La arquitectura como hecho cultural
Uno de los arquitectos de mayor reconocimiento que tenemos en México es Isaac Broid; dueño de una postura arquitectónica sólida, comprometida con el oficio y de gran calidad.
Anteponiendo siempre su responsabilidad social y su personalmente
impuesto compromiso como urbanista y arquitecto, el arquitecto Isaac Broid
continúa como en sus inicios, realizando proyectos que además
de cumplir con su cometido de brindar espacios para la convivencia humana
en cualquiera de sus facetas, se constituyan parte de la particular expresión
del lugar en el que se desarrollen, aunque para hacerlo, en ocasiones sea
preciso romper con esquemas que impiden a esta disciplina mostrarse como
parte del arte y la cultura de un país.
Nacido en 1952, estudió la carrera de Arquitectura en la Universidad
Iberoamericana, y en el Politécnico de Oxford, Inglaterra la maestría
en Diseño Urbano. Luego de compartir conocimientos y experiencias
desde los talleres creativos de reconocidos arquitectos mexicanos como Aurelio
Nuño, Carlos Mc Gregor, Agustín Landa y Sánchez Arquitectos,
Isaac Broid decidió emprender una carrera en solitario, fundando
en 1991 el despacho que lleva su nombre.
“La postura con la que inicié mis primeras obras y la de ahora
es la misma: ver la arquitectura de cierta manera, relacionándome
con otros arquitectos que la entienden así. Cuando inicio una obra,
me gusta que el cliente entienda que la arquitectura es un hecho cultural,
que forma parte de la cultura y no es, estrictamente, un refugio para protegernos
de la intemperie, pensando en las cuestiones que nos hacen seres humanos
y no robots. Si un cliente comprende eso, ya sea en una pequeña construcción
o en un estadio, el trabajo se hace con más entusiasmo, sin importar
el tamaño ni el tema”.
En la actualidad, buena parte de la energía creativa de Broid está
puesta en un importante proyecto que una vez aprobado, será desarrollado
en el Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma
de México; se trata de la construcción de cuatro laboratorios
y un edificio de oficinas, que se desarrollarían en un terreno aledaño
a la zona protegida de la UNAM, el cual sin embargo, se preservaría
lo más posible, pues es un lugar que se ha mantenido virgen desde
la erupción del Xitle. En este sitio –comenta el arquitecto
Broid– existe un espacio que se
rellenó para la construcción inicial de la UNAM y que es justamente
el lugar donde se instalarían los laboratorios,
mientras que el edificio administrativo se construiría en la región
más autóctona; en su diseño, la construcción
prácticamente no toca el suelo, únicamente las columnas que
le sostendrían, creando así la ilusión de que flota
en el paisaje. En cuanto a los recintos de prueba, uno de ellos será
el Laboratorio de Estructuras, en el que se llevarán a cabo diversas
ensayos a los materiales con los que hoy por hoy se construyen los edificios;
en este lugar, se realizarán construcciones que serán puestas
a prueba con cargas reales, con el propósito de conocer la estabilidad
de las estructuras y dotarlas de benefactores que las hagan mucho más
seguras.
Dentro del proyecto presentado a la UNAM por el arquitecto Broid, el segundo
laboratorio está el “túnel de viento”, dentro
de él, podrá demostrarse luego de muchos intentos, que los
inmuebles que se desarrollaran a futuro ofrecerán seguridad a sus
ocupantes, “es como un tubo circular donde se introduce corriente,
cuyo objetivo es determinar los efectos sísmicos y de viento causados
a las estructuras”. El tercer laboratorio es el de materiales, será
un lugar donde se realizarán estudios e investigaciones sobre la
resistencia de los diferentes elementos que se requieren en cualquier tipo
de construcción.
“Es un proyecto muy ambicioso de la UNAM gestado por el doctor Sergio
Alcocer –actual Secretario General de esta institución–
en la época en la que se desempeñó como Director del
Instituto de Ingeniería de esta casa de estudios. Para mí
es proyectar en una zona que me es muy cercana emocionalmente; trabajar
en esos terrenos de lava es un gran reto, pues el edificio donde se instalarán
las oficinas, será un talud de piedra construido con las rocas del
lugar. Albergará además un auditorio que juega con las piedras
naturales y donde todo el cuerpo será de concreto. Le Corbusier decía
que el concreto es la piedra del Siglo XX, pero personalmente creo que también
es la piedra del Siglo XXI”.
El edificio
fue proyectado para recrear un juego entre lo natural y lo artificial, afirmó
Broid; donde gracias a todos los bondades que como material ofrece, el concreto
es el principal argumento, pues además contribuye a brindar otra
serie de beneficios adicionales estrictamente arquitectónicos, como
lo pueden ser su gran maleabilidad, que permite presentar la edificación
como una enorme roca integrada por miles de pequeñas piedras locales.
“En este proyecto en particular, pretendo usar el concreto polimérico
para algunas de las fachadas, una opción que a pesar de su costo,
es la ideal para esta parte del diseño. Asimismo, no descarto el
uso del concreto aparente, tratando de sacarle diversas texturas propias
del proceso constructivo, ya que no tomo en cuenta sólo el material,
sino que me gusta utilizar cimbras que se marquen en el concreto y se queden
ahí para siempre, dándole una personalidad propia a cada trabajo”.
Abundó en el tema del concreto al reconocer que su uso es indispensable
en cualquier construcción, principalmente por lo tectónico
que resulta ser, y que combinado con materiales naturales o algunos otros
sintéticos, puede reflejar de forma casi exacta el pensamiento o
la idea de cualquier arquitecto. “El mundo contemporáneo es
acero y concreto. Es tan importante para la forma de las ciudades como lo
pueden ser los automóviles o los elevadores, sólo que depende
de situaciones económicas particulares. Si los chinos acaparan todo
el mercado del acero, el concreto se vuelve el material a usar en el resto
del mundo, si no lo utilizan tanto y se mezcla acero con concreto o con
algunos otros elementos, pueden resultar construcciones óptimas,
pues sin duda es un material indispensable; imposible pensar el mundo sin
el concreto”. Por otra parte, dijo que a pesar de no estar al día
en los avances tecnológicos realizados con el concreto, como arquitecto
y urbanista celebra cada uno de los progresos que en esta materia se suceden,
como el concreto con color, “si podemos pintar todas las cosas, podemos
pintar el concreto”. También manifestó su gusto por
el uso del concreto con agregados de color para que así, sea siempre
el complemento el que plasme la tonalidad al concreto, pues de esta manera
el abanico de posibilidades es mucho más amplio.
Señaló
que con base en su experiencia constructiva, en otros países no se
utiliza el concreto como en México, sobre todo a nivel habitacional,
debido principalmente a las inercias de construcción y al costo de
la mano de obra que es muy cara, por lo que utilizan sistemas ligeros prefabricados,
pero que sin duda, no compiten con la seguridad de una construcción
realizado con concreto. En cuanto a los espacios urbanos, en donde el concreto
forma parte imprescindible para su desarrollo, Broid manifestó que
este tema está supeditado a las políticas del momento: “La
calidad del espacio urbano es lo que tenemos y del cual nos debemos sentirnos
orgullosos, independientemente del material que se use para el crecimiento
de un lugar. He estado en países donde el tema del espacio público
es fundamental dentro de la sociedad y también para los políticos
que toman las decisiones de realizar tal o cual construcción; es
decir, para quienes deciden
si se crean parques; si le restan espacio a los automóviles para
el uso de los peatones o si expropian grandes áreas de la ciudad
para beneficio colectivo de ocio y de entretenimiento. Es ahí justamente
donde el concreto juega un papel fundamental al momento de hacer ciudad
y de crear espacios dignos para todos los niveles socioeconómicos,
y no nada más para unos en detrimento de otros; utilizando la gran
variedad de piezas de concreto existentes con las que los arquitectos y
diseñadores pueden crear pavimentos para los parques, banquetas y
otros espacios públicos, no sólo para los autos”.
Broid también abordó el tema de su experiencia con el concreto
ciclópeo, de lo burdo y lo fuerte que puede ser si es utilizado en
el lugar apropiado, como un gran muro, y recordó las impresionantes
paredes del desierto de Arizona, aunque reconoció que en general,
es difícil que se le reconozca su belleza arquitectónica,
pues regularmente las personas se inclinan más por la estética
y se olvidan un poco del poderío de este elemento. Recordó
un proyecto realizado para la UNAM en Tequisquiapan, donde la idea original
exigía el uso del concreto ciclópeo, utilizando la piedra
que ya existía en el lugar y volviéndola arquitectura, mezclando
la roca natural con su propia textura y la cimbra clara de un concreto hecho
por el hombre; pero que sin embargo, se optó por hacer un muro más
ligero, restándole fuerza y personalidad.
Firme en su forma de apreciar el crecimiento urbano de nuestras principales
ciudades, Isaac Broid, se pronunció en desacuerdo con obras como
los segundos pisos y en pro de construcciones de parques y jardines y de
sistemas alternativos de transporte que permitan a los ciudadanos prescindir
del uso del automóvil, “de espacios para los humanos y no para
las máquinas, pues cada vez que voy por el periférico y veo
el segundo piso, pienso en una película futurista de terror”.
Por otro lado, en relación al crecimiento de construcciones habitacionales
que actualmente se ha visto en diferentes partes del país, señaló
que su experiencia en esta tipología ha estado acompañada
por el concreto aparente, un elemento fundamental en sus trabajos constructivos,
pues para él los terminados son parte vital en un proyecto de este
tipo. No dejo de lado en esta entrevista su mala experiencia al trabajar
con algunas constructoras, ya que dijo “están acostumbradas
a trabajar al vapor, sin dar valor al detalle y sin comprometerse al cien
por ciento con el producto que entregan para que la gente lo habite”.
“Como arquitecto, señaló, me interesa hacer obras de
idéntica calidad para todos los ciudadanos, que integren importantes
espacios públicos en donde quienes las habitan puedan intercambiar
información; el ocio es también un tema imprescindible para
el desarrollo humano, la recreación en todas las edades es fundamental,
pues cada día nos encerramos más y más en nuestras
propias casas, en los centros comerciales controlados que han sustituido
a los espacios públicos para la convivencia humana. Me gustaría
que esta tendencia cambie, que las bardas y las rejas desaparezcan y que
todos podamos caminar con tranquilidad por todos lados, eso es lo que pienso
como arquitecto, como ciudadano, es lo mínimo que podemos exigir,
que las oportunidades sean iguales para todos y que la calidad de los espacios
públicos colectivos esa la misma en todas las zonas del país”.
Reconoció que no existe el espacio ideal; que el quehacer constructivo
nunca llega a satisfacerse totalmente porque los espacios van cambiando
conforme cambia la sociedad, pues no somos seres ideales sino entes en constante
transformación, perfeccionando, modificando y adaptándonos
a nuestras circunstancias, lo mismo que los espacios. Abundó diciendo
que en las ciudades se ven la obras de diferentes arquitectos que hoy por
hoy son muy reconocidas porque sin duda reflejan el ingenio y la creación
humana; “también existen pequeños grupos dentro de la
sociedad que van entendiendo esa necesidad de transformar la arquitectura
al igual que cambian las expresiones artísticas y son ellos quienes
utilizan los servicios profesionales de un arquitecto, proporcionalmente,
creo que tenemos menos injerencia en el desarrollo de la ciudades, aunque
numéricamente sean más los clientes que buscan nuestros servicios,
pero conforme crece la población somos más desechables, pues
la sociedad podría prescindir de los arquitectos”.
Finalmente, señaló que, al igual que las artes –como
la música, la escultura o la pintura–, la arquitectura debe
tener la misma postura: creer en algo, expresar el momento por medio de
los espacios, momentos llenos de complejidades y de propuestas para un progreso,
como pudieron haberlo hecho desde Bach hasta los Beatles. c
Gregorio B. Mendoza
Fotos: A&S Photo/Graphics
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