Revisión de la observancia del reglamento de construcciones en las edificaciones nuevas de la Ciudad de México
Los desastres sísmicos recientes han demostrado que aún nos encontramos lejos de evitar pérdidas humanas, económicas y de infraestructura por eventos sísmicos.
La reglamentación de construcciones que la autoridad impone es con el fin de garantizar un adecuado comportamiento de las mismas, y así evitar, en el caso de sismos, pérdidas económicas elevadas y sobre todo pérdida de vidas humanas. Esta reglamentación idealmente debería de tomar en cuenta las experiencias y conocimientos arrojados por eventos sísmicos recientes ocurridos en el país y en el mundo, así como los estudios e investigaciones que de estos se realicen. Este es el caso del Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal (RCDF) y sus Normas Técnicas.
En los últimos años en el Distrito Federal se han construido un gran número de edificios con una gran diversidad de materiales, dimensiones en planta y altura, materiales y criterios que deberían cumplir con el RCDF. Sin embargo, existe una opinión generalizada entre expertos de que, a pesar de haber excelentes despachos de ingeniería y arquitectura, e inversionistas y desarrolladores serios y con visiones de largo plazo, algunas de las nuevas edificaciones aparentemente no cumplen con el reglamento de construcciones y con sus normas y, por tanto, pueden tener deficiencias estructurales que ponen en riesgo la seguridad de sus ocupantes. Para tener bases más firmes que permitan tomar decisiones se han hecho varios estudios, patrocinados por la Secretaría de Obras y Servicios del GDF, para intentar avanzar un poco en conocer el grado en que las nuevas edificaciones cumplen con la reglamentación vigente. Este trabajo se ha presentado con pequeñas variaciones en otros foros.
Creación de base de datos de las construcciones
Se hizo una revisión del comportamiento sísmico de edificios
de más de cuatro niveles construidos en la Ciudad de México
a partir del 2004 de una base de datos creada con el catastro de la ciudad,
complementada con otras bases de datos y verificada por numerosas visitas.
El universo a estudiar consistió en 5477, 6105 y 1846 edificaciones
en las Delegaciones Cuauhtémoc, Benito Juárez y Venustiano
Carranza, respectivamente, que cumplían con las condiciones mencionadas.
De esta población se seleccionaron al azar 150 edificios a los que
hicimos inspecciones de banqueta para recabar información adicional
de sus características sismorresistentes. En la Fig. 1 se muestra
con puntos pequeños los 150 edificios seleccionados; con puntos grandes
se muestran 20 edificios que además fueron estudiados con más
detalle como se mostrará más adelante. De estas 150 inspecciones
caben resaltar las estadísticas de algunos defectos constructivos
(Fig. 2) que de manera alarmante con más frecuencia y señalan
la tendencia de construir edificios con plantas bajas débiles (estacionamientos
y comercios), muy pegados entre sí (golpeteo), con columnas cortas
y con configuraciones irregulares en planta. Dar una correcta solución
a los requerimientos que originan los retos de las ciudades modernas solo
está en manos de ingenieros estructuristas capacitados que interactúan
con arquitectos y propietarios comprometidos con soluciones integrales.
Revisión
de memorias de cálculo y planos estructurales
De los edificios visitados se escogieron veinte al azar para estudiarlos
a detalle. Para ello, se solicitaron sus respectivas memorias de cálculo
y planos a las delegaciones. Del análisis y estudio de estas memorias
y planos se concluye, primero, que el 20% de las memorias y el 15% de los
planos de los edificios construidos a partir del 2004 no pueden ser consultados
porque no existen. De los elementos que sí se pudieron analizar sólo
una cuarta parte de las memorias contienen una descripción aceptable
de la estructuración del edificio; sólo una cuarta parte contiene
una estimación detallada de las cargas; sólo en una cuarta
parte se identifica con claridad al DRO y al corresponsable estructural;
sólo en una cuarta parte se determina el cortante basal; en casi
la mitad no se especifican los parámetros del espectro de diseño
que ni siquiera en uno de cada diez se indican las distorsiones de entrepiso
y en ninguna se presenta con claridad la modelación sísmica
ni el método de análisis. Por otro lado, sólo en una
cuarta parte la información contenida en los planos coincide con
lo presentado en las memorias de cálculo. Estos problemas son conocidos
ya que al momento de ingresar la manifestación de construcción
no se cuenta con el proyecto final, además de que no se requiere
ni siquiera presentar estos documentos. Estos problemas pueden ser en principio
imputables a la legislación vigente y al procedimiento de construcción
y no a las costumbres en el análisis y diseño estructural.
Pero esto quiere decir que las autoridades cuentan con información
preliminar, en el mejor de los casos, que puede diferir mucho del proyecto
final y poco, muy poco, sirve para evaluar la seguridad de las estructuras
donde vivimos, trabajamos y nos reunimos.
Cotejo de planos y memoria de cálculo con
lo construido
En la práctica es común que el proyecto sufra modificaciones
durante el transcurso de la construcción y que no se actualice la
información entregada a las autoridades. Sin embargo, el RCDF-2004
dice que el DRO tiene la obligación de “entregar al propietario
o poseedor, una vez concluida la obra, los planos actualizados y registrados
del proyecto completo en original, el libro de bitácora, memorias
de cálculo y conservar un juego de copias de estos documentos”.
En esta parte del estudio se comparó la información proporcionada
por la delegación con la que se había obtenido la licencia,
con el edificio tal como quedó construido. Además se solicitó
por escrito a los DRO copia de los planos y memorias de cálculo estructural
con los diseños finales utilizados en la construcción de los
edificios para compararlos con los planos proporcionados por las delegaciones.
En la Fig. 3 se muestran las respuestas que se obtuvieron a las solicitudes
de información: de los 20 edificios seleccionados únicamente
fue posible obtener información en ocho casos. Al comparar la información
proporcionada por las delegaciones con la obtenida a través de los
DRO se observa que en el 62% de los casos la información era igual.
Las principales diferencias encontradas consistían en mayor detalle
de la información y cambio de algunas secciones estructurales.
Para
averiguar si la resistencia del concreto y el detallado del acero de refuerzo
cumplen con lo establecido en los planos se realizaron extracciones de corazones
de concreto y escaneos del acero de refuerzo. Para la realización
de las pruebas se enviaron solicitudes de inspección a cada uno de
los dueños y administradores de los 20 edificios con el objeto de
realizar inspecciones internas y analizarlos con más detalle; desgraciadamente;
sólo siete de veinte dieron respuesta y aceptaron la inspección.
Esto lo hemos interpretado como una muestra del poco interés y participación
que la población tiene en la evaluación y cuantificación
del riesgo sísmico a pesar de estar directamente afectados.
De los 7 edificios analizados solamente tres edificios cumplieron con lo
establecido en los planos (resistencia a la compresión, el módulo
de elasticidad y el peso volumétrico), mientras que los otros cuatro
no cumplieron, lo que muestra una seria deficiencia en la etapa constructiva.
Una falla generalizada es que el módulo de elasticidad es menor al
considerado en el proyecto, lo que tiene un impacto directo en la rigidez
de la estructura provocando mayores desplazamientos y mayores exigencias
a los elementos estructurales y no estructurales que los calculados. Para
el caso del acero de refuerzo se observó que la configuración
de los armados obtenidos coincidían con los armados propuestos en
los planos.
Cálculos aproximados de los edificios inspeccionados
Se contrató a un ingeniero para que con las prácticas usuales
hiciera una revisión de estados límite de las veinte estructuras
escogidas. En la Fig. 4 se presentan los resultados de evaluar los estados
límite de servicio y último para los edificios estudiados.
Los resultados de los estados límite de servicio indican que el 53%
de los edificios estudiados lo cumplen, mientras que para el estado último
sólo el 48% de los edificios los satisfacen. Los edificios que no
cumplen con el estado límite de servicio podrían tener un
inadecuado comportamiento ante sismos de baja intensidad. En las visitas
internas se encontraron algunos defectos como grietas en acabados y elementos
estructurales lo cual podría agravar el comportamiento de estos elementos.
Por otro lado, casi dos terceras partes de los edificios analizados superan
el estado límite último, lo que teóricamente pone en
riesgo su integridad ante un evento sísmico intenso. Estos resultados
no son concluyentes pues están basados en información preliminar
de “planos de licencia” y mucho menos pretenden señalar
deficiencias de las estructuras analizadas que fueron escogidas al azar,
pero nos dan una idea de la calidad de las construcciones de años
recientes que están en los límites de seguridad.
Para tomar medidas de mitigación se deberían hacer revisiones
más detalladas o al menos consultar las memorias y planos definitivos
que desgraciadamente no está en manos de la autoridad.
Comentarios
finales
El hecho de que en una muestra aparentemente pequeña se hayan detectado
irregularidades no parece ser sesgado o casual, y parece reflejar la realidad
de este tipo de construcciones en la práctica profesional. Si bien
no fue el objetivo de este estudio, no existe ninguna evidencia que indique
que el RCDF requiera cambios ni revisiones significativas, y más
bien los problemas que hoy se observan en la ciudad se deben a la forma
en que este reglamento se interpreta y aplica por parte de los profesionales
del ramo.
En México no se cuenta con mecanismos oficiales de revisión
estructural, ni siquiera para obras importantes, y menos aún contamos
con alguna institución que regule y vigile a todos los involucrados
en la construcción. Es por tanto de vital importancia que las autoridades
tomen con seriedad este problema y se encuentren soluciones. Por otro lado,
los colegios de profesionistas y las sociedades técnicas deben contribuir
a mejorar esta situación de manera paralela e independiente a los
gobiernos, simplemente haciéndole saber a la sociedad que existen
arquitectos e ingenieros más capaces y éticos que otros, y
que de esta elección dependerá la seguridad de las estructuras
ante sismos futuros. Los resultados de estos estudios muestran que existen
evidencias de que algunas estructuras construidas recientemente podrían
tener un riesgo inaceptable. Esto se debe en gran medida a la impunidad;
al no verificarse de ninguna manera que el reglamento se cumpla. Peor aún,
si no existe verificación, mucho menos castigo por incumplimientos.
De esta manera, la seguridad estructural recae únicamente en la ética
profesional de los involucrados, lo que no es transparente para los inversionistas
y usuarios finales de las estructuras.
Eduardo Reinoso, Miguel A. Jaimes y Marco A. Torres
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