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Roberto Meli
y la investigación
Nuestro personaje de portada, el doctor Roberto Meli Piralla, lleva dedicada su vida de estudio desde 1967 al análisis del comportamiento sísmico de las edificaciones
El invaluable trabajo del doctor Roberto Meli ha motivado una serie de transformaciones en reglamentos, códigos y procesos en la industria de la construcción que lo han convertido en uno de los referentes obligados a nivel nacional e internacional en el tema de los sismos, hecho que a muchos países les resulta de enorme interés dada la frecuencia con que tienen lugar eventos sísmicos. Para conocer más del tema, CyT conversó con el dr. Roberto Meli Piralla.
Una trayectoria
Recientemente la destacada labor del doctor Roberto Meli Piralla fue reconocida con un galardón más: el Premio Nacional de ingeniería 2011. Cercano parece aquel año de 1957 cuando inició sus estudios en la Facultad de Ingeniería de la UNAM y relevante la influencia que tuvieron para él personajes como Francisco Robles, Roger Díaz de Cossío y Luis Esteva Maraboto, en su interés por la ingeniería estructural.
En la actualidad, con una plenitud profesional a toda prueba Roberto Meli comenta que el reconocimiento obtenido lo hace sentirse muy feliz por el selecto grupo de ingenieros que lo ha recibido y del cual ahora forma parte. Sin embargo, es claro: el trabajo continúa, poco hay que demostrar pues sabe que el reconocimiento es a su trayectoria, a su interés como docente e investigador, a su pasión y compromiso. “Dudo mucho que esto me conduzca a realizar nuevas cosas. He estado involucrado en obras grandes de infraestructura como túneles, puentes elevados, segundos pisos, etcétera, pero una de las cosas que más entusiasmo e interés despierta en mí es la rehabilitación de edificios históricos que hemos realizado con un gran grupo de jóvenes investigadores del Instituto de Ingeniería de la UNAM; sin embargo, me cuesta trabajo mantenerme en una sola línea y en México hay mucho qué hacer y más que preservar”.
Justo por ese aspecto, el doctor subraya que la labor como investigador adquiere una importancia específica. Su experiencia y conocimiento lo convierte en una voz autorizada para hablar de los retos, transformaciones y estrategias que implican sucesos de índole natural como los sismos en muchas de nuestras ciudades. Antecedentes claros que aún están en nuestra memoria colectiva como lo ocurrido en 1985 o en años recientes en países como Haití, Japón, Chile o el más reciente del 10 de diciembre con epicentro en el estado de Guerrero, abren el abanico de temas para conocer su perspectiva impregnada de objetividad y fundamentos.
• ¿Cómo percibe el panorama actual en cuanto a investigación en ingeniería estructural y sismología en México?
“Creo que en la parte de conocimientos y de investigación en ingeniería sísmica estamos bien en buena medida por la importante y creciente participación de nuevas generaciones de talentosos estudiosos del tema en sus diversas facetas. Por ello, puedo decir que lo que se produce ahora en relación a este tema es muy, muy superior en lo que había hace 20 años. Y esto tiene mucho que ver con los sucesos de 1985 puesto que de ahí surgió un interés especial en el tema. Por otro lado, si queremos saber en qué sentido esto se ha reflejado en la construcción y la actividad profesional debo decir que los resultados no han sido los que se esperaban. Hay dos aspectos positivos: el primero de ellos es que se han introducido nuevos códigos, soluciones y materiales de más alta resistencia como el concreto, o sus aplicaciones en el presfuerzo, y la combinación de éste material con el acero. El segundo, es el uso de la tecnología (la computadora) en el análisis y el diseño que ha permitido estudiar los problemas mucho más a fondo con anterioridad para determinar comportamientos futuros ante sucesos sísmicos.
La parte negativa es que la preocupación por el seguimiento para verificar los procesos constructivos ha ido bajando. Debemos recordar que en la primera década posterior al sismo de 1985 hubo una gran conciencia de que sucesos como ese y su impacto en edificaciones no debían replicarse; sin embargo posteriormente se descuidó nuevamente el tema. Lo que veo hoy en día es que hay prácticas poco cuidadosas que se llevan a cabo en la construcción en cuanto a la obediencia de los códigos y la responsabilidad de los garantes de la seguridad estructural, pues aunque en su mayoría son personas de muy buen nivel y éticamente comprometidos se les asigna con frecuencia el cuidado de una obra a ciertas personas que no tienen esa misma conducta y a todas luces son evidentes las construcciones que no cumplen con el reglamento”.
• ¿Qué hacer para erradicar esto?
“Se ha estado promoviendo por parte de un grupo de talentosos ingenieros y académicos, la creación de lo que se ha llamado el Instituto de Seguridad de las Edificaciones del Distrito Federal, que tendrá como misión dar la seguridad de que todas las construcciones sigan los pasos que el reglamento indica y por otra parte se tenga un mayor control en la actuación de los directores de obra para que hagan su trabajo de forma eficaz. Esto se conseguiría evaluando el número de obras que revisan, la realización adecuada de sus bitácoras, etcétera”.
• ¿Quién debe de motivar esta iniciativa?
En este caso es el Gobierno del Distrito Federal quien lo ha realizado, y debe decirse que la Ciudad de México está a la vanguardia en ese sentido porque aunque en todos los estados existe la figura del Director Responsable de Obra (DRO), aquí es la primera entidad que se ha implantado como tal una institución que vigile de cerca su trabajo.
• ¿Cuáles son las grandes lecciones de los sucesos ocurridos con anterioridad en Países como Haití, Chile o Japón?
“Hay lecciones importantes pero debemos de verlo con objetividad y entender qué fue exactamente lo que sucedió para aprender de una mejor manera. Haití a pesar de ser uno de los casos donde se observó un mayor daño no hay mucho que aprender de ahí porque se trataba de una serie de construcciones vulnerables que estaban muy lejos de contar con un canon internacional de calidad. Eso no quiere decir que en México no existe este tipo de problemas pero lo ocurrido ahí está en otro contexto el cual creemos se tiene la voluntad de transformarlo. De hecho nosotros hemos participado en las recomendaciones y sobre todo en las reconstrucciones de algunas edificaciones. Pero de los que más debemos aprender son de casos como los de Chile y Japón, porque al contrario de lo que pasó en Haití los edificios más dañados fueron los edificios nuevos mientras que los antiguos se comportaron mucho mejor”.
• ¿Cuál fue la diferencia observada?
“En ese país (Chile) lo que sucedió es que los ingenieros siempre habían sido conservadores y aun teniendo un reglamento estricto ellos siempre se iban más allá de esas normas para garantizar la seguridad. Los edificios que hacían esto salieron bien, no tuvieron problemas. Pero en los últimos diez años los edificios fueron llegando –exigidos por los desarrolladores y los arquitectos- al límite de las normas y esto demostró que hay ciertos límites y características constructivas que deben respetarse y que requieren más cuidados de lo que se piensa. Tenemos que aprender a jugar con las reglas a favor y no en contra.
Después del temblor de Chile lo que nos ha preocupado a nivel de investigación es lo ocurrido en Japón ya que sus efectos catastróficos fueron una consecuencia del sismo, como el tsunami (que generó olas de hasta 10 m de altura) pero no aspectos directamente relacionados a la vibración del mismo. En general, debe decirse que el comportamiento de los edificios fue excelente, pero lo que sorprendió y no se esperaba fue la intensidad. Estamos hablando de una zona que había sido históricamente estudiada –quizá la más estudiada en el mundo– y se había diagnosticado que la magnitud máxima podría ser de 8.1 grados Richter y fue de 9. Ahí se rompieron al menos dos zonas sísmicas y esa energía liberada provocó esa magnitud.
• Se menciona demasiado que esto podría suceder en México…
“La gente se pregunta si aquí podría suceder eso, es decir que se contactaran zonas con otras pero aquí el tema no es la intensidad sino la duración, esa es la gran diferencia: el tiempo. Por eso estamos en pleno estudio y revisión del reglamento de construcción y ante ese escenario creo que se justificará un aumento en los factores sísmicos con los que se diseña actualmente. No hay otra opción”.
• En cuestión de infraestructura ¿qué sucede?
“En primer lugar hay que saber que la mayor parte de la infraestructura que se construye en la Ciudad de México por sus características no es tan vulnerable como los edificios. Todo lo subterráneo como el metro, el drenaje profundo, etcétera, son muy seguros. Respecto a los puentes o distribuidores viales debe decirse que normalmente están dentro de una altura que los hace medianamente vulnerables pero también hay que considerar que la mayoría están construidos en zonas de efecto sísmico menor y que cuando ingresan a la zona lacustre se tiene especial cuidado en su diseño y cálculo. Sin duda, es un problema serio que se debe cuidar. Pero en cuanto a los posibles escenarios ante un sismo de gran magnitud evidentemente preocupan más los edificios que la infraestructura”.
• ¿Cuáles son los retos actuales de la ingeniería estructural ante los sismos?
“Hace veinte años se construían edificios más simples en cuanto a su forma y partido estructural. Hoy en día hay formas irregulares, estructuras más originales y atrevidas y no es fácil darles la seguridad que necesitan aunque es posible. Por ejemplo, antes los ingenieros podían negarse a hacer ciertas cosas porque no había herramientas para hacer cierto cálculo, hoy en día la computadora y el conocimiento permite analizar las formas más caprichosas pero el gran problema es que comúnmente no se toman en cuenta ciertos factores en su comportamiento que afectan la seguridad. Una de las preocupaciones principales es que a veces pueden ser demasiado atrevidos algunos ingenieros en dar soluciones que aún no se entiende bien cómo se van a comportar ante un sismo y ante ello debe actuarse con mesura.
Otro punto es la exigencia que hay de los desarrolladores en reducir las secciones y los elementos internos para que los edificios sean más funcionales. Mal entendido esto, se pone en juego el tema de la resistencia y evidentemente esos son problemas que se están presentando ahora. Por fortuna muchos de los despachos comprometidos están aprovechando la tecnología que existe actualmente para comprender cómo funcionan las estructuras ante los sismos y garantizar su estabilidad ante un siniestro de este tipo. Mesura y conocimiento creo que fundamentan la solución exitosa de esos retos”.
Reconocimiento
La destacada labor del doctor Meli como investigador y docente es uno de los orgullos de la máxima casa de estudios de nuestro país. Desde su cubículo en el Instituto de Ingeniería las nuevas generaciones pasan por la ventana. Sabe bien que él ha forjado a otros talentosos ingenieros que continuarán su búsqueda y emularán su pasión.
Reconocido y admirado por sus colegas –lo cual ya puede considerarse un gran logro– su trabajo es incesante: pionero incansable del estudio estructural de las edificaciones, promotor de su desarrollo y su cuidado, el reconocimiento –coinciden quienes lo conocen- es también muestra clara de su constancia, integridad, y entrega a su profesión.
Texto: Gregorio B. Mendoza
Fotos: Cortesía CEMEX
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