Especial Bicentenario

Un en concreto hemisferio

Hubo en México una etapa en particular –de los años veinte a los cincuenta– en que se proyectaron diversas obras de carácter monumental. En el ámbito religioso, sin duda, el monumento a Cristo Rey, es ejemplo de esa intención triunfalista.

Al grito de ¡Viva Cristo Rey! miles de fieles, conocidos en la historia de México como “Cristeros” tuvieron una cruenta lucha contra el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles quien ordenó el cierre de templos realizando además una exhaustiva persecución religiosa. Sin embargo, los Cristeros, presentes en estados como Guanajuato, Jalisco, Colima, Querétaro, Zacatecas o Michoacán, ya fuera en lugares privados o en el campo mismo, profesaban su religión; muchos de ellos convirtiéndose en mártires y, posteriormente, en santos.
En plena lucha cristera (en los años veinte), en el Cerro del Cubilete, con más de 2,600 msnm –y que, a decir de la Comisión Geodésica de Guanajuato es el centro geográfico de la República Mexicana*– existió un primer monumento dedicado a Cristo Rey (la devoción mayor de los Cristeros), el cual fue destruido desde una avioneta por el ejército comandado por el general Joaquín Amaro. Este suceso bélico sería uno de los últimos que forman parte de la propia Revolución mexicana.
Curiosamente esa primera obra destruida por la guerra –de la cual se conservan algunas piezas en un monumento ubicado en la población guanajuatense de San Luis de la Paz–, cuya primera piedra fue colocada el 11 de febrero de 1923, fue la que generó que el lugar se convirtiera en uno de los más importantes santuarios que en la actualidad sigue siendo visitado por millones de fieles católicos, sobre todo el día de su fiesta patronal.
Al pie de la monumental escultura del Sagrado Corazón de Jesús o Cristo Rey, hecha en bronce por el escultor Fidias Elizondo se encuentra la basílica que también sirve de base de la obra. Se trata de una interesante pieza en concreto armado característica de la arquitectura de los años cuarenta, con rasgos funcionalistas, en forma de globo terráqueo. La obra fue proyectada por el arquitecto Nicolas Mariscal Piña en 1942, y comenzada a construirse el 11 de diciembre de 1944, cuando el arquitecto tenía 70 años. Se menciona que el propio arquitecto consideró a este santuario, “su obra predilecta”.
Este edificio muestra dos importantes recintos: uno, localizado a un costado del estacionamiento al que se accede a través de una fachada que ostenta grandes columnas, así como una escalinata, y que cuenta con un área vestibular que sigue la forma de la planta circular del inmueble. El segundo espacio arquitectónico es el que sirve precisamente de base de la escultura. Se trata también de un espacio circular donde destaca la existencia de una enorme corona de espinas que rodea perimetralmente el interior del santuario. En su entorno exterior está la enorme explanada de forma ovalada, con escalinata al frente de la imagen, que sirve para albergar a los visitantes, y que cuenta con zonas sombreadas, también realizadas en concreto empinado y empedrado que rodea la montaña –cercana a la población de Silao, Gto.– y que termina en la parte superior donde se encuentra un espectacular mirador –desde donde se puede tener una espléndida vista de parte del Bajío mexicano–, así como el área para estacionamiento.
Cabe decir que por esos mismos años cuarentas en que fue realizado este santuario, otros notables templos católicos estaban también siendo construidas en concreto en la Ciudad de México, como por ejemplo: la Iglesia de Cristo Rey, en la delegación Tlalpan (Obra de Antonio Muñoz y Miguel Rebolledo); la Parroquia de Nuestra Señora de la Piedad (proyectada por Enrique Langensheidt), en la calle de Obrero mundial; la iglesia dedicada también a Cristo Rey, obra de Mario Pani, en la colonia Anzures, así como una de las más imponentes obras en concreto de la capital: la Parroquia del Purísimo Corazón de María, en la Colonia del Valle.

El arquitecto de la magna obra
La figura de Nicolás Mariscal y Piña brilla con luz propia por muchas razones. Una de ellas, por haber sido el creador de la primera revista especializada para ingenieros y arquitectos: El arte y la ciencia, que fundó en 1899, el mismo año en que se recibió de arquitecto. La portada de uno de sus números da cuenta de la visión integradora de Mariscal. En ésta se lee: El arte y la ciencia. Arquitectura, Ingeniería Civil, Militar, Mecánica. Asimismo, pensador, catedrático, difusor del arte y creador del monumento a Cristo Rey, fue también uno de los creadores del Plan de Estudios –junto con el arquitecto Samuel Chávez– de la carrera de Arquitectura de la Escuela Nacional de Bellas Artes (antecedente lejano de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Mariscal y Piña, nacido en la Ciudad de México en 1875, terminada su carrera, viajó a Europa para impregnarse de la cultura y del arte del viejo continente. Ya en México, tuvo importantes cargos como el de regidor del Ayuntamiento de la Ciudad (1901-1903).
Sin embargo, su verdadera pasión siempre fue la arquitectura. Entre otros proyectos, ganó los concursos para la Tribuna monumental de Chapultepec; para proyectar cuatro escuelas primarias, así como para desarrollar el proyecto del Banco Agrícola e Hipotecario de México que, como señala la historiadora Carmen María Mariscal en su tesis “Nicolás Mariscal: el arquitecto como catedrático y difusor del arte” (UIA, 1993), fue “el primer edificio íntegramente hecho de concreto armado en México”. Asimismo, construyó el edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores –junto con su hermano Federico–, cuyos cimientos son también de concreto armado.
También realizó un monumento de Guerrero, en Chilpancingo, la capilla monumental dedicada a Cristo Rey, en la ciudad de León, Guanajuato, además de hacer diversas restauraciones en la catedral de México y en otras ciudades del país. Don Nicolás Mariscal murió el 13 de mayo de 1964 en la urbe que lo vio nacer.
De su pensamiento arquitectónico, en el documento citado se menciona que Nicolás Mariscal fue un preocupado –como muchos de sus contemporáneos– por el estudio riguroso del dibujo como base del quehacer artístico del
arquitecto además de que solía resaltar la idea de unificar el arte con la ciencia pues consideraba que el progreso del arquitecto, debía ir de la mano de la enseñanza científica. Estaba convencido de que la arquitectura y la ingeniería eran dos hermanas procedentes de un mismo tronco. En la revista por él fundada, que circuló por 12 años, colaboraron desde arquitectos e ingenieros, hasta topógrafos, geógrafos, ingenieros de minas, ingenieros mecánicos, agrónomos, pintores y escultores. Sin lugar a dudas, el Monumento a Cristo Rey, quizás dada su edad, de sus últimas obras, da cuenta de la importancia de Nicolás Mariscal y Piña, dentro de los anales de la arquitectura mexicana. c

* Cabe decir que en otros lugares de nuestro país existen monumentos donde también se afirma que ahí está el centro geográfico de México. En la actualidad, gracias a un GPS, el centro geográfico de México ha sido localizado en el municipio de Francisco R. Murguía, en la zona norte del estado de Zacatecas

 

 

Ángel Álvarez; Juan Fernando González; Gregorio B. Mendoza
Foto:A&S Photo/Graphics y Gregorio B. Mendoza

 

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