Editorial
Un maestro que se va
La edición de enero ya estaba en imprenta cuando recibimos la triste noticia del fallecimiento –el 30 de diciembre del pasado 2011– de uno de los arquitectos más notables, no sólo de México, sino del mundo: Ricardo Legorreta Vilchis. La honestidad de su obra, clara, contundente y de fuerte raigambre mexicana dio la vuelta el mundo, siendo autor así de grandes proyectos no sólo en nuestro país, sino en otros lugares del orbe. En México, su legado queda en numerosas obras, como el Hotel Camino Real de Polanco, (DF), el de Ixtapa, en Guerrero, o el de Cancún o en el edificio Celanese (hoy sede de la SEMARNAT)
En obras recientes, ya en sociedad con su hijo Víctor, y teniendo como nombre la firma Legorreta+Legorreta, el arquitecto de la calidez en los volúmenes y del sabio manejo de la luz, dejó trabajos tan significativos como lo es la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Plaza Juárez, frente a la Alameda central; el edificio para la División de Estudios de Posgrado de la Escuela de Economía de la UNAM, en el Centro Cultural Universitario; la Torre BBVA Bancomer, en coautoría con el despacho comandado por el premio Pritzker 2007 sir Richard Rogers, la cual en estos momentos está en construcción en la avenida Paseo de la Reforma, formando parte así de la serie de emblemáticas obras que estamos viendo erigirse en tan simbólica vialidad capitalina.
La comunidad arquitectónica de México y del mundo está triste; se ha ido el maestro Ricardo Legorreta, sin embargo, nos queda claro que su heredad ha sido y seguirá siendo asimilada por miles de jóvenes que disfrutan y seguirán abrevando, del infinito conocimiento que este arquitecto universal dejó en cada uno de los muros de cada obra que entregó al pueblo de México y al mundo.
Descanse en paz Ricardo Legorreta Vilchis.
Los editores
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