Paradigma de sustentabilidad
El paisaje en la delegación Azcapotzalco quedó modificado hace algunos meses con la construcción de 33 torres de seis niveles cada una que conforman el conjunto habitacional Aldana 11, primer desarrollo sustentable de interés social en América Latina.
El
Instituto Nacional de la Vivienda del Distrito Federal (INVI) y Casas GEO,
una de las empresas más importantes en el ramo de la construcción
inmobiliaria, firmaron un convenio que permitió desarrollar el proyecto
denominado Aldana 11, que consta de un total de 546 viviendas ubicadas en
un predio de casi dos hectáreas en Azcapotzalco. Cabe decir que está
obra es finalista de los Premios Obras CEMEX 2010, en el rubro de “Vivienda
de interés social”.
El ingeniero Luis Ignacio Vázquez Álvarez –director
de proyecto de Casas GEO– platicó en exclusiva con Construcción
y Tecnología sobre este innovador desarrollo, el cual había
sido ideado para albergar originalmente mil viviendas; sin embargo, sólo
se construyó la mitad con el fin de dotar de más áreas
verdes y espacios abiertos que permitieran la convivencia social y el confort
de sus habitantes.
Sustentabilidad
total
Vázquez Álvarez explica que este proyecto es único
en su tipo ya que muestra un ahorro sustancial en el consumo de agua, energía
eléctrica y gas, lo cual redunda directamente en la disminución
de emisiones de C02 a la atmósfera. En el caso del agua –dice
el directivo– “hay que señalar que capturamos el 60 por
ciento del líquido proveniente de la lluvia, el cual se almacena
en los tanques de cada edificio (con una capacidad de 10 mil litros) para
ser utilizado, tanto en el servicio del WC, como para el riego de los jardines.
Si hay un excedente, el agua llega a un rebosadero y de allí pasa
a unos pozos de absorción. Lo mismo sucede con el agua que cae sobre
avenidas, estacionamientos y banquetas ya que se tuvo la precaución
de construir dichas superficies con adopastos y materiales permeables”.
De igual manera, el fluido que emerge de lavabos y regaderas se traslada
a una planta de tratamiento que luego es reutilizada para dar servicio a
los baños y las áreas de riego. Los habitantes de Aldana 11,
dice el ingeniero Vázquez Álvarez, satisfacen hasta en un
75% de sus necesidades hidráulicas diarias a través de los
sistemas descritos.
En el caso del gas ocurre algo semejante gracias a la instalación
de calentadores solares individuales (con una capacidad de 150 litros) que
ofrecen un magnífico servicio a una familia conformada por cuatro
personas. Si existe una racha de días nublados, entonces hay un calentador
de paso que sirve de relevo. Este sistema de ahorro energético se
complementa no sólo con la instalación de focos ahorradores,
sino con un sistema basado en paneles solares que se cargan durante el día
y prestan el servicio de alumbrado público por la noche. La tecnología
utilizada en este desarrollo, señala el especialista en ingeniería,
ayudará al medio ambiente, pero también impactará directamente
en el bolsillo de los residentes del fraccionamiento, toda vez que el dinero
destinado para el mantenimiento será ocupado sólo en la seguridad
interna, la recolección de la basura, la limpieza y la jardinería.
Suelo difícil: solución novedosa
Quien conozca Aldana 11, difícilmente podría imaginar la dificultad
técnica que representó el suelo donde quedaron asentadas las
33 torres habitacionales. El ingeniero Vázquez Álvarez explica
que se toparon con una superficie de alta compresibilidad, lo que es normal
si se considera que el predio está muy cerca de la zona del lago
de Texcoco.
La profundidad
del suelo, o roca sólida, estaba a 45 metros, lo que hacía
económicamente inviable utilizar un pilote de punta. “Teníamos
otra opción, consistente en colocar un cajón de 100 metros
en compensado, supliendo la carga total del edificio y sustituyéndola
por el peso de los limos arcillosos que tenemos allí. Esa podía
ser una solución más económica que los pilotes de punta;
pero aún así era poco deseable ya que la corrida financiera
no daba para ello ya que el proyecto está subsidiado.
Hace cuatro años construimos el desarrollo San Juan de Aragón,
en la delegación Gustavo A. Madero. Fue el primer proyecto habitacional
en el que se utilizó el método constructivo que se conoce
como ‘columnas de módulo controlado o inclusiones’, un
sistema de mejoramiento del suelo que han utilizado ingenieros y geotecnistas
pero que nunca se había utilizado en un proyecto de vivienda”,
comenta el experto. Gracias a ello tuvimos un ahorro sustancial en la cimentación
de casi un 58% con respecto al cálculo original. Vázquez Álvarez
abunda que las columnas de módulo controlado, a 22 metros de profundidad,
están formadas con concreto simple estándar, no llevan armado
y son columnas de 30 centímetros de diámetro con una densidad
de más o menos una columna por metro cuadrado.
“Hay
que decir que las columnas no se conectan a la cimentación, y que
hay un espacio de más o menos un metro y medio entre lo que es la
losa de cimentación y la cabeza de la inclusión. Tuvo que
ser así pues si se conectaba a la cimentación se hubiera convertido
en un pilote de fricción, y no queríamos eso ya que se trata
de una zona de alta compresibilidad y el asentamiento diferencial que pudiera
ocurrir en toda la charola del edificio hubiera podido provocar fisuras
o cuarteaduras; es decir, fallas de servicio que ante el cliente se ven
mal.
“Reitero que la solución fue el mejoramiento integral de la
superficie, compensando todo el suelo con 40 centímetros de contratrabes
armadas en concreto. De allí se desplanta el proyecto en marcos simples
de concreto, con la fachada posterior; la del frente también cuenta
con este material; los muros divisorios y las fachadas laterales son de
un block multiperforado que fabricamos nosotros mismos (cada pieza pesa
17 kilos), lo que nos facilitó la modulación de los departamentos.
Este método es más económico que si hubiéramos
elegido colar muros armados y usar concreto bombeado. Las losas son de vigueta
pretensada y bovedilla de poliestireno de alta densidad. La última
losa está compuesta con losa aplanada de concreto y losa de vigueta
y bovedilla. Así es, en términos generales, la estructura
del edificio”, asevera.
La
arquitectura entra a escena
Este proyecto estaba pensado, en principio, para construir grandes torres
de 15 niveles, pero de acuerdo a los estudios del INVI era mucha estructura
para la inversión económica que se podía realizar.
Es así que pactaron hacer las torres de seis niveles, con espacios
verdes y el 60 por ciento de cajones de estacionamiento. El arquitecto Rafael
Mexicano Zamora, gerente de diseño de Casas GEO, explicó a
CyT que la empresa busca siempre el confort de la gente al mismo tiempo
que la aplicación de la tecnología necesaria para impedir
que haya desperdicio de materiales. “Quisimos hacer de Aldana 11 un
fraccionamiento que tuviera un diseño simple, pero visualmente atractivo;
de allí que buscáramos colocar un detalle en la escalera que
se distingue por la colocación de láminas multiperforadas,
pintadas de diferentes colores, lo cual sirve, además, para identificar
cada uno de los andadores interiores”.
El concreto es un invitado constante en Aldana 11. Está presente
en las cimentaciones, en la fachada del frente y en la parte posterior,
así como en dos muretes intermedios de concreto que debieron colocarse
por el tipo de suelo que existe en esa zona, dice el arquitecto Mexicano
Zamora. No hay que pasar por alto, apunta el especialista, “que la
fachada de las torres se realizó con una forma regular para el mejor
aprovechamiento de los materiales; pero, para que no se viera tan cuadrada
o rectangular, aprovechamos la circulación de los entrepisos, más
el volumen de escalera que remata con el tanque que está en la parte
superior del edificio. Con ello le dimos una mejor vista”.
Los departamentos cuentan con balcones construidos en la fachada posterior,
que cumplen la misión de darle vida al interior del conjunto. Es
un detalle arquitectónico que evita que los edificios se vean como
un frontón y, además, facilita una gran entrada de luz.
Acerca
del proveedor
Vázquez Álvarez establece que CEMEX siempre ha sido el proveedor
del concreto que necesita GEO. En el caso de Aldana 11 se requirió
de un concreto simple, de 250 kilogramos por cm2, aunque hay que decir que
para la parte de la cimentación se eligió uno de 300. “Para
las últimas tres o cuatro losas utilizamos uno de resistencia rápida
por motivos de tiempos de entrega. Prácticamente estábamos
colando una losa a la semana; es decir, 4.5 viviendas al día, una
velocidad tremenda que nos permitió culminar la obra en un tiempo
récord de ocho meses. También usamos concreto de resistencia
rápida y con impermeabilizante para una cisterna grande, de 800 mil
litros, que le da servicio a todo el conjunto. El mismo concreto fue usado
para la planta de tratamiento y el tanque que está a una altura de
36 metros, una estructura muy simple y que consta de cuatro columnas con
contraventeos.
El concreto también fue fundamental para la construcción de otro tanque, que está en la parte más alta de la obra y que tiene 350 m3 de capacidad. En este caso, dice el experto, “se usó concreto de 300 por la complejidad del suelo ya que estamos en una zona altamente sísmica; por ello, se requirió de un colado prácticamente continuo durante dos meses ya que no queríamos tener juntas frías de ningún tipo”. c
Juan Fernando González G.
Fotos: Sófocles Hernández
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