Quién y dónde

Inspiración y confianza

CyT tuvo una interesante charla con el arquitecto Arturo Aispuro Coronel.

Afines de mayo, Arturo Aispuro fue nombrado presidente de la Mesa directiva del Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México y de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos (CAMSAM) por el bienio 2010-2012. El arquitecto tiene bien claro cuáles serán las principales líneas de acción que emprenderá para fortalecer y renovar al gremio. Al respecto, dijo a Construcción y Tecnología: “Hoy el CAMSAM representa la oportunidad de poner al servicio de mi propia colectividad la experiencia de todo mi trabajo previo; además del enorme reto de acercarnos a los jóvenes, de buscar comunicarnos con ellos en su idioma, con sus herramientas, sus términos, sus materiales, con todo lo que tienen que decirnos”.
Es precisamente el tema de los jóvenes arquitectos mexicanos, el detonador de uno de los ejes rectores que definirán su trabajo actual. Se necesita “modernidad”, pues reconoció que el CAMSAM actualmente está integrado por profesionales cuyas edades promedian los 62 años. “El gremio necesita actualizarse por razón natural, incluso por el desarrollo acelerado de la capital, así como por la evolución natural de toda la tecnología. Tenemos herramientas que hace 10 años ni hubiéramos soñado. Se han roto muchos mitos que tienen que ver con los jóvenes”. Asimismo, señaló que en este proceso de desarrollo, los gremios tienen una función fundamental, pues son el recinto en el cual los profesionistas pueden compartir experiencias y recibir actualizaciones.
Un segundo eje que marcará la labor del nuevo presidente del CAMSAM es “El arquitecto y la ciudad”, un concepto que se refiere a la participación de los arquitectos con propuestas encaminadas a plantear soluciones en todos los ámbitos, como por ejemplo, “en el de la vivienda, para recuperar la dignidad del espacio vital del ser humano; en el de la infraestructura, para poder discutir temas vinculados con el transporte y la movilidad, además del espacio urbano, rescatando todos las áreas que se han perdido y finalmente el espacio público, el sitio por excelencia donde la gente se reúne”. El tercer eje rector será: “El arquitecto y la sociedad”, en el cual buscará volver a conectar a los profesionales de la arquitectura con su comunidad, a través del reforzamiento de talleres de habitabilidad, pero también con la creación de talleres de barrio, para que la gente identifique al arquitecto, que sepa de su compromiso comunitario, para que con esta obligación profesional ofrezca una mejoría en la calidad de vida a partir de pequeñas intervenciones, con los recursos que la gente tiene.
También comenta que “hay un eje transversal que tiene que ver con el compromiso, con el objetivo de traernos a los jóvenes de nueva cuenta, de incorporarlos a las discusiones sobre la necesidad de reconstruir el tejido urbano y social de nuestras ciudades, que los edificios vuelvan a verse como un lugar donde la gente se reúne, ya sean de oficinas, públicos, privados, escolares o comerciales; en fin, la arquitectura como un punto de encuentro, y son precisamente las nuevas generaciones quienes tienen la enorme misión de realizarlo, por eso esta será la tarea más grande del gremio, ir con los jóvenes”. Para lograrlo, Aispuro cuenta con una importante trayectoria docente por lo cual ha trazado algunas estrategias, como visitar las universidades para presentar un proyecto al que le ha denominado “Talleres con los maestros”, en el cual pretende que los arquitectos de mayor prestigio de México, “esos personajes que los estudiantes sólo ven en los libros y en la revistas sean sus maestros por un día, convivan con ellos, les pregunten y aprendan de su experiencia. El Colegio tiene que ser un eslabón para los jóvenes entre el mundo profesional y su etapa de formación”, enfatizó. Asimismo, comentó acerca del calendario de visitas programadas en donde estudiantes de arquitectura, ingeniería y otras disciplinas visitarán los diferentes desarrollos de la Ciudad de México, los grandes edificios y también los ejercicios que se están haciendo en los barrios y colonias de la capital, porque dijo, “la arquitectura ya no se aprende sólo a partir de modelos de edificios en los que quizá nunca tengamos la posibilidad de participar”.
Dentro de esta misma estrategia señaló que está en pláticas con los principales desarrolladores en México para que a través del Colegio, como el eslabón al que antes se refirió, se contraten a los mejores promedios de las diferentes universidades; a aquellos que hayan destacado en sus propios grupos “para que esas grandes obras sean al mismo tiempo un taller, una escuela, un laboratorio, un espacio para aprender y capacitarse”.

Semblanza
Más allá de su nueva encomienda, Arturo Aispuro es un hombre que ha ido construyendo paso a paso su propia historia dentro de la arquitectura contemporánea. “Como estudiante, fui inquieto. Toqué las puertas de despachos de gente como Zabludovsky, González de León, o Agustín Hernández. Tuve el privilegio de trabajar con
ellos en muchas de sus obras, como dibujante o como auxiliar de proyectos, lo que me permitió involucrarme en este mundo fascinante”. También en su época de universitario, participó en algunos de los primeros bocetos habitacionales más importantes del país; grandes modelos de desarrollo en algunas entidades mexicanas, en un momento en el que se empezaba a sentir una enorme necesidad por construir una ciudad de la noche a la mañana, debido a la explosión demográfica del país.
Terminada su carrera universitaria, el arquitecto Aispuro inició su incursión en el sector público dentro de la delegación Coyoacán. “Recorrí prácticamente todos los escritorios, lo que me permitió conocer todas las facetas del proceso de desarrollo hasta llegar a la toma de decisiones”. Como titular que fue de la oficina de la secretaría Desarrollo Urbano del Distrito Federal, participó junto con otros sectores en la búsqueda de un instrumento de desarrollo que abarcó todos los conceptos e intereses vinculados con la ciudad, como lo son la conservación ambiental, la protección del patrimonio arquitectónico histórico, la parte urbana y social de la metrópoli, además de la creación de una infraestructura vital para el correcto funcionamiento de la ciudad, mediante un ejercicio que buscó plasmar un mecanismo de planeación integral.
“Regreso después de este ejercicio al sector privado y me toca el privilegio de trabajar como vicepresidente de desarrollo para México en Reichmann International, una de las empresas desarrolladoras más grandes del mundo, en ese momento con tres proyectos importantes: el rescate urbano de la zona de la Alameda, uno de los sitios de mayor destrucción en el terremoto de 1985; la planeación de Santa Fe, vista como una visión de futuro de la Ciudad de México y el tercero, la construcción de la Torre Mayor; es decir, tuve la oportunidad de participar en los tres ejercicios que esta empresa realizaría en nuestro país, el rescate integral, la nueva visión de la ciudad y la construcción de un elemento icónico en materia de arquitectura, que hoy es parte del perfil obligado de esta ciudad y punto de referencia en términos constructivos, de estética, belleza y funcionalidad”. Sin embargo, es preciso remontarnos mucho más atrás, a su natal Sinaloa, al momento justo en el que Arturo Aispuro siendo un adolescente tomó la decisión de ser arquitecto. “La primera ocasión que me encontré con el concreto, fue cuando presencié la construcción de una casa diseñada por un arquitecto-ingeniero que utilizó este material en toda su obra; una casa blanca hecha con concreto aparente, martelinado en algunas partes, que me obligó a voltear la cara y preguntarme qué es eso, la respuesta fue sencilla, es arte, es arquitectura: yo quiero ser arquitecto”.
En 1977 vino a la Ciudad de México a estudiar esta disciplina. Se encontró así con un sitio que era el ejemplo representativo de una ciudad cuyo rostro urbano era en su mayoría concreto, enormes y bellos edificios gubernamentales, culturales y de esparcimiento, que fueron el principal motor que lo llevó a buscar las enseñanzas de sus creadores: Zabludovsky y González de León. Años después tuvo otro indeleble reencuentro con el concreto, en un salto en el tiempo se ubicó en el momento de la construcción de la Torre Mayor: “Todo el cajón de cimentación y los cuatro sótanos de estacionamiento, son una gran caja de concreto armado, impermeable, diseñado y calculado para ser la base, el soporte del edificio más alto de América Latina. Yo pensaba en ese instante que el resto del inmueble sería solamente metal y no, nuevamente apareció el concreto como uno de los elementos primordiales para poder recubrir esta estructura de acero hasta el piso 32; como un componente del soporte mismo y la estructura de una de las edificaciones más modernas de nuestro país”.
Ahora mismo, reconoce la gran aportación que hace el concreto en obras tan importantes como el Metro o el drenaje profundo en nuestro país. A nivel internacional, mencionó la construcción del Eurotúnel. En todas estas obras, las diversas características del concreto han resuelto temas técnicos fundamentales. Señaló que junto con el acero y el cristal, el concreto es protagonista de enorme importancia en la arquitectura contemporánea y pionero en términos de los rascacielos, “Hoy nos encontramos el concreto en edificios como las grandes torres de Dubai, donde el concreto se ha utilizado para construir cajas de aislamiento, pues hoy la seguridad se concibe de manera diferente.
Antes, los edificios se diseñaban para ser desalojados en caso de algún accidente, hoy son dotados con cajas de concreto que se colocan a diferentes alturas de los rascacielos para proteger en su interior, la vida y los bienes de las personas”.
Otro tema presente en la mente de Arturo Aispuro al momento de impartir cátedra, de diseñar una obra o de dirigir un sector, es la visión de la ciudad que queremos tener en 20 o 25 años en materia de arquitectura. “Hoy, tenemos que estar construyendo edificios que consuman cada vez menos energía, ya que actualmente estamos sufriendo los efectos del deterioro generalizado. No soy de los que creen que el clima cambió y las estaciones se desdibujaron por lo que le estamos haciendo al planeta; debemos entender que el mundo es un ser vivo en muchos sentidos, y que lo que está sucediendo es producto de una evolución, así que sería petulante pensar que los seres humanos, que representamos una cosa minúscula en términos del planeta, de verdad seamos los causantes de estos cambios. Sin embargo, somos nosotros quienes estamos sufriendo las consecuencias, potencializadas en las ciudades a partir del deterioro que generamos, como la concentración de contaminantes o
la generación de polvos y gases”. En contrasentido, Aispuro reafirmó su fe en las generaciones venideras, pues dijo estar convencido de que los jóvenes están consientes que de que no se pueden seguir destruyendo ciudades y entornos.
“En este momento hay miles de jóvenes sumados al tema de hacer ciudad; una enorme conciencia en ellos de la impostergable necesidad de rediscutir la ciudad, de reciclarla”. Asimismo, señaló que desde su experiencia en las aulas ha podido constatar que los muchachos, como él les llama, hoy trabajan distinto a las generaciones pasadas, en las que el modelo a seguir era el individualismo y la competencia, una práctica que se ha cambiado por el trabajo en equipo, a través de la suma de diferentes disciplinas para lograr un fin común. “Yo les digo que ellos ahorita están en los veintes, pero que dentro de una o dos décadas, serán los encargados de tomar las decisiones en el nivel que les corresponda: de su barrio, de su colonia o de su fraccionamiento; de su ciudad, de su estado o de su país. Ustedes serán los ejecutores de sus proyectos, entonces, o se involucran ahora y levantan su voz, o será demasiado tarde”, sentenció.
Finalmente, Arturo Aispuro envió un mensaje de su sentir como profesionista y como líder, señalando que tenemos que reciclar la ciudad; aceptar que somos muchas ciudades en una sola ciudad. También habló de la necesidad de estar capacitados para que cada uno de nosotros y cada una de nuestras instituciones invierta más
tiempo en difundir lo que hace o para qué sirve lo que produce, con el fin de que las nuevas generaciones puedan estar preparadas para enfrentar el reto del futuro del país. c

 

 

Rocío Nava Quintero
Retratos: A&S Photo/Graphics

Vota por el artículo

 

Índice

Anunciantes