Un arte funcional
El concreto ha permitido que artistas como Mireya Duart –una arquitecta apasionada de su trabajo– pueda volcar su imaginación en piezas de gran belleza y funcionalidad.
Al
visitar cualquier urbe del mundo podemos comprobar las enormes bondades
del concreto, aplicadas tanto en edificaciones como en piezas para la colectividad,
que forman parte de la propia ciudad. Un ejemplo de lo dicho tiene lugar
en Alicante, España, donde Mireya Duart ha desbordado su pasión
por el diseño en la creación de piezas urbanas multifuncionales
elaboradas con concreto.
El primer acercamiento de Duart al concreto fue cuando estaba por titularse
de la carrera de Arquitectura en la Universidad Simón Bolívar,
en Caracas, Venezuela, a fines de años setenta. En ese entonces se
utilizaban cimbras, metálicas o de madera, que le daban un acabado
interesante al material. También se empezaban a hacer las primeras
construcciones prefabricadas: “Eran unas cajas de concreto denominadas
'edificaciones tipo túnel' que llevaban incluidas las aperturas de
ventanas y puertas. Era algo rápido y económico de construir
con prefabricados”, comenta Duart. El concreto se utilizaba sobre
todo, "para construir edificios de gran plasticidad arquitectónica;
de formas atrevidas y complejas para aquella época, ya que todo dependía
tanto de unos buenos cálculos estructurales como de un atractivo
resultado estético, el cual se lograba a través del diseño
de formas y texturas obtenidas de moldes que se adaptaban a la forma arquitectónica
y permitían el cimbrado del concreto".
Con el paso
de los años todos esos sistemas constructivos han ido mejorando tanto
en calidad de resistencia como de acabados. Al respecto, la arquitecta Duart
señala: “a mí me gusta mucho trabajar con concreto;
tiendo a diseñar formas muy orgánicas inspiradas en la naturaleza
y en este sentido, el concreto se adapta al resultado final que le quiero
dar tanto a una edificación como a un diseño industrial”.
Cabe decir que esto lo ha logrado gracias a la técnica de moldeado.
Por otro lado, Duart confiesa que uno de sus primeros referentes fue el
maestro Le Corbusier, pues en aquellos tiempos el concreto era muy utilizado
en construcción, ya que hasta entonces, se había desarrollado
de manera ingeniosa de 1920 a 1960. Fue precisamente Le Corbusier quien
por primera vez creó diferentes y extravagantes formas, muy distantes
de como se venían construyendo. “Para esa época era
algo novedoso. Creo que, sin el concreto, él no hubiera podido concebir
su arquitectura”, afirma Duart. Asimismo, opina que el maestro fue
pionero en sacarle provecho a la plasticidad del concreto armado con el
fin de crear efectos de gran expresividad. Sin duda, "Le Corbusier
ha sido la inspiración de muchos arquitectos que se han decantado
a trabajar con dicho material visto sin revestimientos". En los últimos
meses Duart ha trabajado en el diseño de mobiliario urbano para la
firma Saura SL –ubicada en Alicante, España–, empresa
que lleva varios años fabricando mobiliario urbano de concreto, así
como fachadas prefabricadas del mismo material. Para ella ha resultado sencillo
diseñar casi treinta piezas para la empresa, pues como arquitecta
tiene especial sensibilidad por el diseño y el arte –además
de que disfruta hacerlo–. Al respecto, dice: “es como diseñar
una escultura en concreto”. Entre las piezas que ha creado hay diferentes
tipos de bancos, jardineras, bebederos, papeleras, bolardos –postes
anclados al suelo– y farolas para el alumbrado de jardines, todas
ellas se han utilizado al aire libre en plazas, zonas de ocio y otros espacios
de esparcimiento públicos.
Del
diseño al producto final
“En la creación y materialización de cada pieza, lo
primero es utilizar la imaginación y la creatividad para lograr transmitir
emociones, así como saber las necesidades del fabricante y del usuario
final”, afirma Mireya Duart. Asimismo, es indispensable conocer todas
las posibilidades técnicas antes de diseñar, pues en muchos
casos éstas son abundantes. Sin embargo, sólo dependiendo
del diseño, pueden o no llevarse a cabo, ya no sólo por su
dificultad de ejecución, sino porque pueden resultar no rentables.
Una vez realizados los primeros bocetos de la pieza diseñada, junto
con el departamento técnico del fabricante, se estudia la posibilidad
de ejecutar y materializar la propuesta. Es una colaboración estrecha
entre ambas partes. No obstante, lo fácil que resulta para Duart
diseñar, para la empresa representa un reto fabricar las piezas,
sobre todo cuando son formas muy orgánicas que requieren de moldes
más elaborados y difíciles de conseguir para lograr reproducir
y materializar las formas tal cual se han diseñado. Los moldes especiales
se fabrican con polímeros, o con metal, según la complejidad
de la forma que se quiere proyectar, y luego en ellos se realiza el vaciado.
Todas las piezas son fabricadas con concreto de alta calidad y resistencia;
llevan una estructura metálica galvanizada y electrosoldada –dependiendo
de su tamaño– para soportar el concreto y evitar agrietamientos
posteriores, sobre todo para resistir en zonas cercanas al mar donde el
proceso de oxidación y deterioro es más elevado. Cuando se
ha alcanzado el tiempo de fraguado, la pieza se saca del molde y es lijada
con esmeriles especiales para quitar imperfecciones que quedan del molde.
Finalmente, el acabado es idéntico al diseño presentado. Cabe
destacar que, debido a que en su mayoría se trata de piezas pesadas,
se les colocan ganchos empotrados antes del vaciado —casi imperceptibles—
y cuya finalidad es facilitar el movimiento de la pieza y su colocación.
Sin embargo, ciertas piezas requieren de refuerzo adicional, tal es el caso
de las celosías de diferentes figuras. En estos casos es colocada
una estructura de hierro dentro del molde para reforzar al concreto y evitar
que con el paso del tiempo la pieza se rompa. En el caso de los bebederos,
es similar al proceso de las demás piezas, con la diferencia de que
hay que dejar un tubo para surtirlo de agua potable y un desagüe. La
fuente va anclada en el suelo para evitar que se mueva o sea robada, a pesar
de que las piezas de concreto son muy pesadas y difíciles de mover.
Y
en obra arquitectónica…
Muestra del trabajo en edificaciones de la arquitecta Duart está
presente en Caracas, Venezuela, en donde materializó una vivienda.
En ésta, combinó la fachada de ladrillo macizo con elementos
estructurales a la vista de concreto martillado a mano, un proceso en forma
prácticamente artesanal. Otro de sus más recientes trabajos
es el proyecto de un edificio de 3 niveles, en Sevilla, España. Durante
el proceso, Duart se encontró con que la fachada era muy larga, y
ella quería utilizar un material que le permitiera jugar con diferentes
modulaciones y texturas, para crear una composición interesante y
estéticamente agradable, además de que pudiera adaptarse al
entorno del lugar. “Decidí utilizar como cerramiento paneles
prefabricados realizados en micro-concreto de cemento armado con fibra de
vidrio dispersa en toda la masa”. Los paneles incorporaron una estructura
de acero lo que les permitió alcanzar más de 20 m2
de superficie y, una vez colocados en obra, se proyectaron con espuma de
poliuretano para lograr el aislamiento térmico. Con esta técnica
el producto obtenido presenta una sección de 1 cm con lo cual se
consiguieron paneles de alta resistencia pero de extrema ligereza; además
de tener otras propiedades que los hacen ideales para cerramientos en edificaciones,
tales como: alta resistencia a flexión, tracción, impacto,
ante los agentes atmosféricos y a la corrosión, además
son impermeables e incombustibles. Otras ventajas son la rapidez de la puesta
en obra, con lo cual se reducen los trabajos in situ, así como la
gran variedad de efectos compositivos que se logran gracias a la flexibilidad
de tamaños, colores y texturas superficiales que se adaptan a la
estética de cualquier proyecto
Colofón
Duart está convencida de que los profesionales deben seguir experimentando
con el concreto: “creo que aún nos queda mucho por descubrir
y muchas aplicaciones que darle al concreto. Las investigaciones que se
están logrando al agregarle nuevos aditivos permiten cambiar el uso
tradicional del mismo en las construcciones arquitectónicas, en los
acabados y revestimientos”. Prueba de ello es el concreto polímero,
el cual revolucionó el concepto del material hace unos años
con la incorporación de resinas como elemento conglomerante, una
mezcla que lo hace auto-compactable por lo que no necesita mucha vibración
y le concede una resistencia mayor. “Pienso que hoy en día
la revolución está en el hormigón traslúcido
–que permite el paso de la luz en un 80% y es un 30% más ligero
que el tradicional sin perder sus cualidades de dureza, fraguado y resistencia
a sismos–, por los resultados que se pueden lograr de transparencia,
colores y efectos especiales, esto le permitirá ampliar su utilización
en edificaciones, en espacios interiores, decorativos y quizá en
objetos de uso cotidiano". c
Antonieta Valtierra
Fotos: Cortesía Mireya Duart.
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