De Colombia...
Esta obra del arquitecto Camilo Avellaneda, es clara muestra de la calidad arquitectónica de la obra en concreto que se gesta en la actualidad en el cono sur de nuestro continente.
La
noche del 21 de mayo de 2009, en la Biblioteca Virgilio Barco de Bogotá,
se realizó la ceremonia de premiación de la quinta versión
del Premio Obras CEMEX edición Colombia. Ahí fue galardonado
el Edificio de Ciencia y Tecnología “Luis Carlos Sarmiento
Angulo” como la mejor obra en la categoría Institucional-Industrial
de su país. Meses más tarde en octubre de ese
mismo año recibiría otros tres premios en la Ciudad de Monterrey,
Nuevo León dentro del rubro Internacional de la edición nacional
del mismo premio, en este caso en las categorías Accesibilidad, Sustentabilidad
e Institucional. El reconocimiento de su calidad había ya, saltado
fronteras.
La obra –ubicada dentro del trazado urbanístico del campus
de la Universidad Nacional de Colombia– exigía que la implementación
y solución del proyecto y en particular de sus fachadas se realizara
con material de última tecnología, de alta resistencia y fácil
limpieza. Además, se buscaba obtener un conjunto sustentable apoyándose
en los fundamentos de la arquitectura bioclimática y equiparlo de
los elementos e instalaciones básicas para su operación autosuficiente.
Los retos que el equipo de proyectos se habían comprometido a solucionar
eran diversos pero una vez alcanzado el primer premio se darían cuenta
que los habían logrado uno a uno. Muchos de
ellos a través del uso cuidadoso del concreto en diversas modalidades.
Sin embargo, los miembros del equipo a cargo nos recuerdan que para materializar
la encomienda tuvieron que vencer diversas complejidades. Una de ellas era
la ubicación misma del edificio en el campus universitario, la cual
requirió modificar la infraestructura existente de la universidad,
donde se cambió el trazado de tuberías del sistema sanitario.
Algo que parecía sencillo y que demandó mucho más trabajo
que el imaginado inicialmente. Para concluir la edificación se agotaron
15 meses contados a partir del inicio de la construcción trabajando
a un ritmo demandante. Destaca el hecho de saber que el proyecto estaba
inscrito en un programa más ambicioso a nivel institucional, mismo
que dentro del plan de regularización y manejo de la Universidad
Nacional busca reforzar su planta física con miras a obtener una
instalación universitaria de primer nivel tanto nacional como internacional.
Por ello, con el Edificio de Ciencia y Tecnología dentro del plan
general de bibliotecas, se aumentó la capacidad y calidad de servicio
con las colecciones particulares que, acompañadas con procesos de
punta, prestan un servicio inmejorable a la población estudiantil.
Esto bien puede ser mencionado como un beneficio paralelo de la construcción.
Arquitectura
educativa
La arquitectura como disciplina sería una de las fuertes cartas de
presentación de lo anterior, y por eso se decidió construir
un ambicioso proyecto que vincula pedagogía, investigación
y calidad espacial. El edificio resuelve los nexos arquitectónicos
con el campus a través del fortalecimiento de los espacios abiertos,
introduciendo nuevas jerarquías basadas en un planteamiento sustentable.
La orientación de muros, ventanas y demás elementos receptores
de energía solar, acompañados de un adecuado control de la
ventilación natural, logran que se obtenga un equilibrio de la masa
térmica, iluminación y ventilación características
del sitio generando un confort adecuado para los usuarios y un bajo impacto
al ambiente.
Privilegiando el tema de los espacios abiertos, se crea una plaza que recibe
los flujos principales de circulación peatonal en el costado oriente
del campus y se convierte en un punto fundamental de la red general de la
dinámica escolar.
Tiene
un vínculo directo con el vestíbulo de entrada y el sistema
de circulaciones del edificio de tal manera que la relación interior
exterior es intensa. Por otra parte existe una zona erigida sobre columnas
de concreto arquitectónico, la cual, genera una continuidad espacial
que contribuye a exaltar y enmarcar la zona verde, privilegio del campus
y sitio de encuentro. Las plantas libres que se generan por este gesto se
adaptan a las necesidades presentes y futuras con la mayor flexibilidad
posible sin comprometer los aspectos esenciales de la arquitectura del edificio
en términos generales. El primer piso levantado contribuye a conseguir
la adecuada relación entre grandes zonas verdes y el nuevo sitio
de encuentro sin producir fragmentaciones de ningún tipo.
Las plantas de entrepiso son flexibles y admiten el funcionamiento de aulas
y biblioteca utilizando diversos esquemas de distribución. La terraza
de usos múltiples permite una interacción paisajística
con la ciudad y con el campus mucho más activa que en su pasado inmediato.
La forma que se ha seleccionado para solucionar el programa arquitectónico
de esta nueva sede tiene una forma de cruz, que estructuralmente está
conformada por dos unidades que se fusionan perpendicularmente permitiendo
que todas las caras sean receptoras de luz natural.
La obra integra un sótano, cuatro pisos y una terraza en la parte más alta, distribuidos así: en el sótano a nivel de -4.20m, se construyó un auditorio para capacidad de 240 personas; el primer piso integra al edificio con los grandes espacios de la universidad y sus diversas áreas de apoyo o logística; del segundo al cuarto nivel se proyectó de manera similar para aulas, biblioteca y salas de lectura. El quinto nivel está destinado para el área lúdica donde se localiza la cafetería central, salones para profesores y miradores. Las circulaciones y accesos se logran a través de las rampas, escaleras y ascensor para discapacitados con lo cual se favorece plenamente el acceso universal. Cabe decir que para el manejo de libros se cuenta con una especie de grúa especial con el funcionamiento similar a un elevador, éste recorre del primero al cuarto nivel.
Estructura
y bioclimática
El arquitecto Avellaneda, egresado de esta misma institución, recuerda
que “una actitud renovadora de la arquitectura frente a los problemas
energéticos depende estrechamente de la correlación que se
logre entre cada proyecto, su emplazamiento, el paisaje, el clima y los
materiales locales. La arquitectura bioclimática y la energética
urbana no tratan de controlar con medios artificiales las condiciones climáticas
naturales de cada entorno. Por el contrario, trata de entenderlas para sacar
el mayor provecho; integrando cada proyecto a su medio valiéndose
de los recursos constructivos locales y de la tecnología propia del
lugar”.
Con este argumento se decidió el empleo en las fachadas de paneles
de Glasal, elementos de fibrocemento de muy alta densidad, -cuyo montaje
es similar al de fijación de los paneles de Durock- que fueron importados
desde Europa y es la primera vez que se registra su instalación en
el país. Entre los parámetros favorables que este material
ofrece se encuentran: manejo de luz y sombra al interior y control de la
temperatura con la estructura principal. Con esto se logró una completa
armonía entre la estructura de concreto y los elementos de acero
y entre éstas con la arquitectura sustentable establecida.
Se
construyeron voladizos de grandes claros bajo métodos de diseño
y construcción tradicionales, logrando el planteamiento arquitectónico
de proveer espacios de integración del edificio con la plazoleta.
Todo ello trabajando en conjunto con una cimentación integrada por
un total de 120 pilotes de concreto reforzado hincados a una profundidad
de 40 m con diámetros que oscilan entre 60 y 80 cm.
La estructura en concreto reforzado forma parte de un sistema convencional
de marcos orientados en los dos sentidos principales de la estructura conformando
un esqueleto tridimensional esencialmente completo y estable en su análisis
y cálculo. La manufactura del concreto fue cuidadosamente realizada
ya que en zonas como las escaleras, columnas y entrepisos, queda totalmente
expuesto y en otras se alterna su presencia estructural contrastándolo
en color blanco. Cabe decir que el edificio cuenta con tanque de almacenamiento
de agua para consumo e incendio localizado al exterior, con los equipos
de bombeo correspondientes. También contiene una planta de emergencia
con una capacidad de 75KVA.
Colombia agradece
Esta es una de las obras que más menciones favorables ha recibido
en los últimos meses. Rogelio Salmona (1927-2007), obtuvo con su
obra póstuma el Centro Cultural Gabriel García Márquez
un reconocimiento mayor que liberó de tabúes a los arquitectos
locales. Vale la pena relacionarlos porque ambos trabajos encontraron en
el concreto la mejor posibilidad funcional y expresiva para volver a posicionar
la calidad arquitectónica contemporánea colombiana ante los
ojos del mundo. c
Gregorio B. Mendoza
Fotos: Cortesía CEMEX Colombia
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