La cimbra deslizante
El perfil actual de las necesidades en el proceso
de fabricación de clínker se identifica con elevadas capacidades
de producción y costos bajos de explotación e inversión.
Por su parte, el trabajo de obra civil que requiere es demandante y sumamente
estratégico en cuanto a equipo, maquinaria o personal involucrado.
Para
hablar del tema, el ingeniero mexicano Raúl Oropeza Perdomo, especialista
en líneas de calcinación y silos de concreto, comparte a CyT
su experiencia en Centroamérica al haber realizado un destacado trabajo
para la planta Bijao, de Cementos del Norte, en Honduras, la cual produce
3.2 millones de toneladas de cemento anualmente. Desde San Pedro Sula, este
experto explica por qué es mejor la cimbra deslizante en concreto
para obras de magnitudes como ésta.
El contexto
Se trata de la construcción de una línea de calcinación
de una planta de cemento de importancia regional. Se hizo la revisión
general del programa de obra y se observó que evidentemente el tiempo
no era el suficiente para lo que se tenía planeado. Una torre DOPOL,
comúnmente llamado “precalentador”, consume más
tiempo en su construcción del que se dispone, su función es
la de calentar y calcinar el crudo y quemar por completo el combustible
alimentado. El tiempo para finiquitar el proceso fue de apenas quince meses
divididos en dos partes: los primeros tres meses para elaborar el proyecto
y doce meses restantes para la construcción.
Oropeza Perdomo comenta que utilizando un método tradicional se llevaría
al menos cinco meses trabajando a doble jornada, algo inaceptable, considerando
que hay que continuar con la disciplina metalmecánica y la insulación
(refractarios), lo que obliga a recortar los tiempos de ejecución.
Se discutió con las diferentes áreas las posibles alternativas,
encontrando un panorama desalentador, ya que no había mucho qué
hacer: sus métodos eran rígidos y optimizando sus procesos,
los ahorros en recursos de tiempo, eran apenas para ser considerados como
imprevistos. La única disciplina que podía flexibilizar tiempos
fue la obra civil, “ya que contamos con los materiales y métodos
constructivos que nos ofrecen variedad de posibles soluciones”. Así,
buscando la mejor alternativa se partió de las premisas básicas
para iniciar la construcción: menor tiempo en la ejecución,
seguridad estructural y costos adecuados a lo presupuestado. La implementación
de la cimbra deslizante por sus características y versatilidad son
punto clave para lograr los tres objetivos establecidos.
La mejor opción
El ingeniero
Oropeza narra a CyT que se exploró la alternativa de realizar un
proceso de producción continua, realizado las 24 horas del día,
lo que llevó a emplear el procedimiento conocido como cimbra deslizante
(slim form). Con ella, se podría terminar el precalentador listo
para montaje en dos meses y medio, teniendo presente que los trabajos previos
llevan un mes y medio del mismo periodo. “Había que generar
una logística precisa del deslizado. En nuestros proyectos civiles
los procesos de producción son cíclicos, intermitentes, nunca
continuos; por eso creímos en la iniciativa de la cimbra deslizante,
porque brinda la oportunidad de hacer una línea de producción
con resultados sorprendentes en tiempo y costo; una verdadera ventaja”.
En este caso se consiguió realizar un elemento de 100 m de altura
en 30 días, en los cuales se colocaron 3,800 m3 de concreto bombeado,
750 toneladas de acero de refuerzo y se aplicó cimbra a 3,600 m2.
Estos resultados halagadores sólo los podemos lograr con la cimbra
deslizante, afirma desde Honduras. Al preguntar cuáles fueron las
bases de partida comentó a CyT: "Partimos de la premisa que
nunca detendremos la elevación del molde hasta llegar a la altura
proyectada. Posteriormente se construye una cimbra con la geometría
que se requiere, en este caso un rectángulo perimetral con las columnas
en relieve. Una vez listo se armó el sistema con su estructura de
carga, colocación de gatos en los yugos de carga y la conexión
de sistemas hidráulicos para realizar una prueba de funcionamiento
en vacío, logrando el éxito de su operación se comenzó
el deslizado llenando el molde de concreto mediante la tolva y carretillas
revisando el fraguado inicial del concreto, se retira el molde y el proceso
se repite. Resumiéndolo, o a grandes rasgos, en esencia ese es el
proceso".
Sin embargo –acota Oropeza– dentro de las generalidades existen
procesos peculiares que deben de vigilarse, aunque son comunes para proyectos
de otra índole aquí adquieren una importancia mayor, lo relacionado
con la gestión de calidad, los anclajes de elementos ahogados y la
línea de producción son de gran importancia, pero sin duda
lo referente al concreto empelado exige profundizar en ello.
Concreto a fondo
En este tipo de obras se opta por utilizar una resistencia estructural a
la compresión F´c= 350 k/cm2, debido a que la obra
falsa que soporta las trabes debe moverse a los niveles superiores, por
lo que se demanda una resistencia a siete días. De no ser así
–aclara– "tendríamos que rentar andamios para apuntalar
todo el precalentador algo económicamente inviable". Cabe decir
que el ritmo del izaje que se obtuvo fue de 25 cm3/h, posteriormente en
las columnas fue de 3 m3/h y en trabes y columnas de los últimos
niveles en el orden de 20 m3/h, lo cual puede solucionarse con una sola
tolva para realizar esta partida.
Para él el éxito o fracaso de un deslizado es en buena medida de la trabajabilidad del concreto en el molde. “En el proceso del deslizado hay un factor que determina el ritmo, este es el fraguado inicial del concreto, esta característica depende del diseño de la mezcla y debe comprobarse durante un periodo de prueba. Por lo que para realizar su medición se simula el molde con sus dimensiones reales y se va llenando por capas, para verificar el tiempo de fraguado durante las 24 hrs, se elabora un registro y se corrigen las cantidades de aditivos, repitiendo el proceso durante varios días, hasta poder conocer las reacciones y variaciones del concreto. Así tendremos una dosificación para distintos horarios en las condiciones específicas de trabajo con la finalidad de que el izaje sea constante ya que esta uniformidad en el fraguado del concreto nos garantiza un correcto acabado". Sin embargo, el suministro de concreto, tiene igual importancia en el proceso al ser este un protagonista fundamental del deslizado. “Debimos asegurar el abasto por efectos climáticos y asegurar márgenes de reposo en cortas o largas distancias en los traslados ya que el cemento caliente afectaría la mezcla elevando la temperatura, obligando –en este caso– a agregar hielo en el concreto. Asimismo debimos vigilar que el abasto de los agregados se realizara con anticipación ya que la explotación de éstos (realizada en ríos) afecta la producción cuando se saturan de lluvia aguas arriba”.
Por
otra parte, fue necesario verificar la resistencia del concreto a diferentes
edades y contar con un laboratorio de control de calidad in situ. “En
esta obra utilizamos lotes de ensayes de ocho cilindros con la siguiente
frecuencia: 3, 7, 28, y 52 días. Así pudimos realizar la toma
de decisiones y, en lo referente a la aceptación o rechazo del concreto
suministrado, determinamos que mediríamos el revenimiento del concreto
a todos los envíos a la obra, así como la temperatura que
no debía de exceder los 28° (+-2°), antes de vaciarlo siendo
realmente muy estrictos en nuestras tolerancias para garantizar que no ocurrirá
un taponamiento en la tubería del concreto”, afirma Oropeza.
Se debe mencionar que para realizar el bombeo se contó con dos bombas
marca Reed con capacidad de hasta 130 m de altura, para lo cual fue necesario
asegurar a cada 3 metros, la tubería que conduce el concreto, para
evitar una falla estructural.
Mano
de obra
Sin dudarlo, Oropeza subraya el valor que tienen los recursos humanos para
concluir satisfactoriamente estas obras: “En el motor del deslizado,
se requirió de al menos 120 obreros generales, y 30 obreros experimentados
por cada turno; es decir, se atendían seis frentes de obra a la vez".
Por lo cual, se debía contratar personal nuevo de primer ingreso
constantemente, de no ser así afectaríamos el avance general
de obra. “Yo creo que este aspecto es fundamental y aunque siempre
es proyectado es muy complicado llevarlo a cabo. En nuestro caso lo logramos
y esto representó que las ventajas sustanciales que nos daba el sistema
de cimba deslizante se mantuvieran”.
No es fortuito que sea uno de los principales personajes preocupados por
la calidad de sus trabajos, para él queda claro que los obreros deben
contar con los seguros de vida y gastos médicos adecuados que confirmen
mediante un examen que pueden desempeñar el trabajo sin problema
o riesgo. Si el equipo técnico y tecnológico se tiene, debe
de buscarse el mismo nivel en el recurso humano. Por último este
ingeniero orgullosamente mexicano agrega que, debe voltear a verse con más
amplitud la metodología de la cimbra deslizante ya que también
nos permite usar el sistema para elevar estructuras metálicas como
fue el caso del silo de clínker construido y la sección perimetral
que recibe la galería que alimenta al silo, con un peso aproximado
de 50 ton. c
Gregorio B. Mendoza
Fotos: Cortesía ing. Raúl Oropeza Perdomo.
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