Una colonia en el corazón
La Ciudad de México tiene colonias con más de cien años de haber sido planeadas. La “Del Valle”, tan cercana a muchos de nosotros, es una de éstas.
Hoy se encuentra en una de las cuatro delegaciones que
conforman la ciudad central y es una de las zonas más densamente
pobladas de la capital. Sin embargo, al momento de su fundación en
1909, era sitio de descanso para las familias acaudaladas del Porfiriato.
Referencia obligada de la zona sur de la Ciudad de México, la Colonia
del Valle ha sufrido una vertiginosa transformación urbana a lo largo
de sus más de 100 años de vida.
Y aunque su fisonomía ha sido drásticamente modificada por
el trazo de nuevas avenidas, ejes viales, el boom de los centros comerciales
y en estos días, la construcción de la línea 12 del
Metro, conserva eso que toda persona y/o familia busca cuando escoge un
lugar para asentarse: calidad de vida. Circunscrita por el Viaducto Miguel
Alemán al norte, las avenidas Cuauhtémoc y Universidad al
oriente, Río Mixcoac al sur, y la Avenida de los Insurgentes al poniente,
sus orígenes se remontan a la época prehispánica, cuando
sus ricas tierras agrícolas proveían de productos a la Gran
Tenochtitlán. Durante el siglo XVI, los conquistadores construyeron
el templo de Santo Domingo de Guzmán en 1564 y el de San Lorenzo
Xochimanca, en el XVII. En la actualidad, el primero está ubicado
en Mixcoac, mientras que el segundo está en la colonia del Valle
a una cuadra de la Avenida de los Insurgentes. Con el paso del tiempo, esta
zona se fue consolidando como centro agrícola abastecedor de la Ciudad
de México.
A principios del siglo –durante el gobierno de Porfirio Díaz–
su tranquilidad y relativa cercanía con el centro de la ciudad, la
convirtieron en sitio de descanso. Con la apertura de "la Vía
del Centenario" -actual Avenida de los Insurgentes- aparecieron colonias
como "El Zacatillo" junto al poblado de Actipan donde fue erigido
el Templo de Santo Tomás en la actual calle de Elefante. En noviembre
de 1908 surgió la Colonia del Valle en los terrenos de los antiguos
ranchos de Santa Cruz, San Borja, Santa Rita, Tlacoquemécatl, Amores
y del rancho de Nápoles, nombres que algunas de sus calles conservan.
Una línea de tranvía llamada "Colonia del Valle",
conectaba a la naciente urbanización con el centro de la ciudad hacia
1913. Las casas de ésa época eran de tipo campestre ya que
sólo se permitían terrenos de al menos mil metros cuadrados
que debían contar con jardines para el cultivo. Durante la Revolución,
la del Valle tuvo un lento crecimiento y no fue sino hasta los años
veinte que cobró nuevo impulso con el ensanchamiento y pavimentación
de Insurgentes y la construcción de mansiones de estilo colonial
californiano y algunas Art Déco. De esta época data el Kiosco
Francés del Parque Mariscal Sucre y la fuente de los Leones. La gran
etapa de crecimiento se inició a mediados mude los años treinta
con la construcción de varios jardines y parques, entre los que destaca
el Parque Hundido. Para los años cuarenta, la familia de la Lama
dio gran impulso a la zona. En esta década fue erigida la Fuente
Monumental de Plaza California, que marca la entrada a la Colonia del Valle.
De rancho campestre a colonia urbana
Con la exposición demográfica de los años 50 inició
la expansión de la mancha urbana de la Ciudad de México. La
capital se transformaba en metrópoli dejando atrás su aire
provinciano y los otrora sitios de descanso como la Colonia del Valle quedaron
insertos en lo que hoy conocemos es la ciudad central. La clase media empezó
a poblar los terrenos de los antiguos ranchos campestres y surgieron centros
comerciales, hospitales, iglesias y escuelas con un nuevo lenguaje arquitectónico.
La apertura del Centro Urbano Presidente Alemán (1946), el Centro
Hospitalario 20 de Noviembre (1961), y el Hotel de México -actualmente
World Trade Center- (1966), proyectados por los arquitectos Mario Pani;
Enrique y Agustín Landa, y Guillermo Rosell de la Lama, respectivamente,
dejaron huella no sólo en la colonia sino en la ciudad con su lenguaje
racionalista como respuesta a las demandas de una sociedad moderna y masiva.
Cabe destacar que el proyecto del Hotel de México era el de un centro
urbano que incluía un hotel de gran turismo, salones de convenciones
y un centro cultural. Si bien el conjunto atravesó diversas circunstancias
económicas, financieras y políticas que lo llevaron a un cambio
de destino y de dueño, de su proyecto original se conserva el Polyforum
Cultural Siqueiros con el foro que alberga el mural La Marcha de la Humanidad,
de David Alfaro Siqueiros. La transformación urbana de la colonia
del Valle también llegó a las antiguas capillas e iglesias
que dieron paso a recintos religiosos de grandes dimensiones, realizadas
en su mayoría en concreto, como la iglesia del Purísimo Corazón
de María concluida en 1953 a un costado del Parque Mariscal Sucre,
y cuya escala monumental aún impacta. Por otra parte el auge de la
sociedad de consumo también dejó sentirse en la del Valle
con la apertura de Liverpool Insurgentes en 1962, y en 1969, del primer
supermercado del país en Universidad y Parroquia. Para finales de
los sesenta la colonia empezó a poblarse de edificios de vivienda
y de comercio que pronto la convirtieron en una de las zonas más
densamente pobladas de la capital.
Ejes viales, cascarones de concreto y rascacielos
En la década de los setenta el entonces Departamento del Distrito
Federal presentó un plan que buscaba una solución a largo
plazo al incremento del tránsito vehicular que sufría la ciudad
a pesar del inicio de la red del Metro. Surgieron así los Ejes Viales
que cuadricularon gran parte del área de la capital del país
con el objetivo de facilitar el acceso a cualquier punto a través
del transporte, fuese privado o público. La construcción de
estos ríos viales cambió la fisonomía de la Colonia
del Valle. Sus apacibles calles con camellón fueron modificadas para
dar paso a los Ejes 4, 5, 6, 7 y 8 sur que la cruzan de oriente a poniente;
y los 2 y 3 poniente que lo hacen de sur a norte. Esto provocó que
muchas familias buscaran lugares más tranquilos para vivir comenzando
así el proceso de reciclaje de terrenos, aunque por otra parte, éstas
y otras obras de infraestructura urbana como la Línea 3 del Metro
la convirtieron en una de las áreas mejor comunicadas de la Ciudad
de México.
A la par de la modernización de la infraestructura vial y urbana,
durante los años sesenta y setenta la del Valle vio nacer modernos
edificios religiosos para dar servicio a su creciente población.
En la calle de Fresas, en mayo de 1962 fue colocada la primera piedra del
Templo de Santa Mónica. En el proyecto colaboraron los arquitectos
Fernando López Carmona y Carlos Ríos López quienes
contaron con la asesoría del célebre arquitecto Félix
Candela para el diseño de la atrevida cubierta de concreto. En 1974
en una cabecera de manzana comprendida entre la calle de Bartolache, Parroquia
y Adolfo Prieto, fue abierta la Parroquia de la Divina Providencia. Obra
de los arquitectos Honorato Carrasco y Amaury Pérez de la Horta,
este templo fue uno de los más vanguardistas de la ciudad tanto en
la distribución de sus espacios como en los sistemas constructivos
que fueron empleados en su construcción. En las siguientes décadas,
la Colonia del Valle continuó densificándose. Nuevos edificios
de vivienda y de oficinas siguieron transformando su fisonomía. Uno
de los que pronto se convirtió en símbolo de referencia urbana
fue la torre que alberga las oficinas de Mexicana de Aviación, inaugurada
en 1982. Construido en concreto reforzado, este rascacielos de 132 metros
y 32 pisos fue el tercer edificio más alto de la ciudad por varios
años. Obra del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, cuenta
con 65 amortiguadores sísmicos y 35 pilotes de acero y concreto que
penetran a una profundidad de 40 metros siendo uno de los edificios más
seguros ante un sismo.
El nuevo siglo y el Bando Dos
Una de las políticas urbanas para frenar el crecimiento horizontal
de la ciudad de México que causó un fuerte impacto en la vida
de la Colonia del Valle fue la aplicación del Bando Dos. Emitido
en diciembre de 2000 y vigente
durante siete años, esta legislación fomentaba el crecimiento
en las cuatro delegaciones centrales de la capital -Benito Juárez,
Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza-, mientras que restringía
el crecimiento en las nueve delegaciones periféricas con el fin de
redensificar el centro de la ciudad. Si bien esta política estuvo
basada en el principio de aprovechar y reforzar la infraestructura existente
para densificar la ciudad y así evitar que siguiera dispersándose
de manera insostenible en todo el valle de México, su aplicación
tuvo ventajas y desventajas.
Entre las ventajas en el caso de la Colonia del Valle está el que
mejoró la oferta de vivienda para la clase media con lo que muchas
personas pudieron acercarse a sus centros de trabajo. Donde antes había
casas unifamiliares para familias que tenían de cinco a seis hijos,
aparecieron condominios de 10, 20, 30, unidades habitacionales en donde
viven las familias actuales que sólo tienen un hijo o dos; parejas
o personas solas. En lo que toca a las desventajas, en donde se dio el mayor
grado de densificación comenzaron a aparecer otro tipo de problemas
que habrán de resolverse en el futuro inmediato como las fallas en
el suministro del agua y deficiencias en el servicio eléctrico. La
infraestructura se quedó chica ante la nueva demanda de tales servicios.
Otro aspecto negativo fue que el precio de los terrenos se disparó
hasta 300 por ciento.
Colofón
Repasar a vuelo de pájaro la historia de la Colonia del Valle es
dar un vistazo al acelerado proceso de urbanización que ha sufrido
en su vida moderna la capital, así como a los cambios sociales, culturales
y de estilo de vida de los capitalinos pertenecientes –en este caso–
a la clase media. En tan sólo 100 años de vida, esta colonia
paso de ser un lugar de ranchos campestres para familias pudientes, a ser
una de las zonas más densificadas y mejor comunicadas de la segunda
metrópoli más grande del mundo en la que vivimos más
de 20 millones de personas. Así, el proceso de transformación
urbana de la Colonia del Valle es un ejemplo de que el reciclamiento de
nuestra ciudad es posible y sobretodo, necesario ya que el Distrito Federal
y su área metropolitana no tienen para dónde crecer. La reserva
territorial se debe ver: hacia arriba. En cómo continúe este
proceso de reciclamiento y el del desarrollo de la infraestructura que lo
soporte está la clave ya que tan sólo de 2000 a 2005 en la
delegación Benito Juárez se construyeron 22 mil 500 viviendas
nuevas, gran parte de ellas en la del Valle, que son la morada de una nueva
generación de mexicanos ya no está dispuesta a vivir tan lejos
de su lugar de trabajo, como lo hizo la generación anterior y que
exige servicios de calidad. c
Isaura González Gottdiener
Fotos: A&S Photo/Graphics.
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