Dentro del sector turístico, uno de los rubros de mayor dinamismo es el vinculado a la construcción de casas de playa. Espacios residenciales que tienen como principal objetivo convertirse en un refugio temporal para descansar mientras se vinculan sus usuarios con la belleza de su entorno natural. La arquitectura encuentra en esta actividad un buen nicho de mercado en zonas ampliamente conocidas por sus bondades climáticas, en estas páginas presentamos un proyecto que haciendo uso del concreto cumple a cabalidad con esta misión.
Entorno privilegiado
Este proyecto se sitúa en Chicxulub Puerto, una de las playas con mayor tradición veraniega del litoral yucateco a 40 minutos al norte de la ciudad de Mérida. Obra del arquitecto Enrique Cabrera Peniche, ésta se desplanta en un terreno de 400 m2 con un frente de 10 metros y 40 de fondo, con una vista franca y privilegiada a la playa que debía de mantenerse en toda la concepción de su diseño. Lo anterior, representó un gran reto porque se desarrolló todo el programa arquitectónico (habitaciones, sala, comedor, cocina, etc.) con la intención de vincularlo visualmente al mar a pesar de que las colindancias laterales están proyectadas hacía adelante con respecto a los límites de propiedad.
Los propietarios, una familia con tres hijos adolescentes, encargaron una vivienda con un programa convencional que se resolviera en dos pisos y donde se diera prioridad al encuentro, las reuniones de verano y la vida familiar. Sin embargo, el despacho dirigido por Cabrera Peniche, nutrió la petición con base en su experiencia y entendimiento del espacio integrando una doble altura al espacio social, generando un mezzanine arriba de la cocina queda como resultado un área social con vistas hacia la terraza y la playa, libres de elementos estructurales que hacen un espacio único, contemplativo y al mismo tiempo una zona de estar dentro de la casa.
Esa decisión generó que la zona privada se levantara hasta un tercer nivel por arriba de las casas existentes en los alrededores, obteniendo un área de distribución que permite contemplar la costa por arriba de la colindancia, y al frente se ubicaron dos habitaciones, la de la hija mayor y la recamara principal, generando un lugar desde el cual se puede percibir el entorno guardando la privacidad de estos espacios.
El resultado es una construcción hecha en un 80% con prefabricados de concreto resuelta en tres niveles que componen un dominio del entorno y de las construcciones colindantes. Así, el programa se organiza en un volumen bien definido geométricamente para poder librar el claro completo de 10 m de ancho permitiendo visuales privilegiadas desde el interior hacia el exterior y albergando al mismo tiempo las áreas sociales; en su tercer nivel, el volumen se proyecta generando la terraza de planta baja y se erige como vigía o faro dentro del contexto que lo rodea. De esta manera surge una arquitectura bastante serena y diáfana donde se consolida una diversidad de espacios exteriores e interiores vinculados todos por la belleza de la costa yucateca y el concreto como material rector de la composición espacial.
Proceso constructivo
En palabras del arquitecto Cabrera Peniche, “el concreto simboliza la solidez textura y robustez que protege y se contrapone sutilmente con el vidrio, transparente y frágil”. De ahí, el argumento inicial para escoger este material, pero adicionalmente él encontró que obtendría otras bondades técnicas al emplearlo, lo explica así: “sabíamos que si diseñábamos con este material en la modalidad de prefabricado, el tiempo de ejecución sería menor y sería menos complicado el trabajar en un espacio reducido como el que teníamos, por lo tanto, escoger este sistema constructivo nos permitió trabajar más limpiamente y además contar con acabados integrales en el diseño arquitectónico de la casa”.
Por la ubicación del proyecto y los reglamentos que rigen en la zona se utilizó una cimentación a base de pilotes en su construcción y se usaron, como se ha mencionado, elementos prefabricados en las siguientes etapas: en el anclaje de los pilotes para recibir las trabes de concreto armado y la losa de vigueta y bovedilla; en la colocación de muros triangulares al frente de la obra para recibir las losas planas; en la realización de columnas rectangulares para recibir las trabes de concreto; en la colocación de losas planas de entrepiso, azotea y volados; en la construcción de la zona de servicios a base de vigueta y bovedilla y, finalmente en el cierre de claros con block de concreto.
Vale la pena señalar que el proceso de montaje de elementos prefabricados fue la fase más impactante de la obra, al ahorrar tiempo y además al recaer en esta fase el resultado más significativo que es el alma conceptual del proyecto: la modulación y la eficacia constructiva. El proyecto busca integrarse a la naturaleza, primero siguiendo estrictamente el reglamento de construcciones y los lineamientos ambientales y después, al consolidar una zona de duna de frente al lote y reforestarla dando como resultado un ejemplo de integración costera.
“También se utilizó un aislante térmico en la azotea y en las paredes del tercer nivel que permiten generar un colchón climático y aislante que evita en alto consumo de energía. La azotea está preparada para la integración de paneles fotovoltaicos para generar su propia energía si así se requiere", enfatiza su creador.
La Casa JLM es una casa que por sus características está dirigida a un cliente en específico y por lo tanto la hace única, esto quiere decir que a pesar de estar inmersa en una zona donde comúnmente se construye para rentar en el verano o primavera a turistas extranjeros, esta casa ha sido adoptada como un lugar para vivir de tiempo completo.
De acuerdo a Cabrera Peniche, “los propietarios después de terminarla la han convertido en su residencia habitual. Por sus espacios y por la amabilidad de su entorno que propicia un confort en el cual se pueden desarrollar todas las actividades cotidianas sin problema alguno. Tener un cliente feliz y agradecido con los resultados ha sido la mejor satisfacción del proyecto. Debo decir que en un principio lo más complejo fue convencerlos en hacerla con prefabricados para poder tener claros libres, sin apoyos y lograr el volado espectacular del volumen de las habitaciones. Lo demás fue una aventura única que gracias al trabajo en conjunto con los prefabricadores (PREDECON), calculistas y constructores de la obra civil pudimos concretar este gran proyecto”.
Zona con potencial
El crecimiento por la dinámica del sector turístico de la zona le da un alto valor económico y marca su desarrollo positivo a corto plazo, sobre todo porque trabajos arquitectónicos como éste, representan una posibilidad atractiva para transformar propiedades que pueden encontrar un nicho de mercado en turistas canadienses y norteamericanos que llegan en busca de las bondades del clima y la belleza del lugar.
Tal como afirma el arquitecto, “toda la costa representa un alto potencial turístico y si se implementan acciones de gobierno para facilitar la inversión podría ser un excelente detonante de la zona para futuras inversiones. Lo anterior, tiene sustento en el hecho de que la costa yucateca es muy segura, lo que la hace atractiva para invertir en la zona, los reglamentos de construcción y ambientales están enfocados a mantener y respetar la franja costera”.
Sobre su propuesta deja en claro que el sistema constructivo permite resolver de la misma manera muchas viviendas, pero señala que es importante que la gente se dé cuenta que es un sistema constructivo noble y eficaz. “Con un proyecto definido y planeado es un excelente recurso para la construcción en la zona teniendo como aliado el concreto", concluye.