2010 Pritzker
Como todos los años, el llamado "Nobel de la arquitectura" dio su veredicto, que esta ocasión, recayó en una notable dupla japonesa.
Su obra estuvo expuesta recientemente en el Museo de la
Ciudad de México y entre sus proyectos figura uno en Guadalajara:
la Torre Neruda. Su despacho está en Tokio, Japón, y sus edificios
han dejado huella más allá de su país de origen, en
ciudades como Nueva York, EU; Essen, Alemania y Lausana, Suiza. Ellos son
Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, mejor conocidos como SANAA, la primera pareja
de arquitectos que como tal recibe el Premio Pritzker. Con esta entrega
ellos son el cuarto y quinto arquitectos japoneses en recibir el galardón.
Kenzo Tange (1987), Fuhimiko Maki (1993) y Tadao Ando (1995) fueron sus
predecesores. Autores del Nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Nueva
York; de la elegante boutique de Dior, en Omotesando –zona donde están
las mejores tiendas de Tokio–, y del Serpentine Gallery Pavillion,
en Londres, Sejima y Nishizawa fundaron hace 14 años SANAA con la
“ambición de hacer construcciones más hermanadas con
la naturaleza para que las edificaciones sean perdurables y funcionales”,
dijo Ryue Nishizawa en su reciente visita a México. Con 44 años
de edad, Nishizawa es el arquitecto más joven que ha obtenido el
galardón y Sejima (de 54), es la segunda mujer premiada después
de Zaha Hadid. El jurado de la Fundación Hyatt, otorgante del codiciado
premio, destacó que la pareja japonesa "explora como pocos,
cualidades como la transparencia y la ligereza logrando edificios que contrastan
con el impacto y la retórica de mucha de la arquitectura actual.
Su búsqueda es de economía de medios, de claridad, de precisión".
Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa trabajan bajo el lema: "La arquitectura
como parque". La transparencia visual y experimental, la exploración
de las relaciones entre las actividades interiores y los espacios exteriores,
la complementación con el entorno y su aprovechamiento como extensión
del propio edificio, son algunas de las características que distinguen
su arquitectura.
Una
breve semblanza
En una entrevista con el diario español El País, Kasuyo Sejima
(1956, Ibaraky, Japón) relata dos hechos que influyeron en su decisión
para estudiar arquitectura. Cuando era pequeña sus padres decidieron
hacerse una casa, y compraron revistas para buscar ideas. En una de ellas
vio una fotografía de la casa de Kiyonari Kikutake, un arquitecto
metabolista maestro de Toyo Ito, que la sorprendió y fascinó.
Años más tarde cuando su familia vivía en un barrio
de viviendas-tipo, para empleados de Hitachi, entró en la casa de
un ingeniero americano y sintió una gran sorpresa al ver que por
dentro, la misma casa que tenía su familia era diferente. “Habían
eliminado particiones; el espacio era continuo. Con cuatro elementos habían
transformado una casa y el modo de habitarla. Las casas eran muy sencillas;
todas completamente iguales. Pero estaba claro que permitían una
gran libertad individual”.
Cuando contaba con 15 años y tenía que decidir su futuro,
recordó esos dos momentos y se inscribió en la carrera de
Arquitectura en la Universidad de las Mujeres de Japón. Su interés
por el espacio habitacional la llevó a solicitar un puesto de becaria
en el despacho de Toyo Ito cuando finalizaba sus estudios, ya que fue con
la generación de Ito que los arquitectos japoneses empezaron a recibir
encargos de casas unifamiliares, abriéndose con ello una nueva época.
En 1987, Sejima fundó su propia oficina: Kasuyo Sejima & Associates.
Por su parte, Ryue Nizhizawa (Kanagawa 1966) estudió Arquitectura
en la Universidad Nacional de Yokohama y obtuvo un master en 1990. Al finalizar
sus estudios, ingresó al estudio de Sejima para convertirse en su
socio en 1995, año en que fundan SANAA. “Le pedí a Ryue
que dejara de ser mi empleado y se convirtiera en mi socio porque para mí
era un reto trabajar con él ya que me hacía dudar de todo.
Él contestó que sí, que quería asociarse, pero
también mantener su propia firma independiente. Y eso hicimos. Los
grandes proyectos los firmamos juntos y luego cada uno tiene los suyos”,
dijo Sejima a El País.
A partir de entonces, SANAA ha sido reconocida internacionalmente por la
transparencia visual y experimental de su arquitectura, así como
por su exploración de las relaciones entre las actividades interiores
y los espacios exteriores. Sus obras buscan provocarle al visitante o habitante
el poder de crear campos de actividad; es decir, plataformas en las que
puedan desplegarse nuevos campos de actividad, para aprovechar los espacios
y la naturaleza.
Un edificio experimental compuesto fundamentalmente
de un único espacio con formas ondulantes, patios interiores y
suaves colinas, alberga desde febrero de este año al Centro de
Capacitación de Rólex. Construido en el campus de la Escuela
Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y diseñado por SANAA,
es un laboratorio de enseñanza y un centro cultural internacional
accesible a los estudiantes y al público. Una biblioteca de 500
mil volúmenes, centros de información, espacios sociales
y de estudio, restaurantes, cafés y espacios al aire libre se suceden
sin obstáculos y con fluidez sobre una superficie de 20 mil metros
cuadrados.
El innovador edificio, que exigió métodos de construcción
completamente inéditos, está conformado fundamentalmente
por dos cascarones en piso y techo que se desarrollan en forma paralela.
Los materiales utilizados por SANAA fueron acero y madera en el techo
y concreto en el piso. Para seguir la ondulante geometría fueron
necesarios 1,400 moldes diferentes. El proceso
del colado del concreto fue tan preciso y continuo que la superficie luce
pulida y uniforme. Todos los elementos son flexibles para absorber los
movimientos naturales de la estructura. Por ejemplo, cada pieza de la
fachada de vidrio de 4,800 metros cuadrados de superficie fue cortada
individualmente y tiene movimiento independiente.
Edificio eficiente en el uso de su energía, “el Centro de
Capacitación de Rólex, dice Patrick Aebischer, presidente
de la EPFL, ilustra nuestra visión de la universidad en la que
no hay fronteras entre las diversas disciplinas y donde matemáticos
e ingenieros están en contacto con especialistas en neurociencias
y técnicos en microelectrónica para concebir nuevas tecnologías
que mejoren la vida”.
Principales
proyectos
El primer encargo grande de SANAA fue el Museo-O en Nagano, Japón
(1999), obra con la que despuntó su carrera como arquitectos de museos.
Cinco años después realizaron la que es considerada su obra
maestra, el Museo de Arte Contemporáneo Siglo XXI en Kanazawa, Japón.
Localizado al centro de un parque urbano, éste es un edificio circular
abierto al entorno en su totalidad cuyos espacios de exhibición con
alturas cambiantes crean una serie de volúmenes que reflejan el contexto
exterior. Más allá del país del sol naciente, SANAA
ha realizado una serie de museos aclamados internacionalmente entre los
que destacan el Pabellón de Vidrio del Museo de Arte de Toledo en
Ohio (su primer proyecto en EU en 2006) y el Nuevo Museo de Arte Contemporáneo
de Nueva York (2007). Sobre su mesa de dibujo en la actualidad se desarrolla
el Museo Louvre de Lens, en Francia, así como una fábrica
en el campus de Vitra en Weil am Rhein, Alemania.
Otros insignes edificios realizados por la firma comandada por Sejima y
Nishizawa son la Escuela de Administración Zollverein, en Essen,
Alemania (2006); el Teatro Estatal Almere, en Holanda (2007) y el Centro
de Capacitación de Rólex en la Escuela Politécnica
Federal de Lausana, Suiza. Este último proyecto significó
un nuevo campo de experimentación para los arquitectos japoneses.
El techo y piso del edificio de una sola planta fue concebido como un paisaje
interior con valles y colinas que definen las diferentes zonas utilizadas
por los estudiantes como son librerías, cafés, y salas de
juntas.
Si bien el dúo japonés no ha plasmado su filosofía
proyectual en textos teóricos, revistas como Japan Architect, El
Croquis, y Electa Architecture, han publicado monografías de su obra.
Los dos han dado clases y conferencias en la Escuela de Arquitectura de
Princeton, así como en la Universidad de Keio (Sejima) y en la Universidad
Nacional de Yokohama (Nishizawa). Entre los diversos reconocimientos que
han recibido se enlistan el Premio Yoshioka (1999); el premio en Arquitectura
Residencial dado por la Asociación de Arquitectos e Ingenieros de
la Construcción de Tokio (2001); el del Instituto de Arquitectura
de Japón (2006); el Mario Pani, dado por la Ciudad de México,
y el de las Artes de Berlín, Alemania.
El
tiempo, su principal herramienta de trabajo
Recientemente nombrada directora de la exposición de arquitectura
de la Bienal de Venecia 2010, Sejima afirma ser una persona que necesita
tiempo. “Todo me cuesta. No sé hacer un croquis en un minuto.
Sólo funciono con tiempo. En el primer despacho donde trabajé
conocí la dureza del trabajo y la frustración; pero estaba
contentade trabajar y de pensar. Luego, toda la vida he trabajado con esa
sensación”. Es por ello que dice que no les interesa hacer
muchos proyectos sino hacerlos con tiempo. Ella y Nishizawa dedican 15 horas
de trabajo diario; admiten comer y cenar en el estudio y hasta dormir de
vez en cuando, debajo de su mesa de trabajo. Su equipo no rebasa las 30
personas, en contraste con los grandes despachos de fama internacional.
La constante en sus obras es la austeridad, ligereza,
ahorro energético y contacto con la naturaleza.
"Sus edificios quieren construir más contexto que objeto. No
hay mejores exploradores del espacio colectivo” destacó el
jurado. Otros aspectos que les hicieron merecedores del Nobel de la arquitectura
es que su obra es simultáneamente delicada y poderosa; precisa y
fluida. Sus edificios interactúan de manera exitosa con sus contextos
y las actividades que contienen, y su singular lenguaje arquitectónico
nace de un proceso de colaboración único e inspirador. “Por
mi cabeza nunca deja de pasar la idea de cómo crear una relación
entre el interior y el exterior", explicó entusiasta Nishizawa
en una conferencia dictada en el Teatro de la Ciudad, en la capital mexicana
en agosto pasado. “A mi trabajo podría describirlo como coherente,
coherente y coherente, pues siempre estoy haciendo lo mismo: planear, trazar,
construir y darle vida a un espacio que habitarán ciertas personas
en algún momento”. c
Isaura González Gottdiener
Fotos: Cortesía Premio Pritzker
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