Arquitectura
Concreto expuesto,
metal y cristal en armonía
"En la ciudad antigua, mi edificio pretende expresarse como pura estructura, sin revestimientos ni acabados. Los muros-viga de hormigón visto que construyen las fachadas, siendo muy diversos, son de la familia de los desvencijados muros vecinos que enseñan a través de sus desconchados su masa central originaria.”
Josep Lluís Mateo
El ganador del concurso público emitido en 2004 para el edificio de la nueva sede de la Filmoteca de Catalunya en el Raval, Barcelona, fue el despacho Mateo Arquitectura, dirigido por el arquitecto Josep Lluís Mateo, quien hoy ve su obra terminada y funcionando. Esta nueva pieza arquitectónica está ubicada en un histórico barrio de Barcelona, zona que en los últimos años ha estado inmersa en un interesante proceso de transformación y modernización que, no obstante, sigue conservando su carácter popular y por momentos, asfixiante. El recinto cultura refleja la ambivalencia de su propia existencia, recoge las estructuras del pasado, sin disimular su propia presencia y poder. Para tal fin, la Filmoteca de Catalunya fue concebida como un conjunto de filtros y pantallas colocadas en las distintas fachadas que median entre el interior y el exterior.
El volumen del edificio fue determinado por la relación con el entorno; por lo que se trabajó el proyecto de tal manera, ejemplo de lo anterior son las salas de proyección están enterradas. Asimismo, la planta baja fue concebida como un paso para usuarios de la Filmoteca, que conecta la calle Espalter con la plaza Salvador Seguí –la cual se abre frente al edificio–, espacio que aporta luz y aire a la zona. La edificación comprime las estructuras existentes, por lo que en compensación, las fachadas laterales ofrecen distintos porches protegidos por voladizos.
Origen de los espacios
El esquema estructural nació de la ordenación espacial del edificio que se lleva a cabo con base en dos volúmenes de planta rectangular: uno de ellos –como ya se expuso– está completamente sepultado, mientras que el otro queda sobre la plaza. Las fachadas longitudinales confinan el volumen sobre rasante, mientras que las de los costados dan lugar a una sucesión de cuerpos volados con el propósito de brindar amplitud a las calles a las que dan sus respectivos frentes.
Los requerimientos funcionales y la propia concepción espacial del inmueble impidieron, por varias razones, la disposición de soportes intermedios. Por ejemplo, el cuerpo sepultado alberga las salas de los cines (con 555 butacas en total); por lo que fue necesario disponer de amplios espacios libres de elementos como pilares o muros estructurales. Asimismo, el cuerpo sobre la rasante genera “transparencias” transversales que facilitan la entrada de luz desde el exterior.
La estructura se genera a partir de dos líneas de descarga, correspondientes a los dos muros longitudinales exteriores. Las secciones de estos muros que se encuentran bajo la rasante muestran un tratamiento más convencional, puesto que son paredes de contención del terreno; mientras que las partes que quedaron alzadas se fueron “esculpiendo” de acuerdo a las demandas de los espacios.
La misma estructura organiza el conjunto del edificio. Las fachadas principales son dos pantallas-vigas que permiten liberar de pilares la planta baja y el segundo nivel del edificio, dado que dichos elementos quedan colgados de las plantas inmediatamente superiores mediante tirantes metálicos. Entre cada aparejamiento de los muros fueron dispuestas vigas transversales que fueron postensadas con el fin de limitar sus cantos. Cabe decir que estos elementos soportan unos forjados convencionales de losa maciza.
Conexión con el exterior
La edificación de la Filmoteca de Catalunya contempló el generar un enlace con la cercana Plaza Salvador Seguí y para lograrlo, se colocó en el amplio vestíbulo, la misma piedra basalto que cubre la Plaza, la cual fue colocada con la técnica de las calzadas portuguesas, conectando el exterior con el interior. Dicha área es iluminada mediante aberturas panorámicas que enmarcan el paisaje urbano más próximo, similar a una pantalla de Cinemascope.
En la primera planta subterránea se encuentra la sala de exposiciones temporales y aulas de formación. Siguiendo en términos descendentes hasta la segunda planta soterrada, se llega a las dos salas de proyección. El descenso hacia los niveles subterráneos está caracterizado por la oscuridad del entorno, por lo que mediante el uso de espejos, cristal y superficies claras se logró dotarlos de luz. En contraste, el ascenso dentro del cuerpo rasante desde el vestíbulo hasta las plantas superiores del edificio está lleno de la luz natural, aportado por el gran lucernario sobre el patio donde están ubicadas las escaleras mecánicas.
En la primera planta de dicho cuerpo se encuentra la biblioteca que cuenta con zonas de consulta y de trabajo interno, así como la sala de exposiciones permanente en la cual se exhibe una colección de objetos diversos sobre los orígenes del cine, junto a una serie de documentos patrimoniales. Por su parte, en las segunda y tercera plantas, se ubican las zonas administrativas.
Como se dijo anteriormente, el recinto fue concebido como un conjunto de filtros y pantallas tanto exteriores como interiores. Afuera fueron desarrollados una serie de patrones realizados con alambre y láminas metálicas perforadas los cuales filtran la luz natural y dan intimidad a sus ocupantes, permitiendo observar sin ser vistos. Al interior, en las plantas superiores, también encontramos el uso de filtros y diafragmas usados en las cámaras de cine, que controlan la intensidad y el color de la luz natural.
Philip Ursprung, profesor de Historia del Arte y de Arquitectura de la Universidad de Ciencia y Tecnología (ETH) de Zurich, describe de la siguiente manera este recinto cultural para la cinematografía: “La Filmoteca trabaja como una máquina que constantemente produce imágenes y que está producida por éstas. Y funciona como una trampa convertida en espacio que se relaciona con la historia del cine”.
Función de apertura
Entre las primeras películas que se proyectaron en la Filmoteca de Catalunya, el pasado 21 de febrero de 2012, estuvieron “El hombre de al lado”, West Side Story y “Nosotros somos así”. En la solemne ceremonia de inauguración el Consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell dijo que la nueva Filmoteca dobló su capacidad, con ello espera que las visitas aumenten y, con la cafetería y la librería, sean generados recursos propios. Por su parte, el director del recinto, Esteve Riambau expresó que el costo total de las obras ascendió a 15.7 millones de euros, de los cuales 1.5 fueron dedicados a excavaciones arqueológicas.
Cabe decir que la Filmoteca surgió en el Raval, arropada por las instituciones culturales del barrio como el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba); el Centre de Cultura Contemporánia de Barcelona (CCCB) y el Gran Teatre del Liceu, así como La Virreina-Centre de la Imatge, Luciá Homs; el Institut d’Estudis Catalans (IEC); la Biblioteca de Catalunya y el Arts Santa Mónica. Todos los directivos de las mencionadas entidades dieron la bienvenida a flamante Filmoteca, comprometiéndose a colaborar con ella, para remarcar, como ha dicho el teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Ciurana, que el Raval es la “milla de oro de la cultura”, haciendo referencia a la famosa Milla de oro existente en Chicago. Finalmente, conviene decir que debido a que el recinto cultural se encuentra en uno de los puntos neurálgicos de la prostitución y el tráfico de drogas en Barcelona, la concejala de Ciutat Vella, Mercé Homs, confía en que el nuevo equipamiento favorezca en la dignificación del barrio.
TEXTO: Antonieta Valtierra
FOTOS: Adrià Goula
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