Una década de un museo
A poco más de diez años de haber sido creado, Gabriela Celis Navarro en la actualidad, el Museo del Cemento Rezola –ubicado en San Sebastián, España– se muestra como un espacio para comprender y promover las bondades del cemento y del concreto.
Fue hace poco más de diez años que la fábrica
del barrio de Añorga –localizado en Donostia, en la provincia
vasca de San Sebastián, en España–, de Cementos Rezola
celebró sus 150 años de haber sido creada, con la apertura
de un interesante museo dedicado al cemento: el Museo del Cemento Rezola.
El proyecto arquitectónico de esta obra le fue encargado al despacho
comandado por el arquitecto Luis Peña Ganchegui; tuvo un costo de
90 millones de pesetas de aquel entonces (hoy poco más de 54 mil
euros). El señor José María Echarri, presidente de
honor de la planta de producción FYM Cementos Rezola señaló
en los días de celebración que “el nacimiento del museo
supuso la recuperación para uso cultural didáctico y social
de lo que fuera la antigua escuela de la fábrica del barrio de Donostia,
donde se formaron cuatro generaciones de hijos de trabajadores de la empresa”.
Cabe subrayar que el hecho de rescatar este espacio otrora fabril para convertirlo
en un recinto cultural dedicado al cemento y al concreto, resultó
importante en una época en que la llamada “arqueología
industrial”, comenzaba a cobrar fuerza a nivel mundial.
Un
museo sui generis
El Museo del Cemento Rezola es un espacio que ayuda a comprender la trascendencia
del cemento en nuestra civilización desde tiempos remotos pero sobre
todo, a partir de fines del siglo XX. Según se lee en la página
web de este museo: “El Museum Cemento Rezola nace con el objetivo
de incrementar el conocimiento sobre la industria, como un paso más
para recordar su contribución social y acercar al público
el gran desconocido con el que convivimos a diario: el cemento. También
pretende ser un homenaje a los fundadores de Cementos Rezola y
un tributo a los hombres y mujeres que durante el siglo y medio de su existencia
han contribuido a hacer de esta empresa una de las más importantes
del país en su sector de actividad”.
La obra que alberga a este museo está desplantada sobre 300 metros
cuadrados. En el proyecto de reconversión del espacio sus autores
buscaron respetar al máximo la estructura en concreto del antiguo
edificio, poniendo énfasis especial en el cuidado de la fachada,
resuelta como un todo la cual fue revestida con base en un conglomerado
de mortero de cemento. Esta edificación cuenta con tres salas, el
auditorio (en el cual tienen lugar numerosos congresos y reuniones) y la
zona de exposición permanente donde de manera didáctica se
explican diversos temas del el amplio mundo del concreto. Asimismo, posee
una sala de exposiciones temporales, la cual está ubicada bajo una
cúpula de cristal dispuesta al centro del inmueble. Sin duda alguna,
este museo también ha servido para revitalizar la vida sociocultural
y asociativa de Añorga y su entorno, de acuerdo con el compromiso
de responsabilidad social corporativa que tiene la propia empresa que representa.
De esta forma, destaca el trabajo que los miembros del museo llevan a cabo en particular con estudiantes, colectivos infantiles a través de actividades como talleres. Cabe decir que desde que fue inaugurado hace poco más de diez años, el Museo del Cemento Rezola ha sido visitado por más de 60 mil personas.
Diez años
Para celebrar como se merece los 10 años del Museo del Cemento, los
responsables del mismo prepararon una serie de actividades culturales y
de entretenimiento que tuvieron lugar durante todo el pasado mes de octubre,
mes en que, en el año 2000, naciera este recinto dedicado al cemento.
Dentro de las acciones desarrolladas destacó la ornamentación
de la fachada –de manera temporal– titulada Carga sobresaliente,
obra del artista plástico Ibon Mainar, quien literalmente forró
toda la fachada con placas de señalización vial que, desde
su perspectiva, buscaron establecer la unión entre el camuflaje y
la señalización; dos conceptos, en teoría, contradictorios.
Cabe decir que Ibon Mainar resultó ganador tras que un jurado calificador
seleccionara su proyecto de entre una quincena de trabajos. Sobre lo realizado
por el artista, éste señaló que: “forramos la
fachada del museo de señales para que resalte el cemento, para que
se saliera de su ambiente. Digamos que gana la batalla con los recursos
naturales de la zona y se convierte en el rey de la selva; de una selva
tan abundante en construcción.
En sí, gana el entorno con sus propias armas”. El jurado de
este concurso para decorar el museo fueron: Ana Salaverria jefa de Servicio
de Artes Visuales- Arteleku, de la Diputación Foral de Gipuzkoa;
Álvaro Ledesma, artista visual; Alicia Chillida, comisario independiente;
el Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián, así como Amaia
Llorente y Antonio Nolasco, del Museum Cemento Rezola.
Otra interesante actividad conmemorativa de una década del Museo
del Cemento Rezola tuvo lugar el pasado 29 de octubre cuando fue inaugurada
la exposición Visiones del futuro de la arquitectura a través
del cine, donde se presentaron fragmentos de filmes representativos conectados
de manera muy especial con la arquitectura como lo es la película
silente Metrópolis, de Fritz Lang (1926) o la de ciencia ficción
Blade Runner, de Ridley Scott (1982).
Cabe decir
que a partir del décimo cumpleaños del Museo del Cemento,
sus encargados están buscando actualizar el recinto y abrirlo aún
más a la ciudadanía. En este sentido, José M. Echarri
expresó que: “Parece que estamos algo apartados de la ciudad,
pero no es así; queremos que los donostiarras se acerquen a nosotros”.
En este sentido, creemos que la importancia de un recinto museográfico
dedicado al cemento debe ir más allá de lo que una cementera
o comunidad; de ahí que sería interesante el promover proyectos
de nuevos museos, en otros países, dedicados al universo del cemento
y del concreto.
Meses atrás, en abril de 2010, también tuvo lugar una importante
exposición temporal en la cual se presentó con diversos ejemplos,
la manera en que el concreto puede ser utilizado cuando la imaginación
se deja volar a través de las alas del arte.
La exposición, titulada “Diseños en hormigón”
incluyó igual piezas de decoración, que sillas, mesas, muebles,
lámparas y demás productos de múltiples texturas, terminaciones
y colores realizadas con nuestro querido concreto. Esta muestra –que
estuvo en exhibición hasta junio de 2010–, sin duda alguna
fue una reivindicación más de cómo el concreto más
allá de su uso estructural o arquitectónico, es un gran material
forjador de obras de arte.
En otros años, el Museo del Cemento Rezola también ha prepresentado
numerosas exposiciones temporales de enorme interés y éxito.
Tal fue el caso, por ejemplo, la que llevó a cabo en 2006 dedicada
al maestro Richard Meier, uno de los principales exponentes de la arquitectura
contemporánea, así como la del ingeniero y arquitecto español
Eduardo Torroja i Miret –destacado investigador del comportamiento
de los materiales, en especial del concreto armado y pretensado– que
incluyó la muestra de obras de las más diversas tipologías
manejadas por el maestro Torroja, como fueron puentes, viaductos, estadios,
fábricas, depósitos de agua o hangares, tan sólo por
mencionar algunos de los numerosos rubros en que incursionó con maestría
Torroja.
Colofón
¿Qué hay detrás de una fábr ica de cemento?
¿Cómo se utiliza el concreto? ¿De dónde salen
las materias primas? ¿Qué medidas han adoptado las cementeras
a nivel mundial para reducir los impactos medioambientales? O ¿Por
qué la industria cementera es en la actualidad pieza clave en la
eliminación de residuos industriales a nivel mundial? Estas son algunas
de las muchas preguntas que se responden al visitar el Museo del Cemento
Rezola, en Donostia, España; de ahí el reconocimiento que
se le hace a este notable recinto a 10 años de haber sido inaugurado.
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Gabriela Celis Navarro
Fotos Cortesía Peña Ganchegui
Asociados (Mario Sangalli)
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