Recordando a un gran maestro: Leopoldo Lieberman
Desgraciadamente,
el ing. Leopoldo Lieberman falleció a principios de noviembre pasado.
Quizá ésta fue una de las últimas entrevistas que diera.
Por su trayectoria e importancia dentro de la ingeniería mexicana,
buscamos a través de este artículo hacerle un sencillo pero
profundo homenaje a este gran personaje.
En un reciente homenaje que le rindieron al ingeniero Leopoldo Lieberman,
quienes intervinieron lo describieron como “un gran personaje”,
y tuvieron razón pues, pese a la importancia de sus obras y a su
vasto conocimiento en torno a la ingeniería, Leopoldo Lieberman fue
poseedor de una enorme humildad como pocas personas de su talla, preocupado
por el beneficio social de la gente, a través de las construcciones.
Tras varias semanas de tratar de entrevistarlo, el ingeniero Lieberman amablemente accedió a recibirnos y nos hizo un espacio en su apretada agenda. En su modesto despacho, decorado con fotografías del Estadio Azteca o de alguna figura política de primera línea, Lieberman nos mostró su enorme calidad humana, esa que es capaz de atesorar amigos por donde se transita. Así, una a una –con amabilidad y frescura–, respondió a las interrogantes que se le plantearon sin importar los "timbrazos" del teléfono que interrumpieron en varias ocasiones. Al colgar, retomaba con claridad el hilo de sus respuestas. Yo lo confieso, estaba nerviosa de entrevistar a tan importante personaje; sin embargo, ante su presencia cálida y amena, los nervios se desvanecieron. Sin duda, Leopoldo Lieberman fue de esos hombres que sin jactarse de la importancia de sus contribuciones a la ingeniería mexicana y al gremio, promovió también el beneficio de las nuevas genera ciones de ingenieros, estimulando sus proyectos mediante un premio anual que lleva su nombre.
Una gran trayectoria
Reconocido por sus aportaciones a la ingeniería, pero sobre todo
por su sencillez y calidad humana, el ingeniero Leopoldo Lieberman, cuya
gran pasión fue la ingeniería, pero además “la
construcción de un México mejor”, tenía al morir,
una trayectoria profesional de más 60 años dedicados a la
construcción y al desarrollo gremial en beneficio de la ingeniería
civil mexicana.
Lieberman, quien había sido galardonado el año pasado con el Premio de Ingeniería de la Ciudad de México 2009, (otorgado por el Gobierno del Distrito Federal), se asumía como un realizador. Al respectó, nos dijo en esa entrañable entrevista: “Yo no invento ni quiero ser arquitecto; necesito ser constructor. Lo he sido toda la vida. Lo único que he hecho durante estas seis décadas es ingeniería en todas las formas; es decir, realizando obras y ayudando al gremio, a la profesión y a las asociaciones”. Así, con entusiasmo, el ing. Lieberman resaltaba su vocación por la ingeniería: “Durante 60 años, no he hecho otra cosa; me ha ido bien. Tengo reconocimiento y seguiré con éste, honestamente el resto de mis días; diciendo y haciendo las cosas en forma correcta”. Con toda una vida dedicada a su gran pasión, para este profesional la ingeniería era la palanca de desarrollo para México. Al respecto, nos dijo: “Un país se erige en su infraestructura: Corea del Sur es un ejemplo de ello. Antes que nada creó la suya y hoy es una de las naciones con mayor productividad en el mundo”. En referencia a la crisis financiera que afecta al mundo entero, consideraba que este fenómeno global repercute en la ingeniería, “ya que debe desarrollarse al amparo de las grandes, medianas y pequeña obras. Sin embargo, cuando la economía va en picada, lo primero que hacen los gobiernos es suspender los presupuestos destinados al sector e invertir en otras áreas, en especial en el terreno social”. Y si esa medida es benéfica, no deben restársele recursos al sector, pues éste es el camino para la autoreactivación. “Yo lucharía porque no le bajaran el presupuesto ni a las universidades, ni a las inversiones, éstas últimas las pueden priorizar; aunque creo que México vencerá la actual crisis”. En ese contexto, opinó que el país debe tener estadistas; un presidente que piense a futuro –de 20 años hacia delante– pues sólo lo hacen por seis años. Pero también se requiere conocer el rumbo; usar todos los talentos para el progreso. Tenemos mucha inteligencia y capacidad para ello".
Importancia
del concreto
Graduado como ingeniero civil en la Universidad Nacional Autónoma
de México, Leopoldo Lieberman consideraba que el concreto se ha constituido
en un elemento importante para la humanidad: “Desde que éste
se inventó, ha resultado fundamental en las construcciones; ha quedado
demostrada su versatilidad en edificios, puentes, pavimentos y en todo lo
que se conoce como infraestructura. Además, el concreto ha detonado
una actividad fundamental y una economía considerable, con respecto
al acero. Un ejemplo clásico de las maravillas que se pueden hacer
en concreto son las obras de Santiago Calatrava, quien construye puentes
admirables", reconoció el experto quien era miembro de la Academia
Mexicana de Ingeniería.
En la entrevista, explicó que el concreto, al igual que el acero, tiene una vida útil determinada, por lo que después de algún tiempo, es necesario realizar mantenimiento a las construcciones. Sin embargo, en México, e incluso en Estados Unidos, no se tiene un presupuesto suficiente para ello. “A las edificaciones hay que mantenerlas vivas; no pueden dejarse ahí abandonadas. La vida útil del concreto es de entre 50 y 60 años, siempre y cuando reciba un mantenimiento adecuado. Con el acero sucede lo mismo. No puede ni debe construirse un edificio para cien años. En Estados Unidos, por ejemplo, están tirando edificios y estadios que ya cumplieron su vida útil; ellos lo entienden y construyen uno nuevo”.
En México, un ejemplo de lo que puede construirse con concreto es, sin duda, el Estadio Azteca, “del que fui director técnico y consultor durante su construcción. Entonces se construyó en concreto y la cubierta en acero por ser éste más económico y fácil de colocar. Un día, luego de 25 ó 30 años, me asomé y vi que el techo estaba oxidado y pensé que no era posible que estuviera sujeto a vientos, lluvias y ácidos, sin mantenimiento. Eso no era correcto, e inmediatamente lo arreglaron”. Sobre el Coloso de Santa Úrsula, acotó que en la actualidad, es una construcción segura y "viva" en todos los aspectos; su infraestructura se ha comportado bien. Es un buen ejemplo del uso seguro del concreto. Otro ejemplo, de las bondades del concreto fue, sin duda, la construcción de Ciudad Universitaria en el Pedregal de San Ángel, donde todos sus edificios fueron construidos con este material.
En
su momento, precisó que el concreto que se hacía en ese entonces,
comparado con el que se hace en la actualidad, no es igual; éste
ha mejorado notablemente, sobre todo en calidad. Además, se cuenta
con otros elementos que pueden añadírsele de acuerdo con las
propiedades que se buscan.Al recordar el auge de la industria del cemento,
don Leopoldo señaló que en México el concreto empezó
a ganar terreno durante la administración de Miguel Alemán
(1946-1952). “Ahí precisamente inició la industrialización
del país. Fue él quien impulsó la construcción
de Ciudad Universitaria, para lo que brindó el apoyó al arquitecto
Carlos Lazo y del Patronato de la Universidad. Ya después, los arquitectos
han hecho maravillas a ese respecto, unos mejor que otros”.
Actualmente, las técnicas de construcción han mejorado, por
ejemplo en colocación, calidad y movimiento del concreto; aunque
debe mejorarse más, los avances tecnológicos en materia de
concreto son buenos. Considero que a ello ha contribuido mucho el Instituto
Mexicano del Cemento y del Concreto (IMCYC); sin embargo falta aún
un impulso a la divulgación de las nuevas tecnologías.
También reconoció que el IMCYC: “es una magnífica
opción para el progreso del concreto, pero como dije, hay que divulgar
más al respecto. Creo que son pocas las personas que reciben la revista
Construcción y Tecnología; quizá habría que
incrementar el tiraje de ésta, no lo sé. También está
el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que junto
con otras instituciones, podrían contribuir a la difusión
de técnicas y nuevos procedimientos en materia de concreto”.
Del IMCYC Leopoldo Lieberman destacó que son muchas las instituciones
en México que tienen contacto directo con el IMCYC, como la Cámara
Mexicana de la Industria de la Construcción –que cuenta con
el Instituto de Tecnología– o bien el Colegio de Ingenieros,
ambas instituciones son instrumentos magníficos para divulgar las
nuevas tecnologías.
El IMCYC –dijo–, "con la ayuda de algunas cementeras, debería
contar con sucursales en algunos lugares de República, por ejemplo
en Monterrey y Guadalajara, donde se tienen buenas escuelas de ingeniería
y por ende buenos profesionales en el área. Por su parte, en la UNAM,
personalidades como el doctor Sergio Alcocer –actual secretario general
de casa de estudios–, promueve de manera impresionante, junto con
otras personas, la creación de un laboratorio global de materiales,
un centro de investigación que podría brindar servicio no
sólo a México sino a Latinoamérica. Eso es lo que hay
que hacer”, afirmó.
Al preguntarle si había realizado investigación en el área
del concreto, aclaró que si bien fue profesor en la Facultad de Ingeniería
durante 26 años en el área de resistencia de materiales y
estabilidad de las construcciones, “sólo he hecho pura ingeniería,
nunca investigación; en este terreno hay mucho por hacer”.
Por otra parte, al reiterarnos que hace falta investigación en el
área del concreto en México, comentó la necesidad de
implantar premios a la innovación para su impulso. “Sería
fundamental, pues debe haber un concreto para cada cosa, Calatrava es de
las personas que mejor han tratado el concreto porque ha hecho maravillas
con éste. Aun cuando en el país se realiza poca investigación
y el porcentaje del PIB que se destina a su estímulo es mínimo,
hay que darle mayor importancia al desarrollo del concreto", afirmó
el finado especialista.
En ese contexto, mencionó que el premio anual que lleva su nombre,
destinado a reconocer las mejores obras construidas en el país, ha
buscado desde su creación, estimular la innovación en el área
de la construcción así como la creatividad, productividad,
organización y valor humano.
¿Por qué se inclinó por la ingeniería y no por otra área de estudio?
“Creo que mi gusto por la ingeniería nació poco a poco; tenía facilidad para las matemáticas y todo lo relacionado con los números. Cuando ingresé a la preparatoria empecé a estudiar temas como geometría analítica; ahí ya me estaba definiendo por la construcción, en vista del éxito obtenido, fui hasta profesor de Trigonometría… ya estaba puesto en ese camino. Generalmente el rumbo lo elige uno porque cree que le es fácil. En mi caso soy ingeniero no porque mi papá lo fuera y hubiera que seguir una tradición, yo sí sentía que tenía facilidad para las matemáticas y en consecuencia para la ingeniería. Siempre he creído que una de los mejores aciertos que tiene un hombre es construir para el futuro”, finalizó el ingeniero Leopoldo Lieberman.
Toda una trayectoria
Leopoldo Lieberman nació en la Ciudad de México, el 1 de enero
de 1928 y murió el 9 de noviembre de 2009. En 1945 ingresó
a la Escuela Nacional de Ingenieros donde realizó sus estudios profesionales.
En 1950 obtuvo el título de Ingeniero civil. Mediante una beca, en
1951 cursó estudios de posgrado en el Instituto Tecnológico
de Georgia, donde recibió el título de Maestro en Ciencias
en el área de Estructuras y Mecánica de Suelos. En 1952 ocupó
la cátedra de Resistencia de Materiales en la Facultad de Ingeniería
de la UNAM, donde fue profesor durante 26 años.
En la construcción de la Ciudad Universitaria de México, fue residente de construcción, calculista de puentes y pasos a desnivel y jefe del Departamento Técnico (1951 a 1952). A partir de 1952 y hasta 1964, desempeñó el cargo de Director Técnico y Consultor en las obras del Estadio Azteca. Desde 1956 fue Director General de la empresa Planificación y Construcción, SA de CV, mismo que desempeñó hasta su muerte. Tuvo también una intensa labor gremial desde 1965 en que fue presidente de la Unión de Profesores de la Facultad de Ingeniería. También fue representante del Colegio de Ingenieros Civiles de México ante la UNAM en 1968; vicepresidente de la Federación de Colegios Civiles de la República Mexicana en 1973; miembro del Comité Administrador y del Comité de Vigilancia de la Sociedad de Exalumnos de la Facultad de Ingeniería de la UNAM (SEFI); presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (1986), así como Académico de Número de la Academia Mexicana de Ingeniería, a partir de 1999. Cabe decir que entre 2005 y 2007, ocupó la presidencia de la Sociedad de Exalumnos de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Colofón
El revolucionario francés Maximilien Robespierre dijo: "La muerte
es el camino a la inmortalidad", una frase totalmente adecuada tras
el fallecimiento de este personaje de la ingeniería, que nos deja
una herencia de conocimientos que perdurará por siempre. c
Guadalupe Lugo
Retratos: A&S Photo/Graphics.
Fotos: Cortesía Familia Lieberman.