La institución educativa La Samaria, tiene una arquitectura que juega con los sentidos.
Desde lo lejos pareciera un transatlántico que flota en un mar de casas. Vista desde el sur, la institución educativa la samaria (en Pereira, Colombia) con la quebrada que la circunda, pareciera un gran basamento que perfila el centro de la ciudad enmarcado a lo lejos por la grandiosa cordillera. Sin duda, la pieza establece una relación íntima con el tejido y colorido del barrio en que se encuentra.
En la samaria los elementos estructurales de concreto están a la vista de todos. Provocativos, sin intención de ocultarse tras maquillaje algunos muestran la pureza de su esencia. los pisos, techos y muros de concreto de la samaria van más allá de una mera función estructural y estética; confieren vida al edificio, respirando y aplaudiendo la modernidad que llega al viejo barrio del sur de Pereira.
En entrevista para Construcción y tecnología en Concreto, el arquitecto gabriel Campu- zano otero, líder de la firma Campuzano-arquitectos de Bogotá, Colombia, comenta sobre el espacio educativo incluyente y plural. sus creadores no sólo dieron vida al espacio educativo, sino que concibieron la infraestructura como una extensión incluyente de su entorno físico y comunal. “al analizar el contexto en el que se insertaban ambos colegios –explica gabriel Campuzano-, vimos la oportunidad de extender los beneficios de la moderna infraestructura educativa. nuestra primera intención fue concebir una arquitectura enfocada a la inclusión comunal; la solución que brindamos no sólo pretendía servir a los estudiantes sino también a la comunidad en general, convirtiéndose en un referente para el barrio”.
“la institución se encuentra en el barrio de la samaria, al sur de la ciudad de Pereira. es un típico barrio periférico, fundado aproximadamente 15 años atrás, en una ciudad intermedia colombiana. Como muchos barrios de la periferia, carece de equipamiento; no hay parques ni plazas ni calles peatonales. sus espacios públicos están limitados a una cuadrícula de calles, dejando poca oportunidad para el desarrollo de áreas públicas de buena calidad. el predio, en el que actualmente se ubica el colegio, es la frontera entre la ciudad y el campo, delimitando un espacio interesante para su transformación. Por su parte, el concepto fue dar forma a un equipamiento plural e incluyente para la comunidad que lo rodea. en primera instancia, priorizamos el diseño generoso, en términos de su aporte a la estructura del espacio público del sector, liberando una plaza pública en la esquina principal del predio, a su vez, la plaza está cubierta por propio edificio educativo, generando condiciones particulares y favorables para el bienestar de los estudiantes y los vecinos”.
a decir del creativo, “la morfología del predio hizo necesario el diseño del edificio principal en tres plantas, desarrolladas a lo largo del predio, como si conformaran un tren con sus vagones, sintetizados dentro de la morfología y la topografía del sitio, economizando la superficie y maxi- mizando el espacio libre, donde se ubican canchas, áreas verdes y patios. este tren de casi 200 metros de longitud, alberga las aulas de primaria y secundaria, así como laboratorios, biblioteca e internet; estas últimas ubicadas en el primer piso, con el objetivo de que puedan ser utilizadas por la comunidad del entorno -los fines de semana- junto con las canchas y el aula múltiple, fortaleciendo el concepto de un edificio plural e incluyente”, agrega gabriel Campuzano.
Para los creativos, el mayor reto fue “insertar en un predio pequeño y con una morfología muy compleja, un edificio de 6,000 metros cuadrados, sin perder las área libres, que son clave en la identidad de la nueva institución”. Pero no sólo esto, la propuesta de Campuzano arquitectos, busca transmitir la sensación de que el nuevo espacio es “un equipamiento que pertenece a todo el barrio, incluso a la ciudad. el concepto es que el edificio se convierta en un referente y genere orgullo entre sus habitantes”, enfatiza el arquitecto.
Rompiendo paradigmas
La samaria rompe con el paradigma estético de proyectos para instituciones educativas en Colombia; ya que a decir del mismo entrevistado “en el imaginario convencional, la tipología común para un colegio tiene que ver con una dispersión, generando núcleos en torno a patios de pequeñas escalas, una arquitectura que tienda a ser muy horizontal y poco visible. en ese sentido, el proyecto rompe con este paradigma; pero lo hace más por necesidad que por una intención consciente, pues es un resultado de la forma y el tamaño del predio. al haberse resuelto como un edificio de tres plantas, el proyecto tiene gran presencia en su entorno, con un potencial de convertirse en ícono reconocible desde la distancia, colocando al barrio de la samaria en el mapa colombiano”.
La aportación estética en el desarrollo de este tipo de proyectos trascienda la edificación por su carga simbólica y funcional. “Este tipo de equipamientos públicos, que llegan por primera ocasión a sectores deprimidos de la población colombiana, tienen la oportunidad de que se conviertan en un hecho político, que evidencie la presencia de un estado democrático y plural, a partir de su arquitectura y propuesta estética. entonces, el elemento innovador del concepto arquitectónico tiene que ver con el planteamiento de crear una infraestructura con posibilidades de ser utilizada por el mayor número de usuarios, más allá de los estu- diantes a los cuales pertenece. esta es la forma de garantizar su éxito”, enfatiza el mismo creativo.
Jugando con el espacio y los materiales
Para el equipo de creativos, “un anhelo es que exista la suficiente determinación política por parte de la administración de la institución educativa y de la secre- taría de educación de Pereira, para trasgredir el límite que define el espacio interior y el exterior del colegio. De esta forma, la samaria se puede convertir en un parque público para la prosperidad de la comunidad que lo rodea. Sin duda, un equipamiento de puertas abiertas”.
Cabe señalar, que otro de los desafíos que enfrentaron los creati- vos fue “la geometría irregular del espacio. la forma del lote podría sintetizarse en un triángulo: angosto en un sentido y largo en el otro, con un alto grado de dificultad topográfica; puesto que, en uno de sus costados (largos) se desarrolla un talud (de casi 40 metros) que cae en su nivel más bajo, permitiendo el paso de una quebrada. la solución fue alterar lo menos posible la topografía, retirándose de ese talud –que era uno foco de riesgo-, así como crear un espacio protegido al interior, en el cual se desarrollan los espacios abiertos del programa y el aula múltiple/comedor”.
“el proyecto visto a lo lejos pareciera un transatlántico que flota en un mar de casas, estableciendo una relación íntima con el tejido y el colorido del barrio. todo gracias a su dimensión, topografía e implanta- ción. Visto desde el sur, con la quebrada que lo bordea en primer plano; pareciera ser un gran basamento del cual surge el perfil del centro de la ciudad enmarcado a lo lejos por la cordillera. Por momentos, me da la sensación de que el lugar donde se implanta hubiera estado esperándolo desde hace mucho tiempo”, dice el mismo entrevistado.
otro aspecto central es que en la samaria, se trató de mostrar una imagen sin maquillaje, por ello, "la paleta de tonalidades está determinada por la naturaleza de los materiales empleados, sin ornamento ni acabados adicionales”, enfatiza el creativo. al ser un material “vivo”, la guadua (bambú) se ve afectada por la luz del sol, generando una situación interesante, el cambio de ánimo del edificio a la par del cambio de ánimo del día. en un día soleado las guaduas brillan de manera diversa, si es un día gris su tonalidad se vuelve más neutra. este material parece estar en constante vibración.
Sobre la iluminación, continúa el entrevistado, “se debe partir siempre que es un elemento muy sensible cuando se trata de un espacio para el estudio. Por esta razón, todo el proyecto está de- sarrollado con miras a que este elemento sea lo más eficiente posible. la utilización de la guadua se convierte en el elemento dosificador del ingreso de luz a los espacios, permitiendo su entrada, no obstante que el sol nunca será directo-, generando las condiciones optimas al interior del espacio”.
El uso del concreto
“el concreto es el material predominante en la construcción de la samaria. se utiliza en la gran mayoría de los elementos estructurales y se deja a la vista, para apreciar la belleza de su esencia. los pisos, techos y algunos muros son en concreto a la vista, confirmando el gran potencial que tiene este material como acabado, más allá de su mera función estructural. gracias al concreto y su eficiencia estructural fue posible resolver algo tan importante para el proyecto como la plaza cubierta de acceso, con una luz estructural de más de 16 metros que precede a un voladizo de más de ocho metros”, finaliza Campuzano