadas con la finalidad de devolver el
esplendor a estas zonas características del Distrito Federal y motivar
la utilización de un mejor material que garantizará su vida
útil por mucho más tiempo y un costo menor por tareas de mantenimiento.
Pero no sólo eso, recuerda que durante su participación en
las comisiones técnicas del gobierno local, ya era una preocupación
constante el tema del control de aguas y por ello se generaron acciones
para desasolvar las presas del oriente de la zona metropolitana, detectar
y suprimir las fugas no visibles de agua potable y rehabilitar, modernizar
y ampliar el equipamiento para garantizar la calidad del agua de la capital
del país.
Entre las obras en las que el concreto fue aliado destacan diferentes escuelas
universitarias, puentes vehiculares, las obras complementarias de la Línea
B del Metro y el carril confinado de concreto hidráulico MR-45 de
27 cm de espesor para el Metrobús sobre avenida Insurgentes. Mención
aparte merece la construcción de la Planta de Bombeo Gran Canal,
con la cual se aumentó la capacidad de desalojo del Gran Canal de
Desagüe, de 7 a 42 m3/s o la Planta de Bombeo Río
Hondo, entre otras obras en las que participó y forman parte de su
orgullo como ingeniero civil. Reconoce que poco sirve el trabajo de todo
el equipo que las gestó sino se les da el mantenimiento adecuado
que merece. Acusa que no hacerlo es poner en juicio la seguridad de los
habitantes de la zona metropolitana y que son esas obras las que demandan
mayor compromiso porque aunque no se ven adquieren una vital importancia.
Afirma este ingeniero que ha sido reconocido como Caballero de la Legión
de Honor de Francia además de ser Fundador de la Sociedad Mexicana
de Planificación, del Instituto Mexicano de Auditoría Técnica
y académico titular de la Academia de Ingeniería. c
Gregorio B. Mendoza
Fotos: A&S Photo/Graphics
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