Se vale protestar… pero no de esa manera
Seguramente
para cuando esté en circulación este número de CyT,
ya se habrán implementado acciones en torno a los daños superficiales
que sufrió una de las esculturas más emblemáticas de
Eduardo Chillida: El Elogio del Horizonte, localizada en el Cerro de Santa
Catarina, en Asturias, España. Las noticias de principios de enero
señalaban que el despido de 90 trabajadores de una fábrica
originó que, en protesta por la pérdida de sus trabajos, pintaran
de manera vandálica el monumento el cual es, por cierto, uno de los
grandes iconos de España. Los mensajes grafiteados en la porosa piel
de la pieza escultórica daban cuenta del injusto despido; sin embargo,
me pregunto ¿Por qué una obra patrimonial tuvo que ser el
receptáculo de las quejas de los trabajadores?; quejas posiblemente
justificadas, mas no la forma en que las hicieron patentes. Cabe decir que,
desgraciadamente, no es la primera vez que a esta obra se le falta el respeto.
El incidente
se convirtió en un problema más para la familia Chillida ya
que Luis Chillida, hijo del escultor, enfrenta también un momento
difícil al haber tenido la necesidad de cerrar de manera temporal,
por problemas financieros, el Museo Chillida-Leku. A la pregunta de qué
pensaba de las ‘pintadas’ realizadas en la obra de su padre,
Chillida comentó: “Las obras de arte que se exponen en lugares
accesibles al público pasan porque algunas personas dejen desgraciadamente
mensajes en ellas. A mí nunca se me ocurriría pintar una obra
de arte porque es un deterioro de un bien público”. Esperemos
que los escollos que enfrenta la obra y el museo pronto sea superado, por
el bien del arte y de este patrimonio que no es sólo de España,
sino del mundo. c
Gabriela Celis Navarro
Fotos: img221.imageshack.us y ketari.nirudia.com.
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