Obras orgánicas
Un par de intervenciones arquitectónicas nos devuelven la mirada al lado artístico del concreto; ése que conoce perfectamente Javier Senosiain.
Sin importar la escala o el programa que cada proyecto cumple, Javier Senosiain,
la mente creativa detrás de estos proyectos nos sorprende con su
lenguaje único en donde la técnica y el ferrocemento son protagonistas
peculiares para materializar estos espacios. CyT conversó
con él para conocer los contrastes, similitudes y diferencias del
Hongo y el Paraguas, obras recientes del despacho que encabeza.
De común: nada
Pocas cosas podrían tener en común estos dos elementos por
separado; sin embargo, en la imaginación del arquitecto han quedado
cobijadas bajo un concepto orgánico para volverse plenamente habitables,
funcionales, estéticamente agradables y sólidas en términos
estructurales. Ubicadas en Celaya, Guanajuato (El paraguas) y Acapulco,
Guerrero (El Hongo) respectivamente, estas obras nos invitan a conocer los
alcances del ferrocemento y liberar la imaginación con el fundamento
principal de saber observar cómo se comporta la naturaleza.
El
paraguas
La primera de ellas (El paraguas), con menor escala se ubica dentro de los
jardines de una planta delaboratorios farmacéuticos, en la cual se
buscó un espacio al aire libre en donde pudieran realizarse eventos
y comidas para los grupos de médicos que visitan las instalaciones.
Si bien esto de manera superficial o inmediata podría resultar en
un comedor ordinario, en este caso se buscó integrar una pequeña
cocineta y un bar, porque adicionalmente debía de considerarse la
posibilidad de ampliar el número de comensales por medio de una velaría
o tenso estructura y sobre todo integrar este diseño al área
verde, un espejo de agua y los frondosos árboles que generan un ambiente
excepcional. Cabe señalar que una de las premisas básicas
para iniciar el trabajo era no alterar la estética de la arquitectura
existente: dos edificios, uno color naranja que es el comedor de empleados
y el otro, una troje antigua donde se ubican las oficinas.
Alrededor
del árbol
La propuesta definitiva –comenta Javier Senosiain– es un diseño
con columnas delgadas que reciben una estructura laminar muy ligera buscando
la doble curvatura con puntos altos y bajos sobre los elementos de soporte.
El piso de esta intervención fue generado por la triangulación
de contra trabes que ligan las columnas con la cimentación, quedando
la parte baja del piso libre, mientras que los triángulos presentes
se diseñaron por medio de grecas con piedra bola y pedacería
de loseta cerámica.
Siendo un árbol el principal elemento de la zona seleccionada, este
laurel de la India de 20 metros de diámetro sirvió como referencia
para ubicar la cubierta del comedor ya que “había la preocupación
de que abajo del árbol no se daba la vegetación; entonces
se pensó pavimentar esa zona y para poder aprovecharla se propuso
ubicar la cubierta del comedor alrededor de él dejando la zona de
servicios alineada a un muro existente y la zona del comedor de visitantes
con vista hacia el estanque de agua y los jardines”, comentó
Senosiain.
El arquitecto agrega que fue un reto hacer que el diseño sucediera
alrededor del árbol. Por ello, la subestructura se solucionó
con un conjunto de zapatas aisladas y una losa de cimentación que
flota como un disco para que las raíces sigan su curso y se pueda
regar por debajo y sobre él ya que cuenta con diversas perforaciones
para permear el líquido. Una vez solucionado esto, fue iniciada la
construcción de este armazón bautizado como “paraguas”,
porque independientemente de que cumple con los mismos objetivos funcionales
es visualmente semejante a la corola de una sombrilla, pues cuenta con una
superficie ondulante creada por nervaduras que se abren al centro para dar
paso al tronco del árbol.
El resultado final es un espacio sinuoso de ferrocemento de colores iridiscentes
sostenido por una docena de columnas esbeltas que nos recuerdan las del
periodo gótico y que en ciertos momentos del día debido a
la iluminación que reciben del sol logran mimetizarse con la vegetación.
La cubierta entonces, cumple a plenitud con tres propósitos fundamentales:
proteger del sol, de la lluvia y de los cientos de aves que anidan en el
árbol central. Sin duda, construir este proyecto requirió
de una mano de obra especializada y un estricto control de calidad en todas
las partidas de construcción, desde el trazo inicial hasta la colocación
de los acabados, pasando por el armado y el proceso de colado. “El
paraguas fue posible gracias a las características del ferrocemento
que es un material confiable y generoso que brinda la oportunidad de poder
desarrollar y materializar ideas casi inimaginables, en tiempos y costos
razonables, además nos garantiza cuando es bien trabajado, estética
y estabilidad en las construcciones”, aseguró su creador.
El
hongo
Por otro lado y alcanzando una escala mayor, El hongo se ubica en la zona
diamante de Acapulco. Forma parte de un club de futbol que cuenta con tres
canchas principales de “futbol 8”. En el centro del terreno
surge esta construcción singular configurada por un óvalo
que delimita el programa arquitectónico y los servicios principales
de los usuarios: vestidores, baños, oficinas administrativas, cafetería
con cocineta, bodega de jardinería, fertilizantes y el vestidor para
árbitros, todo ello bajo tierra y protegido por un talud de pasto
que actúa como aislante de las altas temperaturas de la región.
La posición estratégica de esta pieza está regida por
la ubicación de la cancha profesional, la cual, busca la orientación
norte-sur y por otro lado dos factores importantes: el horario ya que la
mayor parte del tiempo las instalaciones se utilizan al atardecer o en la
noche y, los dos accesos al terreno por igual número de calles que
lo delimitan.
Si bien es cierto que el emplazamiento es en gran parte plano y no cuenta
con árboles o construcciones bajas en sus cercanías, posee
un nivel freático muy superficial. Esto se ha aprovechado para generar
espacios mimetizados con el talud y llegar a ellos por un discreto andador
o subir a través de la escalera que emerge del fondo de la tierra
para conectar con una plataforma una estructura monolítica recubierta
con cerámica. “Esto es semejante a una erupción que
al aflorar en el espacio, dibuja un hongo que a la luz del sol funde la
línea del contorno por su misma presencia”, comparte Senosiain
a CyT.
El haber
sido construido en ferrocemento permite a este monolito orgánico
anclarse en la tierra, de la que surge la escalera interior; elemento vertical
que comunica los vestidores con la plataforma y la cafetería que
parece flotar como un platillo volador, percibiendo desde ahí una
visión panorámica que permite observar los partidos de fútbol.
Para lograrlo hubo que realizar un armado de varilla de acero 3/8”
en ambas sentidos y doble malla hexagonal (malla de gallinero) repellado
con mortero, cemento y arena. Por las condiciones climáticas parte
de la estructura fue cubierta con poliuretano espreado para minimizar la
dilatación del concreto y evitar fracturas. El resultado es una estructura
muy estable ya que los diversos análisis estructurales previos garantizaban
este comportamiento y la perfecta adaptación del concreto F´c=
200kg/cm2 y un volumen empleado de sólo 30 m3.
Al interior la vista es extraordinaria; la continuidad del espacio resuelto de forma sólo interrumpida por las aberturas por las cuales circula el viento hace que este lugar sea uno de los preferidos de los usuarios. De esta manera, lo que parece una sencillez excesiva en esta obra es una elegancia obtenida por parte del trabajo de Senosiain Arquitectos. Sin duda alguna, este par de obras ejemplifican el oficio y búsqueda constante de un arquitecto comprometido con su tiempo que ha encontrado en el ferrocemento una fuente de experimentación para materializar la originalidad de sus ideas espaciales, de sus hábitats orgánicos como él los denomina. Las lecciones que dejan estos dos proyectos pueden resumirse fácilmente: llevar al límite cada material, cada tecnología y cada proceso constructivo. No tenemos duda alguna: bajo este método se descubren cualidades pocas veces exploradas con resultados excepcionales. c
Gregorio B. Mendoza
Fotos: Cortesía Senosiain
Arquitectos (Jaime Jacott).
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