Algunas obras de arte
Desde tiempos lejanos, los puentes han servido para ayudar al ser humano en su transitar por la geografía mundial. Y, a partir de la presencia del concreto, este tipo de construcciones se volvieron realmente sólidas y confiables.
Quien haya viajado por el mundo no olvidará nunca una estancia en Londres, simplemente por la grandiosidad y belleza del Puente de la Torre sobre el río Támesis. Lo mismo le ocurrirá al viajero que haya podido posar su mirada sobre el legendario Ponte Vecchio (Puente Viejo) –el más antiguo de los seis puentes de Florencia– conocido también como el puente de los orfebres o de los joyeros por las tiendas que desde siglos atrás han estado ahí alojadas.
Si usted cree que la ciudad más
hermosa del planeta es París, le diremos que no podemos dejar de
mencionar el Puente Nuevo que cruza el río Sena, motivo hasta de
una gran película Los amantes del Puente Nuevo (de Leo Carax). Aunque
habrá quien prefiera el Puente de Carlos, la edificación más
vieja de Praga y la segunda más antigua en la República Checa.
Así, la lista es interminable, pero hoy se trata de mostrar la arquitectura
e ingeniería de un puente en el que se combina un magnífico
diseño con las virtudes del material más utilizado en el mundo,
el concreto, el cual brilla con luz propia sin necesidad de elementos ornamentales.
Uno de los más recientes puentes construidos en concreto, cuya fama
ya ha dado la vuelta al mundo, es el que fue construido sobre la presa Hoover,
en los Estados Unidos de Norteamérica.
El
Spencer Dock Bridge
El puente Spencer Dock es la pieza central de la nueva extensión
de la línea de tren ligero en el centro de la ciudad de Dublín.
Forma parte del proyecto de regeneración urbano más grande
de toda Irlanda. La obra tiene una longitud de 40 metros y se caracteriza
por contar con líneas fluidas y una superficie ondulante de concreto,
por la cual transitan vehículos, tranvías y peatones sobre
el canal Royal. Los Arquitectos del despacho internacional Amanda Levete
–con sede en Londres– diseñaron las formas del puente
de forma ondulante para generar un espacio de pausa para los peatones, permitiéndoles
mirar el muelle y el parque lineal desde una posición inmejorable.
Cabe decir que este magnífico proyecto, que mide 25 metros de ancho,
tuvo como base de su diseño conceptual la geometría de la
mantarraya, con las aletas abiertas, lo cual se distingue de manera inmediata.
Si se observa con detenimiento, se puede apreciar que la parte inferior
de la construcción se fusiona con los muelles en un solo movimiento.
El concreto tiene gran relevancia en toda la obra, pero en este punto específico
ayuda sobremanera a acentuar la geometría que tiene el diseño
arquitectónico. Al mismo tiempo, se hizo una mezcla de piedra caliza
y cemento blanco para que el concreto adquiriera un acabado muy claro, de
tal forma que pudiera contrastar con las oscuras aguas del canal. Para hacerlo
aún más espectacular, por las noches el Spencer Dock se transforma
en todo un espectáculo ya que cuenta con un sistema de iluminación
que resalta su majestuosidad. Así, los creadores del puente cumplieron
su cometido: hacer una obra con proporciones inusuales; es decir, que mezclaron
una geometría suave con una asimetría planeada con toda premeditación,
hecho que le valió obtener el premio al mejor diseño estructural
2009 otorgado por el Foro de Arquitectos más importante de Europa.
Es pertinente decir que el despacho de arquitectos Amanda Levete se asoció
con uno de las compañías de ingeniería más importantes
del viejo continente. Se trata de Arup, especialistas que han participado
en más de 10 mil proyectos a lo largo de su historia.
Algunos detalles
El puente se construyó a partir de una innovadora combinación
de elementos prefabricados y del trabajo in situ. Así, el sistema
de moldes para darle forma al concreto (encofrado) fue elaborado con materiales
de alta densidad, como el poliestireno, que fueron cubiertos con resina
para lograr una superficie lisa y darle un acabado adecuado para entornos
marítimos. En su proyecto, el puente fue concebido como una escultura;
pero, también debía ser funcional y tener dos carriles por
el que transitarán los vehículos, los ciclistas y los peatones.
Para que esto fuera una realidad, los carriles tuvieron que ser suspendidos
con marcos especiales para poder colocar el concreto reforzado en algunas
áreas. Una complicación adicional, –aceptaron los constructores–
fue enfrentarse con una plataforma de concreto de 600 mm. de espesor. Por
ello, los especialistas tuvieron muchos dolores de cabeza para instalar
el sistema de drenaje sin que el diseño se viera afectado.
La opinión del constructor
Arup fue la empresa responsable de llevar a cabo la construcción
del diseño realizado por el despacho de arquitectos Amanda Levete.
Lo hizo tan bien que, como ya se dijo, fueron merecedores del premio al
Mejor Diseño de Estructuras de la Hoja 2009 (principal foro europeo
de arquitectos), distinción que se otorga a aquellos que han hecho
una contribución excepcional al mundo del diseño arquitectónico,
así como para los edificios que son capaces de establecer puntos
de referencia. Cabe subrayar que la compañía irlandesa fue
fundada por Ove Arup en 1946, y se ha convertido al paso de los años
en una de las consultorías de ingeniería más grandes
del mundo, tanto, que cuenta con 350 trabajadores en el país europeo
y le ofrece empleo a más de 10 mil personas a través de 90
oficinas en 37 países de todo el orbe.
Otra obra sumamente relevante, también a cargo de Arup, es el Puente
de Vida, de la Universidad de Limerick, un proyecto que abarca 350 metros
y que se considera la construcción peatonal más larga en su
tipo. Su utilidad es mayúscula, toda vez que une ambos lados del
campus de la institución académica a través del río
Shannon. En este caso, el puente, en el cual el concreto también
aparece como parte fundamental, fue designado como el primer lugar dentro
de los puentes peatonales en 2008, por el The Institution of Structural
Engineers, con sede en Londres, Inglaterra. c
.
Juan Fernando González G.
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