Internacional

Un nuevo centro de un viejo

Con cada nueva obra el longevo maestro Óscar Niemeyer nos sorprende por su manera vital, sinuosa, sensual y dinámica de trabajar el concreto.

Del proyecto del Centro Cultural Óscar Niemeyer, ubicado en la población de Avilés, en el Principado de Asturias en España, el arquitecto brasileño de quien lleva su nombre –y quien donó el proyecto arquitectónico– comentó pocos meses atrás: “De este proyecto de Avilés me agrada que es un proyecto con un sentido social muy respetable; es abierto al público; está hecho para visitar, pasear por la plaza, ver el paisaje, el museo, las obras de arte, los espectáculos del auditorio”. Asimismo, ha comentado que por un lado, pensó hacer un auditorio y por otro, un museo. Al respecto, afirmó: “Quería que el terreno estuviera limpio, con sólo dos edificios, de modo que se hiciera más énfasis en la arquitectura”. Finalmente, el complejo se desarrolló a partir de esos dos edificios, pero contando con otras piezas claves.
Para Óscar Niemeyer, un enorme maestro generador de obras eternas y etéreas, lo importante en la arquitectura es la sorpresa; hacer una cosa diferente, “y eso es lo que yo he querido hacer aquí”. Para el brasileño, cabe decir, no existe la arquitectura ideal. La que él hace, busca centrarse en encontrarse con la belleza. Para lograrlo, el concreto tiene su propio lenguaje expresivo, un vocabulario muy rico: “En cada curva se expresa mejor el concreto armado el cual ofrece un campo ilimitado de formas diferentes”, expresa el maestro.
La primera piedra de este ícono asturiano fue colocada en abril de 2008. Fue en ese momento en que comenzaron a realizarse los primeros estudios de suelo previos al desarrollo de las diferentes obras. No obstante ser inaugurado el pasado mes de diciembre, se espera que el Centro Óscar Niemeyer esté en plenas funciones este 2011. Por cierto, para su buen funcionamiento fue creada una Fundación que es la encargada de la organización de la programación de actividades que hagan del lugar un recinto de prestigio internacional. Cabe acotar que la Fundación Centro Cultural Óscar Niemeyer está presidida por la Consejera de Cultura del Gobierno
del Principado de Asturias.

Un ícono naciente
Así como en su momento el Museo Guggenheim de Bilbao provocó que el mundo entero volteara a ver a ese puerto español con ojos turísticos, lo mismo está sucediendo con el Centro Cultural Óscar Niemeyer de Asturias. En la actualidad hay una larga lista de personas que anhelan estar en los grupos que diariamente visitan este importante recinto cultural a punto de ser concluido. Cabe decir que las visitas guiadas llegan a más de los 1,000 inscritos por día. Sin duda alguna, este centro multifuncional ya se ha convertido en otro de los grandes íconos arquitectónicos de esa España que sigue estando a la vanguardia arquitectónica. Por cierto, el espacio cultural, que fue inaugurado con gran festejo el pasado 15 de diciembre, fecha en que, por cierto, Niemeyer cumple 103 –sí, leyó bien estimado lector– 103 años de edad.

Novedades de un viejo lobo de mar
El Centro Óscar Niemeyer destaca por su flexibilidad pero también en buena parte por esa blancura que ha sido por momento, la impronta del maestro brasileño para quien, aún con esa vitalidad que siempre lo ha caracterizado, a pesar de sus años, señala que es “una de sus obras más importantes de sus últimos años”. Sobre esa impresionante blancura, destaca la presencia de una enorme cúpula de concreto que llama la atención por esa luminosidad que trasciende. Esta cúpula central, a decir del ing. Rafael Oliva –coordinador de seguridad de las obras del Centro Niemeyer– fue construida con una novedosa tecnología en la cual el concreto fue proyectado desde el interior, sobre una gigantesca lámina-molde a la que, previamente se la había forzado a adoptar la forma correcta, gracias a un proceso de presurización controlada. Cabe decir que fue la empresa Sedes la encargada de hacer las obras de la cúpula del Centro Niemeyer, la cual tiene 18 metros de altura y una superficie de 4,000 metros cuadrados.
De este Centro, el primer edificio en ser construido fue el museo; en éste, se usó una técnica pionera en materia de edificios culturales en España con el fin de alzar su estructura en menos de una hora. En términos generales, el complejo cultural consta de cinco piezas independientes que a su vez, se complementan. A saber: un Auditorio para cerca de 1,100 espectadores; un espacio para exposiciones de aproximadamente 4 mil metros cuadrados; una gran torre que sirve además de mirador hacia la ría y a la misma ciudad de Avilés; un edificio polivalente que albergará un cine, salas de ensayo, de reuniones, así como para conferencias. Finalmente, cuenta con una gran plaza abierta en la cual están ya programadas una serie de actividades culturales y lúdicas que tendrán lugar de manera regular.
El presupuesto de construcción del Centro Cultural Óscar Niemeyer fue inicialmente de más de 24 millones de euros; cifra que se incrementó en ocho millones más. Gran parte del dinero “extra” fue destinado a la construcción de la caja escénica del auditorio, una obra muy compleja ya que este escenario se abre hacia la plaza del centro, lugar desde el cual más de 10 mil personas podrán seguir los espectáculos que se desarrollen al interior. La acústica de este edificio fue una de las preocupaciones más fuertes para los técnicos responsables quienes buscaron colocar los más altos niveles de calidad. En sí, fue este punto el que generó un retraso en las obras del complejo cultural proyectado por el estudio de arquitectura del maestro Óscar Niemeyer. Este auditorio, por cierto, destaca estructuralmente por no contar en su interior con pilares, pese a sus dimensiones.

De la pintura
Logró ser inaugurado este importante centro después de muchos meses de arduo trabajo que destaca por el uso de ese color blanco muy del estilo de Óscar Niemeyer. El proceso para pintar la obra fue literalmente “peleado” por muchas empresas –algunas provenientes de Japón–; sin embargo, quedó en manos de dos compañías avilesinas: Pintavi y Ascor. El sistema utilizado contó con dos secretos: el primero está basado en la materia prima, la pintura, que tuvo características como el ser transpirable, elástica e impermeable. El segundo estuvo basado en el método de aplicación, mediante el cual fue instalada una malla intermedia entre las dos capas de pintura que permitió cubrir las pequeñas grietas propias de la dilatación y la contracción de edificios construidos en concreto como lo son el auditorio o la torre mirador. Cabe decir que ambas empresas –independientes pero que suelen hacer trabajos de manera conjunta– cumplieron por separado con cada una de las condiciones. Por su parte, Pintavi fue el distribuidor exclusivo de la materia prima, además de asesor técnico en obra, mientras que Ascor contó con la homologación del fabricante para aplicar esta pintura bajo el método empleado en el Centro Cultural Niemeyer.
El proceso de pintado del auditorio inició con la limpieza manual de la superficie. Después fue aplicado un fijador, una mano de pintura y la malla de fibra de vidrio. Cuando todavía estaba húmedo, fue aplicada una segunda mano de pintura y al secarse, una tercera. Este proceso no fue aplicado sobre la cúpula del centro ya que su revestimiento es de un material similar al PVC que soporta la dilatación y la contracción de pintura. Cabe decir que para pintar un edificio como el auditorio del Centro, los operarios tuvieron que ayudarse por varios métodos. El más utilizado fue el de la grúa, una máquina que alcanza los cuarenta metros de altura. Para las zonas más inaccesibles, los operarios trabajaron descolgados con cuerdas. En ambos casos, la seguridad fue tema fundamental. c

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Enriqueta B. Landázuri
Fotos: http://2.bp.blogspot.com y http://2.bp.blogspot.com

 

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