Son seguras y funcionales
El sector de los productos de concreto tiene en la creación de gradas prefabricadas, un importante mercado.
Hace ya casi 45 años se abrieron las puertas de
uno de los estadios más emblemáticos de todo el mundo. Hablamos
del Estadio Azteca, coloso de concreto que el 29 de mayo de 1966 le dio
la bienvenida a 125 mil espectadores que se dieron cita para presenciar
el partido de futbol entre el América de México, y el Torino
de Italia. La obra monumental, diseñada por los arquitectos Rafael
Mijares y Pedro Ramirez Vázquez, había iniciado en 1962; mostraba
cierto retraso en su ritmo de construcción. Fue entonces que apareció
un joven e impetuoso ingeniero que prometía colocar las gradas del
estadio en un tiempo récord de cuatro meses. Se trataba de René
Carranza y Aubry (un maestro del sector de la prefabricación), quien
estaba especializado en la colocación de gradas prefabricadas, un
sistema que era novedoso en nuestro país.
Esta obra no fue la primera en su tipo ya que se habían realizado
con anterioridad otras, también de gran belleza, como la plaza de
toros de Santa María de Querétaro, aunque no cabe duda que
el proyecto del Coloso de Santa Úrsula era incomparable. Hoy, cinco
décadas después, las gradas prefabricadas parecen ser cosa
de todos los días y son elaboradas por empresas de prestigio mundial.
Especialización de primera línea
A diferencia de los sistemas convencionales, en el sistema de prefabricado
los elementos estructurales se construyen previamente en plantas de producción.
Después de un riguroso control de calidad en el proceso de manufactura,
las piezas se transportan para colocarlas en el lugar de la obra, lo que
reduce considerablemente el tiempo de construcción. Aunado a esto,
con el prefabricado es posible salvar grandes claros con elementos ligeros
gracias a la técnica del presfuerzo; es decir, de la aplicación
de una fuerza de tensión al acero de presfuerzo (cables o torones)
antes de iniciar el colado. De esta manera, se incrementa la resistencia
y se mejora
el comportamiento estructural de los elementos.
El ingeniero civil Carlos González, director operativo de TICONSA,
una de las empresas prefabricadoras de mayor prestigio habla en exclusiva
para Construcción y Tecnología acerca de ese rubro
del sector, un trabajo que por simple que pudiera parecer, debe ser realizado
por una empresa especializada y que tenga un gran control de calidad. Ciertamente,
las primeras gradas prefabricadas que recuerdo son las del Estadio Azteca,
dice el entrevistado, pero a partir de entonces se han ido generando soluciones
de diversos tipos, como las losas T, las doble T, las que tienen geometría
tipo Z, o simplemente con losas planas.
La evolución del prefabricado responde a las necesidades del sector,
de la arquitectura y de los clientes. Un ejemplo de ello es el de las gradas
curvas, las cuales se utilizan desde hace poco tiempo, relativamente, dice
el especialista. “Hoy contamos con la tecnología para diseñar
y hacer moldes de todo tipo, lo que nos permite generar cualquier geometría.
Eso sí, hay que reconocer que lo que nos limita es la trabajabilidad
y las maniobras que se deben realizar para transportar piezas muy pesadas
debido a las condiciones propias de las vías de comunicación
en México”, afirma.
Empresa de altura
Con más de cinco décadas de experiencia, Vigueta y Bovedilla
SA (VIBOSA) es una de las compañías del sector, pioneras en
la fabricación de productos para la construcción basada en
elementos prefabricados de concreto (pretensados y postensados). La participación
de esta compañía mexicana en la construcción de estadios
y gradas prefabricadas se observa a lo largo de toda la geografía
nacional. VIBOSA ha participado en el Estadio Corregidora, de Querétaro;
en el Estadio Victoria, de Aguascalientes; en la casa del Necaxa; en el
Estadio Neza y en el estadio de la ciudad de Oaxaca. Su trabajo ha quedado
plasmado, igualmente, en los recintos deportivos estudiantiles del Instituto
Politécnico Nacional y en la Universidad Anáhuac.
La mayoría de estos proyectos, dice el ingeniero Antonio Pierdant
Cuevas (miembro de VIBOSA), se realizan con base en elementos doble T; aunque
en algunos casos se opta por las estructuras simples (una sola T). “Si
hablamos de las longitudes, el rango oscila entre los 6 y 7 metros, hasta
los 11 o 12 metros, medidas que dependen mucho de los claros de los apoyos,
pero también de la ubicación ya que no es lo mismo fabricar
una pieza circular que se coloque en una esquina del estadio, que una que
sea cuadrada o rectangular”. Por su parte, el representante de TICONSA
coincide al señalar que una de las grandes ventajas de las gradas
prefabricadas “es que podemos crear geometrías de cualquier
tipo. Podemos hacer acabados aparentes con elementos metálicos, por
ejemplo, y la técnica del presfuerzo logra optimizar los elementos,
es decir, que se utilizan menos materiales y más ligeros que tienen
un comportamiento estructural muy conveniente en foros de este tipo”.
Los estadios están sujetos a cargas instantáneas y dinámicas
y el presfuerzo ayuda a mucho a que la deformación de los elementos
se recupere en el instante; es decir, que sabemos que una losa prefabricada
sufre una carga concentrada muy fuerte, pero rápidamente recupera
su geometría original, lo que ayuda a no tener a largo plazo deformaciones
acumuladas.
Paso
a paso
Resulta interesante saber el día a día en el desarrollo de
una obra de este rubro del sector. Hay que seguir las directrices que marca
el proyecto arquitectónico, el cual se define de acuerdo a factores
económicos, estéticos y constructivos, apunta el ing. González.
En ese sentido, “se podría predimensionar –con los claros
que se utilicen– algunas secciones; es decir, que pueden existir claros
de, 8, 15 ó 20 metros. Con esa información estamos en condiciones
de poder calcular el costo de la obra y la modulación de las piezas.
“Si son piezas cortas se pueden fabricar tres o cuatro gradas en un
solo elemento; si son piezas muy largas, se harán de una en una.
Es común que en esta fase del proyecto los arquitectos consulten
a las empresas especializadas en prefabricado, momento en el que participamos
para ofrecer opciones de geometría y costos. Lo ideal es intercambiar
opiniones, ya que de esta manera se genera un beneficio en los costos y
en la simplificación de la parte constructiva”.
Una vez que se cuenta con la definición del proyecto, hay que poner
manos a la obra para generar la ingeniería de detalle y el cálculo
de los elementos prefabricados que se van a necesitar; posteriormente vendrán
los planos de taller, la planeación de moldes y el proceso de producción.
El ritmo se establece de acuerdo a las necesidades de la obra en sitio y
a la complejidad del transporte y el montaje.
El
concreto en la tribuna
Cada obra tiene su complejidad, y todo va en función del tipo de
grada y de la forma en la que se va a conectar con el apoyo, señala
Pierdant Cuevas. En estadios como el del Necaxa, donde todo es prefabricado
(gradas, columnas e inclusive los palcos), trabajamos en tres etapas y entregamos
el estadio en un plazo extraordinario (ocho meses), debido a la premura
para su terminación.
“El concreto que utilizamos en este tipo de proyectos es de 350 kg/cm2.
No necesitamos más porque trabajamos con elementos pretensados, lo
cual facilita nuestra labor. Del mismo modo, dice el entrevistado, no hay
nada fuera de lo común en el renglón de los aditivos o agregados
porque no los necesitamos. Por su parte, el representante de TICONSA expresa
que su empresa utiliza concreto de entre 350 y 400 kg/ cm2, aunque este
rango puede crecer a 500 ó 600 kg por cm2 si el proyecto
así lo requiere. El diseño estructural es el que manda. De
esta forma, si se necesitan reducir secciones –porque los elementos
son muy pesados–, normalmente se incrementa la resistencia del concreto
para lograr secciones más completas. Es por ello que lo más
común es que se construyan elementos de 350 a 400 kg/cm2
.
Somos una empresa que recibe asesoría de las cementeras cuando requerimos
de un concreto que no sea convencional. Trabajamos con CEMEX y Apasco, principalmente,
que nos brindan un excelente asesoramiento cuando llegamos a tener alguna
duda”, señala el entrevistado.
Seguridad y larga vida
Todas las empresas de este sector deben seguir las normas vigentes, lo que
garantiza que no haya mayor riesgo ante los múltiples movimientos
que se registran en un inmueble deportivo. “Claro está que
hay fisuras, sobre todo en la unión de la grada con el cortante,
pero esto es normal y no pasa a mayores”, expresa Pierdant Cuevas.
El ingeniero González explica, por su parte, que no hay problema
porque las gradas son elementos aislados al comportamiento estructural;
es decir, no forman parte de los marcos de rigidez. “Son elementos
que van apoyados, o sea, que tienen sus dos apoyos libres; puede ser que
haya por allí algunas soluciones formando marcos, pero la mayoría
de los casos son elementos independientes; es decir, que tienen holgura
suficiente para que tengan desplazamientos mínimos y no sufran fisuras
o algún tipo de despostillamientos.
Insisto, se diseñan para que la estructura esté en movimiento,
a diferencia de las columnas y trabes que se diseñan para formar
marcos monolíticos”.
Un estadio hecho de concreto –gradas incluidas– tiene una vida
de entre cuatro, cinco o más décadas, periodo en el que el
mantenimiento prácticamente será nulo. ¿Qué
hacer al término de este lapso? En países del primer mundo
la respuesta es sencilla: derrumban el estadio y levantan otro nuevo. En
México no se sigue este lineamiento y, en cambio, se refuerzan las
estructuras y se hacen revisiones exhaustivas para garantizar la seguridad
de los asistentes.
Cuando los coliseos de gran envergadura se encuentran cercanos a una zona
marina –señala el directivo de TICONSA– deben utilizarse
concretos resistentes a ese medio, con aditivos especiales que protejan
la estructura de factores salinos y de las altas concentraciones del bióxido
de carbono. c
Juan Fernando González G.
Vota por el artículo |
|
|