El agua es vida… y un negocio contaminante
En
la actualidad son pocas las ciudades en el mundo que ofrecen la posibilidad
de poder beber agua potable de manera gratuita, en lugares públicos
a través de bebederos. Ante la "invasión" de millones
de piezas de PET con agua embotellada, es necesario realizar acciones contundentes.
Fue en 1903 cuando se construyó la primera fuente de agua
moderna en la población francesa de Evián (no olvidemos que,
por ejemplo, en la época del Imperio romano, lo más común
fue beber en fuentes públicas). Con el paso del tiempo, los turistas
de Evián se llevaban en botellas, a manera de souvenir litros del
líquido proveniente de los Alpes. Se trataba de un agua filtrada
y purificada de manera natural por miles de años; de ahí su
valor. Fue tal el gusto por el líquido que se decidió envasar,
comenzando así uno de los negocios más rentables del mundo:
embotellar el agua. Más de un siglo después, se sabe por ejemplo,
que Danone vende más de mil 500 millones de litros de agua al año,
mientras que Nestlé tiene 77 marcas de agua comercializadas en todo
el mundo. En otras latitudes, en países como México, comprar
un litro de agua embotellada es más caro que comprar un litro de
gasolina –obviamente, dependiendo del comercio donde se adquiera–.
Hay marcas de agua embotellada que tienen precios en verdad exorbitantes:
Bling, por ejemplo, vende a casi cinco mil pesos un litro de agua (aunque,
cabe acotar que sus botellas son de vidrio, ornamentadas con cristales Swaroski).
Así, el beber agua –simple agua– se ha vuelto también
en un motivo de status; baste ir a cualquier supermercado y ver los precios
de algunas botellas de agua importada.
Sin
embargo, además de la dificultad económica que conlleva que
el elemento vital más importante para el hombre sea tan costoso,
otro enorme problema que han identificado instancias como el Earth Policy
Institute, es que en el mundo se utilizan casi 3 millones de toneladas de
plásticos para embotellar agua. En su mayoría se trata del
famoso PET (Polo-Etilén-Tereftalato), un poliéster que según
diversas investigaciones puede tardar en algunos casos, miles de años
en biodegradarse. Aunado a esto, en un estudio presentado por la BBC de
Londres, se menciona que un litro de agua embotellada puede generar 600
veces más CO2, que uno proveniente de un grifo, lo que resulta, hay
que reconocerlo, algo escandaloso.
El agua es un derecho que tenemos todos los seres humanos. Por tal razón,
no sólo podemos consumirla, también debemos preservarla; cuidarla;
evitar que se contamine; no desperdiciarla. Se sabe que en México,
fue en la década de los noventa del siglo XX que, debido al brote
de cólera que tuvo lugar, se prefirió el consumo de agua embotellada,
haciendo a un lado la costumbre de hervir cuidadosamente el agua de la llave.
Por su parte, como propuestas concretas, a nivel gubernamental, se han hecho
peticiones para instalar bebederos de agua potable en instituciones de enseñanza
pública y privada y en centros de salud, con el fin de dotar del
líquido al usuario al tiempo de que se frenaría la contaminación
por PET. En el estado de Aguascalientes, se ha dado apoyo para que algunas
escuelas cuenten con este tipo de mobiliario en concreto. Sin embargo, desgraciadamente
los avances en la materia no resultan significativos pues… al parecer…
el agua no sólo es vida… también es un negocio redondo.
En pro de la sustentabilidad
En este reportaje no se trata de estar en contra de las empresas embotelladoras
de agua; son negocios respetables. Lo que sí debe frenarse es la
frenética fabricación de las contaminantes botellas de PET.
Por ello, creemos sinceramente que una forma de detener el uso indiscriminado
de este material sería a través de la creación de bebederos
públicos, instalados en lugares estratégicos. Quizás
las misma empresas involucradas podrían participar en el proyecto,
ofreciendo el agua potable de manera más económica por el
mismo hecho de no tener que pagar por la botella. Existen ciudades, como
Barcelona, en España, donde son comunes los bebederos públicos;
todos sin excepción, humanos y animales, pueden tomar agua de esas
piezas del mobiliario urbano realizadas en los más diversos materiales
pero en los que, por sus características de durabilidad, resistencia
a la intemperie y al trato rudo, el concreto se impone.
Para los animales si hay…
Resulta paradójico ver que tanto en países europeos como en
México, se fabrican numerosos bebederos de concreto para que los
animales de las granjas, o los que habitan cotos de caza, puedan tener siempre
acceso al vital líquido. Un ejemplo: en Valladolid, España,
la diputación se ha preocupado por colocar este tipo de mobiliario
en concreto, para que perdices, conejos y algunos mamíferos como
el zorro, tengan asegurado el líquido en tiempo de sequía.
Se trata de depósitos de 400 litros y 25 litros, con tuberías
de plástico. Tanto en México como en España existen
empresas dedicadas a la fabricación de este tipo de bebederos. Pero
y los seres humanos ¿no tenemos el mismo derecho al agua de forma
gratuita o económica, y sin generar contaminación? En teoría,
sí.
Una
empresa creativa en materia de bebederos públicos
En España, la empresa Saura tiene en el mercado fuentes-bebederos
de concreto las cuales son realizadas con altos estándares de calidad,
con concreto hidrofugado, sin armazón, o de concreto armado, al que
se le coloca una cubierta de acero inoxidable que funge como receptáculo.
Al conocer los productos de Saura, resulta además impresionante ver
la variedad de diseños, algunos que podríamos considerar "divertidos",
y que podrían ser instalados, por ejemplo, en parques infantiles.
Fundada en 1970, esta firma, con sede en Alicante, ofrece una serie de piezas
donde no sólo está presente la funcionalidad, sino también
diseño creativos y estéticos. En este sentido, los bebederos
públicos no deben ser objetos que desentonen con el paisaje urbano
ni que en vez de ayudar generen problemas. En Saura, los diseños
de profesionales como la venezolana Mireya Duart, Dooa y Paco Saura, muestran
no sólo un enorme compromiso por generar bebederos públicos,
sino una imaginación desbordada; vinculada al lugar donde el mobiliario
será instalado.
Pero
las cosas… hay que hacerlas bien
Parecer ser que el tema de los bebederos públicos, en algunos
lugares, es muy reciente. Con anterioridad, se hervía el agua, o
se filtraba en aparatos caseros, o se compraba (y compra emboetllada). Eso
tiene que cambiar; pero las cosas, deben hacerse bien, con planeación
y calidad. En países como Argentina, se ha intentado colocar bebederos
elaborados en concreto, en lugares públicos –como el Parque
Costanera sur– y de diseño vanguardista. Sin embargo, según
se lee en noticias de diversos diarios argentinos, hace
algunos años fue un escándalo el hecho de que después
de haber tenido lugar esa valiosa iniciativa bonaerense de instalar bebederos,
dada la falta de un diseño adecuado así como del escaso compromiso
por parte de los involucrados en el proyecto, que se llegó a la resolución
de quitar los bebederos públicos por la simple razón de que
no habían sido utilizados. Pero, ¿cuáles fueron las
causas que motivaron que no fueran requeridos por la gente? De entrada,
se informa que los bebederos fueron instalados sobre plataformas de 20 cms
de altura lo que impidió que niños, ancianos o usuarios en
silla de ruedas, pudieran usarlos. Este breve ejemplo, bien puede servir
de moraleja para que en México, la colocación de bebederos
públicos esté sustentada en un proyecto bien planeado donde
todos ganemos, y sobre todo, para que la contaminante industria del PET
deje de dañar al ambiente y, de paso, también dejemos de ver
tiradas por todos lados, las terribles botellas de PET. c
Yolanda Bravo Saldaña
Fotos: Cortesía ing. Raúl Oropeza Perdomo.
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